Otro día, ha nacido en Erebor, Balin se encuentra en el fuerte observando todo el Lago Largo desde ahí, pensativo con un fuego aún vivo en su cuerpo, deseando volver a ser joven como antes, pero ahora la responsabilidad de siete hijos lo detiene. A lo lejos, en el cielo ve un ave negra pero muy conocida entre los Naugrim que se aproxima a gran velocidad hacia Erebor. Al aterrizar el ave se posa en uno de los muros del fuerte, esperando que Balin se acercase a él.

—A qué vienes? ¿Vienes a traernos buenas noticias? — habla Balin observándola con atención, adentrándose cada vez mas en sus ojos como si fuera hipnotizado por él — No son muy buenas noticias después de todo... —culmina Balin yéndose del fuerte tan rápido como podía a los adentros de la gran montaña solitaria.

Dentro del reino de Erebor, se encuentra Dwalin junto a Thorin jugando a "adivinanzas", simplemente para pasar las horas antes de la cena. Al momento se escucha un cuerno que hizo temblar todo alrededor.

—No recordaba el sonido de ese cuerno... —susurra Thorin comenzando a caminar hacia la sala del Rey junto a Dwalin. Al llegar encuentran a Thráin, Frerin, el rey Thrór y un asustado Balin— ¿Qué pasa? —responde Thorin llegando a la sala los presentes en excepción del rey hacen una reverencia él la devuelve.

—Balin, trajo malas noticias de las Colinas de Hierro... —responde Thráin con seriedad.

—Qué pasa ahora? —responde Thorin de igual modo.

—Náin, ha declarado guerra a las Montañas azules! —exclama Thrór.

—El cuervo anuncia que Náin quiere aliados— agrega Balin.

—Y ahora porque quiere Nain hacer una guerra? —pregunta Thorin sosteniendo una risita y cruzándose de brazos.

El rey Nain ha sido considerado muy iracundo para con todos los que le rodea, y Thorin sabe eso. Pero con un buen consejo y acuerdo se olvida por lo cual se ha enojado. Esto, también lo sabe Thráin quien se ríe perturbando a su padre quien lo mira con enojo.

—De que te ríes Thráin???! —exclama el rey— Esto es de vida o de muerte.

—No me malinterprete padre... —contesta Thráin— pero, ¿porque quiere hacerle la guerra a Montañas Azules?

—Sí Balin... ¿porque? —pregunta también Thrór. El aludido se sonroja y aclara la garganta.

—Por un dulce que solamente hay en las Montañas Azules mi señor... —responde Balin algo apenado pero asustado, ya que Nain es un enano de palabra y lo que dice lo cumple.

—Me suponía que era algo así... —susurra Thorin levantando las cejas— Y me imagino que ellos no quieren compartir el dulce... ¿no es así? —esto se lo pregunta a Balin.

—Me imagino que no Thorin... debido a que Nain ha declarado semejante escandalo...

—Bien!! —interrumpe Thrór— vas a tener que ir tu Thorin! —agrega con un atisbo de cansancio. Thorin acepta sin comprender porque él tenía que arreglar tales cosas con los hermanos del Este y del Oeste. —Mañana partirás...

—Esta bien mi señor... —contesta Thorin haciendo una reverencia y yéndose del lugar junto a Dwalin.

—Porque siempre tengo que ser yo el que tenga que arreglar estupideces por enanos tan cabezudos como él!! — exclama Thorin caminando a pasos apresurados por los pasadizos seguido por su fiel amigo Dwalin.

—Porque... vas a ser el Rey mas importante de todos los reinos enanos? —responde un divertido Dwalin— además... lo de cabezudo es herencia ¿no? —agrega con tono de diversión. Thorin se detiene en seco sin darle la cara a su amigo que se detiene detrás de él.

—Eurielle... —responde casi en susurro el príncipe mientras Dwalin lo miraba sin comprender— Eurielle es mi consejera... y por ende, tiene que acompañarme— agrega dándose la vuelta mirando a Dwalin quien esta serio con los brazos cruzados.

