Capítulo 4: Oportunidad
5 días han pasado desde aquel incidente, Vladimir trajo a la joven a casa en su auto para compensar un poco la "molestia que causó", ella pedió su número antes de bajar del auto para mantener el contacto y en cierta forma asegurarse de que aún seguía vivo. Unos cuantos mensajes y llamadas diarios preguntándole como seguía y si necesitaba algo, lo oía "bien", pero no bajaba la guardia.
–¡Ah! –lanzó un suspiro agotador y frustrado, trataba de llenar su curriculum para salir a buscar un trabajo. –¡No quiero trabajar! Pero tengo qué... La comida y mi Internet no se pagan solos.
Se escucha un golpe en la puerta, alguien está llamando, sus hermanas y su padre están trabajando y hace poco su madre acababa de salir a hacer las compras, así que solo había dos opciones, un vendedor o algún molesto grupo religioso. Ibis rogaba por que fuera un vendedor, después de todo escuchar las "maravillosas ventajas" que tienen los productos que venden son más gratos de escuchar que los sermones aburridos y molestos con los que hablaban esos "hijos de Dios".
Ibis se dirige a la puerta y la abre con la cara seria, la cual cambia rápidamente de sorpresa al ver que la persona que llamaba a su puerta era Vladimir.
–¡Vladimir! Amigo, que sorpresa. –rápidamente abre por completo la puerta. –¿Qué te trae por estos rumbos? –dice con una enorme sonrisa.
–Sólo vine a visitarte y darte un regalo. Has estado muy al pendiente de un desconocido, así que quiero mostrar mi agradecimiento de alguna forma. –extiende sus manos con un regalo.
–Oh, y sigues con eso... ya te dije que no necesitas agradecer nada. Y no puedo aceptar el regalo. Fue sólo casualidad que estuviera por ahí.
–Por favor, acéptalo. –se limitó a decir eso a la vez que se inclinaba esperando que lo aceptara.
–Ah... oh, de acuerdo. –toma el regalo y lanza un pequeño suspiro. –Gracias.
–Espero te guste. –asienta con una sonrisa.
–Ay pero que desconsiderada, pasa por favor, ¿quieres un vaso con agua o un refresquito? –se hace a un lado y extiende la mano en señal para que pudiera entrar.
–¿Segura? No quisiera incomodar.
–¡¡Nah!! No hay problema, pasa sin problemas.
–Entonces con permiso. Un vaso de agua está bien.
Pone el regalo en la mesilla de la sala y se dirije a la cocina por un vaso con agua fría.
–Toma asiento. –le entregó el vaso con agua. –¿Está bien si abro el regalo ahora?
–Claro, no hay problema. –toma un poco de agua a la vez que observaba la reacción de la joven. –Espero te guste.
–A ver... –con cuidado abre el regalo –¡¡Ah!! ¿Cómo chingados no?
El regalo consistía en dos cosas: 1. Un suéter color negro con el estampado de la calavera de punisher, y 2. Un peluche de un gato negro muy lindo.
–Note que tenías puesto un suéter parecido que se te rompió cuando me ayudaste. Y el peluche lo improvise.
–Ah... mi suéter... jaja, esta genial, este si tiene gorrito y bolsas. Y el peluche me gusta mucho.
Vladimir sólo escogió el peluche porque Ibis le parecía una niña, y le pareció más cuando vio lo emocionaba que le puso ese pequeño peluche.
–Eh, ¿estás buscando trabajo? –preguntó al notar el curriculum en la mesilla.
–Ah... si, ya sabes las cosas no son gratis.
–Si te interesa, creo que podría darte un trabajo –dice mientras lee el curriculum. –Creo que podría ayudar. Estoy a cargo de una empresa con relación al mundo del espectáculo, damos asesoría sobre imagen, organizamos eventos, incluso apoyamos talentos artísticos.
-–Oh... interesante, pero no es necesario, no quiero que te veas forzado por... –Vladimir la interrumpe.
–Quiero ayudarte, ya que tú me ayudaste.
–Bueno, entiendo, pero...
–Mira –escribe algo en una hoja –Ve a esta dirección y pregunta en recepción por mí. Dejaré dicho que vendrás a verme para que te dejen pasar. Echa un vistazo.
–Eh... bueno, no pierdo nada con ir.
–Отлично (Perfecto), te veré mañana. –se levanta y se dirige a la puerta –Entonces paso a retirarme. Y... en verdad gracias de nuevo.
–Y la perra seguía y seguía. Caray contigo... –lanza un suspiro y una sonrisa –Te veo mañana.
Vladimir se sube a su auto mientras Ibis mueve la mano despidiéndole, una vez que se marchó, ella se dispuso a buscar en su armario su traje para asistir a la "entrevista", nunca usa ropa formal y odia especialmente los trajes, prefiere la ropa casual y cómoda, pero tampoco va a ir fachosa si quiere conseguir un empleo.
–Bueno, creo que por fin le daré uso a esta ropa. Pero una empresa del espectáculo... no se bien como podría encajar ahí...
Piensa en ello mientras acomoda su lindo peluche de gato en su cama y guarda su nuevo suéter de punisher con gorrito y bolsas. Ya mañana se preocuparía por el trabajo.
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