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Capítulo 14: La Fiesta

El día finalmente llegó, la fiesta comenzaría a las 8 de la noche, Ibis estaba en casa, ya tenía lista la ropa que usaría, pero cuando entró a su habitación notó una caja de regalo sobre su cama y su padre apareció atrás de ella.

–¿Y eso? ¿Hoy no se celebra nada o sí?

–Ábrelo. Es sólo un regalo para ti.

Ibis abrió el presente de su padre, era un lindo conjunto que consistía de una falsa azul marino, el color favorito de Ibis, una blusa de mangas largas acampanado color azul aqua y unas botas negras que llegaban a mitad de las piernas.

–Eh... es lindo, pero ¿por qué?

–Bueno, ese chico del que me contaste va a estar ahí ¿no?

A parte de Louis y Marcos, Ibis confía en su padre, así que le contó sobre Andrey.

–¿Y eso que tiene qué ver? –Ibis se había sonrojado.

–Nunca había visto que te brillaran los ojos cuando hablas de alguien. Y por lo que me has contado de ese muchacho, parece buena persona. Así que tienes que estar deslumbrante, y lo estarías más si mostraras tus ojos.

–... –Ibis bajó la mirada. –Yo...

–Al final es tu decisión, si estás cómoda así, no diré más. –dice con un suspiro y poniendo una sonrisa.

–Gracias...

–Y con el muchacho ese, si te gusta te apoyo, pero eso no significa que no sienta celos de que mi chaneque tenga novio. Así que si te hace llorar, –el padre de Ibis puso una sonrisa maléfica –se las verá conmigo.

–Jajaja, gracias papá. –recibe un beso en la frente por parte de su padre. –Pero... aún tengo dudas...

**En la casa de los rusos**

Andrey se estaba alistando, quería estar deslumbrante para cuando viera a Ibis, pues estaba dispuesto a pedirle que saliera con él. Makari estaba con él en la habitación.

–¿Qué dices de este? ¿Crees que le guste?

–Esta mejor el rojo. –el menor le ayudaba a escoger la vestimenta.

–¿Este? ¿Seguro?

–A Ibis le gusta el rojo, aunque su color favorito es el azul marino.

–¿Qué más le gusta?

–Engañar. –Gerald se paró en la puerta sólo para decir eso.

–... –Andrey simplemente no lo volteó a ver y siguió hablando con su hermanito. –¿Debería usar esta chaqueta?

El mayor hizo una mueca y se retiró a cambiarse.

–Oye Makari... ¿Recuerdas el convivio de hace unas semanas?

–Sip

–¿Qué fue lo que le pidieron a Ibis que les enseñara?

–¿Nos estabas espiando?

–¿Qué? No... sólo pasaba por ahí... si... eso fue...

–Aja... Bueno, lo que le pedimos que nos mostrara fue... –el menor hizo una pequeña pausa para darle suspenso al asunto.

–Lo que le pidieron que les mostrara fue...

–Un secreto. –Makari solamente sonrió.

–¿Un secreto?

–Sí, ella nos pidió que lo mantuviéramos en secreto. Aunque creo que no debería serlo, son muy bonitos.

¿Son muy bonitos?

Makari salió de la habitación para dejar a Pushinka, pues ya era hora de que se alistara, él también iría a la fiesta y sus amigos igual con sus respectivos padres.

Mientras tanto Gerald estaba hablando con Ana.

**Gerald y Ana en chat**

G: ¿Conseguiste la llave?

A: Si, tengo todo listo.

A: Lo demás depende ti.

G: Bien, yo me encargo. Hasta pronto.

A: Hasta pronto, cariño :)

**Fin de la conversación**


**En la fiesta**

Vladimir y sus hijos llegaron a la fiesta, la decoración le gustaba al mayor, sintió nostalgia, realmente sentía una parte de su tierra natal ahí. Pasó una media hora, ya todo el mundo se encontraba reunido. La fiesta se estaba llevando a cabo en el penúltimo piso.

Makari y sus amigos se divertían con algunas decoraciones como las muñecas Matrioshka, la comida y las bebidas estaban deliciosas y todos los presentes disfrutaban el ambiente, incluso Gerald se encontraba sorprendido de todo y Andrey estaba maravillado. Ahora solamente faltaba alguien, Ibis, aun no llegaba y el segundo de los hermanos la esperaba ansiosamente.

No tardo mucho para que la persona esperada apareciera, al cruzar la puerta, todas las miradas fueron puestas en ella, la mayoría no la reconocía, pero los rusos sí.

¿Por qué todos me miran? ¿Acaso me veo rara? –pensaba Ibis, y luego Andrey se le acercó. –¿Tan rara me veo?

–... –Andrey quedó en silencio por unos segundos y no dejaba de verla –Estas... muy hermosa...

–Gra-gra-gracias... –esto último la sonrojó

Ana estaba furiosa todas las miradas que estaban centrada en ella y su vestimenta reveladora fueron puestas en Ibis, incluso Gerald había sido cautivado por la menor, pero recuperó la compostura. «Esto es ridículo, no puedo tener sentimientos hacia ella, no... debo olvidarme de eso»

Gerald decidió que debía continuar con la jugarreta, pero lo que no sabía, era de lo mucho que se arrepentiría.

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