IV La tarde se tiñe de sangre
Es de noche, la cena ya ha pasado, muchos de los enanos que viven adentro y afuera de Erebor se disponen a entrar a sus casas y dormir plácidamente en sus camas, a sabiendas que otro nuevo día llegará. Thorin camina hacia su alcoba junto a su inseparable amigo Dwalin y a su amor Eurielle con quienes juega a las adivinanzas, en el camino ellos se topan con Dís, la pequeña hermana de Thorin junto a Frerin el segundo a mando del reino de Erebor. Dís junto a su hermano del medio juegan con espadas, aunque Dís no pueda sostener una por su pequeño tamaño es muy buena y ágil en esquivar la afilada espada de su hermano. Thorin los observa sonriente, apesarado de saber muy adentro de él, que, Dís crece cada día al igual que su hermano y él solamente se insta en desaparecer por largos periodos perdiendo el crecimiento de sus dos hermanos. Cada día que pasa Dís crece y no la reconoce porque ella cambia cada día, sus palabras y su forma de pensar se amolda a su crecimiento. Y si es Frerin, se ha convertido en un gran guerrero, buen espadachín y ese honor no se lo debe a Thorin, sino a Eurielle.
—Estas bien? —pregunta Eurielle a Thorin escudriñándolo, Thorin asiente y avanza hacia dónde están sus hermanos. Lo primero que hace es abrazar a su hermana con tal cariño que la misma Dís lo mira extrañada, y luego va hacia Frerin y hace lo mismo.
—Todo bien hermano? —suelta Frerin con una risita nerviosa.
—Sí... solo quería abrazar a mis dos hermanos... —contesta Thorin pensando en su obligación como príncipe y futuro rey— Saben que los quiero verdad? —agrega alzando a Dís ella sonríe y lo abraza.
—Sí... lo sabemos... —contesta Frerin arqueando una ceja— Bebiste algo que no sea cerveza Thorin? —dice haciendo que Dwalin riera.
—Frerin, sabes que tu eres el segundo a mando verdad? —contesta Thorin muy seriamente, Frerin asiente— Sabes que si dejo de existir serás tu el sucesor del reino verdad? —Frerin asiente cada vez mas extrañado, ¿Por qué Thorin dice esas cosas? — Y sabes, ¿que yo daría mi vida con tal de protegerlos de lo que sea que pueda amenazar al reino verdad?
—Thorin porque...
—Solo quiero que sepas, que, aunque no esté mucho tiempo con ustedes y tenga que irme cada vez que se presenta algo estúpido, pero lo cual involucra al reino... yo siempre los tengo en mi memoria y en mi corazón...
—Lo sabemos hermano... —contesta Dís, Eurielle deja caer una lágrima que rápidamente limpia.
—Frerin... sabes qué pasa con nuestro abuelo... pero por ahora... no digas nada, yo me encargaré de eso cuando vuelva esta bien? —dice Thorin, el aludido asiente— Seguirás practicando arco? —suelta después con una sonrisa, Frerin asiente rodeando los ojos.
—Aunque Dís será buena con el arco.... —contesta Frerin, mientras su hermana asiente frenéticamente.
—Yo le enseñaré a alguno de mis hijos usar el arco! —suelta la pequeña haciendo reír a Thorin.
—Esta bien Dís... pero es muy pronto para pensar en hijos! —le dice Frerin con una risa.
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Al pasar la noche, llega otro día mas, día que Eurielle no quería que llegara. Escucha un cuerno, el cual indica la ida de Thorin junto a muchos guerreros de Erebor. Tenía que irse así, debido a que si no podía convencer al rey Náin sobre esto tenía que ayudarle. Rezaba conque sí le convenciera para poder regresar dentro de un año a su querida Erebor.
Thorin, monta un poni seguido por Dwalin, comienzan a avanzar junto a la gran tropa que les preparó Thrór por si tenían que ir a la guerra. No era bien visto que un enano menor de edad fuera a una guerra, pero Thorin tenía una facilidad para el convencimiento y para la espada así que el único que podía con esto era él. Aunque el rey Thrór no lo veía sano para su nieto.
Muchas enanas se despiden de sus maridos o hermanos incluso de conocidos y familiares, deseándoles lo mejor y rezando de que volvieran sanos y salvos. Dentro de la multitud se encuentra una joven con una capa verde azulada, con un arco en mano, de cabello negro largo hasta llegar debajo del hombro, de piel pálida y de ojos de color miel, tristes y llenos de lágrimas.
