10. Smaug; ser de destrucción
Los gritos de Kili, estremecía a todos los presentes. Después de que Thorin y los demás enanos partieran hacia la Montaña Solitaria, Kili, Fili, Bofur y Dori pidieron ayuda a Bardo y su familia, ya que la vida de Kili colgaba de un hilo.
—Kili, resiste! —exclama Fili, tratándole de quitar la calentura con paños de agua fría.
—Qué fue lo que lo hirió? —pregunta Bardo sosteniendo una taza llena de agua fría.
—Una flecha de orco... —contesta Bofur.
—Debemos de quitarle el veneno lo antes posible! —dice Dori.
Mientras esto sucedía en Esgaroth, Thorin ha llegado a tierra enana. No descansaron ni un segundo, apenas llegaron, comenzaron a buscar la entrada que describe el mapa.
—Sigan buscando! —exclama Thorin.
—Thorin! —se escucha una voz tenue, como una brisa. Thorin mira a su alrededor topándose con la silueta de una mujer toda de blanco.
Thorin, no sabía si lo que veía era una visión o era real, lo único que sabía era, que ante sus ojos, Eurielle esta presente, observando el horizonte como siempre lo hacía.
—Thorin? —le llama Aûstryth al ver que la vista del líder se perdía en la lejanía. Thorin reacciona mirando a la chica para luego sonreírle.
—Estoy bien... —dice, para luego seguir buscando.
—Thorin! ¡La encontré!! —exclama Bilbo señalando unas gradas ocultas ante dos estatuas de reyes enanos enormes hechas de piedra caliza.
—Bien hecho señor Bolsón!
++++++
Los gritos de Kili aumentaban cada vez mas, conforme la luz del sol desaparecía.
—Tienes Araûcania? —pregunta Dori a Bardo.
—No... eso es maleza... se lo dan a los cerdos.
—Puedo ir por él! —exclama Bofur, saliendo de la casa lo mas rápido que podía.
Mientras tanto, Thorin y los demás enanos buscaban la cerradura en donde se supone se encuentra la entrada secreta de Erebor.
—Mas rápido! —exclama el líder de la compañía al ver que el sol comienza a caer al Oeste—. El tiempo se nos acorta...
—El tiempo se nos acorta!!! —exclama Dori al ver que Kili ya no sigue gritando y la fuerza se le esta disipando.
La mirada perdida de Kili comenzaba a preocupar a Fili, su memoria lo traiciona y todos los recuerdos junto a su hermano comienzan a aparecer al frente de él. Fili, no puede creer que en cualquier momento Kili vaya a morir, o convertirse en un ser tan despreciable como lo son los orcos.
Un fuerte grito de Tilda hizo que todos reaccionaran observándola, hallándose con que no muy lejos de ella se encontraba un gran orco amenazándola con una enorme espada. Bain corre por su hermana y la protege seguido por su padre el cual le hace frente a la gran criatura. En un abrir y cerrar de ojos, toda la casa es hecha añicos, debido a que varios orcos entraban por el tejado de ella cayendo y destrozando todo a su paso.
—Nooooooo!!!! —grita Thorin, al ver que el sol está dando su ultimo brillo. No puede creer que ha fallado en la misión. Lee y relee el mapa buscando algún error —. Es lo que dice, "En la luz del último día de Durin" ... —dice con un nudo en la garganta.
—Debe haber algún error Thorin... —susurra Bilbo, pero el aludido no hace caso omiso.
—Hemos fallado compañeros... —dice Balin observando como el sol se oculta entre las montañas.
—Vamos Kili!!! —grita Fili al ver que su hermano comienza a ceder paso al veneno, su respiro es inconstante y sus ojos comienzan a tener un gris espectral.
—Kili! —habla Tauriel apareciendo en el marco de la puerta que ahora se encuentra destrozada, y con ayuda de Légolas derriban y matan a todos los orcos alejándolos de la casa.
La elfa llega hacia el príncipe observando su deplorable estado.
—Tauriel! Debemos seguir... —habla Légolas— huyen hacia el Este.
La mirada de Tauriel pasó de Kili a Légolas, sin decidir qué hacer. "Ve... te necesita" recuerda lo que le dijo su reina Almaré. Los ojos esmeraldas de la elfa observaron que Légolas se iba dejándola en la casa, ella comienza a caminar hacia su señor, pero se detiene, no puede seguirlo, debe estar al lado de Kili, debe intentar salvarlo.
—He llegado con... —dice Bofur, que al llegar a la casa toda destruida se asusta, pensando que fue la elfa la que hizo todo esto, pero Tauriel al ver lo que él ha traído reacciona quitándoselo—. ¿Qué haces?
—Voy a salvarle la vida a Kili...
La esperanza, se ha ido al mismo tiempo en que el sol se ocultó. Thorin se dio por vencido y se ha ido junto a los enanos, en excepción de Aûstryth y Bilbo quienes todavía siguen mirando la gran pared que tienen al frente.
