3. Juego de Montañas, el rey Trasgo y un enemigo mortal
Ha pasado un mes desde que los enanos junto al mediano salieron de Rivendel, ahora se encaminan hacia las montañas del Este, donde un gran invierno lleno de lluvia torrencial les espera.
Avanzando en el camino de las montañas, Thorin, lidera el grupo, seguido por Dwalin y luego por Gloin. Pero un gran estruendo se escucha en el cielo.
—Son truenos... —dice Kili.
—No... miren... —grita Bifur entre la bulla de truenos y el sonido de las gotas al caer, señalando un espacio en el vacío. Todos miran con atención, pero no ven nada, debido a la espesura de la lluvia y la neblina.
—Sigan caminando!! —grita Thorin, todos avanzan lento pero seguido.
Un temblor provoca que Bilbo perdiera el equilibrio y casi resbalara pero Aûstryth le salvó.
—Miren!! —grita Bombur señalando nuevamente al vacío, pero esta vez si vieron un gigante, el cual fue el culpable de ese extraño temblor.
—Gigantes de piedra!! —exclama Fili — las leyendas son ciertas!!
El gigante camina a paso lento, luego se detiene para recoger una gran roca y luego aventarla hasta el otro extremo del lugar, una gran risotada se escucha en el gigante. Donde había lanzado la gran roca se levanta otro gigante el cual camina más rápido hacia él, enfurecido golpea al primero, cayendo y produciendo otro temblor. El gigante hallado en el suelo toma otra roca y se la tira, el otro gigante la esquiva provocando que la enorme piedra impactara muy cerca de los enanos. Esto provocó que otro gigante se uniera al juego, el gigante que anteriormente estaba dormido ahora se mueve haciendo que los enanos se aferraran aún más, debido a que el camino donde ellos estaban era las orillas de alguna extremidad del gigante y que ahora se comienza a levantar. Para infortunio de ellos, el grupo se ha dividido; Kili, Bifur, Bombur, Óin y Gloin se encuentran en un pie del gigante y los demás en otro, mientras los gigantes reían tirándose piedras los enanos gritaban de miedo.
Una de las rocas voladoras del primer gigante, impactan en la cara del tercer gigante derribándole y provocando que Kili y su grupo impactaran en otra montaña, Thorin y su grupo salen ilesos de esta, Thorin al ver que Kili y los demás han impactado se levanta rápidamente en busca de su sobrino.
—Kili!!! —grita Thorin a todo pulmón, corriendo hacia donde se encuentra destrozado el gigante, al llegar mira que no solo Kili se encuentra bien sino los demás.
—Donde está el hobbit? —pregunta Bofur, al mismo tiempo en que lo encuentra colgando en la orilla de un precipicio.
Dwalin reacciona tratando de salvarle, pero no puede, así que Thorin se lanza al precipicio ayudando al mediano a subir, provocando que él mismo resbalase pero Dwalin impide la caída y le ayuda a subir.
—Casi perdemos a nuestro saqueador... —dice Dwalin en un hilo de voz.
—Ha estado perdido desde que salió de su casa... —contesta un malhumorado Thorin —no debió de venir...
—No digas eso!! —exclama Aûstryth con desdén.
—Tu tampoco debiste de venir... —dice Thorin con una mirada severa. La enana le mira sin decir nada.
—Aquí hay una cueva! —exclama Balin —podemos en guarecernos....
Thorin y los demás entran con cuidado inspeccionando cada rincón de la cueva, Gloin se anima a encender el fuego y calentar algo de comida, pero Thorin se lo impide mandando a todos a descansar menos a Bofur el cual hará la primera guardia.
Aûstryth por su parte mira a Thorin cruzada de brazos, Thorin le mira sin decirle nada, para luego acostarse a descansar.
—No discutas más con él... —dice Bilbo —es más que evidente que no nos quiere aquí... —continúa, la enana le mira sin decirle nada —no sé qué estaba pensando en venir a esta misión, la cual no me dejará nada bueno si no logro el cometido por el que estoy aquí...
—No te rindas... —dice Aûstryth empezando a arreglar las mantas para poder dormir un poco. El hobbit la mira sin decirle nada suspirando y asintiendo.
La tranquilidad ha vuelto, y los enanos excepto Bofur duermen plácidamente, aunque Bilbo no ha podido dormir pensando en qué hacer sobre seguir o no en la misión. Al instante se levanta decidido recogiendo sus cosas con mucho cuidado, camina de puntillas hacia donde se encuentra Aûstryth y la menea para que despierte. La enana despierta algo somnolienta observando al hobbit sin decirle nada.
—Me iré... —dice Bilbo en un susurro — a Rivendel... —la enana se sorprende y se sienta para observarle mejor.
—Vas a dejar a la compañía así?
—Thorin tiene razón... no debí de venir...
—Entiendo que extrañes tu hogar... —dice Bofur el cual escuchó la conversación.
