Los enanos de Erebor y de Colinas de Hierro comienzan la travesía hacia sus hogares, ya nada tenían que hacer en Khazad-dûm. Dain aconsejó al rey Thráin que no entrara al reino abandonado, debido a que no solo esa casa era habitada por orcos y trasgos, sino también por algo más que Dain no mencionó pero que al recordarlo su piel se le erizaba. Thorin en secreto le preguntó a Eurielle sobre el paso en los adentros de Moria, pero no hubo mucha información, ella no vio nada ni escuchó, lo mas seguro es que Dain junto a un grupo de acorazados enanos se atrasaron en el camino hacia la entrada principal topándose con algo más que solo oscuridad y que por dicha, dormía.

El rey Thráin no dijo mas ni habló sobre eso, aún la muerte de su hijo lo tenía bastante fuera de sí.

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—Thorin!!! — llama el príncipe Thrain a su hijo, buscándolo en las cámaras de oro donde siempre le gustaba estar, debido a los brillantes y cesantes luces que algunas piedras despedían. Thorin, apenas tenía cinco años de edad, un bebé para los ojos humanos, pero para el reino de los enanos, era un niño travieso y escurridizo —. Thorin! ¡Tu hermano ha nacido! —agrega, haciendo que Thorin, el príncipe heredero de Erebor, saliera de una carreta la cual estaba llena de oro asomando su pequeña cabecita oscura y dejando ver unos ojos del mismo color que los de su padre.

—Mi hermano? —contesta una tierna voz dentro de las piedras doradas, Thrain se acerca a él sonriéndole tiernamente, sacándolo de ahí y limpiándole suavemente las mejillas, ya que estaban muy sucias llenas de polvo.

—Vas a ir a conocerlo? —pregunta el príncipe, el niño asiente y sale corriendo esquivando a los que trabajaban llevándose gritos y regaños de su padre, pero él, no hizo caso.

Una pequeña manchita iba corriendo a toda velocidad por los pasillos majestuosos de Erebor, muchos enanos abrían paso para el heredero, otros lo saludaban y lo trataban de detener, pero era imposible. Guardias reales solamente se instaban en verlo correr, algunos le hacían una pequeña reverencia otros solamente lo veían pasar con los ojos bien abiertos, asustados de que se cayera o resbalara, pero el pequeño enano sabía de memoria -a esa corta edad- los pasillos de todo Erebor. Ya que desde muy temprana edad huía de su padre para conocer mas a fondo el reino, ya que Erebor es una montaña enorme por dentro y sus pasillos, muchos de ellos, se desaparecían en la oscuridad de sus profundidades.

Thorin II, corre ahora pesadamente, muy cansado avanza hacia la habitación de su padre y madre, al llegar se encuentra que dos enanas salen de la habitación cerrando la puerta detrás de ellas. Las enanas detienen su paso al ver al príncipe heredero verlas con atención, sin saber porqué ellas estaban ahí.

—Príncipe... —dice una haciendo reverencia la otra le sigue —¿anda solo?

—Siempre anda solo! —contesta Balin llegando con una sonrisa de oreja a oreja al ver al pequeño enano mirarlo seriamente — Así que... vienes a ver a tu hermano? —le pregunta poniéndose de cuclillas, Thorin asiente enérgicamente —. Bien, vas a tener que cumplir algunas reglas... —le dice mirándolo severamente, pero conteniendo una sonrisa —. Vas a tener que entrar sin hacer ruidos, tu madre y hermano duermen y tu madre esta muy cansada, ahora hay que mimarla hasta que recobre sus energías.

—Pero estará bien? —pregunta el pequeño, Balin asiente sonriéndole. Seguido se levanta y hace que Thorin le acompañe hacia la puerta de la habitación donde se encuentra la princesa y el nuevo príncipe de Erebor.

