Han pasado cinco años desde lo acontecido con Eurielle, la visita misteriosa de Gandalf y la carreta cargada de comida que una señora les ha dado a los enanos en símbolo de disculpas por lo acontecido con Eurielle.

Desde la visita de Gandalf, la ciudad de Dunland ha cambiado con el pueblo enano, esto hizo que muchos enanos se dedicaran al mercado, venta y compras de telas, armas incluso de animales. Haciendo que la colonia enana creciera y prosperara.

Eurielle, Thorin y Frerin se encargan de entrenar soldados de los hombres, simples niños que no llegan ni a los diez años, pero con un espíritu implacable de guerreros.

Balin junto a Dís se encarga de exportar las mejores telas y armas para tierras aledañas para vender. Thráin junto a muchos enanos cazan en el bosque para escoger la mejor carne y venderla a los ciudadanos de Dunland.

Pero Thrór, el rey exiliado bajo la montaña sigue anhelando su vida en Erebor, no duerme, no descansa solo planea como ir rumbo a ese lugar que lo vio nacer. La visita de Gandalf el gris fue oportuna para encender esa llama en Thrór que hacía que luchare por su tierra. Gandalf le ha aconsejado ir por Erebor.

2790t.e fue el año en que Thrór el rey bajo la montaña y exiliado de ella ha tomado venganza, llevándose muchos enanos con él, los mejores y los mas jóvenes en busca de Erebor. Nár su mas fiel guerrero lo acompaña. Esa tarde cincuenta enanos parten rumbo a Erebor.

—Padre!! —dice Thráin abriéndose camino en la muchedumbre que los despedía— padre! —repite al llegar hacia él, un hombre de cabellos blancos y de ojos color ámbar, desgastados por el tiempo lo mira fijamente.

—No irás! —le dice Thrór a su hijo— tienes a tres hijos que necesitan aun de ti... —expresa apoyando su mano derecha en el hombro izquierdo de su hijo. Thráin asiente sin mas que decirle.

—Abuelo... —aparece Dís junto a Frerin y Thorin— ten cuidado... —le dice abrazándolo fuertemente, los dos hermanos solo lo despiden con una reverencia.

Días oscuros vienen sobre Thrór y sus seguidores. Eurielle mira de lejos la despedida, sabe que todo esto no terminará bien, el dragón es mucho mas poderoso que unos cincuenta enanos, pero la joven pelinegra no dice nada, solo ve en los ojos de Thorin dolor.

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Ha pasado casi un año desde que Thrór ha salido de Dunland rumbo a su reino perdido, acompañado por Nár y cincuenta enanos no todos guerreros, pero igual de ágiles como ellos.

Thorin a la edad de 45 años, aún joven trabaja los tiempos libres como mercader de armas junto a su hermano mientras que Eurielle junto a Dís practican arco de tiro.

De repente, muchos de los enanos empezaron a gritar de felicidad y otros a entonar cantos, Eurielle y Dís se observan sin saber porque el alboroto.

—Eurielle!! —llama Thorin con una enorme sonrisa pegada en su boca—. ¡Esto te va a agradar! —le dice señalando hacia el horizonte donde una pequeña caravana se acerca a la colonia.

—Será posible que... —musita Eurielle llenándosele los ojos de un brillo— le diré a papá! —exclama corriendo hacia la casa donde el viejo Balin se encuentra sentado leyendo un libro—. ¡Papá! ¡Ya llegaron! —exclama Eurielle haciendo que su padre reaccionara levantándose de un brinco y corriendo hacia afuera de la casa.

—Mi hija volvió! —exclama Balin mirando la caravana subir hacia ellos.

Al llegar, los enanos los recibieron con brazos abiertos, Garielle la hermana mayor de Eurielle aparece junto a un enano de cabellos y barba roja quien sostiene a la enana de la cintura. Balin llega hacia ella abrazándola y llorando bendiciéndola y exclamando gratitud a Durin por el regreso de su hija. Garielle ahora con 51 años, se ve flamante con un vestido de color azul oscuro y en su cintura posa una faja de oro puro, en su cabello rizado y largo se encuentra una pequeña diadema del mismo material que la faja. La hermana mayor ha cambiado, su sonrisa lo delata. Eurielle aparece abrazándola fuertemente luego la mira detalladamente con una enorme sonrisa.

—Parece que no solo yo he cambiado... —musita Garielle haciendo que su hermana llore de felicidad volviéndola a abrazar.

