Capítulo 49: Amiga de la infancia
Lunes de nuevo, pero para Ibis era el inicio de su tortura, llegó el día en que usaría traje a partir de ese momento para tener que trabajar, unas cuantas bromas de su familia no podían faltar antes de salir de casa junto a su hermano, quien había conseguido empleo de cocinero e iría después de dejar a la joven en la entrada de la empresa.
–Vaya, te ves bien. –menciona una voz que para Ibis es molesta, pues se trataba de Viktor.
–Sí… gracias… –dice ignorándolo para subir al ascensor, sin embargo, el joven entró con ella. –… ¿No se supone que deberías acompañar a la señora Ivanna?
–Para eso está mi hermano mayor. Sergei es quien pasa todo el tiempo con ella. Y así, me da tiempo a mí para estar más cerca de ti~ –añade acercándose a la chica, quien lo detiene.
–Quieto. No invadas mi espacio personal y menos si es para tratar de hacer lo del otro día.
–Oh vamos, Andrey no tiene porqué enterarse y además, estará ocupado con su inscripción a la universidad y con sus clases, sin mencionar, que él podría divertirse mientras está en el instituto, si sabes a lo que me refiero.
–Disculpa, pero no me interesa lo que tú creas. Confío en él y punto. Hasta luego. –dice al abrirse el ascensor.
–¿Y él confía mucho en ti?
–… Me estás provocando partirte la cara. –sin más ella se fue con Daniel.
–Vaya, estás de mal humor, debe ser el fin del mundo. –menciona Daniel burlón.
–No soporto al idiota de Viktor. Es un pesado. –Ibis contó todo lo ocurrido a su director.
–Ya veo… pero no le hagas caso.
–Sí, sí, lo que sea, vamos a trabajar. Hay que ir a ver la sesión de rodaje para la campaña del perfume.
–Bien. –dice levantándose de su asiento.
–La señora Ivanna va a estar presente…
–¡Esa vieja! ¡Ya me tiene harto! –regresa a sentarse cruzando los brazos.
–Tranquilo. –dice ofreciendo un dulce que el mayor acepta y se lo come.
–¿Y tú por qué no estás molesta? Siempre te ataca.
–Uhm… Gerald lo hacia de esa manera también… Supongo que estoy acostumbrada.
–Claro, si quieres hoy no vengas.
–¿Y dejar que empieces a maldecir a la señora enfrente de todos? No. –suelta una risa haciendo al contrario reír también.
En la sesión fotográfica la señora ya estaba dando, más que opiniones, reclamos sobre lo que faltaba al trabajo, nadie podía decir que no eran buenas ideas, pero la forma en que lo hacia era simplemente grosero, a Daniel se le ponía notar la vena de la frente por el enojo que sentía, en cualquier momento explotaría y comenzaría a maldecir a la vieja, e Ibis lo sabía.
–Bien. –dice Ibis chocando sus palmas dos veces. –Pongamos las cosas en práctica, creo que es bueno su idea, pero es una de las cosas que no se pueden cambiar debido al mensaje que se quiere dar.
–¿Crees qué no lo sé? –replica la señora con indignación.
–No podemos simplemente cambiar todo de un día a otro, revisaremos los puntos y nos pondremos de acuerdo para llegar a un punto medio, pero la animación del clima se quedará.
–Puedo echarte de aquí por tu insubordinación. –dice la señora con soberbia.
–No, no puede. –replica sin dejar de ver su libreta de pendientes. –Para empezar, no le estoy desobedeciendo ninguna orden, estamos debatiendo algo en donde hay todo un equipo de trabajo que ha colaborado entre sí. Cambiar todo sólo porque se le da por capricho es una gran falta de respeto, señora. –termina cerrando la agenda y con todos viendo la escena con asombro. –Si no hay más que tratar, continuaremos con nuestro trabajo.
–La vieja está que echa fuego por los ojos. –dice Daniel caminando junto a la menor. –Creo que nadie le había hablado así.
–Lo que sea. ¿Estás feliz?
–Claro. Por cierto ¿y tu prometido? No lo he visto, normalmente se queda mucho tiempo dando opiniones. La idea de la animación del clima fue suya.
–Va a entrar a la universidad, fue a sacar la ficha y ver las fechas para los exámenes de admisión.
–Oh, interesante. ¿No lo extrañas? Jajaja.
–Aún no. Mentira, se siente raro que no esté aquí siendo tan meloso.
