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Capítulo 43: Perdí

–¡Ibis! –dice con emoción Erika abrazándola fuertemente.

–Jajaja, Erika, me duele la herida aún.

–Lo siento –menciona riendo. –Que bueno que sales hoy. ¿A qué hora llegan tu padre y tu hermano?

–En un par de horas, antes de eso, necesito que me hagas un favor.

Habían pasado 5 días desde el incidente, en ese tiempo la menor recibió muchas visitas tanto de amigos como compañeras del trabajo, la joven fue dada de alta antes que Andrey, a él lo dejarían un par de días más. Una vez llegó la hora, Felipe y Brandon llegaron para recoger a Ibis, quien ya estaba lista para salir, no sin antes pasar a ver al chico.

–¿Puedo pasar? –pregunta asomándose por la puerta mientras sonreía.

–¡Ibis! – menciona Andrey muy feliz, a la joven le causaba gracia su reacción, para ella era como si él fuera un perrito. –¿Ya te vas?

–Sí, –menciona entrando con un ramo de 7 de rosas rojas, que fue el favor que le pidió a su amiga. –pero te vendré a visitar y a recoger cuando salgas. Toma. –menciona entregando el ramo. –Son un número impar, no te preocupes. Jajaja.

–Yo no creo en esa supersticiones, pero gracias. –responde el chico tomando el obsequio y oliéndolas.

Según las costumbres rusas, regalos como las flores deben darse en un número impar, ya que a los difuntos son a quienes se les dan el par. La chica llenó un florero de agua y colocó las rosas, luego se acercó a su novio y lo besó tiernamente.

–Voy a dejar de amarte hasta que la última rosa se marchite. –menciona sonriente la joven, a Andrey le dio risa internamente cuando la escuchó decir esas palabras con una seguridad tan plantada, pensando que ella lo dijo por ser romántica.

–¡Te amo! –el euroasiático tomó a su novia de la cintura y la jaló con cuidado a la cama con él, poniéndola al lado, pero estando un poco encima de ella, comenzando a besarla una vez la tuvo entre sus brazos.

–Ejem… –menciona Brandon recostado en la puerta. –Ya debemos irnos, Ibis. –dice con una mirada intimidante hacia el chico.

–Iré en un momento, hermano… –responde apenada, a lo que él se fue. –Siento eso… –volteó a ver a Andrey. –Sólo es un poco sobreprotector… pero es una buena persona.

–No lo dudo. –responde sin dejar de sonreír, ahí mismo volvió a besarla, siendo lento mientras que ella rodea su cuello.

–Ya debo irme… –dice con dificultad pues Andrey no la dejaba recobrar el aliento.

–Uhm, no quiero. –menciona separándose un poco con el ceño fruncido a la vez que forma un puchero.

–Jajaja, vendré, te lo prometo.

–Bien. –inmediatamente el joven sonrió y dejó a la chica irse mientras veía con ilusión las rosas en su mesa.

Así el día de que Andrey saliera del hospital llegó, él despertaba boca arriba visualizando el techo, se reincorporó y estiró sus brazos, en un momento posó su vista a la mesa donde yacían sus rosas, estaban marchitas todas, a excepción de una, quien sorprendido la tomó.

–¿Qué? Esto… –el joven bufó burlón, y comenzó a sonreír enormemente. –Vas a dejar de amarme hasta que la última rosa se marchite ¿eh? Ibis… eres realmente encantadora. –dice besando esa rosa que era de plástico.

La hora llegó, e Ibis apareció con Vladimir en al hospital, ambos entraron a la habitación y el joven ya estaba preparado para irse. Inmediatamente vio a la joven, su sonrisa se disparó y fue a abrazarla con su padre riendo.

–Así que poner una rosa de plástico entre flores de verdad. Eres toda una romántica, mi amor~ –menciona burlón haciendo sonrojar a Ibis quien rie nerviosa. En ese momento Ekaterina entró.