—Obviamente no llevarás a mi sobrina a ese lugar verdad? —dice Dwalin mirando severamente a Thorin.

—Es lógico que no... jamás la llevaría a un lugar y a un camino muy peligroso para ella, aunque fuese muy fuerte...

—Pero mi sobrina es muy testaruda...

—Lo se... y además... me iré antes del mes... no le va a agradar en absoluto! —interrumpe Thorin sin saber qué decirle a Eurielle— Por ahora la evitaré hasta pensar en lo que voy a decirle...

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Thorin se encuentra en su habitación, acostado, pensativo, sin ningún tema en concreto solo, pensando en todo. Pero es interrumpido por un toque a la puerta. Thorin se levanta ágilmente de su cama sin hacer ruido esperando otro toque mas, pensando en que fuera Eurielle y con miedo en lo que tenía que decirle. Posiblemente su padre ya le dijo y esta furiosa, y la persona que esta tocando sea ella esperando a que abran la puerta para pasar y matarlo con solo un golpe. Una tercera tocada hace que el príncipe tome la espada expectante, mirando la puerta sin saber que hacer o cómo reaccionar;

—Nieto... estas ahí?? —dice una voz detrás de la puerta, Thorin se relaja y vuelve a respirar tranquilamente, deja su espada en la cama y se dirige a la puerta abriéndola y mirando con una sonrisa a su abuelo Thrór— puedo pasar? —dice el rey, Thorin asiente, este pasa mirando cada rincón de la habitación y por último a su nieto quien cierra la puerta— Vengo para darte algo nieto mío... —continúa acercándose a él dándole una pequeña cajita de madera.

—Qué es esto? —pregunta Thorin sin abrirla.

—Es mi anillo... —contesta Thrór con seriedad, Thorin lo mira sin saber porque lo hace— Te lo quiero dar, porque tu serás el rey de este reino algún día...

—Pero abuelo... primero debe serlo mi padre...

—Sí, sí!! —exclama el rey sacudiendo las manos como si espantase moscas alrededor de él.

—Así que deberías de dárselo a él y no a mi...

—Se lo darás cuando sea el rey!! —le contesta con una voz muy rara en el rey, como si el anillo estuviera en peligro a manos de él mismo— Solo te pido nieto... que lo lleves contigo por ahora... —Thorin sin decir nada mas asiente. Thrór se despide de su nieto y luego se va.

Algo le ocurre al rey de Erebor, algo que él solo va a tener que luchar en contra de eso, ya que no hay nadie quien lo pueda ayudar.

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Eurielle se encuentra sentada cerca de una colina que da al Lago Largo, mirándolo sonriendo dulcemente.

—Eurielle... —dice una voz a su espalda, ella se le borra la sonrisa y se levanta de ahí dándose la vuelta.

—Papá... solo quería verlo...

—No hija! Hay algo que te tengo que decir...

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Al llegar la noche Thorin se levanta de su cama, ha estado todo el día ahí, evitando a Eurielle y a su mal genio mientras toca irse. El príncipe se dirige a su baño para asearse un poco antes de ir a comer, rezando a Aulë que lo ayude. Mientras se detiene a pensar en eso se da cuenta que alguien ha entrado sin permiso a su habitación alertándolo, agudizando sus oídos escucha con mucha atención a su alrededor, al salir del baño sigilosamente fue sorprendido por una ráfaga de lodo que poco a poco se le pegaba en la cara junto a un mal olor y a unas carcajadas;

—FRERINNN!!!! —se escucha el grito de Thorin estremeciendo todo el palacio—

De la habitación de Thorin sale un chico algo flacuchento y de cabello rizado de color oscuro riendo seguido por un miura que solo gritaba improperios hacia él. Frerin cansado se detiene en la puerta de la sala donde suministraban el oro, tratando de esconderse de su hermano, pero de nada le sirvió ya que fue atrapado por Thorin quien lo sostiene de la nuca apretándolo fuertemente mientras Frerin lo trata de golpear, pero el jugueteo es interrumpido por unos susurros constantes dentro de la sala. Ambos se calman y ponen atención, Thorin entra sin hacer ruido seguido por su hermano, los dos príncipes quedan estupefactos al ver que su Rey mira de un modo morboso el oro que le rodea, como si estuviera loco, le habla y le susurra mientras que en su mano sostiene la piedra del arca.