—Te extrañé mucho! —dice Eurielle sin despegarse de ella, mas luego se le une Balin.

—Las amo mis pequeñas! —dice el viejo entre lágrimas.

Thorin aparece junto a su hermano y hermana saludando a Garielle.

—Les quiero presentar a mi esposo... —suelta Garielle haciendo que los presentes la quedasen mirando con la boca abierta en excepción de Balin quien lo abraza eufóricamente —Se llama Glóin hijo de Gróin— musita al ver a los presentes petrificados y viendo al enano quien aún es abrazado por Balin.

—Bienvenido hijo!!! Bienvenido! —exclama el viejo Balin mirándolo de arriba abajo.

—Y a mi no me van a saludar? —dice una voz grave detrás de Eurielle y Thorin, todos se voltean llevándose la sorpresa de que Dwalin hijo menor de Fundin los mira con una sonrisa ladeada. Eurielle reacciona corriendo hacia él abrazándolo seguida por Thorin.

—Hermano! —exclama Balin alejando a los dos enanos de Dwalin para mirarle mejor—. ¡Has crecido!

—Pero sigo siendo el mas guapo y joven...

—Pero no el mas inteligente! —dice— Me alegra mucho que estén bien... —agrega Balin mirando a su hija y a su hermano.

Thráin les ha dado la bienvenida públicamente anunciando un gran banquete y una gran fiesta por los que han vuelto.

La noche ha llegado, y la fiesta ha comenzado, muchos enanos ríen, pelean, bailan y cantan, mientras los tres enanos inseparables vuelven a estar juntos mirando todo con una enorme sonrisa. Dwalin mira a Thorin y no evita preguntarle sobre su abuelo;

—No hemos sabido nada de él... ni de Nár... ni ninguno que le ha acompañado... —contesta Thorin tomando un sorbo de cerveza, Dwalin no pregunta mas solo se insta en mirar a su sobrina quien le regala una pequeña sonrisa.

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Nár se encuentra escondido en las afueras de Moria, asustado, armado con solo una espada rota. Los cincuenta enanos ya no existen y el rey Thrór pocas veces se le escucha gritar dentro del reino que ahora es gobernado por Azog; el mas temible orco que ha existido en la edad media.

La mano derecha del rey; Nár, no ha comido ni dormido por mucho tiempo esperando su muerte.

Esa noche, un grito mucho mas fuerte estremeció las paredes de Moria, un grito desgarrador, la voz del rey cesa y no se escucha mas. De repente Nár es sorprendido por un orco el cual lo lleva hacia las profundidades de Moria donde un gran orco de gran tamaño y cuerpo cubierto por metales de los enanos de Moria aparece ante él. Nár es arrodillado ante él, el enano piensa que su fin ha llegado pero un saco negro es arrojado hacia él.

—Tûk at kĕrium ul <<llévalo a ellos>> —dice Azog al enano, con palabras de la lengua oscura, que ni el enano repitió. Solo tomó el morral y salió de ahí corriendo.

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Ha pasado dos años mas; 2793t.e, Thorin junto a Dwalin practican con hachas mientras Eurielle habla con Dís, de repente, muchos enanos llamaban a Thráin, un enano ha venido a la colonia, lleno de sangre, de suciedad mal herido, sediento y cansado por el largo camino desde Moria, Nár ha llegado a su colonia, donde Thráin lo recibe, este le entrega el morral arrodillándose ante él.

—Siento esto... —dice el enano sin mirar al príncipe, los enanos lo comienzan a rodear observándoles con detenimiento, Thorin aparece entre la multitud seguido por Frerin y Dís, Dwalin y Eurielle quedan detrás de ellos— Azog... —musita sin aliento el enano, cayendo desmayado, Thrain abre el saco, pero algo frio que corrió en su espalda lo hizo arrodillarse.

Thorin se acerca con cautela observando la bolsa de tela que aun su padre sujeta con fuerza, dentro de ella se encuentra la cabeza del rey Thrór. Thorin se arrodilla a la par de su padre sujetándolo con fuerza. El silencio de los presentes es interrumpido por el grito de furia mezclado con dolor de Thráin.

—Es.... —susurra Dís con lágrimas en sus ojos, Frerin la abraza cubriéndola con sus brazos tratando de que ella no viera más.

Ha muerto el rey bajo la montaña, exiliado de Erebor. Ha muerto sin su reino, sin su poder, quizá demente hasta su último suspiro.