–Hola… ¿En verdad creen que lo de ustedes puede funcionar? Ambos son de diferentes mundos. Ibis no se compara conmigo, tengo posición y estatura, ella es inferior en muchos sentidos.

–Ekaterina… –menciona Andrey, iba a hablar, pero antes de poder hacerlo, Ibis tomó del brazo al joven y lo alzó con ambas manos a la altura de su boca, dándole una mordida, sorprendiendo y confundiendo a todos. – ¿Q-Qué haces?...

–¿Ves esto? –menciona después de soltarle señalando a la marca. –Andrey es mío, serás mejor que yo en todos los sentidos que tú quieras, pero él me eligió a mí aún con todos mis defectos. No voy a dártelo, ¡me lo voy a quedar yo!

–… ¿Acaso eres un perro?... –preguntó la euroasiática.

–… ¡Guau! –ladró Ibis mientras cruzaba los brazos, haciendo a Ekaterina reír y con Andrey viéndola con ternura.

–Bien, con eso me basta. –dice confundiendo a la pareja. –He perdido, aunque me cueste decirlo. Nunca había visto que Andrey viera a alguien de esa manera como te ve a ti. Así que mientras estés consciente y segura de tus sentimientos hacia él, no me meteré entre ustedes. Pero una cosa si te digo, descuídalo y me aprovecharé~ –menciona burlona. –Ibis… ¿Podríamos ser amigas?

–Ekaterina… –la joven estaba asombrada. –¡Claro! –menciona sonriendo.

La joven rusa se despidió y salió del hospital, dirigiéndose a un auto donde su padre le esperaba.

–¿Cómo te fue?

–Se ven realmente felices… –las lágrimas le comenzaban a salir. –Comprendo porque Andrey se enamoró de ella, es muy simpática y alguien muy alegre. Me aceptó como su amiga.

–Ya veo.

–Entiendo bien lo que tú y el señor Vladimir hicieron, quien diría que Ibis sería la primera amiga que hago. Bien, vamos, tenemos que preparar nuestras cosas para volver a Rusia. –Ekaterina limpió sus lágrimas y puso una enorme sonrisa mientras veía a la pareja salir felices del hospital.

Vladimir condujo hasta la casa y veía por el retrovisor a la pareja en los asientos de atrás como reían estando juntos. Una vez llegaron y pasaron la puerta, Andrey fue recibido por una gran pancarta con amigos y sus hermanos felicitándolo por salir del hospital, la familia de Ibis también estaba allí, al igual que Ekaterina y su padre, llevaron a cabo una pequeña fiesta. El ambiente fue muy divertido y tranquilo, con Andrey sin apartarse de su novia a pesar de la mirada que Brandon lanzaba sobre ellos. En un momento, Vladimir pidió a Ibis hablar a solas, y fueron a la oficina de la casa.

–Ibis, sólo quiero decirte que me agrada que hayas cambiado. Aunque al parecer no te has dado cuenta.

–¿Qué?

–Eso creí… –Vladimir explicó todo lo que él quería lograr cuando anuncio la boda entre Andrey y Ekaterina, dejando impresionada a la menor.

–Vaya… Eso si fue una sorpresa…

–¿Ahora comprendes todo? ¿Desde mi repentina actitud hasta las de Louis y los demás? Me agradas Ibis, y por supuesto me encantará tenerte como nuera.

–Gra-Gracias… –esas palabras le hicieron sonreír mientras se sonrojaba por imaginarse casándose con el mediano.

–¿Padre? –el mencionado tocó la puerta a lo que Vladimir dejó que pasara. –Ibis, necesito hablar contigo. Claro que después de que termines con mi padre.

–No, está bien, ya terminamos. Toda tuya. –menciona saliendo del estudio y dejando ambos dentro.

–¿Qué sucede? –pregunta Ibis cuando el chico se acercó a ella con una gran sonrisa.

–Vamos a casarnos.

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