—Se supone que debía de ser abierta con la luz del sol... —dice la enana observando que Bilbo camina de un lado a otro leyendo el mapa con detenimiento mientras en el cielo, se abría paso millones de estrellas iluminando el lugar. La enana se fascinó al ver cuantas estrellas se presentaban esa noche —. Es extraño que también las estrellas tengan luz como si fuera de día... —dice. Bilbo la mira con unos ojos llenos de chispas.
—Es cierto! —exclama el hobbit observando la luz de las estrellas, y a los pocos segundos, una luz blanca comenzó a surgir por entre las nubes—. ¡La luz de la luna!
—Esta lista el agua? —pregunta Tauriel a Bardo quien traía una taza llena de agua caliente dándosela a la elfa.
Ella comienza a destrozar la planta con mucha agilidad aplastándola y mezclándola con el agua. Kili entre su agonía observaba como una luz tenue y brillante se acercaba a él.
—Kili... —habla una luz, que poco a poco comienza a verse, apareciendo una mujer de cabellos negros y de ojos color miel, con una sonrisa llena de paz, Kili la mira sin comprender qué sucede —no te des por vencido...— le dice, Kili cierra y abre los ojos desapareciendo el fantasmagórico cuerpo de la misteriosa mujer y apareciendo la elfa en vez de ella.
Kili la mira detenidamente mientras ella comienza a hablar en lengua élfica mientras cubría su herida con la medicina.
—Es la última luz del último día de Durin!!! —gritaba con euforia Bilbo mirando la luz de la luna cubriendo la pared apareciendo en ella una cerradura.
—No era la luz del sol... en cierta forma lo era—habla Aûstryth de igual forma— pero la luz del sol reflejada en la luna!!
—Vuelvan!!! —grita Bilbo a los enanos— Vuelvan!! ¿Dónde está??!!! —comienza a buscar en el suelo la llave que Thorin botó al estar decepcionado.
—Buscas esto? —pregunta Aûstryth sosteniendo la llave, al mismo tiempo en que Thorin y los demás hacen acto de presencia.
—Nunca en mi vida he visto lo maravilloso que es la medicina élfica... —habla Dori al ver que Kili ha mejorado mucho y que ahora se encuentra acompañado de Tauriel.
—Vas a estar bien... —dice Tauriel, la cual se encuentra cerca de Kili mientras él dormía plácidamente.
—Tauriel... —susurra entre sueños el príncipe, produciendo en la elfa una leve sonrisa.
La puerta se ha abierto, dando paso a un brillo dorado en las paredes de Erebor. Thorin es el primero que entra seguido por Balin y Dwalin, lágrimas caían en el rostro del viejo Balin recordando su vida en el gran y majestuoso reino rodeado por sus cinco hijos y sus dos hermosas hijas.
—Lo recuerdas? —pregunta Thorin mirando cada espacio de los pasadizos, Balin asiente, ya que su voz se le ha ido y solo lágrimas regurgitan en él.
Bilbo entra de último observando que, al pie de la puerta, se encuentra unas runas y un gran dibujo tallado en oro puro.
—Qué dice ahí? —pregunta.
—Es una promesa de honor... —habla Aûstryth— la promesa que los seis reinos hicieron al momento en que la piedra del arca apareció...
—Cual promesa?
—Que se levantaran a luchar por el reino de Erebor junto al que portara la piedra del arca. —explica Thorin.
—Y me imagino que esto— dice el hobbit señalando el dibujo de una piedra que se encuentra arriba de la cabeza del trono— es la piedra del arca.
—Sí... es por lo que usted... —habla Thorin— mi querido hobbit, ha llegado hacer.
++++++++++++
Bilbo entre respiros hondos comienza a adentrarse al reino buscando al dragón esperando que ese gran reptil ya no se encuentre ahí.
Ahora, ha pasado mas de tres horas, y no ha habido ninguna señal del hobbit, o del dragón.
—Crees que fue lo mejor de que él entrara solo? —pregunta Aûstryth a Thorin.
—No... pero es nuestra única esperanza por ahora...
Mientras tanto, Kili se siente mejor, el mal ha pasado y eso tranquiliza a los enanos presentes.
—Gracias... —dice Fili a Tauriel, ella por su parte se sorprende aceptando el agradecimiento.
—Ya el mal pasó... —dice la elfa mientras envuelve en telas la herida del príncipe.
—Tauriel...—susurra Kili entre sueños. La aludida queda petrificada mientras él en su ensimismamiento sigue diciendo su nombre —. No... no es ella... ella se encuentra muy lejos de aquí... caminando entre las estrellas... —Tauriel le mira conteniéndose en decirle que ella se encuentra ahí, pero lo mejor para él es que la olvide.
