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Capítulo 55: Desconfianza

Martes en la mañana y Andrey se encontraba sentado en su silla leyendo un libro antes de que su clase empezara, tenía los audífonos puestos y tarareaba lo que escuchaba.

–Andrey. ¿Muy contento? –dijo un compañero suyo y amigo que hizo.

–Ernesto, hola. Sí, muy feliz. –respondió retirando sus auriculares y con su amigo tomando una silla y sentándose frente a él.

–Wow, ¿Y esa marca? Uy~ ¿Cuándo vas a revelar tu relación con July?

–¿Qué? No tengo ninguna relación con July.

–Ay vamos, ustedes dos siempre están juntos excepto cuando tenemos clases. –dijo riendo a carcajadas.

–Pero no tenemos nada.

–¿Qué? ¿En serio? –el chico se sorprendió.

–En verdad, sólo es mi amiga, además, yo tengo novia y estamos comprometidos. –su amigo abrió los ojos con más sorpresa.

Las clases comenzaron y Andrey se concentraba en las lecciones. Mientras tanto, en la casa con Erika y Vicky, Ibis bajó las escaleras sonrojada cuando sus amigas le vieron la marca de Andrey.

–¡Kya! –gritó Vicky dando brinquitos. –Debiste dejarlo dormir contigo~

–Cállate… –dijo cubriendo su rostro.

–Jajaja, está bien, voy a maquillarlo. –añadió Erika.

–N-No… déjalo así. –las mayores abrieron la boca casi formando una perfecta O, y aprovecharon para vacilarla. –¡Ya! ¡Vamos a trabajar!

–¿Y podrás hacerlo con eso a la vista de todos? ¿En especial de la abuela de Andrey y su padre?

–… Una marca es suficiente… –musitó jugando con los dedos, pues en verdad creía que Andrey sería capaz de cumplir su promesa y salir de las clases a déjale más marcas si tapaba la que tenía. –Me encantaría estar presente cuando esa Julia vea la marcar que dejé en él. –dijo en sus adentros mientras sonreía burlona.

La hora del almuerzo en la universidad llegó, y Julia llegaba muy feliz para enterarse de la pelea de la que estaba muy segura que Andrey tuvo con Ibis, sin embargo, la inmensa felicidad que el euroasiático mostraba le dejó incrédula.

–¿Andrey? ¿Por qué estás tan feliz…? –ella vio la marca en el cuello del chico, y al parecer le molestó, pues Andrey se extrañó al verla.

–¿July? ¿Qué pasa?

–Ah, no, nada. –regresó su falsa sonrisa, ambos fueron a la cafetería a almorzar y hablar. –¿Hablaste con Ibis sobre ese asunto?

–Eh, bueno, no hubo necesidad. Estamos muy bien ahora. –el joven soltó un suspiro lento mientras inclinaba su cabeza estirando el cuello en el lado donde tenía la marca de Ibis.

–Oh, me alegro por ustedes. –aunque no lo mostraba, estaba hirviendo por dentro. –Pero Andrey, no debes dejar estas cosas sueltas, deben hablarlo.

–No creo que…

–Sí, sí deben. Recuerda que la comunicación es la base de cualquier relación.

–Tienes razón, pero para empezar, hice algo mal, me olvidé de nuestra cita del domingo.

–Esa no es razón para que se vaya con cualquiera. Eso es ser egoísta e inmadura.

–Ella no es así, y no haría eso.

–Si estás tan seguro habla con ella, vamos, al menos para que se te quite la duda.

–… Tal vez… ¿Será necesario que lo haga?

En la oficina, Ibis estaba incómoda por cierta mirada pícara y burlaba que tenía encima y no dejaba de seguirla.

–Ibis~ No seas así~ Cuéntame~ –Louis le picaba el brazo con su dedo índice y la rodeaba mientras caminaba junto con Daniel.

–… Estamos trabajando… –dijo riendo nerviosa.

–Louis. –mencionó Daniel. –Es más que obvio lo que pasa, déjala.

–De ninguna manera, no voy a parar hasta que me cuente.

Ibis estaba sonrojada, aún así terminó contando todo a su amigo quien no dejaba de fangirlear con cada palabra que la menor decía. Cuando la hora de salida estaba llegando, Andrey mandó un mensaje a Ibis para saber si podía recogerla y caminar con ella, quien estaba feliz por eso y aceptó de inmediato.

–¿No estabas ocupado? –preguntó la joven caminado por un parque tomada de la mano con Andrey.

–No, tenía este tiempo para verte, es justo que lo use contigo. –ambos se sentaron en una banca e Ibis estaba recostada sobre el hombro de su novio, quien estaba feliz. –Oye, Ibis… –dijo tragando en seco. –Necesito preguntarte algo.

–¿Qué cosa? –ella tenía los ojos cerrados.

–Ayer… ¿fuiste a un lugar con alguien…?

–¿Eh? –Ibis abrió los ojos y miró confusa al euroasiático. –¿De qué hablas? ¿Cómo que si fui a un lado con alguien?

–Es que, bueno, me refiero a que si no quieres contarme algo… –dijo desviando un momento la mirada.

–… ¿A qué te refieres? –preguntó con el chico soltando un suspiro pesado.

