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VIII La batalla de Azanulbizar (parte 2)


Ha pasado un mes desde que los enanos salieron de Dunland, dirección a Moria, siguiendo un camino que se encuentra en la orilla de un gran bosque, caminando o galopando sigilosamente. Thorin, Frerin, Dís y Thráin encabezan la tropa de militarizados enanos. A pocas hileras atrás, se encuentra los hijos de Fundin, montados en sus ponys, sin hablar, concentrados en la batalla que pronto se librará. Eurielle esta con Dwalin, aferrada a él y con la cabeza apoyada en su espalda, algo dormida y cansada por el camino dejándose llevar en el vaivén del pony. Detrás de ellos se encuentra Gloin y Garielle, y a la par de Garielle, Balin quien mira a Dwalin con enojo. Balin se adelanta hacia él observando a su hija quien reposa en su espalda con los ojos cerrados.

—Me has desobedecido Dwalin! —dice Balin acercándose a Dwalin y susurrándole. Pero el corpulento enano solo se encoge de hombros.

—Y qué? ¿Le vas a decir a Fundin? ¿Para que salga del hades para que me jale de la oreja y vocifere? —exclama Dwalin sin mirarle, Balin le mira sorprendido por lo dicho.

—Cómo puedes hablar así de nuestro padre!

—Fundin fue nuestro padre? No recuerdo eso...

—Ya que él prefirió irse lejos de nosotros no quiere decir que él no sea nuestro padre Dwalin...

—Desafortunadamente... —susurra haciendo una mueca de desagrado.

—Dwalin... ya no eres un niño... debes de superar eso, al fin y al cabo nuestro padre murió con honor al nombre de Erebor y eso nos ayudó a tener el puesto que tenemos a la par de Thrain. —dice Balin en un suspiro —. Además, Dwalin, no cambies de conversación... ¡hablo de mi hija!

—Eurielle tampoco es una niña... pronto cumplirá su mayoría de edad. Y ya es hora de que ella sepa defenderse.

—Pero Thorin...

—Thorin lo tendrá que entender... no para siempre va a tener que protegerla.

++++++++++++++

Al fin, el rey Thrain ha dicho la orden de descansar, desde que salieron de Dunland no habían descansado, comían y bebían a trote y compás de los ponys o en algunos casos corriendo con los pies muy cansados.

Rápidamente, los enanos hacen campamentos para pasar la tarde, cerca del camino de un bosque bastante tupido, algunos duermen otros se atarugan de comida. En el caso de Eurielle, ella duerme a salvo de una tienda hecha por telas acompañada de su hermana con su esposo. Eurielle no podía acercarse a Thorin ni a Frerin, incluso ni a Dís, ya que ella esta ahí a escondidas e incumpliendo la petición del príncipe heredero.

Está cayendo la tarde, y un ruido hace que Eurielle salte del susto, escuchando todo a su alrededor, no hay bulla de los enanos, solo los ronquidos de Gloin que pronto fueron cesando gracias a Garielle la cual también escucha con detenimiento.

—Que fue eso? —pregunta Eurielle.

—Pueden ser orcos... —responde Gloin en susurro levantándose y buscando su hacha con rapidez seguido por su esposa, Eurielle queda petrificada, nunca los ha visto, nunca ha peleado con ellos, no sabe qué apariencia tienen ni tampoco qué tan fuertes son. El corazón le late fuertemente.

—Eurielle!! —susurra Garielle lanzándole la espada, ella reacciona levantándose y saliendo del campamento donde todos los enanos miran a su alrededor, ceñidos en la penumbra del bosque sosteniendo hachas, arcos o espadas.

Otro ruido se escucha mas cerca, dentro del bosque, los enanos se preparan. Dwalin corre hacia su sobrina pequeña para protegerla lo mas que pueda.

—Cálmate... es solo una emboscada... —dice Dwalin al mismo tiempo en que orcos salen del bosque con espadas al aire y arcos con flechas.

Comienza la batalla, Eurielle pelea con todas sus fuerzas, comienza a derribar orcos con facilidad, ayudada por Dwalin.

