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Capítulo 63: Mi bonito recuerdo

La noche había estado yendo bien, pero Ibis se sentía incomoda por tener cerca a Andrey, así que después de la cena, ella salió por la puerta que da al patio, rió para si misma mientras recordaba aquella obra teatral que hizo junto a la familia rusa y su amiga Erika.

-¿Recordando algo agradable? -preguntó Sergei habiendo salido a fumar.

-Hola, de hecho sí. Un pequeño juego que tuve con Makari.

-Ah sí, la princesa Ibis siendo protegida. -dijo provocando la sorpresa de la chica. -El joven Makari me enseñó el vídeo.

-Ah... jajaja. Sí, eso es...

-Siendo raptada por Andrey no le disgustaba.

-... Eso fue antes.

-A mí no me lo parece, con todo respeto. ¿Por qué aceptó a Gerald? ¿Va a seguir el dicho «Un clavo saca a otro clavo»?

-No, en verdad quiero intentarlo con él. Ya sé que se ve mal, pero no quiero lastimarlo.

-¿Y qué hay del joven Andrey? -Ibis desviaba la mirada. -Si le soy sincero, yo no creo que él haya sido capaz de hacerle eso. Yo creo que fue un malentendido, además, él se ha visto afectado en muchos sentidos, emocional y académicamente. Sus notas bajaron y le costó subirlas de nuevo.

-Yo también quería que las cosas hubieran sido algún malentendido, pero ya pasó. Y él no fue el único que se las veía negras, nuestra ruptura también me afectó.

-Yo sólo digo que quizás hubo algo que no vio, pero de cualquier forma, si su decisión con respecto a intentarlo con el joven Gerald, es lo que quiere, les deseo mucha suerte y felicidad.

-Gracias.

-Sólo una cosa más, miré. -dijo sacando una hoja doblada y entregándola a ella, quien la abrió sorprendiéndose al verla. -Conseguí esa copia por un contacto que obtuve en su universidad. El joven obtuvo una beca por ese trabajo.

-... -Ibis no sabía que decir al ver el trabajo de Andrey.

-Yo no sé si él la haya visto desnuda, pero cubrió con mucho interés, por así decirlo, sus atributos con esas flores de loto, el búho y el lobo. Y a juzgar por los tatuajes que logramos ver el día de la fiesta de ayer, se ve que él pone atención a cada detalle que posee. Usted sigue siendo su musa. -rió bajo para luego soltar un poco de humo del cigarro.

-Ibis. -Andrey se asomó por la puerta encontrando al par que hablaba, la joven se asustó y guardó la hoja en el bolsillo de su pantalón. -Hola Sergei. Ibis, me gustaría hablar contigo, por favor.

-Los dejaré solos. -mencionó el mayor divertido, a lo que se fue.

-... -el chico se acercó más al frente y se puso al lado de ella. -Te ves muy linda.

-... Gracias... pero no es esto de lo que quieres hablar...

-No, claro que no. ¿En verdad estás dispuesta a estar con Gerald?

-Sí, hace tiempo me lo pidió, pero no estaba segura, me dio tiempo para pensarlo y hoy le di esa respuesta.

-... Ya veo... Ibis, obtuve una beca en la universidad. -ella tragó en seco. -Me iré del país.

-¿Qué? -Ibis se sorprendió al recibir esa noticia.

-Es una beca de intercambio, estudiaré y terminaré mis estudios en Rusia.

-... Felicidades... ¿Los demás ya lo saben?

-No, eres la primera.

-Ya veo.

-No aguanto esto, Ibis.

La joven no comprendió a lo que el contrario se refería, hasta que se vio asombrada en cuanto él se volteó frente a ella y la llevó a un lado de la puerta, ocultándose de la vista de todos y tapados por una planta alta. Andrey la arrinconó de espaldas a la pared y allí la besó con el desespero que hace mucho tiempo ha sufrido. No es como que a la joven le haya desagradado esa acción, pues ella también lo sentía, por un instante se dejaba llevar, pero lo detuvo sin alejarse de él.

-¿Qué haces? -cuestionó la chica agitada.

-Lo que desde hace tiempo deseo. Ibis, es claro que ambos aún sentimos lo mismo el uno por el otro. No lo puedes negar, y así como no te he olvidado, tú tampoco me has olvidado...

Ibis sorprendió al joven en cuanto ella lo jaló para besarlo de nuevo, ambos cerraron los ojos y siguieron el ritmo con ímpetu y ansias, ella le rodeó el cuello y él la tomaba de la cintura rodeándola con una brazo y el otro se mantenía apoyado de la pared.

-Lo sabía. -dijo Andrey sonriente y con algo de dificultad por estar recuperando el aliento. -No me has olvidado.

-Por supuesto que no, idiota. ¿Sabes lo que significa esto?

-Sí, podemos intentarlo de nuevo y...

-Te estoy diciendo adiós.

-... ¿Qué? -el chico mantenía su sonrisa a pesar de estar confundido. -Eh... Ibis...

-Hoy le di mi respuesta a Gerald, voy a intentarlo con él. Andrey, quiero terminar las cosas contigo en buenos términos.

-Pero... Ibis, tú... No, me lo has demostrado ahora, aún sientes algo por mí.

-Claro que lo siento, Andrey, fuiste el primero para mí en muchos sentidos. El primero en besarme, el primero en enamorarme, el primero en hacerme sentir bien conmigo misma, mi primer novio, mi primer amor. Sinceramente no quiero olvidarte porque eso significaría volver a ser la Ibis sin confianza en si misma. Andrey... -ella le acariciaba la mejilla y le sonreía con amabilidad. -Siempre te voy a recordar cómo mi muy bonito recuerdo.

-Yo no quiero ser sólo tu recuerdo, lo sabes.

-Así las cosas deben ser. A Gerald... lo quiero.

-Pero no lo amas como a mí...

-Ya acepté sus sentimientos, romperlo ahora no sería justo.

-Ibis, por favor...

-No lo hagamos más difícil, terminemos bien. ¿Sí? -ambos juntaron sus frentes y se observaban con dulzura. El chico negaba con su cabeza ligeramente con ojos de súplica. -Te quiero, Andrey.

Sus labios se juntaron con ojos cerrados, sus bocas manifestaban movimientos suaves y lentos, Ibis lo rodeaba del cuello y Andrey la tomaba de la cintura con ambas manos mientras pegaba su cuerpo al suyo, internamente al chico le dolía, pues su amor se despedía de él y no quería parar, sabia que en cuanto se separaran, eso marcaría el fin de una relación que le había dejado huellas. Ibis sabía que Andrey no se separaría, que no quería dejarla ir, por eso ella fue quien detuvo el momento.

-Por favor, Ibis...

-Te deseo lo mejor, Andrey. Te quiero.

Ibis terminó apartándose y regresando al lado de Gerald, Andrey se quedó en el mismo lugar, recostado de brazos contra la pared mientras apretaba los puños y juntaba su frente, sufriendo por haber terminado por completo su relación con quién para él, era su vida.

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