VI El canto de Durin
-Thorin... basta!! -grita Eurielle a Thorin mientras le sostiene la cabeza a Frerin quien aún permanece inconsciente- No puedes entrar más a Erebor! -agrega mientras mira a Thorin golpear la inmensa puerta con un hacha provocando chispas.
-Thorin... sientes ese calor que emana de la puerta? -pregunta Dwalin acercándose a él- es como si... -al momento de tratar de tocar la puerta con su mano la aleja rápidamente- está caliente.... -susurra mas para si mismo que para Thorin, el príncipe le sigue tocando la puerta y quemándose.
-El fuego de Smaug esta vigente en la puerta... -dice Thorin observando su mano quemada- Smaug sabía que la sellaría con su fuego...
-Thorin... hay que buscar refugio... -dice Eurielle aguantándose las lágrimas- el pueblo necesita salir de aquí lo mas pronto posible...
-Este es nuestro hogar Eurielle!!! -interrumpe Thorin con un grito, que hasta el mismo Dwalin retrocedió- Es nuestro hogar... -repite con una voz baja mirando hacia la nada.
-Lo dejó de ser desde que Smaug decidió entrar a Erebor... -responde Eurielle con un nudo en la garganta.
Thorin, la mira con una culpa en su alma, tan pesada como si fuera la armadura mas maciza que existiera. Piensa en que si no se abría alejado de su pueblo, talvez esto no hubiera sucedido, como si su vigilia podía haber cambiado algo. Mira a su pueblo, atento a él, y no a su abuelo ni a su padre, sino a él. Lo miran esperando alguna esperanza, alguna salvación, algo que les guíe en lo que debería ser correcto para toda la familia.
Thorin se aleja de la puerta seguido por Dwalin, el joven príncipe mira a su pueblo a la cara, sus ojos azules no tornan miedo ni decepción alguna, mas bien, abunda amor y protección mezclado con autoritarismo. Todos los enanos de Erebor lo miran sin perder nada de los movimientos del joven enano, esperando algún plan; alguna respuesta.
-Mi pueblo... -comienza el príncipe, todos lo escuchan- Lo que acaba de ocurrir, ¡nos ha impactado a todos! Y nos va a generar un gran cambio, pero no un daño... -agrega mientras observa que Dwalin junto a Eurielle ponen a Frerin en una carreta- ¡Avanzaremos a Dunland, donde están nuestros hermanos enanos! Ellos nos ayudarán a recuperar Erebor... a unir los ejércitos que alguna vez juraron lealtad al reino, de defenderla, ¡lucharemos por Erebor!! -exclama el príncipe, levantando a su pueblo, levantándolos del suelo con una esperanza y un valor regenerado. Eurielle lo mira y sonríe. Thorin, algún día será un gran rey.
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Al empezar el camino hacia las barcazas que quedan suena un cuerno, haciendo que muchos de los enanos se asustasen, en una colina en el Este del reino se deja ver un gran ciervo montado por un elfo, el rey Thranduil viene acompañado de sus séquitos soldados de armaduras tan resplandecientes como si fuera el mismo sol que ahora se va ocultando poco a poco en el Oeste. Thorin al mirarlo reacciona haciéndole señales de ayuda, mientras muchos de los enanos cantan y alaban a Aulë, pero algo inesperado sucede. Thranduil no reacciona ante la súplica de ayuda de los enanos, al verlos, él hace una señal a su ejército, dándose la vuelta, y perdiéndose en el horizonte junto a sus séquitos.
Thorin espera un momento, mirando en la colina, esperando que lo que acaba de ver fue un sueño, de que los elfos nuevamente aparecerán y les ayudarán. Pero no... la ayuda, no llegó, Thranduil les ha abandonado.
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Al pasar el lago, muchos de los enanos optaron por ir a Colina de Hierro, el segundo reino mas importante de la edad media. Muchos pensaron que Erebor era un caso perdido, que lo mejor era abrirse camino y pedir ayuda a Nain. Thorin no opuso resistencia. Así que los dejó que se fueran, bendiciéndolos y dándoles consejos de viaje.
-Te irás con ellos a Colina? -pregunta Eurielle a su hermana quien comienza a cargar algunas cosas, ella asiente mirándola con lágrimas en sus ojos.
-Siento que es lo mejor... Dwalin irá conmigo... me cuidará hasta que me establezca ahí... -contesta mientras mira a su padre que esta sentado en una roca, mirando el suelo, llorando como nunca- Cuida a nuestro padre...
-Él tiene que llorar la muerte de cinco de sus hijos... -contesta Eurielle con lágrimas- es mucho para alguien tan avanzado de edad.
Garielle, da una última mirada a su padre, luego a su hermana, dándole un abrazo fuerte terminándolo con un beso en la frente.