—Oro inconmensurable!! —exclama Thrór bajo su trance, preocupando a Frerin quien se adelanta de su hermano, pero es detenido por Thorin quien niega con la cabeza saliendo junto con su hermano de la sala sin decir nada.

Al alejarse de ahí Frerin mira a su hermano con una expresión de miedo, de preocupación, ¿acaso el Rey bajo la Montaña ha enloquecido?? ¿Ha enfermado? Si lo esta... nada bueno viene para el reino.

—Solo... no digas nada... —dice Thorin entendiendo todo lo que Frerin, su hermano decía con su mirada — No digas nada hasta que yo vuelva .... —Frerin asiente, desconcertado por lo que ha visto.

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Al acercarse la cena, Thorin camina sentido al comedor, pensando en su abuelo y en el mal que tiene, que lo ha visto antes pero leve... pero ahora... le da miedo lo que pueda sucederle.

—Thorin... — escucha una voz muy conocida detrás de él... voz que no quería escuchar hasta el día siguiente— Es cierto? —agrega la voz que le pertenece a la enana Eurielle. Thorin gira topándose con la mirada triste de Eurielle, ojos llenos de lágrimas.

—Tengo que ir... —suelta Thorin sin decir nada mas.

—Porque tienes que ir a arreglar asuntos tan tontos por un enano que no sabe callar cuando debe?? —agrega Eurielle un poco enojada, Thorin solo suspira... esto, no es el final de la discusión.

—Seré rey algún día... y los asuntos tontos sean de aquí como de otro reino los deberé de ver! —contesta Thorin esperando la explosión de Eurielle... pero no llega.

—Sabes que soy tu consejera real...

—No irás... —le interrumpe, Eurielle lo mira con más enojo.

—Y por qué?? ¡Te vas a arriesgar a que algún orco o trasgo o wargo te mate en el camino por una insignificante disputa!!

—Y eso que?? Ya he pasado ese camino muchas veces...

—Y las veces que la has pasado te atacan... y has salido ileso... pero ¿cuántas veces va a suceder lo mismo Thorin? —agrega Eurielle, mientras Thorin baja su mirada sin saber que decirle.

—De todos modos, tenía que irme... es mi vida Eurielle...

—Pero puedes elegir...

—No... ahora mas que nunca... no puedo... —dice Thorin dándose la vuelta y comenzando a caminar, pero se detiene al escuchar unos sollozos que lo hacen reaccionar en volver hacia ella y abrazarla fuertemente, seguido por un beso muy largo. Al terminar el beso, Thorin le sostiene delicadamente la cara, mirándola llorar, él le limpia las lágrimas y deposita otro pequeño beso en los labios y otros dos en sus ojos — Todo va a estar bien... —le susurra — ya no llores... —le dice con una voz delicada como si con la voz de él, el rostro de ella se quebrara.

—Prométeme que por lo menos te llevarás a Dwalin... —susurra ella conteniendo las lágrimas.

—Él siempre irá conmigo donde sea... —contesta el príncipe con una sonrisa dulce. Sus manos bajan de la cara de la joven hasta la cintura de ésta atrayéndola a él, dándole un beso en la frente. Thorin en ese momento piensa en algo y luego suelta a la joven mirándola —Ten esto... —le dice sacando de su bolsillo el anillo que le dio su abuelo — Esto va a ser una promesa de mi hacia ti... de que volveré en cada viaje que tenga que ir.

—Pero es el anillo de....

—Sí... —le interrumpe —quiero que lo tengas y lo protejas— agrega el príncipe, ella asiente y le sonríe.

¿Tanto la ama? ¿Para que le entregue a su poder algo como eso? Sí... tanto como para darle lo más preciado del reino, no solo le entrega un anillo, sino que le entrega la confianza y todo lo que es él a ella.