—No! ¡No sabes lo que es extrañar un hogar! ¡Ustedes están acostumbrados a ser nómadas a vivir así! ¡Yo no! —exclama en susurro el hobbit a Bofur, Aûstryth le mira seriamente. Bilbo al ver lo que ha hecho se retracta.
—No... está bien... —dice Bofur —tienes razón... no pertenecemos a nadie... —dice.
Thorin, ha escuchado todo sin meter su cuchara, pensativo.
—Te deseo lo mejor... —dice Bofur despidiéndose del hobbit. Bilbo agradece y comienza a caminar.
—Espera! —exclama Aûstryth — iré contigo... a mí tampoco me necesitan... —dice ante el asombro de Bofur, pero la enana se detiene observando el mango de la pequeña espada de Bilbo, que brilla como la misma luz de las estrellas —. ¿Qué es eso? —pregunta señalando la espada, Bilbo la mira sin entender.
Por otro lado, Thorin también observa su espada la cual también brilla, acto seguido se empezó a escuchar retumbos debajo del suelo donde los enanos descansaban alertando a Thorin.
—Todos!! ¡Despierten!! —es lo único que pudo decir antes de que el suelo se abriera y todos los enanos cayeran en un agujero como un tobogán, rodando y rebotando en esas lisas paredes.
Al fin, llegaron a un suelo, cayendo unos encima de otros, Bombur fue el penúltimo seguido por Aûstryth la cual se salvó de su aplaste. Thorin se levanta poco a poco seguido por los demás, pero unas hordas de trasgos se abalanzaron a ellos, sujetándoles y llevándolos a algún lugar.
Después de una caminata, llegaron a una enorme cueva de la cual despedía un olor nauseabundo. Pero que al final se encontraba un enorme trasgo con una corona hecha de huesos, el trasgo los mira con enojo, dando señales a sus seguidores de que les suelten.
—Quien osa en llegar a mi reino armado hasta los dientes? —pregunta un trasgo mucho más grande que los demás levantándose de su trono. Ningún enano habla. —Catorce enanos se encuentran ante mi... y ninguno quiere hablar?... bien! ¡Traigan el rompe huesos! —exclama el rey trasgo a sus sirvientes— hablarán con ayuda entonces... comenzaremos con el más joven... —agrega señalando a Ori.
—No!!! —grita Thorin dejándose ver ante todos, sorprendiendo al rey trasgo.
—Pero vaya!! Miren a quien tenemos aquí... —dice — Thorin, hijo de Thráin, hijo de Thrór, rey bajo la montaña... —exclama haciendo una reverencia —. ¡Ah! Se me olvidaba... no tienes montaña... así que no eres rey... eres un don nadie... —dice entre risas.
—Como te atreves a decir eso gusano asqueroso!! —exclama Aûstryth saliendo del grupo.
—Aûstryth! —le advierte Thorin, pero ella no escucha.
—Debes de tener un poco más de respeto asqueroso bicho de cavernas! —exclama la enana ante las risas sínicas del rey trasgo.
—Vaya!!! Una enana en el grupito... —contesta el trasgo — me parecía que tu esposa era de cabello negro...
—Cállate asquerosa rata!! —grita Aûstryth, pero el trasgo reacciona dándole un bofetón que la hizo volar y caer cerca de Thorin.
—Estas bien? —pregunta Thorin agachándose, ella asiente levantándose poco a poco.
—Thorin... hay alguien que paga por tu cabeza... sin nada más debajo de ella... —dice mientras le susurra a uno de sus sirvientes el cual asiente y se va corriendo —. Regístrenlos... —manda, reaccionando todos sus sirvientes, mientras el rey comienza a cantar.
¡Azota! ¡Volea! ¡La negra abertura!
¡Atrapa, arrebata! ¡Pellizca, apañusca!
¡Bajando, bajando, al pueblo de trasgos,
vas tú, muchacho!
¡Embiste, golpea! ¡Estruja, revienta!
¡Martillo y tenaza! ¡Batintín y maza!
¡Machaca, machaca, a los subterráneos!
¡Jo, jo, muchacho!
¡Lacera, apachurra! ¡Chasquea los látigos!
¡Aúlla y solloza! ¡Sacude, aporrea!
¡Trabaja, trabaja! ¡A huir no te atrevas,
mientras los trasgos beben y carcajean!
¡Rodando, rodando, por el subterráneo!
¡Abajo, muchacho!
Los trasgos comienzan a registrarlos, pero la espada de Thorin; Orcrist, hizo que todo el grupo de trasgos tuvieran miedo — ¡Es la degolladora de trasgos, la devoradora!! —grita con asombro el rey.
El rey trasgo furioso por eso, mandó a triturar a los enanos y a matar a Thorin.
Mientras trasgos luchaban con los enanos, otros luchaban con la fuerza del rey enano para rebanarle la cabeza y así podérsela dar a su rey.
