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VIII La batalla de Azanulbizar (parte 3)

Eurielle practica con varios enanos del reino de Colinas de Hierro por mandato de Náin. Dain la mira con los brazos cruzados junto a Nár. Paso tras paso, pelea tras pelea, Eurielle enseña su resistencia, su fortaleza y su inteligencia en el combate heredada de su abuelo. Si estuviera presente Dwalin, estuviera orgulloso de su sobrina y si es Balin, estuviera gritándole porras y diciendo muchas veces que esa joven enana es su hija.

Al terminar, Eurielle se aproxima al príncipe quien la recibe con una copa de agua en la mano, para ella.

—Cansada? —pregunta Nár con una ceja levantada, Eurielle lo mira mientras toma de la copa, luego de una gran bebida ella respira hondamente y niega con la cabeza, Dain le sonríe orgulloso.

—Estas hablando con una enana! ¡Las enanas son mas fuertes que cualquier enano, tenlo presente! —exclama Dain a Nár, haciendo que Eurielle le sonriera.

—Por eso somos muy pocas! —responde Eurielle haciendo un guiño al príncipe, este le responde con una sonrisa ladeada.

Cerca de los tres enanos, Náin se encuentra viendo a su hijo, las actitudes que tiene con la enana de Erebor, le preocupa que se esté enamorando de ella a sabiendas que Eurielle, hija de Balin no le pertenece y además, es una enana vulgar. Pero si de enanas hablamos, muy pocas abundan en cualquier reino. Náin, aun pensativo camina hacia ellos con paso decidido, al estar entre ellos, él mira a su hijo con una expresión seria mientras que él lo mira sonriente, pero en un segundo cambia su expresión y baja su vista debido a que conoce esa expresión severa de su padre.

—Iremos por la entrada secreta de Moria... la que se encuentra al Oeste... —habla el rey, Nár asiente sin decir nada, Eurielle lo mira asustada.

—Pero nos tomará un poco mas de tiempo llegar... eso quiere decir que cuando lleguemos a la entrada principal, donde se supone estará el rey Thrain y su ejército ya habrán cumplido tres años de la batalla... —explica Eurielle algo molesta.

—La misión de mi hermano es sacar esas escorias de Moria cueste lo que cueste, y darle muerte a Azog... ¡el cual se ha nombrado rey de Moria!! — exclama Náin con una voz cortante.

—Pero podríamos llegar tarde... es posible que cuando lleguemos a verlos de nuevo.... —Eurielle, no termina la oración, solo en pensar en que Thorin pueda morir y nunca mas volverlo a ver con vida, la hace estremecerse.

—Es buena idea padre... así los cercaremos mas rápido! —habla Dain muy seriamente viendo con una oscura mirada a su padre.

—Pero... ustedes se suponen que van para ayudarle al rey...

—Vamos... ¡porque ese reino hay que recuperarlo como sea! —dice el rey mirándola severamente.

—Entonces, rey de Colinas de Hierro... ¿usted no va a la batalla para apoyar a su hermano?

—Amo a mi hermano, e iré por él y pelearé junto a él si es necesario, pero también amo mis raíces, uno de los reinos mas antiguos y majestuosos está en manos de Azog... Moria, es nuestro legado... —explica Náin, Eurielle baja la mirada mirando sus pies.

—Le seguiremos mi señora? —pregunta Nár quien solamente escuchaba hasta ahora. Eurielle lo mira sin saber qué decir.

—Te prometo que verás nuevamente a Thorin... él estará bien... conozco a mi primo —habla Dain apoyando su mano derecha en el hombro de la joven, ella lo mira y asiente.

—Iremos? —pregunta de nuevo Nár, Eurielle asiente sin dejar de ver a los ojos a Dain quien la mira de igual manera, llena de promesas.

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Por otro lado, la tropa de Thrain se encuentra avanzando. Frerin cabalga sosteniendo a su hermana quien está sentada delante de él, dormida, pero cubierta por los brazos de su hermano mientras él mismo jala de las riendas del pony. Mientras que el pony de la princesa los sigue. Dwalin, cabalga callado mirando hacia el frente mientras su mejor amigo, Thorin, lo observa apenado por la reacción que tuvo para con él. Thorin jala de la rienda hacia donde se encuentra su amigo llegando a él, Dwalin, no reacciona sigue neutro.

