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Capítulo 62: Nueva relación

Ibis ya se encontraba levantada y acomodaba los platos lavados después de haber desayunado. Aún tenía puesto su piyama, pantalones y camisa holgados; se lavó los dientes y ahora estaba viendo la tele esperando la hora de que Gerald apareciera, y así fue, pues el timbre sonó y ella abrió la puerta encontrándose al euroasiático allí.

–Muy puntual. –mencionó haciéndose a un lado e invitándole a pasar a la sala. –Gracias por venir.

–No hay problema. –él se sentó y recostó sobre sus piernas e Ibis también hizo lo mismo. –¿De qué querías hablar?

–Ehm… verás, me diste tiempo para pensar tu propuesta. Y bueno, tengo una respuesta.

–… Ah… –el joven comenzó a frotar sus manos con nerviosismo que podía notarse. –¿Y cuál es?

–Gerald, eres alguien muy especial, atento y lindo, además me has animado mucho.

–… Comprendo bien. –Gerald se sentía algo decepcionado, intuía que ella lo rechazaría. –No hay… –sin embargo fue interrumpido.

–Aceptó.

–… ¿Aceptas?

–Sí, quiero intentarlo contigo. –ella sonreía con gentileza y el contrario estaba sorprendido, pero enseguida cambió su expresión por una de alegría y se levantó a hacer lo mismo con Ibis y besarla.

–Gracias, gracias. Te prometo que haré todo para hacerte feliz. Te quiero.

Ibis correspondía el abrazo y los besos que Gerald le daba, ambos se quedaron un rato más estando sentados en el sofá largo mientras el mayor no dejaba de abrazarla.

–Ya debo irme, pero no quiero. –mencionó el ruso riendo divertido. –Te vendré a recoger a las 8 para ir a la cena.

–Claro, pero… quisiera pedirte un favor.

–¿Cuál?

–Aún no digamos nada de nuestra relación a tu familia… No quisiera llegar así, lo digo más por tu abuela Ivanna.

–… Entiendo a qué te refieres. Claro, no hay problema.

–… Bien… ¿No tienes que irte? Jajaja.

Ambos rieron y se levantaron, Ibis acompañó al mayor a la puerta y este se recostó del marco viendo con una enorme sonrisa a su ahora novia.

–Este es el mejor regalo de navidad que he tenido.

–Jajaja, me alegra que te haya gustado~

–Te quiero Ibis.

–Y… yo te quiero Gerald. –lo dos se acercaron a juntar sus labios una vez más , siendo lentos. –Te veo en la noche.

Gerald se retiró sin intención alguna de querer ocultar su gran dicha por conseguir lo que anhelaba desde hace tiempo. Ibis se recostó de nuevo en el sofá y abrazaba uno de los cojines tapando su boca a la vez que un leve tono rojo se le marcaba, aunque aún pensaba si estuvo bien la decisión de haber aceptado los sentimientos de Gerald siendo que todavía sentía algo por su hermano.

Más la noche llegó al igual que la hora en que la pareja de Ibis debía recogerla, Gerald se presentó vestido más casual, e Ibis con su peculiar estilo.

–¿Vas a ir así? –preguntó Gerald alzando una ceja mientras sonreía.

–¿Hay algo malo?

–No, sólo que siempre me sorprende tu estilo. Todo te queda bien realmente.

–Muchas gracias.

–Entonces, amor. –mencionó ofreciendo su mano. –Vamos. –Ibis aceptó sonriente y así caminaron hasta el auto.

Cuando al fin llegaron a casa, ellos entraron encontrando a la familia reunida en la sala, Andrey la vio y le sonrió mostrando su alegría, sin embargo, aunque Ibis también sonreía, no le daba ese mismo sentimiento al ver a Julia sentada junto a él. En cambio, en cuanto Makari vio a Ibis, él corrió a abrazarla como siempre y ella lo cargaba en brazos correspondiendo. Por supuesto a la señora Ivanna no le hizo gracia verla y reprochó eso aún estando reunidos en familia y amigos, porque incluso Sergei y Víktor estaban presentes.

