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15. La batalla de los cinco ejércitos; enanos, elfos, orcos, huargos y hombres

Retumbos, gritos de guerra, el chirrido del choque de las espadas, el sonido hueco del hacha al rebanar escudos, galopes incesantes acompañados de uno que otro gemido de dolor. Es lo que se escucha desde dentro del reino de Erebor, el silencio de todos los enanos y enanas presentes inundan las salas abarrotadas de escombros y de una que otra armadura tirada en el suelo, seguro de algún guerrero de antaño, cuando Smaug quería adueñarse de la montaña.

El temblor corporal de Aûstryth era calmado por la caricia producto de la mano de Dís, tratándola de consolar. La rabia de Kili aumentaba cada vez mas, al saber que su tío, su único tío, se encuentra preso por algo verdaderamente obscuro. El hijo menor de Dís, sabe muy bien que en su sangre puede haber rastros sobre ese tipo de mal, pero su corazón dice otra cosa, su corazón y alma gritan al unísono salir a luchar junto a sus otros hermanos naugrim que luchan por ellos en la batalla que se desencadena no tan lejos de las puertas de Erebor.

Flash back


—Buenos días tengan todos ustedes... —dice Dáin— Por lo que veo vienen a pelear por lo que no es de ustedes... les sugiero algo... ¿PORQUE NO SE VAN A SUS PUEBLOS? ¡¿ANTES DE QUE MI MAZO HAGA PURÉ DE SUS CABEZAS?!—Los hombres de Esgaroth retrocedieron ante las risas de los enanos de Colinas.

—No retrocedan!! —grita Bardo.

—Dáin! ¡Hijo de Náin!! —exclama Gandalf llegando a él, haciéndole una reverencia.

—Oh Gandalf!! ¿Porque no le dices a estas tumbas de que se alejen de Erebor?

—Mi señor enano... —contesta Gandalf con mucho tacto en su hablar— hordas de orcos vienen hacia acá...

—Yo no veo ninguna señal de que hay orcos en el horizonte... —interrumpe el enano.

El silencio de Gandalf no podía ser mas incómodo.

—Gastas saliva con el naugrim... —habla Thranduil.

—Tu... espíritu del bosque... —habla el enano— deberías de callarte e irte de aquí!! —exclama, la sonrisa de Thranduil se amplía enormemente de forma arrogante haciendo que Dain se enojara—. O quieres que mi mazo te parta el cráneo en dos... para que se te quite esa sonrisita...

Las risas de los enanos incrementaron y un "estúpido" sonó en los labios del rey elfo.

—Si eso es lo que quieres... empecemos... —dice Thranduil refiriéndose a empezar la batalla, la mirada gélida de su esposa no lo perturbaba.

—PUES DÉMOSLE A ESTOS ESPIRITUS LO QUE QUIEREN!!! ¡REGUEMOS EL SUELO CON SU SANGRE!! —grita Dain animando las masas.

—Vete!! —exclama Thranduil a su esposa, ella lo mira horrorizada.

—No me iré!

—No voy a perderte!! No se sabe que puede pasar... —Thranduil la mira por ultima vez antes de que Almaré saliera a todo galope hacia la Ciudad del Valle.

Lanzas y flechas eran lanzadas entre los dos bandos, como si fuera que midieran sus fuerzas, Thorin mira con orgullo lo que sucede, mientras su hermana mira con mucha ansia.

Las tropas de enanos, comenzó a avanzar lenta pero fuertemente a dirección a las masas de elfos y hombres, pero varios retumbos detuvieron la pelea. Grandes monstruos sin patas comenzaron a salir de la tierra abriéndoles el paso a miles de orcos que corrían a toda velocidad en dirección a ellos.

—Mer irta ectae!! —grita Thranduil a su gente. rápidamente los elfos comenzaron a posicionarse.

—Hijos de Durin!! ¡Con nuestra propia vida tenemos que defender este reino!! —grita Dain a su gente mientras ellos contestaban en Khuzdul.

—Ya es hora!! —dice Kili, su madre asiente para después gritar un mandato a su gente, pero es detenida por Thorin.

—No!!! No lucharemos... —dice el rey enano. Dís le mira incrédula.

—Is tu mĕg a caetr... —responde Dís en Khuzdul.

—Dije que no!! —grita Thorin comenzando a caminar hacia el salón de oro, su silueta comenzó a desaparecer entre el brillo de tal salón.

End flash back

—Thorin ya no existe... —habla Dwalin, Dís le mira sin decir nada.

—Él no es igual a mi abuelo... —responde la princesa secamente.

—Sabes que eso no es cierto!!

—Yo sé que Thorin va a poder con esto!!

—NO LO HARÁ!! ¡MIRA!! —grita Dwalin muy enojado señalando todo lo que ocurre —. ¿Crees que a mi no me duele que él esté así?

—Princesa!! —exclama Bofur señalando lo que pasa.

—Dain esta... perdiendo? —dice Kili, Aûstryth al escuchar eso reacciona yendo hacia donde se encuentra el rey Thorin.

Mientras tanto, Thranduil va a todo galope hacia la ciudad en ruinas, debido a que muchos orcos han entrado en la ciudad, matando a diestra y siniestra. Su preocupación solamente abarca sobre la vida de Almaré, tiene miedo a que su esposa deje de vivir.