Balin abre la puerta lentamente y se hace a un lado para que Thorin entre. El pequeño avanza lentamente sin hacer ruidos, al llegar a la cama donde su madre dormía se encuentra con un pequeño bulto arropado con muchas telas finas y de color vino. Thorin se sube a la cama sin incomodar a su madre, ni mucho menos despertarla. El pequeño enano se estira para ver mejor a su hermano, topándose con la mirada del bebé, el cual estaba jugueteando con sus manos, pero al ver al extraño detiene sus manitas para concentrarse en observar al enano que está ahí presente y casi encima de él. Con sus ojos color ámbar lo mira con detenimiento, mientras Thorin sonríe. Esta expresión, Frerin, la aprende rápidamente y comienza a sonreír junto a su hermano.

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—Thorin! —le llama Dís quien lo veía volando dentro de su mente, Thorin le mira y le sonríe —. ¿Estas bien?

Están descansando después de diez horas de viaje, y muchos de ellos comen o solamente duermen a la luz del sol ya que las telas de las tiendas las ocuparon para jalar a los muertos en Moria.

—Sí... solo recordaba el momento en que conocí por primera vez a Frerin... yo apenas tenía solo cinco años... cuando él vino a nuestro mundo...

—Recuerdas cuando me conociste? —pregunta Dís con una sonrisa, Thorin le contesta abrazándola y dándole un beso en la frente —. Pronto cumplirás años... —suelta la princesa haciendo que Thorin hiciera una mueca.

—Numero 53 si no me equivoco... —dice Dwalin llegando junto a Eurielle quien come una manzana en silencio sin decir nada, ya que sabe muy bien que Thorin no le gusta las fiestas que tengan que ver con su cumpleaños, raro para un enano, pero él nació así.

—Cállate Dwalin... no lo digas... —habla Thorin.

—Cumples dentro de tres días!... —exclama Dain llegando a abrazarlo, Eurielle se ríe pero se atraganta con un bocado de la fruta, Dwalin le da pequeños golpecitos en la espalda.

—Thorin... eres mi único hermano ahora... así que déjame celebrar tu cumpleaños... —habla Dís haciendo que Thorin le regalara una tierna sonrisa.

—Vaaaya!! —exclama Eurielle, todos la miran —. ¡Numero 53, Thorin!!! —el aludido rodea los ojos.

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Hoy es el cumpleaños de Thorin, numero 53. Aún menor ante los ojos de los enanos. Las luces de las fogatas hacen brillar el suelo donde muchos enanos bailan, cantan y ríen. Mientras que la luna observa todo desde el cielo tratándose de ocultar entre las nubes.

Enanos de Colinas de Hierro junto a los de Erebor celebran con júbilo, dejando a un lado lo que pasó en Moria, aunque sea por un momento. Muchos bailan al son de tambores y flautas o solamente el a capela de Dain sobre fiestas pasadas, grandes fiestas dentro de reinos enanos haciendo que los presentes dancen.

Thorin y Eurielle bailan mientras la luna los mira celosa.

—Quiero decirte algo... —habla Thorin, ella lo mira con una sonrisa dulce en los labios —. Quiero que sepas que te amo... — Eurille ríe, una risa boba—

—Thorin... eso lo sé... hace mucho tiempo ya...

—Sí... pero no me interrumpas! —exclama Thorin riendo con ella —. Te amo... y quiero que sepas que me casaré contigo...

—Thorin... sabes que no...

—Lo sé... pero no puedo permitirme perderte, darme ese lujo me llevaría a la muerte...

—Qué dirá tu padre?

—La bendición... —le dice con una sonrisa — él te mira como una hija, has estado dentro de nuestra vida mucho tiempo Eurielle...

—Estas seguro de esto?

—Aun dudas de lo que siento?

La pregunta de Thorin, hizo que Eurielle entendiera de una vez por todas que el amor que sienten es mas grande que cualquier cosa, que aunque saben que los príncipes, mas Thorin por ser del linaje directo de Durin, se debería casar con alguien de su misma estatus, pero todo eso ya no importa. Así que la respuesta de Eurielle sobre la pregunta de Thorin fue negativa.

—No... no dudo de ti —dice al mismo tiempo en que Thorin sella la promesa con un beso, un beso que jamás se olvidará, con un sabor diferente y un tema que durará por mucho tiempo.