—No te vas a despedir de ella? —pregunta Dwalin a Thorin, este solamente niega con la cabeza sin mirarla.
—Si lo hago no iré... o la llevaré conmigo... y no es justo para ella ni para Balin— contesta siguiendo su camino, Dwalin se detiene y se baja del poni llegando hasta donde está su sobrina.
—Sabes cómo es él... —dice, Eurielle le sonríe y asiente limpiándose una lágrima— Prometo que lo cuidaré... —suelta abrazándola fuertemente y yéndose de nuevo al poni, montándolo marchándose a galope hasta donde esta Thorin.
—Lo sé Dwalin... —Susurra Eurielle.
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Mas que un contento, es la llegada del príncipe Thorin junto a sus completas tropas, no fue necesario una guerra simplemente el diálogo bastó entre las dos partes para quedar con un acuerdo que mas adelante beneficiará a los comerciantes. Un año fue el viaje de Thorin, un año el cual estuvo muy cerca de la muerte por emboscadas de orcos o trasgos incluso de ogros, pero no había nada que lamentar, volvían completos de nuevo para la tierra que los vió nacer.
Era 2765 t.e.m, Eurielle cumple sus 18 años, cada vez mas hermosa y mas fuerte que muchas enanas del reino.
Por otro lado, la locura del rey Thrór, iba en aumento, no dejaba que nadie se acercara al oro ni lo viera. Thorin por su parte lo acechaba de lejos, como un ángel guardián, preocupado no solo por su abuelo y su demencia, sino por todo el reino y lo que pueda traer esa grave enfermedad.
Dado por eso, Thorin pensó en que si iba a ver otro viaje, que lo cumpliera su hermano o su padre, para poder estar mas cerca de su abuelo y de Eurielle si algo mas grave pudiera suceder, esta noticia le agradó a la joven pelinegra.
Al día siguiente recibieron una noble visita de un rey, el rey Thranduil del reino del bosque;
—A qué vendrán... —pregunta Eurielle quien esta en el fuerte junto a Thorin y Dwalin viendo la aproximación del rey del bosque, montado en un ciervo, majestuoso como siempre, acompañado de su hijo y fieles servidores.
—Quieren saber?? —pregunta Frerin llegando a ellos con una sonrisa, los aludidos asienten— pues el rey pide que Thorin II y su consejera lleguen a la sala del rey, pide que este Balin hijo de Fundin, y su hermano menor, el mejor de los guerreros del reino!
—Me estas hablando en serio? —dice Dwalin con una lágrima pequeña en el ojo, Eurielle lo mira sonriéndole.
—Sí... si no se dan prisa no sabrán a que viene!!
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Sentado en el trono, se encuentra Thrór rey bajo la montaña, custodiado a su derecha por su hijo Thráin y a su izquierda por Thorin y Frerin, y a su cabeza la piedra mas preciosa del reino, la piedra del arca. Detrás de ellos se encuentra la esposa de Thráin y Dís, Eurielle y Balin y muy escondido Dwalin, quien optó por estar en esa posición como protección del rey. A los pocos segundos, entra Thranduil junto a su hijo y sirvientes que cada uno de ellos llevaba cofres pequeños.
—Salve Rey bajo la Montaña!! —saluda Thranduil, todos los presentes contestan con una reverencia, en excepción del rey Thrór.
—A qué se debe esta... hermosa visita? —exclama el rey con una sonrisa.
—Vengo a pedir ayuda, muchas de las joyas de mi reino no están laboradas preciosamente para mi esposa, y quiero que ella lleve lo mejor...
—No entiendo mi señor... sea mas explícito! Y rápido que tengo muchas cosas que hacer... —dice Thrór con un notorio mal genio, el rey bajo la montaña ha estado así desde que ha empezado su mal.
—Quiero que sus artesanos se hagan cargo de mis joyas, son piedras lunares, tan blancas como la misma luz de la luna, y quiero que hagan joyas con ellas para mi reina— explica Thranduil, mientras Eurielle levanta las cejas.
—Mis artesanos?? —pregunta Thrór— es extraño que el rey del bosque, un Elfo me pida ese favor...
—La idea la tuvo mi hijo... —señala a Légolas aun joven, muy joven— él piensa que sus artesanos son mejores que los nuestros y algo mas diferente le encantará a mi esposa —explica, Thrór asiente pensativo.