—Debemos de hablar Dwalin... —habla el príncipe mirando a su amigo mientras él no reacciona aún —. Sé que lo que hice estuvo mal... pero amo a Eurielle, y no quiero que ella sufra... si ella estuviera aquí podría ocurrirle algo en la batalla... no me lo perdonaría —agrega parando de hablar, esperando alguna reacción de su amigo, pero no hubo respuesta —. Está bien si estás enojado conmigo, que me creas un estúpido manipulador paranoico, o que no sirvo como príncipe... —continúa sonriendo esperando una respuesta pero nada, Thorin respira hondo y continua—. Dwalin, hijo de Balin, hijo de Fundin... quiero pedirte un favor: perdóname... amo a Eurielle mas que a cualquiera y por eso quiero que me prometas que tu sobrevivirás y la cuidarás por mi...

—No me pidas eso... —responde sin mirarlo— sobrevivirás...

—No estoy seguro de eso buen amigo... —contesta Thorin aguantando su alegría de escuchar la voz de su amigo— Sabes que no soy un experto en guerra y...

—Lo eres... me tienes a mi... —interrumpe Dwalin mirando a Thorin muy seriamente, Thorin asiente —. Yo te enseñé todo lo que sé de guerras... todo lo que mi padre nos enseñó a mi y a Balin... Tienes que vivir, por mi y por Eurielle...

—Sabes que daría mi vida por ustedes, mi pueblo... —responde el príncipe, Dwalin asiente —. Daría mi vida por Eurielle... y por las personas que tanto quiero...

—Lo sé Thorin... pero sé también que no eres un cobarde y que lucharás a capa y espada, con escudo o sin él, y que no te dejarás vencer fácilmente... por nosotros... —habla Dwalin, con una voz entrecortada. Thorin le extiende su mano y Dwalin responde estrechándola, mirándose con los ojos aguados.

—Estarás conmigo hasta que Aulë me diga que es mi fin... ¿verdad hermano?

—Estaré contigo hasta que sea tu fin... y aún no es tu fin mi señor...

—Se van a besar? —habla Frerin quien se encontraba atrás de ellos mientras que Dís los miraba con asco, Thorin y Dwalin los mira expectantes.

—Pero ¿qué dices? —responde Thorin.

—Bueno... pero si tu quieres yo solo cierro los ojos... —dice Dwalin haciendo círculos con su dedo índice en el pelaje del animal. Frerin estalla en risas mientras Dís se tapaba los ojos con las mejillas rosadas de la vergüenza, pero el gesto de Thorin fue épico, que luego comienza a reír junto a su mejor amigo.

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—Reúnanse pueblo de Durin!! —exclama Náin con una voz potente mientras los enanos levantan las telas de sus tiendas y comienzan a guardar sus pertenencias para así comenzar a cabalgar nuevamente —. ¡Aún nos hace falta! Un gran camino nos espera... ¡largo y lleno de peligro!, no se sabe qué nos pueda sorprender... —dice subiéndose a su cabra.

Eurielle sube a su pony y junto a su pequeña tropa se une a la gran marea de enanos vestidos en un intenso color que proviene del hierro. El silencio es interrumpido por las armaduras de los enanos de Colinas, símbolo de que comienzan a cabalgar uniéndose al rey.

—Sigamos el camino pueblo de Durin! —dice Dain con una voz potente —. Eurielle, tu irás con nosotros al frente... te sugiero que te pongas nuestras armaduras...

—No nos mal interpretes... pero lo que llevas no es tan apto para tu protección. —agrega Náin al mismo tiempo en que hace una señal para que uno de sus enanos le entregase a Eurielle una armadura la cual recibe bajándose del pony y poniéndosela mientras ve como los enanos del batallón se ordenan para luego seguir el camino.

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Ha pasado ya casi diez meses, y las tropas del rey Thrain han llegado a Moria, o por lo menos cerca de ella. Es de noche, y los enanos descansan una última vez para recargar energías y sentirse a salvo una vez mas, hasta quien sabe cuándo volverán a sentir la paz y la comodidad del hogar, para pocos de ellos, tal vez volverán a sentirlo muy proto.

Los más cercanos al rey, junto con sus hijos, comen en silencio a la par de él y alrededor de una pequeña fogata, esta vez no sacaron telas para acampar, solo se limitaron para comer algo y descansar bajo la luz de una media luna acrecentándose. Dís bebe agua mientras se pierde en las llamas de la fogata.

—Todo va a salir bien... —dice Dís, todos la miran. Thrain la mira al mismo tiempo en que se mete un bocado de frutas en la boca.