–Voy a ser sincero y directo. Ayer recibí un par de fotos donde estabas… bueno, con Sergei en una cafetería…

–Se más específico. Sí, ayer estaba con él teniendo una charla amistosa. ¿De qué fotos me hablas? ¿Quién te las mandó?

–Ibis, bueno…

–Muéstramelas, ahora. –el joven le enseñó a qué fotos se refería, ella estaba sorprendida. –¿Qué insinúas que estaba haciendo?

–No insinuó nada, es sólo que…

–¿Es sólo que qué? ¿Es sólo que pensabas que te estaba engañado? Dime Andrey, ¿es eso?

–No… Ibis, por favor. Yo no quería decir eso.

–¿Y qué querías decir? Para empezar, ¿quién te mandó esto? ¿Acaso fue Julia? –el joven no contestó eso, lo que hizo a Ibis fruncir el ceño. –Fue ella.

–Ibis, no, verás, ella…

–Te he dicho que no confío en ella y esto me demuestra el porqué lo sentía. ¿Por qué reacciono así? Es obvio que no te ha olvidado y quiere quitarme de tu lado.

–No es verdad, ella es mi amiga, nada más, me ha aconsejado para que nos llevemos bien.

–¿Consejos para llevarnos bien? ¿Qué no lo hacíamos? Debo calmarme. Desde que llegó pareciera que pasas más tiempo con ella que conmigo. ¿Por qué digo esto de esta manera? ¿Por qué no te das cuenta de lo falsa que es?

–Ibis, cálmate, comprendo que estés celosa, pero entre ella y yo no hay nada.

–¡No son celos! –Ibis se levantó rápido sin dejar de verlo. –¡Tú no quieres darte cuenta de que esa tipa no es lo que muestra ser!

–Por dios Ibis, admítelo, esta bien tener celos. –él se levantó también. –Pero en verdad, no hay nada entre ella y yo.

–¿Qué parte de que no confío en ella no entiendes?

–Sólo quiere ayudarnos, está preocupada por mí.

–¡No necesitamos su ayuda! ¡No quiero que hables con ella de nuevo! –Ibis abrió los ojos con sorpresa al darse cuenta que dijo eso.

–… Ibis… Está insegura. Escucha, yo no te voy a engañar.

–¿Y crees que yo sí? Sólo tuve una conversación con Sergei, es todo… –la chica se detuvo en cuanto pensó algo. –Andrey, cuando fuiste a la casa, y todas esas llamadas que me hiciste… ¿Era por qué en realidad venías a hablarme de esto? –Andrey se sorprendió por eso y fruncía el entrecejo de preocupación. –Ya creías que te engañaba…

–¡No! En verdad no…

–Pero sí tenías una duda…

–No, Ibis…

–Me voy a casa. –diciendo eso se volteaba, pero Andrey la toma del brazo. –Suéltame, hablaremos de esto mañana, ahora quiero ir a casa.

–No podemos dejar esto así, por favor, arreglemos esto ahora.

–He dicho que luego, ahora no quiero hablar. –quitó el agarre de su brazo y se fue.

Andrey la siguió sin decir nada en todo el camino, se fue con ella para acompañarla. Luego de eso, sólo se despidieron con apenas palabras, ella entró y se dirigió a su habitación a abrazar su almohada y hundir su cara en esta. Andrey regresaba a su hogar y una cuadra antes de llegar, un taxi paró a su lado.

–Andrey, hola. –mencionó Julia bajando la ventanilla. –Justo venía a buscarte.

–July… –«No quiero que vuelvas a hablar con ella» eran las palabras que se reproducen en su interior. Él suspiro frustrado a la vez que pasó su mano por su cara. –Maldición.

–¿Qué ocurrió? Aunque ya sé que pasó~ Los seguí. Vamos a hablar, sube.

–No, es tarde y no creo que deba andar contigo ahora.

–¿Pero qué dices? –abrió la puerta y empujó al chico dentro. –Vamos, e igual sirve para que te relajes un poco. –dijo llevándoselo a un antro, allí, Andrey contó lo que pasó con Ibis. –Ya veo… Lo siento, tal vez me precipité al convenserte de eso.

–No, está bien, sólo querías ayudarme.

–¿Vas a dejar de hablarme porque tu novia te lo exigió?

–… No… Ella lo dijo porque está algo insegura, sólo eso. Ya verás que arreglaremos las cosas y volveremos a estar bien.

–¿Y si no? ¿Y si se empeña en que no hablemos más por sus celos? Andrey, no me gustaría que ella trate de manejar tu vida y tus amistades.

–No es así… Yo le cause está inseguridad a Ibis, ella no es así. Creo que por ahora no le diré que vine contigo aquí…

–Sí, también creo que es lo mejor. Bueno, divirtámonos un poco ya que estamos aquí.

–No, no creo que deba, ya tengo que volver a casa.

–Ay vamos. –ella le tomó de las manos y le jalaba para sacarlo a bailar. –Distráete un rato.

–Jajaja, de acuerdo.

Durante la noche ellos bebieron un poco, Andrey no mucho, pues no quería llegar a casa ebrio otra vez, sin embargo, no notaba cuando Julia tomaba fotos a escondidas mientras sonreía con malicia.

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