–¿Está molesta? –se pregunta al ver a la joven haciendo una mueca.
En la universidad, Andrey se encontraba saliendo de las instalaciones con una libreta en la mano en dónde anotó las fechas para los exámenes, ya había sacado la ficha y estaba por tomar un taxi cuando vio como un auto se paró frente a él. Al abrir la puerta, una chica de cabello pelirrojo salió.
–¡Andrey! –dice felizmente la chica quien lo abrazó.
–¡July! –él corresponde el gesto con alegría. –¿Pero que haces aquí? ¿No se supone que estabas en Rusia?
–Bueno, pronto comenzarán las clases de nuevo, y las fechas de las lecciones coinciden con el inicio aquí.
–¿Qué? Espera, estás diciendo que… ¿vas a entrar a esta universidad? Pero ¿por qué? ¿Qué ocurre con tu carrera?
–Ya llevó un año en el programa, pude pedir un intercambio.
–Wow, estoy impresionado.
–Sí, bueno. Por lo que veo, supongo que al fin te decidiste a estudiar diseño.
–Sí. Tenía dudas en hacerlo, pero al final lo hice. ¿Y que ahora a dónde vas?
–Voy a reportarme a la dirección sobre mi llegada, me gusta presentarme.
–Ya veo. Cuando termines podemos hablar y ponernos al día de lo que hemos hecho, si no estás ocupada, claro.
–¡Por supuesto! ¡Me encantaría! No tardaré. ¿Me acompañas dentro?
–Claro.
2:00 p.m. Ibis se encontraba sentada en una mesa en la cafetería del edificio, comía una rebanada de flan napolitano con un refresco a la vez que miraba su teléfono.
–No me ha mandado mensaje… Siempre me manda uno antes de salir al almuerzo… –dice mientras come un pedazo.
–Ibis~ Cariño~ –Vicky apareció con Erika sentándose en la mesa.
–Oye, sólo yo puedo decirle así. –dice Erika dramatizando.
–También se lo dice Andrey.
–Es su novio, él no cuenta. –las tres rieron. –Y bueno ¿dónde está el ruso? Ya sacó su ficha. –preguntó a Ibis.
–¿Cómo sabes?
–Gerald me dijo, le mandó un mensaje.
–Ah… pues, no lo sé, supongo que pidió el resto del día. No me avisó…
–¿Pasa algo?
–No. Nada. –responde sonriendo.
–Por cierto. –habla la rubia. –¿Has pensado en la propuesta? Sería genial que las tres viviéramos juntas.
Erika y Vicky rentaron un casa donde ambas pagan a partes iguales, han estado viviendo juntas por 3 años. Ibis las ha visitado algunas veces y se ha quedado a dormir en algunas ocasiones.
–Admito que sería genial, pero aún no estoy segura.
–Vamos, tendremos oportunidad de salir de fiesta.
–Jajaja, no me gustan mucho las fiestas.
–Será más fácil que veas a Andrey~
–Me tientas, me tientas~ –responde divertida. –Pero dejando eso de lado, queda más cerca del trabajo, así que es una buena opción. Además, podré venir en auto con Erika.
–Siempre pensando en el trabajo… Aburrida~
–Daniel es muy exigente con el horario.
–Porque también es aburrido.
–Vamos Ibis. –habla Erika. –Será genial si vivimos juntas.
–Vale, vale, lo pensaré, en serio.
Las tres quedaron riendo un rato antes de volver a sus labores, mientras tanto, Andrey estaba en una cafetería hablando entre risas con su amiga, Julia Branw, su madre es mexicana y su padre estadounidense, se mudaron a Rusia cuando ella tenía 15, desde los 6 años, Andrey y ella han sido amigos muy cercanos.
–Oh, ella es tu novia ¿eh? –el mayor le enseñaba las fotos que tenía en su celular.
–¡Sí! ¿Apoco no es hermosa? –atina a decir con orgullo.
–Es muy linda. Me alegro que te veas feliz.
–Gracias. Y ella no es novia, es mi prometida.
–Wow, no tan rápido, apenas comenzaste una relación ¿no?
–Así es, pero ella definitivamente será mi esposa. Siempre he sido muy seguro de lo que quiero, y ella es lo que más deseo.
–Deseo ¿eh? Bien, quiero conocerla.
–Por supuesto, sé que serán muy buenas amigas.
Por dentro, Julia sonreía con malicia. «Claro que lo seremos, siempre y cuando no se meta en mi camino, mi Andrey~»
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