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Capítulo 12: Broma

Faltaban algunos días para la fiesta de aniversario de la empresa, todo estaba casi listo, y en la oficina estaba habiendo una pequeña demostración de la comida que se serviría.

Vladimir y los hermanos mayores estaban presentes, pero con la mirada ausente pensando en algo.

–¿Qué ocurre? –pregunta Ibis.

–Pues... Makari dijo que invitaría a los niños que lo molestaban en la escuela... –respondió Vladimir.

–Me preocupa. ¿Y si lo están amenazando? –agregó Andrey

–Hay que colgarlos. –añadió Gerald

Entonces esos niños lo van a lamentar. –pensaba Ibis –¿Qué le dijiste a Makari, Vladimir?

–Le dije que podría traerlos hoy. Quiero conocerlos y analizarlos.

–Creo que es una buena idea.

–¡Папа! (¡Papá!) –el menor había llegado –Mira, son ellos.

–Oh, así que son ellos. – dijeron al unisonara los tres rusos cada uno con un aura oscura encima paralizando a los tres niños.

–¡Sí! –el menor simplemente estaba que radiaba felicidad. –Miren chicos, ella es Ibis.

Al voltear a verla, los tres niños se pusieron tan derechos como soldados y saludaron incluso como ellos.

–¡Buenas tardes señorita Ibis! –todos los presentes incluyendo Ibis quedaron estupefactos por la escena.

–¿Les contaste sobre eso? –preguntó la joven acercándose a Makari y susurrando.

–Sí, ellos dicen que les encantan tus ojos, quieren verlos de nuevo. –el menor respondió también hablando muy bajo.

–Ya veo... ¿Acaso son masoquistas o algo?

–¿Sucede algo? –pregunta Vladimir curioso. Makari e Ibis niegan con la cabeza.

Los niños se dirigen hacia los rusos mayores y al mismo tiempo, los tres niños se disculpan por sus acciones.

–Señor, entendimos que lo que hicimos estuvo mal. –dijo Kevin con una voz firme a pesar de su edad. –Nos hemos disculpado con Makari y nos ha perdonado. Pero queremos disculparnos con ustedes también.

–Sí, además él nos pidió ser sus amigos. –ese era José.

–Así que no se preocupen, nosotros vamos a cuidar de él. –ahora era Oscar.

Al parecer los tres niños empezaron a defender a Makari cuando alguien más lo molestaba. «Si me entero de que ese niño está siendo molestado de nuevo, volveré por ustedes y les daré un pequeño paseo al infierno» Eran las palabras que los motivaban a que Makari estuviera bien. Con el paso de los días el menor se hizo amigo de ellos y les contó sobre quien era la extraña persona.

–Bueno, me alegro de que todos nos llevemos bien. –atina a decir Ibis con sonrisa amable.

–¡Sí! –contestan al unisonara los niños.

Todos pasaron a la degustación, y a pesar de que el ambiente era muy divertido, Gerald se encontraba molesto, su padre, sus hermanos y casi todos, podían estar cerca de Ibis sonrientes, y ella siempre les sonreía de vuelta.

Ana llega con dos vasos de Kvas, la cual es una bebida típica de Rusia, una bebida alcohólica fermentada refrescante muy suave, elaborada a base de centeno, harina de trigo, cebada, pan negro y, en algunos casos, manzana. Su sabor está a medio camino entre el refresco cola y la cerveza, era llamada "La Coca-Cola Comunista" durante la época de la Unión Soviética, pero esta era una versión sin alcohol.

–Tienes la mirada muy puesta en la enana. –dice Ana ofreciendo la bebida.

–Me molesta que ella este revoloteando con quien sea.

–Si no fuera porque sé que la desprecias, diría que tienes celos.

–¿Celos? No digas estupideces. ¿Cómo podría sentir algo por ella?

–¿A dónde vas?

–Ven conmigo, no querrás perderte esto. –dice poniendo una sonrisa maliciosa.

Ambos se dirigen hacia Ibis, quien se encontraba separada del grupo sirviéndose una rebanada de pastel.

El pastel de Ana sabe... –de pronto sintió que un líquido caía en su cabeza.

–¡Oh, Ibis! Lo siento mucho, eres tan baja que no te vi. –Gerald ocultaba lo mejor que podía su risa.

–¡Gerald! –Andrey exclamó al percatarse de lo que había pasado, haciendo que todos voltearan su mirada hacia la escena.

–Fue un accidente, no la vi, es tan pequeña que no me percaté de su presencia. –una excusa barata y burlona.

–¡Gerald! ¿Qué crees que haces? –esta vez era Vladimir.

–Padre no fue mi intención, fue un accidente.

–¡Ibis! ¿Estás bien? –Loius y Marcos se acercaron a la joven. –¿Crees que te vamos a creer? –Marcos estaba muy enfadado, casi quería golpear a Gerald.

–Ibis, vamos a... –Louis se detiene al notar que la joven se encontraba furiosa. –¿Ibis?

Con un respiro profundo, Ibis puso una enorme sonrisa, lamió el líquido que le escurría por la cara y procedió a hablar.

–Sonia, tú hiciste la bebida ¿verdad? –todos estaban confusos, ella actuaba con normalidad y una aparente alegría. –Lo siento, es muy buena, pero se desperdició un poco.

Los presentes no entendían que ocurría, e Ibis seguía hablando muy calmada, a pesar de que por unos instantes sus ojos reflejaban cierta ira.

–Es una lástima que algo tan delicioso se pierda, –la chica cortó un pedazo de pastel más grande y lo vertió en un plato –es diferente a un pastel que no tiene consistencia ni sabor, está seco y no tiene chiste alguno.

Que Ibis hablara sobre el pastel de Ana no era al azar, este sabia realmente mal, pero la razón por la que Ibis lo mencionaba de esa manera fue debido a que ella visibilizó la gran sonrisa que Ana dibujaba por lo sucedido.

–Jaja, vamos Ibis, lo siento, no fue... –el joven cerró los ojos por un momento, mala elección.

Gerald fue callado por un pastelazo en la cara, Ibis lo golpeó tan fuerte que hizo que él cayera de espalda y ocasionando que se atragantara un poco.

–¿Estás loca acaso? –Gerald subió la voz

–Ya estoy cansada de ti. Te he soportado mucho, así que por favor... –Ibis sonrió de una manera que a todos sorprendió. –compórtate a partir de ahora. –mostró una sonrisa maléfica.

Gerald quedó sin habla, incluso se cuestionaba quien daba más miedo, si su padre... o ella. Los niños, incluyendo a Makari, estaban asombrados y veían a Ibis como alguien inspirador.

–Bien, estamos a mano. –la pequeña regreso a su "estado natural" –Si me disculpan, iré a cambiarme. –por suerte Ibis siempre traía consigo un cambio de ropa dentro de su mochila.

–¿Estás bien? –Vladimir se acerca a su hijo, y él seguía sentado en el piso.

–... Lo siento... No fue mi... intención...

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