El tiempo pasa como un parpadeo, los días vienen y se van como un respiro, dejando vivir a los elegidos por Aulë para que sigan su historia de vida otro día más.

Las Montañas Azules poco a poco son abrazadas por el brillo esplendoroso del sol, que aunque es verano, el viento es helado en las alturas de Ered Luin haciendo que los enanos fuertes y duros como la misma piedra de la cual han nacido, se tengan que arropar con telas pesadas y llenas de pelos de animales. Dís, se encuentra moldeando una piedra escribiendo unas runas en ella, mientras ve a su esposo enseñarles a sus hijos el arte del hacha y el rompecabezas. Dwalin practica con la espada alejado de la población de naugrims, solo él y la paz que trae las ventiscas del Este. Balin se encuentra sentado escribiendo en un libro mientras observa unas pinturas hechas en Erebor, detrás de él se encuentra su hija Garielle, la cual limpia algunos adornos de oro de su padre mientras de vez en cuando observa a su padre muy concentrado escribiendo. Gimli, está sentado en una colina mientras ve los paisajes de las Montañas mientras fuma una pipa.

Pero lejos de la población enana de Ered Luin, donde muchos de los enanos depositan los restos de sus seres queridos, se encuentra Thorin, el hijo del desaparecido rey Thráin. El cual contempla, como siempre, la tumba de su esposa; es el año 2900t.e, y aún siente el dolor como si fuera la primera vez, pero ya no llora, ya no se lamenta, ahora lo asimila, ahora trata todos los días de que el dolor que siente no le pase de ahí, de un solo dolor, de un solo triste momento que lo marcó para siempre. Y aunque lo haya marcado, no podemos estar seguros de que haya sido para bien, ya que el carácter de Thorin sigue siendo quisquilloso y grosero cuando se enoja, pero su gente, la gente cercana a él, nunca lo han dejado solo, y nunca lo dejarán.

El viento cálidamente rosa su cabello encanecido por el tiempo y le arrebata un suspiro de nostalgia. Sus ojos azules claros, aún dicen sobre el dolor que aún alberga su alma pero que la vida lo ha hecho ser fuerte y hostil, poniendo un enorme muro entre él (sus sentimientos) y los seres queridos, y aunque Dís lo entiende acepta el muro con la esperanza en que algún día caerá.

—Fili cumple 41 años... —dice Thorin mientras observa el rostro de su mujer muy bien tallado en metales y piedras preciosas —Me encantaría que lo vieras... es como yo cuando tenía esa edad... presumido como me decías... —continúa mientras acaricia el rostro frío de la imagen sonriéndole tristemente — en cambio, Kili es como verte a ti... el carácter de Kili es igual a ti... ¡creo que se hubieran llevado muy bien! —dice entre risas, Thorin suspira acabando la sonrisa en su cara —. Pero hay algo más que quiero decirte... sé que pueda ser algo perdido... pero desearía encontrar a mi padre, y es que aún no se nada de él, un año completo estuve detrás de rumores sobre él, pero los rumores de que estaba al Norte eran solo rumores... por otro lado me encantaría también, recuperar Erebor... Siempre quisiste que volviéramos a nuestro reino, que posiblemente el dragón ya no exista... pero... quisiera saber qué me podrías decir sobre esto, sobre mi deseo...

Continúa mientras Dís y Dwalin lo miran de lejos:

—Cuando dejará la tumba en paz... —dice Dís cruzándose de brazos mientras observa a su hermano. Dwalin la mira sin comprender.

—Él la amó...

—Lo sé... pero esto no es sano... lleva mucho tiempo en luto... —Dwalin asiente comprendiendo el punto de la princesa.

—Thorin se le ha metido el buscar a Thráin... y recuperar Erebor...—suelta, Dís lo mira sorprendida luego baja la mirada.

—Crees que mi padre esté con vida? —Dwalin se encoge de hombros sin decirle nada mientras observa a Thorin alejarse del féretro.

—Thorin cree que sí...

—He visto cómo maneja a mi segundo hijo...

—Como si fuera de él... —le dice Dwalin sin mirarla, ella asiente —. Thorin ama a tus dos sobrinos, pero gracias al nacimiento de Kili, Thorin ahora tiene ganas de recuperar a su padre y tal vez a su reino...

Dís observa fijamente a Dwalin mientras él le explicaba el porqué de su respuesta, llevándose la sorpresa de que posiblemente su padre, sí este vivo.