Al aproximarse a la ciudad, flechas atravesaron el cuerpo de su siervo, produciendo que Thranduil cayera de él, aunque ágilmente se levantó con espada en mano, recibió una que otra rasgadura en sus ropas y piel. Pero eso no detuvo su velocidad y precisión para derribar a cuantos orcos se le aproximaran.

Lejos de él, se encuentra la reina completamente vestida de hierro, tan sólido como el mismo Mithril pero ligero, hecho para una mujer como ella. La espada que posa en su mano hace brillar una parte de su rostro mientras dos orcos avanzan hacia ella, orcos, que fueron muertos al mismo tiempo en que ellos levantaron sus hachas y lanzas. La agilidad de la reina es envidiable, tanto, que las mujeres que se encontraban cerca de ella se llenaron de valor y comenzaron a luchar a la par de ella y de demás hombres que con mucha fuerza daban estocadas certeras a sus oponentes.

—No dejaremos que esas cosas nos hagan doblegarnos!! — exclama la reina, animando a la gente a que sigan luchando. Bardo se topa con la reina del Bosque Negro, sorprendido, no dice nada y solo se insta a pelear junto a ella, haciendo retroceder a las masas de orcos que los amenazan.

Los gritos de Dain, llamando a Thorin y al pueblo de Erebor se abre paso entre los gritos de guerra y de ultimo respiro para varios enanos. Pero la respuesta... no llegó.

—Thorin... —habla Aûstryth llegando al salón del oro, una mirada furibunda la recibe.

—Qué haces aquí? ¡He dicho que nadie tiene permitido entrar aquí!

—Es mi pueblo... —solloza la enana, pero la mirada sin vida del rey le hace bajar su mirada —. Están dando la vida... por ti... por Erebor.

—Las puertas secretas... están abiertas... —dice Thorin, Aûstryth alza la mirada arrugando la frente escuchando con cuidado lo que el rey decía.

—Mi señor??

—Hay que resguardarlas... sellarlas! —continúa —. Manda a varios enanos a resguardar esos lugares... —autoriza el rey. Aûstryth lo mira sin comprender.

—Dain... puede morir... —dice la enana, pero Thorin sigue en su enajenamiento —. Él puede morir... él es tu primo...

—Todavía sigues aquí? —le dice el rey mirándole con mucha furia en sus ojos, tanto que Aûstryth en un momento juró ver en ellos un brillo rojo y siniestro —. ¿Tengo que repetir lo que dije? —agrega, avanzando a ella con mucho enojo.

—Thorin... estas peor que Thrór...

—NO HABLES SOBRE MI ABUELO O ALGUN ANCESTRO MIO!!! —grita Thorin, la enana traga duramente para luego respirar.

—No solo yo pienso esto... tu sobrino... Kili, él se siente desconsolado, él te admiraba... ahora solamente ve en ti un fuego que no es para nada parecido al fuego que hizo enamorarme de ti —Thorin, al escuchar eso, baja la mirada sosteniendo su cabeza, como si algo o alguien lo atacara por dentro, pero Aûstryth no se le acercó ni un centímetro, sus lágrimas le caían sin poder ella hacer algo para detenerlas—. Amas a tu familia... de eso estoy muy segura, y sé que Kili es tu esperanza, lo sigue siendo, al igual que Fili, al igual que Dís... no eres igual a tu abuelo...— se retracta— hay algo en ti... que sigue luchando por salir nuevamente... Thorin... —los sollozos volvieron otra vez, pero esta vez, Aûstryth las sostuvo tapándose su boca con una mano.

—Si vuelves a decir algo más... te juro que te mato... —sentencia el rey. La enana lo mira desconsolada, tanto que salió de ahí corriendo sin rumbo fijo.

Los pasos de la enana se escuchan repicar en los grandes pasadizos del reino, Aûstryth corre subiendo unas escaleras que la llevan a las habitaciones, o lo que eran las habitaciones de muchos enanos que eran de posiciones altas en la jerarquía. La pelirroja sin saber abrió una puerta entrando en la habitación y cerrando la puerta apoyándose en ella, llorando sin cesar. Al recuperarse un poco echó un vistazo a los cuadros que ahí había, cuadros hermosos de Erebor en los tiempos esplendidos y fructuosos. La habitación, tenía doseles de color vino al igual que las cortinas de la ventana, la cama tenía sábanas blancas, llenas de polvo. No muy lejos de ella, se encontraba un tocador de madera, el cual tenía una pintura, Aûstryth, aunque no conoció a Thorin cuando era joven, sabe muy bien que el chico de la izquierda de los tres que salen en la pintura; es él. A la derecha, posiblemente Dwalin por su forma tosca, varonil y mujeriego de salir en la pintura, la chica del centro, la enana dedujo que es posible que hubiera sido Eurielle, por la forma en que la pelinegra miraba a Thorin, se le notaba enamorada. La melena de Eurielle, era abundante y negra, pero su piel era muy blanca, tan blanca como la nieve que cae en los inviernos fuertes de la Montaña Solitaria.

Una lágrima cae del rostro de Aûstryth junto a un suspiro que inundó toda la habitación.

—Si estuvieras aquí... Eurielle... —habla la pelirroja mirando la pintura con anhelo.




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Hola chicas!! y chicos...

Ya solo faltan tres caps, el epilogo y el cap adicional para que esto se acabe...

La verdad es que me divertí mucho escribiéndola, y me rompí el cerebelo buscando info verídica de las historias presentes en la fic.

Espero que les haya gustado... dentro de muy poco escribiré otro cap.


Sin mas... gracias por leer.


FrancellaMG

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