–Saca a esa golfa de la casa.

–¡Madre! ¡Basta! –replicó Vladimir furioso. –Ibis es parte de esta familia, yo esperaba que viniera.

–Si tú te divertías con ella ese era cosa aparte, pero insinuar que sea parte de nosotros es un chiste. Mira que dejar a tu hijo hacer lo mismo.

–¡Ya basta! Hasta ahora sólo he amado a Alisa, Ibis para mí es una amiga y una confidente, nada más. Deja tus prejuicios a un lado y más estando Makari presente.

–Abuela, deja de referirte a Ibis de esa manera, ella es una excelente persona. –replicó Andrey siendo apoyados por Louis y Marcos.

–Tan excelente persona que tuviste que engañarla ¿no?

–… Abuela… –por supuesto que hubo silencio muy marcado, especialmente por aquellos que no se sabían eso, entre ellos, Louis.

–Es mejor que me vaya. –mencionó Ibis apenada y bajando al menor. –Lamento haber causado estos problemas.

–No. –Gerald la detuvo de la mano y volteó a ver los demás. –Abuela, Ibis es parte de esta familia, porque ahora nosotros dos empezamos una relación.

El silencio que de por sí ya era incómodo se volvió más atizado por esa palabras que rápidamente se vio destruido por los insultos de la señora, Vladimir terminó por llevarse a su madre tomada con fuerza del brazo hasta su oficina y allí los ánimos se palpaban con casi nula posibilidad de no oírse. La puerta fue abierta con violencia por la madre del ruso y luego ella se fue a su habitación, era claro que no compartiría la mesa con Ibis.

–Lamento esto. –dijo Vladimir al salir. –Ibis, Gerald, por favor vengan conmigo. –petición que fue acatada por el par que lo siguieron de nuevo a la oficina. –¿Qué significa esto? ¿Ibis, puedes decírmelo?

–… –ella se sentía apenada por ello, no tenía valor de verlo a la cara. Después de todo parecía que estaba reemplazando a un hermano por otro.

–Simplemente queremos intentarlo. –contestó el hijo. –Sé que Ibis aún no ha olvidado por completo a mi hermano, pero estoy seguro que con el tiempo, podremos enamorarnos.

–Ibis ¿Estás segura de esto? Ustedes dos podrían lastimarse aún sin querer.

–Sé que se ve mal. –respondió la chica. –Pero lastimar a Gerald es algo que no quiero. En verdad quiero que esto funcione, y no trato de reemplazar a Andrey por Gerald si es lo que piensas.

–… –el mayor suspiró y los veía con compasión. –Escuchen, sé que son adultos, pero quiero que estén seguros de los pasos que quieran dar. Si esto va enserio, por supuesto que los apoyaré. Sólo… sean conscientes. –ambos asintiendo y así, Vladimir los abrazó dándoles sus buenos deseos. –Bien, vamos a rescatar la navidad de esta familia. –dijo haciendo reír a los jóvenes y retirándose.

–… No fue buena idea haber venido Gerald.

–Claro que sí, y ya sé que querías mantenerlo en secreto por el momento, pero al final salió bien ¿no?

–Jajaja… Sí. –suspiró nerviosa. –Vamos.

Ambos salieron de la oficina y se dirigieron a reunirse con los demás, el ambiente podía sentirse algo tenso, en especial por el semblante decaído que lograba observarse en el mediano de los hijos de Vladimir, sin embargo, poco a poco se fue subiendo el ánimo y el ambiente cambió a uno más alegre. Todos pasaron a la mesa y convivían mejor, los suegros de Vladimir habían logrado hacer conexión con Ibis muy bien, y hablaban con mucha naturalidad, más cuando ella respondía a sus conversaciones en ruso para que les fuera más sencillo la charla.

Andrey, por su parte, se mantenía callado, no sonreía y apenas hacia caso cuando Julia le hablaba, a veces la ignoraba por completo, cosa que a ella le irritaba mucho, más no lo mostraba. El chico volteaba su vista a ver a quien antes era su novia, y ahora podría volverse su cuñada.

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