—Llevo diez!! —exclama Eurielle muy contenta mientras Gloin la mira sonriente.

—Eso no es nada Eurielle! —dice Dwalin mientras derriba a un orco con su hacha —. ¡Espera que llegue la batalla!

—Esto es muy bueno para mi... —responde Eurielle mirando a su tío —. Nunca había peleado de verdad... ¡tu sí!

En ese momento Eurielle divisa a Thorin el cual es rodeado por cinco orcos, la enana no lo pensó y fue por él, derribando a dos orcos con solo un movimiento de espada, se posiciona a espaldas del príncipe. Thorin no podía creerlo, Eurielle, se encuentra ahí con él.

Cuando todo acabó, Nár comienza a apostar con Frerin y Dís sobre el lanzarle una daga a la cabeza a un orco que se arrastraba aun moribundo por el árido suelo.

Mientras que en el otro lado, Thorin camina a zancadas hacia la pelinegra, se le veía muy enojado, Eurielle solamente lo mira venir sin decir nada.

—Quien te trajo? —pregunta Thorin en siseo, presionando fuertemente sus dientes conteniendo su ira. Eurielle traga ruidosamente y piensa lo que va a decir.

—Yo vine por mi propia cuenta... —contesta.

—No... fui yo quien la trajo —interrumpe Dwalin caminando hacia Thorin enfrentando lo que puede acontecer.

Thorin, por su cuenta solamente mira con mucha ira a su mejor amigo, sin saber qué decirle, solo regurgitaba en él las ganas de machacarle la cabeza o peor, cortarle todo el cabello y quemarlo.

—Dwalin... —al fin dice, con una voz grave y cortante —. ¿Sabes lo que hiciste? ¡Estas poniendo en riesgo a Eurielle!!!! —grita Thorin, sin contenerse mientras Eurielle trata de detenerlo, pero es imposible, la fuerza que ahora tiene Thorin es producto de su ira.

—Thorin... cálmate... —le dice Eurielle con un hilo de voz, mientras los dos enanos se miran intimidándose.

—Eurielle no es una niña!!! —habla Dwalin sin dejar de ver al endiablado enano —. Sería mas inútil tenerla en un lugar que puede ocurrirle algo en nuestra ausencia....

—No tienes el derecho sobre Eurielle!! —interrumpe Thorin entre gritos.

—Y tu sí?? ¡Muchas veces le pasas por encima a mi hermano! Thorin! ¿Me estás diciendo esto en serio??

—Cállate!! Yo tengo derecho sobre ella....

—Ella no es tu mujer aún! Si por ella fuera no se casaría contigo y se casaría con Frerin...

Dwalin, no pudo terminar de decir lo que iba a decir, debido a que Thorin lo calló con un puñetazo que lo hizo tirado al suelo. Quiso seguir pero Eurielle se puso al frente de él con espada en mano, Thorin la mira con ira y llama a Nár.

—Llévala de regreso a Dunland! —dice el príncipe enano ante los ojos de todos —. Llévate a diez enanos armados contigo.

—No iré a ningún lugar Thorin! —exclama la enana ayudándole a Dwalin a levantarse.

—Oh sí que te irás! —habla Thorin sujetándola del brazo y llevándola hacia un pony ante todos los ojos de los enanos.

—Thorin! ¡Ocupamos a todos los enanos aquí! —exclama Frerin tratando de detener a su hermano mayor.

—¡No me toques Frerin! —grita el príncipe heredero mientras sube a la fuerza a una llorosa Eurielle al pony —. ¡Nár!! —llega Nár con diez enanos armados asta los dientes montados en pony —. Vete! —le dice a Eurielle secamente, ella obedece y sin decirle nada se va junto a Nár y a diez enanos de regreso a Dunland.

—Thorin... te pasaste... —habla Dís mirando con reprobación a su hermano mayor quien ve alejarse al pequeño grupo a toda velocidad del campamento.

—Es mejor así... —susurra el príncipe, dándose la vuelta y observando a Dwalin quien lo mira sin ninguna expresión —. Sabes lo que puede ocurrir en una pelea como esa... Eurielle no esta preparada para algo como esto.