—Aléjense de él!!! —exclama Aûstryth alejando a los trasgos con un solo golpe de su arco. En ese momento una luz muy brillante seguido por un viento poderoso hizo que todos los trasgos quedaran mareados y cayeran, Thorin reaccionó protegiendo a la enana de ese poderoso viento llevándose una mirada de sorpresa de la pelirroja.
Mientras la luz se disipaba, dejaba ver una silueta grisácea que llegaba a ellos lentamente.
—Agarren sus armas, peleen... —dice la voz potente del mago —. PELEEN!!! —grita haciendo que los enanos reaccionaran en coger sus armas y comenzar a pelear.
Gandalf guiaba a los enanos entre los pasadizos de la gran cueva mientras ellos peleaban y derribaban a trasgos abriéndose camino. Balin se sentía orgulloso y fuerte al derribar trasgos con solo un golpe certero, viendo en que no esta tan oxidado como pensaba.
En el camino, fueron interceptados por el rey trasgo que de la nada apareció ante ellos.
—Creías que se iban a salir con la suyas?? —exclama el rey trasgo con enojo golpeando con su mazo al mago provocando que este cayera encima de los enanos, pero Gandalf rápidamente se levanta —Ahora qué vas hacer? —le dice, Gandalf reacciona agitando su espada provocándole una cortada muy grande y gruesa a su enemigo, este cae de rodillas muy sorprendido — Creo que con eso basta... —dice, pero el mago le degolló haciendo que el gran trasgo callera a un precipicio provocando que ellos también cayeran junto con él.
Los enanos caen en los escombros de lo que fue un puente, adoloridos se comienzan a levantar.
—Pudo haber sido peor... —dice Nori, al mismo tiempo en que el gran cuerpo del trasgo cae encima de ellos.
—No puedo creerlo!! ¡Es enserio!!?? —exclama Kili tratándose de zafar, pero escucha un rugido de feroces criaturas que poco a poco comienzan a notarse en una gran colina —. Gandalf!! —grita, el aludido mira que millones de trasgos corren hacia ellos.
—No podremos con todos ellos! —exclama Dwalin ayudando a su hermano y a la enana.
—Solo hay una cosa que los puede detener... —dice el mago —la luz del sol... —agrega mientras comienza a correr seguido de los demás.
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Salen de la gran cueva agitados y dando gracias de que aun el sol estaba en el cielo. Gandalf comienza a contarlos cuando se han adentrado más al bosque, llevándose la sorpresa de que falta uno, y el más importante...
—Donde esta Bilbo? —pregunta el mago, todos le miran sin decir nada — donde está el hobbit!!? —exclama.
—Yo lo vi por última vez escabulléndose de los trasgos cuando fuimos capturados... —dice Bofur.
—Iré a buscarlo! —exclama Aûstryth, pero es detenida por Kili.
—Tu saqueador ya no volverá Gandalf... —dice Thorin con un legítimo desprecio hacia él —. Él extrañaba su hogar desde salió de él... no hacía nada más que quejarse... él ya debe estar muy lejos... encaminándose hacia su hogar...
—No! ¡No es así! —dice Bilbo apareciendo ante los ojos de los demás, la enana corre a abrazarle provocando en él un sonrojo tenue.
—Me alegra que estés aquí! —exclama la enana.
—Cómo hiciste para escapar de los trasgos? —pregunta Kili impresionado.
—Pues... —dice Bilbo listo para decir su secreto.
—No importa... ya está aquí! —exclama Gandalf.
—Claro que sí importa... quiero saber... —dice Thorin.
Bilbo le mira y suspira y luego mira a Aûstryth.
—Sé que dudas de mi Thorin... —dice el mediano — piensas que cometiste el error de aceptarme en la compañía... pero estas equivocado... y sí... extraño mi hogar... porque es de ahí de donde vengo... ustedes han perdido su hogar... y quiero ayudarles a recuperarlo, porque sé lo que se siente tener un hogar... por eso...
El discurso del hobbit hizo que todos quedaran en silencio, y que Thorin pensara sobre las palabras que ha dicho el mediano. Pero todo eso se disipó en el momento en que unos aullidos comenzaron a elevarse en el aire alertando a todos.
—Huimos del fuego... —dice Thorin desenvainando su espada.
—Para caer en las brasas... —continúa Gandalf haciendo lo mismo — Corran!! —exclama, todos obedecen.
Los enanos, llegan al límite del bosque, viendo de que no hay escapatoria, Gandalf manda a trepar los árboles, hacen lo que pide y en un instante se encuentran rodeados de huargos y orcos.
—Al fin!! —exclama uno de los orcos, el más grande y el más pálido de todos; Bolgo sale del grupo con su rompecabezas en mano, observando a todos los enanos, pero principalmente a Thorin. — al fin... continuaré lo que mi padre ha comenzado... y consiste en desaparecer a los descendientes de Durin...
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