—Lo estará hija mía... —responde Thrain, ella lo mira y le sonríe sin enseñarle los dientes, una sonrisa algo triste.

—Mamá estaría orgullosa de ti Dís... —dice Thorin seriamente mientras comía un trozo de pan con un poco de carne—. Solo mírate... eres una enana hermosa y una guerrera envidiable en cualquier reino que se encuentra aún de pie.

—Te pareces mucho a mamá... —habla Frerin tomando un pequeño sorbo de agua en una copa, de pie y apoyado en unas columnas hechas por ancestros de Moria, llenas de runas con dibujos que posiblemente relataban alguna historia de alguna rencarnación de Durin, hermosas eran esas columnas en el tiempo en que ahí vivían los enanos, pero ahora se veían perdidas y corroídas por el tiempo malo que ahí gobierna.

—No tengo memoria de mamá... —dice Dís después de un silencio, sin dejar de ver la fogata.



—Era hermosa... y sabia... —responde el rey sin dejar de comer —. Era toda una reina... era mi reina...

Esto último, hizo estallar en llanto a la pequeña princesa, esta vez no hubo una Eurielle que la consolara, Thorin no se acercó a ella solo escuchaba el lamento de su hermana, no pudo seguir comiendo. Frerin cerró sus ojos controlándose para no ir a consolar a su hermanita, era mejor así. Dís, tiene que ser de ahora en adelante una enana fuerte al igual que todos los enanos y enanas que se encuentran ahí, pronto habrá una guerra que decidirá quién vivirá y quién no y ella tiene que estar lista para cual sea esa decisión.

—Ya no llores mas... —dice Thrain, todos lo miran perplejos, pero al rey no le incomodó — eres mi hija, eres una heredera de la casta de Durin, tendrás hijos y tus hijos algún día verán Erebor otra vez y serán reyes los hijos de tus hijos. Pero para eso, se necesita una enana con agallas, fuerte, noble y llena de un espíritu de guerra y todo eso... ¡lo tienes tu!

Dís se limpia sus lágrimas y asiente, los enanos ahí presentes se levantan sujetando sus copas en lo alto en honor a ella; a Dís, la única mujer del linaje de Durin y princesa de Erebor. Ella reacciona levantándose también, erguida, prepotente y como toda una enana de la realeza e hija de Durin. Mira uno por uno a los enanos presentes, Frerin la mira sonriente y orgulloso y su padre la mira con unas ganas incontenibles de abrazarla, lo sabe, porque él siempre se ha retraído en temas de cariño y solo ella, la pequeña Dís, sabe ese secreto del rey. Y, por último, Thorin; su hermano mayor, la mira con un eterno cariño que la hizo sonreír.

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Es otra noche, pero con una luna mas llena y de cielo con muchas nubes que la escondían de los ojos de los enanos que la miraban, Eurielle junto a Náin, Dain y Nár se posicionan al frente de un arco con unos símbolos de enano estampadas mágicamente ahí, de repente la luz de la luna se abre paso entre las nubes haciendo que su luz iluminara el arco, la puerta secreta de Moria, dejando ver una luz brillante con una lectura del lenguaje enano, rápidamente Nain reacciona acercándose a ella.

Mellon — dice el rey y la puerta de Moria se abrió.

—Lenguaje élfico? —susurra Eurielle a Dain, el aludido asiente sin decir nada.

—Hijos de Durin! —llama el rey con una voz gruesa y potente— De ahora en adelante serán guerreros fuertes no estarán solos estarán unidos en esta gran batalla, por Thror rey de Erebor... ¡por Moria!! —todos los enanos le respondieron al rey con un grito de guerra y un potente cuerno se escuchó al mismo tiempo en que entraban en las penumbras de la montaña de Moria junto a un fuerte estruendo de los cascos producto de las grandes bestias que los enanos montaban, fuertes sonidos de armaduras e incontables gritos de batalla entraban en el gran palacio de Khazad-dûm.

Eurielle desenvainó su espada y se aferró a ella, no se iba a dejar vencer fácilmente, ella quiere volver a ver a Thorin y a su familia una vez mas y para eso, debe de demostrar que es la nieta de Fundin, una guerrera de Erebor.


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Siii!! se me esta haciendo eterno este cap!! pero ya solo falta una parte mas para seguir con los otros caps que espero sean mas pequeños... todo de pende de mi imaginación...

Gracias por seguirla!

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