—Thorin, ordena que se lleven los cofres y que comiencen a forjar joyas en ellas con el oro que necesiten de nuestro reino —Thorin asiente y un grupo de enanas entran recogiendo los cofres y yéndose con ellos— Que así sea Rey del Bosque... —agrega, Thranduil hace una pequeña reverencia y se marcha junto a su hijo y a sus sirvientes.
—Papá... crees que hizo bien trayendo eso aquí? —pregunta Eurielle a su padre, este no dice nada, pero sabe muy bien que muy en su interior reza para que no haya un gran conflicto con Thranduil después de lo que pueda suceder con esas joyas.
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Pasan en un abrir y cerrar de ojos, cuatro años desde ese acontecimiento, pero nada acurre, el rey Thranduil no ha llegado por las joyas, se rumorea que algo nefasto sucedió con la dama del reino, nada bueno.
Por otra parte, Dwalin y Thorin cumplen 23 años cada uno, jóvenes aun y con un deseo en meterse en problemas como era de costumbre, mientras que Eurielle le enseñaba a Dís a disparar en arco, niña que ya tenía nueve años de edad. La vida pasaba rápidamente ante los ojos de los enanos mas viejos.
—Thorin!! ¿Es cierto??? —pregunta una muy enojada Eurielle a Thorin, el cual blandía una espada y guardaba alguna ropa en un morral, sí, nuevamente Thorin se iba.
—Todo esta en calma Eurielle, ¡y yo no puedo quedarme quieto! — exclama el príncipe mirando a la joven que se encontraba en la puerta de su habitación con los brazos cruzados— Además, es solo para comprar ponis, lo necesitamos...
—Puede ir Frerin!
—No vas a dejarme ir?? ¿Te vas a poner en esas?? —exclama Thorin— Ya deberías de estar acostumbrada...
—Soy tu consejera real y ...
—No vas... a ir... —le interrumpe— sabes que no irás... así que no vuelvas a decir eso!
—Dwalin irá?
—Sabes que sí! —contesta siguiendo en sus tareas.
—Te irás hoy? —Thorin asiente— Bien... suerte... —termina Eurielle yéndose de la habitación, Thorin se queda pensativo por un momento y luego sigue empacando.
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—Otra vez se irá... —dice Garielle a su hermana, esta asiente sin derramar ninguna lágrima— Sabes que el príncipe es muy inquieto... y que mas bien estuvo quieto por mucho tiempo, solamente para complacerte...
—No a mi... a su hermano... —responde secamente, Garielle arruga la frente.
—Su hermano tuvo que ver algo? —Eurielle asiente.
—La locura del rey es evidente aun mas...
—No deberías de hablar de eso como si nada...
—Es cierto! Nuestro rey esta loco!! —exclama Eurielle.
—Sigue siendo nuestro rey Eurielle, y el abuelo del príncipe... y no toda la gente sabe de esto... así que mantén la boca cerrada... si padre te escuchara...
—Lo se...
—Pero hay algo que te molesta aun mas... —escudriña Garielle a su hermana— Que es?
—Thorin....
—Que con el príncipe...
—Quiero ir con él! ¡Soy fuerte! ¡Puedo defenderme! —exclama Eurielle con enojo— Nunca he salido fuera del reino!
—Porque nunca te ha interesado... puedes ir conmigo a la Ciudad del Valle...
—No! ¡Mas lejos aun!! Quiero ir con él...
—Y él no te deja por muchas razones que las sabes al pie de la letra Eurielle... —dice Garielle con un atisbo en su voz, madurez— puede sucederte algo... y si algo pasa ¿que pasará con nuestro padre?
Esto último hizo que Eurielle recapacitara... traerle dolor a su padre una vez mas, no es justo para él, ya perdió a su esposa, perder a una hija sería el doble de dolor para él.
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Ha pasado un año, y Eurielle se encuentra en el fuerte, mirando hacia el horizonte, esperando la llegada de Thorin y de Dwalin, pero aún no aparecen, ya es de tarde, y el cielo se ha teñido con un color muy rojizo.
—Eurielle, aquí estas... —dice Garielle llegando hasta donde su hermana— Nada? —Eurielle responde con una negativa. Garielle observa el cielo, nunca lo había visto tan rojo como esa vez, siente que algo puede suceder, algo está muy cerca acechando el fuerte, se siente y se huele en el aire, pesado y pegajoso— La tarde se ha teñido de sangre... nada bueno trae... — dice en susurro la joven Garielle, pero fuerte como para que su hermana le escuchase.
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