Han pasado 39 años y Thorin con sus ya 194 años se encuentra en su habitación preparando lo indispensable para la misión que pronto hará realidad. Escarbando entre sus cosas junto algunas cosas que aún tiene de Eurielle encuentra dentro de un baúl el arco que él le regaló a su esposa hace mucho tiempo ya. Un arco de bronce bañado en plata extrañamente ligero y con cuerda fabricada con Mithril, runas hechas por piedras preciosas de color rojo. El príncipe sonríe al ver las runas puestas en ese viejo arco que aún tiene fuerza para tirar con precisión una flecha incluso la más poderosas de las flechas fabricadas por los enanos de Erebor. Nostalgia le entra en su memoria al recordar ese precioso momento, pero rápidamente sacudió su cabeza y continuó preparando su morral llenándolo de armas, variedad de pequeñas espadas y dagas, también cantimploras llenas de agua incluso de vino, y por último comida, como pan o frutas. Después de preparar el morral se pone una capa azul rey, se coloca unas cuantas dagas en el cinturón y por último coge su hacha sujetándola en su espalda y sale de la habitación con arco en mano, topándose a Kili el cual ahora tiene 75 años, seguido por Fili el cual lleva unos cinco años mas que su hermano. Los dos miran a un sorprendido Thorin el cual los observa con cautela, sabe que sus sobrinos van a ir con él y eso es lo que menos quiere por ahora, son chicos inexpertos que nunca han salido de Ered Luin y no saben qué cosas pueda haber fuera del reino.

—mmmmm... que haces tío? —pregunta un curioso Fili observando que Thorin viste muy diferente como cuando siempre anda por el palacio. Thorin baja la cabeza pensando en lo que les va a decir, pero todo lo que se le ocurre va a ser perfecto para que lo crean, sus sobrinos no son tontos y sabrán que estará mintiendo.

—Yo.... —balbucea.

—Cuidado con lo que digas Thorin... no nos vas a engañar... —suelta Kili mirando a su tío de arriba abajo.

—DEJEN DE ESTARSE METIENDO EN LO QUE NO LES IMPORTA! —grita Thorin, los enanos ríen al ver la forma en que trata de ocultar lo que quiere hacer.

—Bien!! ¿Cuándo nos vamos? —dice Kili con una enorme sonrisa, siempre ha querido salir de las puertas y muros del límite de Ered Luin pero nunca se le ha dado la oportunidad.

—Nadie les ha dicho que van a acompañarme...

—Oh vamos tío!! —exclama Fili acercándose a Thorin abrazándole por los hombros. — sabes que no te vas a deshacer de nosotros... además... no podrás vivir sin nosotros ni un día! —agrega mientras Kili muy sonriente asiente a todo lo que su hermano decía. Pero Thorin, no se veía muy contento ni mucho menos agradecido por lo que decían... menos... por la forma arrogante de su sobrino al dirigirse a él.

—Ya les dije... —contesta Thorin quitándose a Fili de encima — que ustedes no irán... además quiero viajar solo!

—Thorin! No molestaremos en lo más mínimo... ¡te lo juro! —exclama Kili casi poniéndose de rodillas, pero Thorin lo fulmina con la mirada.

—Ya les dije... que no irán... —dice, empezando a caminar. Fili y Kili se quedan mirando con los brazos cruzados mientras su tío se marchaba.

—Porque no? —habla Kili corriendo hacia él, Thorin rodea los ojos y se detiene.

—Porque no quiero que ustedes les pase algo... ya he perdido a muchos de ustedes...

—Y Dwalin? ¿No irá también?

—Dwalin no sabe de mi ida... y no quiero que se lo digan... —contesta observando a su sobrino menor, el cual lo mira seriamente.

—Por lo menos dirás dónde vas? —pregunta Fili llegando hacia ellos, Thorin respira hondo.

—Iré a buscar al abuelo de ustedes...

—Thráin? —dicen los dos enanos al unísono.

—Crees que Thráin esté vivo? —pregunta Kili mientras Thorin sigue su camino hacia las puertas del palacio seguido por sus sobrinos.

—Está vivo...—contesta sin mirarles, los dos hermanos se miran sin comprender.

—Y dónde irás? —pregunta Fili.

—A Rivendel... —contesta.

—Entonces... nos dejarás acá? Con las ganas de conocer esas tierras... —pregunta Kili, Thorin se detiene mirando a sus dos sobrinos. Una triste sonrisa se clava en los labios de Thorin mientras se acerca a ellos y los abraza, un abrazo paternal y lleno de fuerza.

Thorin mira el arco de su esposa y decide dárselo a Kili. Lo extiende hacia él haciendo que Kili lo mirase incrédulo.

—Tómalo... te lo regalo... —dice mientras Kili tomaba el arco con mucho cuidado mirando el brillo de tal.

—Era de... tía Eurielle? —él asiente.

—Espero que lo cuides y practiques con él... yo estaré bien... —dice Thorin, Kili asiente sin dejar de mirar el brillo del arco mientras Thorin besa la frente de Fili y se retiraba.

En el camino, Thorin divisa a Dwalin el cual lo espera con los brazos cruzados, Thorin sonríe por lo bajo, él no le dijo nada sobre esta travesía, pero Dwalin le conoce muy bien. Al llegar ante él Dwalin lo abraza y se despide de él.

—Sé que no quieres que vaya contigo... —dice el enano —. ¡Cuídate Thorin! —el aludido asiente y continúa su camino, saliendo del palacio y dirigiéndose a la tumba de su esposa para despedirse de ella.

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Ha pasado unas semanas desde que empezó el viaje hacia Rivendel, ahora descansa mientras una lluvia incesante cae mientras él acampa en un gran árbol mirando la lluvia caer. Al instante Thorin comienza a caer dormido.