-Sé, que estarás bien... ¡eres muy fuerte! - exclama Garielle mirándola sonriente mientras seca las lágrimas de su pequeña hermana- Ahora mas que nunca, debes de estar con el príncipe... -agrega señalándole, el cual se encuentra con Dís hablándole y explicándole porqué no esta su madre, mientras ella solloza, tapándose los ojos negando todo.
-Esta lista? -interrumpe el momento Dwalin, con una mirada triste, Eurielle reacciona abrazándolo sin dejar de llorar.
-Cuida a mi hermana... -dice la joven entre los brazos de Dwalin- es lo único que le queda a papá...
-Y también estas tu! -le contesta agarrándola de los brazos, mirándola con una sonrisa tierna- La cuidaré! ¡Tú cuida a Thorin! -agrega Dwalin mirándolo de lejos.
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Ha pasado tres días desde lo acontecido, es de noche, y la luna sale sin ninguna estrella a su alrededor, aun se siente el olor a azufre y humo. De pronto, llueve, una lluvia que limpia la ceniza de muchas caras enanas, ceniza que ellos no sabían si era de algún pariente o conocido. Eurielle mira hacia el horizonte, aun se observa el reino caído; Erebor, hay fuego aun en muchas puntas de los árboles alrededor de la Ciudad del Valle, aún se mira una luz tenue en pequeños ventanales de Erebor. Eurielle comienza a recordar el momento en que todo esto sucedió, la muerte valiente de sus hermanos, la muerte de muchos de sus conocidos. Smaug le ha arrebatado todo, y no solo a ella, a muchos de los enanos presentes que miran en silencio lo mismo que ella. Su padre aún no le dirige la palabra, porque no puede parar de llorar, es tan doloroso la muerte de un hijo, ahora hay que imaginar el dolor multiplicado por cinco.
Siente en su hombro una mano pesada y caliente, reconfortante. Ella comienza a llorar, como no lo había hecho desde que esto sucedió, se ahoga en su llanto haciéndose caer de rodillas sujetada por dos brazos fuertes provenientes de atrás de ella. Brazos que siempre han estado en las malas y en las buenas.
-No puedo soportar esto... -dice Eurielle ahogadamente.
-Tienes que poder... -contesta la voz grave de Thorin quien la abraza aún mas fuerte- por ti y por tu padre... incluso por mi... -le susurra en el oído. Ella se calma lentamente mientras asiente suspirante.
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La lluvia no cesa, muchos de los enanos ya han hecho tiendas improvisadas con lo que tenían, otros no tenían nada y se resguardaban bajo las carretas, Thorin se encuentra en una tienda improvisada por manteles y palos del camino, de pie, observando lo poco que queda encendido de Erebor.
-Thorin! -le llama una voz somnolienta dentro de la tienda, era su hermana Dís.
-Que pasa pequeña? -le contesta Thorin si dejar de ver hacia el horizonte.
-Cuando volveremos a Erebor! Tengo frío...
-Dentro de muy poco, hija! -contesta Thráin llegando a la carpa, mirando a su hijo sin decirle nada, Thorin lo mira y asiente pensativo. Thráin entra a la tienda improvisada quitándose la capa que llevaba puesta usándola como cobija para su hija acurrucándola en sus brazos, Dís sonríe y en un suspiro vuelve a quedar dormida.
A unos pasos de él, se encuentra Eurielle en el mismo lugar observando lo mismo. Con sus ojos enrojecidos, pero sin ninguna lágrima. La lluvia le caía en su cuerpo tembloroso por el frío, pero a ella no le importaba, seguía mirando Erebor, ella no sabía por cuanto tiempo la iba a dejar de ver. De repente siente algo cálido en sus hombros, la capa del príncipe la cubría de la lluvia, mientras él miraba con ella el horizonte sin decirle nada.
Eurielle comienza a cantar una vieja y triste canción, dedicada a Durin, con una voz armoniosa, pero con un dejo doloroso;
Él era un rey en un trono esculpido
En salones de piedra con muchos pilares
Con techos de oro y pisos de plata
Y runas poderosas sobre la puerta
La luz del sol, las estrellas y la luna
En lámparas brillantes de cristal
No opacadas ni por las nubes ni las sombras de la noche
Allí brillaron siempre hermosas y brillantes.
El mundo es gris, las montañas son viejas
El fuego de la forja se enfría
Ningún arpa es tocada, ningún martillo cae
La oscuridad habita en los salones de Durin
La sombra yace sobre su tumba
En Moria, en Khazad-dum
Pero aún se aparecen estrellas sumergidas
En el oscuro y tranquilo Lago Espejo
Ahí yace su corona bajo el agua
Hasta que Durin despierte de su sueño otra vez.
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Este es uno de los vídeos que les había dicho antes... espero que les haya gustado el cap! un poco triste lo se... aunque de aquí en adelante lo van hacer... pero intentaré agregar risitas por ahí, no dejarme guiar tanto por Tolkien! XD
Sin mas que decir!
Abrazos y besos desde mi rinconcito!
FrancellaMG
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