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Al día siguiente, Thráin llama a su pueblo.

—Pueblo de Erebor! Al llegar a Dunland, recogeremos nuestras pertenencias y nos iremos rumbo a Montañas Azules. —los enanos se quedan atónitos sobre lo que dijo.

—Thrain ustedes... todos ustedes son bienvenidos a Colonia... ¿porque no ir a mi reino?

—Te lo agradezco Dain —contesta el rey — pero nosotros debemos formar un nuevo reino con nuestra propia ayuda...

—Como todo un enano terco... —susurra Eurielle dentro de la multitud.

—Y nosotros le seguimos... —suelta Garielle, ambas ríen.

—Como quieras Thráin hijo de Thrór... —dice Dain haciendo un ademan —. Pero ya sabes que siempre serán bienvenidos... —continua, Thráin le agradece, y Thorin le da un abrazo de agradecimiento.

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Pasan un año, los enanos de Colinas de Hierro siguen su camino hacia su reino, pero los de Erebor, como el rey Thrain dijo, comenzaron a empacar sus cosas, aunque hubo una enana que no estaba de acuerdo con irse de Dunland.

—No podemos irnos Gloin! —exclama Garielle a su esposo mientras este empacaba cajas llenas de cosas del hogar que habían construido.

—Porque dices eso?

—Quieres quedarte aquí hija? —pregunta Balin mientras Eurielle sube algunos morrales a una carreta ayudada por Dwalin.

—Es lo más seguro... además... no se sabe cuánto tiempo nos tomará llegar a Montañas Azules...

—Mucho tiempo... —contesta Gloin —. Mas de dos años... supongo...

—No me digas que la edad ya te está pasando factura Garielle! —exclama Eurielle tratándola de molestar, la aludida solamente se instó a negar.

—No.. no es eso...

—Es miedo? —pregunta Dwalin.

—No... —contesta secamente.

—Entonces? —pregunta el padre.

—Estoy embarazada! —suelta, Eurielle casi se cae de la carreta al escuchar eso, Gloin se quedó paralizado solo balbuceaba cosas incoherentes, Dwalin sintió que un poco de su cabello se cayó y Balin abrió la boca a mas no poder.

—Estas embarazada!!! ¡Por las barbas de mi abuelo!! —expresa Balin abrazando a su hija —. ¿Cuánto tiempo tienes?

—No mucho papá! —contesta con una sonrisa tímida, Dwalin se acerca a ella y la abraza seguido por Eurielle que no cabía de la felicidad.

—Voy a ser padre? —pregunta Gloin casi sin aliento, Garielle asiente con una sonrisa en su rostro y unas pequeñas lágrimas de felicidad —. ¡VOY A SER PADRE!!! —grita haciendo que todos los enanos le volvieran a ver y después de abrazar a su esposa y besarla se desmaya.

—Bueno... —dice Balin haciendo una mueca.

—No pudiste conseguirte a alguien que no hiciera esto? —pregunta un obstinado Dwalin al ver que le tocará levantar al desmayado.

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Con mucho dolor, Balin, Dwalin y Eurielle dejan a Garielle y a su esposo en Dunland junto a unos enanos ya avanzados de edad que también prefirieron quedarse con ellos.

El camino es muy largo, mas de tres años si no se apuran en la travesía. Cumpliéndose dos años de viaje y estar en los alrededores de Eriador, los enanos descansan mientras algunos vigilaban bajo la luz de las estrellas.

Dos enanos se encuentran alrededor de una fogata; Eurielle esta sentada en un tronco mientras que Thorin se encuentra acostado mirando a la joven enana fijamente, ella se da cuenta y le sonríe.

—Qué? —le pregunta la joven pelinegra, Thorin no contesta —Tengo algo en la cara?

—No... solo unos dos bellos ojos y unos labios hermosos... rosados y carnosos que dan ganas de morderlos —habla el príncipe haciendo que la enana sonriera incómodamente. Ya que no muchas veces escuchaba eso.

—Cállate Thorin! —exclama Eurielle después de haberse sonrojado provocando que Thorin riera.