—Thorin! —escucha su voz. Thorin la busca y al verla, ella se encuentra extendiendo su mano para que él se aproxime a ella, él corre hacia la enana abrazándola fuertemente.

—Eurielle... mi amor...

—Ve hacia Bree... —suelta la enana mirándole con unos ojos llenos de paz y amor. Thorin le mira extrañado.

Thorin despierta sobresaltado por un trueno, se acomoda nuevamente esta vez pensando en ese pequeño sueño junto a ella. ¿Qué querrá que mire en Bree?

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Año 2940, Thorin llega a Bree, cansado y mojado hasta las botas llega a acampar la lluvia a un bar muy conocido en el lugar llamado "El pony pisador".

Al entrar, Thorin pide comida y se sienta en una de las mesas aptas para un enano, mientras toma un sorbo de cerveza, observa que del lado derecho como en el izquierdo se encuentra dos hombres respectivamente, sentados que le miran como si fuera el mismo orco pálido. En ese momento, Thorin sabe que lo que puede ocurrir no es nada bueno, así que se prepara agarrando su hacha mientras esos dos hombres se levantan caminando hacia él. Pero un gran hombre de túnicas grises, de bastón asimétrico, de cejas pobladas y de un peculiar sombrero puntiagudo interrumpió la posible batalla y sentándose con el enano dijo:

—Que sorpresa es tenerlo por aquí... Thorin Escudo de Roble... mi nombre es...

—Sé quién eres... —interrumpe el príncipe.

—Para dónde vas? ¿O de dónde vienes?

—Iré a Rivendel... necesito consejos... he escuchado rumores sobre mi padre...

—Son simples rumores mi señor enano... hace mucho tiempo que no se sabe nada de Thráin...—contesta el mago observando que esos dos hombres salían del bar.

—Rumores que pueden ser ciertos... —dice el enano tomando otro sorbo de cerveza ahora más tranquilo.

—Lo único cierto es en lo único que creas... aunque si de consejos se trata, yo te diría que recuperes Erebor, como se lo dije a tu padre hace mucho tiempo atrás... —balbucea el mago mientras fuma su pipa.

—Siento que esto no es una simple coincidencia... sé cómo trabajas, peregrino... —suelta, Gandalf le mira de reojo, una mirada cómplice y llena de misterio.

—No... no lo es... —contesta mientras de sus bolsillos saca una nota en lenguas. Thorin lo mira con curiosidad —. Es un mensaje...

—Sobre qué?

—sobre un pago...

—De qué? —pregunta secamente el enano.

—No de que... sino porque... —dice, Thorin rodea los ojos, el mago le comienza a enojar por sus rodeos —. Por tu cabeza Thorin... —agrega, Thorin le mira sin comprender.

—Quien me quiere muerto?

—Eso no lo sé mi querido enano... pero hay algo mas que quiero enseñarte... —contesta mientras de su otro bolsillo sacaba un pergamino, que al desenvolver dejó ver un mapa con una lengua muy vieja y que casi ningún ser la puede leer.

—El dibujo... —dice sorprendido el enano mientras observa el mapa. —es La Montaña Solitaria...

—Así es... sabes que el día de Durin se acerca...

—Lo sé... la última luz del último día de Durin...

—Y sabes de la profecía...

—Lo sé...Habla sobre un hijo de Durin el cual debe recuperar Erebor de las garras del dragón... pero las puertas de Erebor están selladas por las llamas de Smaug... no hay forma de entrar...

—Pues en este mapa... dice que sí hay una...

—Y si la hubiera... las puertas de los enanos son mágicas tenemos que tener algo o decir algo para poderla abrir y esas cosas nunca me fueron reveladas...

—Pues... —balbucea el mago mientras muestra una llave hecha de piedra. Thorin la mira con mucha sorpresa en sus ojos, la llave tiene runas de las cuales pertenecen a Erebor —. Esta llave, es para la puerta secreta...

—Y sabes donde se encuentra? —Gandalf niega, Thorin suspira, triste.

—Pero el mapa dice dónde está esa puerta y cuando tiene que ser abierta...

Los ojos de Thorin se iluminaron, tiene una gran oportunidad para volver a su hogar nuevamente, pero algo lo hizo decaer nuevamente.

—Sin la piedra del arca no vamos a tener ayuda... los siete reinos prometieron lealtad al que portara la piedra del arca...

—Yo te ayudaré a obtenerla... —agrega el mago —. Buscaré un ladrón, que sea sigiloso y muy astuto para que pueda penetrar los adentros del palacio sin ningún problema —. Thorin le mira con una ceja levantada —. El olor de ustedes, el dragón lo conoce, así que, deberán ocupar un olor en el que él no esté familiarizado.

—Bueno... si ese es tu consejo...creo que lo ocuparemos...— dice accediendo a lo que dice el mago. Gandalf complacido por la respuesta del príncipe se levanta de la mesa enérgicamente.

—Te veré dentro de un año, Thorin hijo de Thráin...