—Eurielle nunca estará preparada para ninguna batalla si tu no la dejas estar en una... —dice Dwalin empezando a caminar hacia su campamento.

++++++++++++++++

Ha amanecido, Eurielle con la pequeña tropa de enanos detrás de ella cabalgan en silencio. Nár, la mira de soslayo, una joven y hermosa guerrera llora aún por el comportamiento de Thorin.

—Joven... no llore mas, el príncipe heredero ha obrado bien.. —habla Nár, ella lo mira mientras una gota de lagrima rueda en su mejilla, la enana se limpia rápidamente esa gota con su mano —. El príncipe es muy protector con usted... no lo es ni con la princesa Dís... pero el príncipe siente algo por usted muy fuerte, creo que por tantas perdidas, él ahora está paranoico.

—La paranoia debería de dejarla para Azog solamente... —dice Eurielle mientras su pony relincha y se detiene asustado, Nár sin dudarlo desenvaina su espada, los diez enanos le siguen rodeando a la joven.

En unos arbustos altos que rodean el bosque, estos comienzan a moverse, Eurielle traga ruidosamente, pensando en que lo mas seguro son orcos, y quien sabe cuántos. Pero en un imprevisto momento salta una cabra enorme ante los ojos de los enanos, con pelos de color cobre, encima de esta un enano se deja ver entre la espesura del pelaje de la cabra, de cabellos rojos y de ojos azules, los enanos incluido Nár se arrodillan ante él. Eurielle no sabe quién es así que lo observa con detenimiento bajando del pony.

—Quién eres? —pregunta la joven mientras el aludido baja de la cabra con mirada ceñuda y con varios años encima.

—Señorita... él es el rey de Colinas de Hierro! —dice Nár aun de rodillas. Eurielle se sorprende mientras el enano se acerca a ella.

—Mi nombre es Náin! Soy el rey de Colinas de Hierro... —dice pausadamente con una voz gentil —. Tu debes ser Eurielle hija de Balin, hijo de Fundin...

—Cómo... sabe...

—Thorin me ha hablado mucho de ti... pero nunca pensé que tu belleza fuera enorme mujer!

En ese instante enanos comenzaron a salir de los arbustos del bosque, posiblemente mas de cuatrocientos de los mejores enanos con armaduras de hierro, oscuro y macizo, montados en cabras no tan grandes como la del rey, pero igual de gruesas y fuertes. Eurielle le atrajo uno de los enanos que bajó de una de las cabras de casi el mismo tamaño que la del rey, Náin se dio cuenta de su curiosidad y le sonríe.

—Éste! —habla Náin señalando al joven enano —. ¡Él es mi hijo Dain! — agrega inflándose de orgullo mientras el aludido hace una pequeña reverencia a Eurielle, ella se sonroja. El joven príncipe con ojos oscuros y de cabello de igual color que su padre le muestra una sonrisa.

—Eurielle hija de Balin... —dice el joven enano y príncipe heredero con una voz potente pero suave —. Es un grandísimo placer conocerte hija de Balin... lo que no recuerdo es que Thorin me haya dicho lo hermosa que eres...

—El placer es mío su majestad... —contesta Eurielle con una voz tímida, el príncipe le sonríe mientras ella baja la mirada sonrojada.

—Pueden levantarse hijos de Durin! —exclama el rey a la pequeña tropa de Eurielle, Nár se levanta y hace otra pequeña reverencia al príncipe.

—Para donde van? —pregunta Dain a Eurielle.

—Vamos de regreso a Dunland por órdenes del príncipe heredero... —contesta Nár mientras Eurielle se entristece al recordar lo que pasó.

—Thorin dijo eso? —pregunta esta vez el rey mirando a Nár intrigado por esa acción— ahora mas que nunca, los enanos de Erebor deberían de estar juntos... ¿creerán que solo unos pocos orcos habrá en Moria esperándoles?

—O tal vez padre... lo hizo por esta joven hermosa... —comenta Dain guiñándole a Eurielle quien le sonríe tímidamente.