—Por qué? Tienes que irte acostumbrando de ahora en adelante... serás mi esposa... y quiero tratarte así...

—No lo hagas cerca de mi padre te lo ruego... —esto hizo que Thorin riera con ternura. Eurielle, siempre ha sido una joven muy reservada para lo que amor es, aunque varias veces no podía contenerse y lo atacaba, aunque podría haber personas ahí observando, pero a ella no le importaba. Cosas extrañas de enanos.

Ha pasado un año mas, y los enanos han llegado a las mansiones de Ered Luin, topándose con una pequeña bienvenida de los habitantes enanos de la montaña. El rey Ruthyn hijo de Mariedor junto a su hijo Mholin de 20 años dan la bienvenida. El hijo de Ruthyn instala al rey y al príncipe en alcobas reales al igual que a sus allegados, a los demás en habitaciones no tan lujosas como los camarotes reales, pero igual de cómodas y muy parecidas a las de Erebor.

Dís camina lentamente conociendo cada pasillo y recordando amargamente los pasillos de su antiguo reino, al doblar en un pasillo se topó de frente con un enano de casi la mayoría de edad; 60 años o eso era lo que ella calculaba, la miraba fijamente a los ojos, el cabello de los enanos de Montañas Azules es de color oscuro o muy claro y de ojos oscuros como la noche. El joven enano, tiene su cabello de color oscuro y de ojos de igual color, éste le sonríe a la princesa y ella le devuelve la sonrisa.

—Eres la princesa de Erebor... verdad? —pregunta el enano, ella asiente —. Oh disculpa! —dice apresuradamente haciendo una reverencia pero Dís lo detiene.

—No es necesario... no me gusta eso... además, ya dejé de ser princesa hace mucho tiempo cuando Smaug...

—No... sigues siéndolo... y una muy hermosa! —le interrumpe el joven, Dís comienza a reír con un poco de vergüenza —. Una princesa no debería de sentir vergüenza cuando le dicen cosas como esas... además, debería de estar muy acostumbrada...

—No lo estoy... —se apresura en decir —. Pero gracias...

—Soy Nolin hijo de Nolh...

—Es un gusto hijo de Nolh

—El gusto es mío... estoy siempre a su servicio... —contesta el joven enano guiñándole a la princesa, ésta se sonroja.

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Dwalin y Thorin comienzan a trabajar como herreros ante la negativa del rey de Ered Luin, pero como son enanos de Erebor y del linaje de Durin... era inevitable que la terquedad no floreciera. Como todas personas nuevas, los dos enanos tuvieron problemas con los enanos de la Montaña, muchos de ellos no conocen al heredero, ni mucho menos a su mano derecha. Pensando que eran unos vulgares enanos de Erebor se lanzaron sobre ellos y comenzaron a atacarlos, Dwalin recibió un fuerte golpe en la cabeza dejándolo inconsciente mientras que Thorin fue salvado por su hermana quien no dudó en apuntar con un arco que tomó de uno de los enanos presentes y disparar sin herir a nadie. Era mas una advertencia que un lío.

—Que hacen? —pregunta un guardia real —. ¡Ellos son del linaje de Durin! ¡El príncipe Thorin y la princesa Dís! —los enanos se quedaron sin palabra, mucho menos movimiento.

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Eurielle se encuentra acostada dormida, pero el toque de su puerta la despertó de sopetón. Levantándose fue hacia ella y la abrió, encontrándose con un Thorin muy preocupado que en brazos llevaba a Dwalin mientras Dís sujetaba un pañuelo puesto en la cabeza del desmayado.

—Que pasó? —pregunta Eurielle sorprendida por la escena.

—Dentro de muy poco llegará Balin —contesta Thorin entrando al dormitorio y recostando a Dwalin en la cama, mientras Dís le limpiaba la sangre de su cabeza.

—Esta vez quedó más pelón... —suelta Eurielle haciendo una mueca, Thorin la mira sin decirle nada pero aguantándose las ganas de reír, aunque su hermana, Dís sí lo hizo y ruidosamente.