—Pues no se equivoca mi señor... —responde Nár llevándose una furibunda mirada de parte de Eurielle. El príncipe ríe estruendosamente.

—Thorin... hijo de Thrain... no te molestes porque él sea así contigo Eurielle... —dice Dain mirando fijamente a la enana quien se cruza de brazos.

—Thorin siempre lo he caracterizado por ser protector de su pueblo... incluso de su mujer... —comenta Náin haciendo sonrojar a la joven, mientras ésta susurra: "no soy su mujer aún".

—Ustedes ayudarán al rey Thrain? —pregunta Nár, el príncipe asiente.

—Somos trecientos enanos al servicio del rey Thrain! —responde Náin tomando su mano derecha y poniéndosela en el pecho en símbolo de lealtad.

—Mi tío nos necesita... —agrega el príncipe.

++++++++++++++

Cae la tarde, Eurielle se prepara para seguir el camino pero es detenida por Dain.

—No te vayas... —le dice —. Es mejor que todos los enanos de Erebor vayan, aunque se me armará un gran lío por esto, pero después me lo agradecerá... —agrega el príncipe haciendo mención de su primo, la enana asiente y deja sus cosas lejos del pony.

—Tengo miedo por Thorin... no se sabe que puede ocurrir en Moria...—dice la joven pelinegra, Dain le mira ladeando la cabeza, y luego niega.

—No deberías... Thorin es bueno con la espada, arcos de tiro, hachas... se las ingeniará para salir vivo de esta. Ahora ven, encenderemos una fogata debes de alimentarte.

+++++++++++++++++

En el silencio de la noche, Eurielle mira quieta el vaivén de las llamas, sentada en un tronco. Náin afila su hacha sentado en otro tronco al frente de Eurielle, mientras Nár duerme a un lado poco luminoso. Dain se sienta a la par de la joven mientras también mira el fuego.

—Ya has peleado contra orcos? —suelta, haciendo que su padre lo mirara de soslayo, Eurielle asiente feliz.

—He matado a 13... en una emboscada camino a Moria...

—Es por eso que Thorin se dio cuenta que estabas entre la tropa ¿no es así? —ella asiente tristemente abrazando sus rodillas mirando nuevamente el fuego.

—JA! ¡Trece no es nada! —exclama Náin, Nár se despierta por el susto de la voz del rey, pero luego sigue durmiendo —. Yo he matado decenas! ¡Con esta belleza! —señala el hacha de plata que sujeta sus manos, Dain enseña una sonrisa ladeada, mientras Eurielle lo mira sorprendida —. Es extraño que esta hacha en vez de perder filo, mas bien obtenga más —

—Es obvio no... le estas haciendo filo... —susurra Dain provocándole a Eurielle una sonrisa.

—He visto morir allegados míos, al igual que enemigos, he estado en guerras que duran años, blandiendo espadas y hachas por inercia. Y terminar la batalla lleno de sangre, que no se sabe de quien fue... —cuenta el rey dejando de afilar el hacha—. He sido partícipe de peleas que no terminan bien, a como también de batallas con victorias. A veces en la guerra no hay tiempo ni de beber agua, tu ropa apesta a sangre y sudor... en el suelo, tripas de orcos derramadas por doquier que impide la movilidad, por ser viscosas y apestosas...

—Papa... creo que ya esta bien... Eurielle... —habla Dain tocando suavemente la espalda de la joven quien se veía pálida.

—Estoy bien! —exclama Eurielle con una sonrisa, cayendo luego, desmayada.

—JA!! Tendrá que saber todo eso... —dice el rey, mientras mira a su hijo sujetando a la joven y alzándola en sus brazos.

—Papá... lo cuentas muy asqueroso... cualquiera se desmaya... —dice el príncipe llevándosela a su campamento.

—Qué vas hacer con ella?

—Papá... la acomodaré para que duerma... ¿quieres que me mate Thorin si toco a su mujer?

—Eres un joven apuesto Dain, ¡tengo miedo por ella!

—¿Por ella y no por mi? —exclama Dain siguiendo su camino.

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