Un retumbo fuerte, provocó que todos quedaran petrificados, Tauriel reacciona saliendo de la casa junto a Bardo, encontrándose de que los retumbos provienen de la Montaña. El poblado de lo que alguna vez fue Esgaroth comienza a asustarse, algunos dicen que el dragón ha caído, otros que los enanos han muerto y otros se apresuran a empacar sus cosas para irse lejos de la Ciudad flotante.
—Debemos de hacer lo mismo... —dice Bardo, Tauriel asiente.
Los retumbos siguen, cada vez mas fuertes y constantes asustando a la única enana del grupo.
—Bilbo... —susurra al aire mientras los demás siguen escuchando con cuidado.
—Thorin... lo mejor es ir por él! —exclama Balin.
—No! ¡No voy a arriesgar la vida de ninguno por un hobbit!
—Ese hobbit tiene nombre! ¡Se llama Bilbo! —exclama Balin sin creerse lo que escuchaba en la boca del líder. Thorin por su parte, no siguió discutiendo, no dijo nada más.
—Si no te pesa la vida de un amigo que te salvó de la muerte.... —habla Aûstryth colocándose el carcaj en su espalda y alistando su arco tensándolo mas con las cuerdas. —a mi sí me pesa! ¡Él es mi amigo y no lo voy a abandonar!
—Aûstryth! —le llama Dwalin deteniéndole el paso— es muy peligroso para ti!
—Déjala! —exclama Thorin, todos los ojos se posan en él. Thorin desenvaina a Orcrist decidido —le ayudaremos al hobbit...
Los enanos se adentran al reino, caminan sigilosos escuchando cada ruido a su alrededor. Un retumbo fuerte junto a un rugido como un volcán en erupción hizo reaccionar a Thorin el cual se adelanta al grupo con su espada en alto. Entre gritos de reprobación del grupo, Thorin desaparece entre los pasadizos, pero su correr no duró mucho, ya que se topó con Bilbo el cual corría en dirección a él como si el alma se le desprendiera.
—Thorin... hay que...
—Tienes la piedra? —interrumpe Thorin, los ojos de este se ensombrecen de cierta forma que el mediano no le contestó, evadiendo la pregunta e invitándole a seguir el camino hacia afuera.
Pero Thorin comienza a amenazarle con herirle interrumpiéndole el paso con la espada— ¿La tienes? —le vuelve a preguntar, pero son interrumpidos por los pasos fuertes del dragón que se acercaba a ellos con mucha agilidad mientras el pecho del reptil se ponía cada vez mas brillante, lleno de fuego.
Thorin reacciona sujetando a Bilbo y lanzándolo a otro pasadizo junto a él evadiendo el fuego que por poco casi los calcina.
—Es Thorin! ¡Hijo de Thráin! —dice un irónico dragón al ver al líder de la compañía sujetando su espada con demasía fuerza.
Los enanos llegaron a su rescate llevándose con ellos a Thorin y Bilbo a otros pasadizos. Todos corrían escondiéndose y esquivando las llamaradas del dragón, pero Balin se detiene en seco, al ver que en el suelo de ese pasadizo donde viraron, se encontraba cinco cuerpos, que solo el hierro de sus armaduras se lograba ver.
—Balin! —dice Thorin al ver que el anciano enano caminaba con cuidado hacia esos cuerpos.
—Ellos son... —susurra, al ver que uno de ellos llevaba un colgante de hierro hecho por Garielle para su hermano mayor. Una lagrima cae rápidamente en el hierro lleno de polvo.
—Balin... tenemos que seguir... —habla Dwalin sosteniéndole de un brazo, ya que el llanto apareció en los ojos de su hermano mayor.
—Mis hijos... —susurra aun en una voz ahogada llena de lágrimas y dolor.
Pero poco duró ese momento, ya que fueron interrumpidos por el paso decidido de un gran reptil. Dwalin reacciona halando a su hermano echándolo a correr por los pasadizos llegando a una habitación, la sala era enorme, al igual que muchas momias de cuerpos enanos, enanas sujetadas de sus posibles esposos o hermanos, bebes dejados en un tiempo estático, sin poderse mover, hablar ni llorar. Aûstryth miraba todo con horror, sus ojos celestes comenzaron a cristalizarse.
—No pudieron salir! —susurra ella al ver a pequeñas crías sujetadas de sus madres.
—Quedaron encerrados, sin agua, o comida... esperando la muerte —dice Dwalin con un deje amargo en su tono.
—No vamos a morir así... —dice Thorin, todos le miran—. ¡Si vamos a morir que sea luchando! Por nuestro reino... por nuestro pueblo... —dice, mirando cada cuerpo desplomado que se encontraba ahí, recordándole una y otra vez ese día tan desgraciado para todos los de Erebor.
—No podemos llevarnos a Kili de esta forma! —exclama Fili a los demás, ya que Kili, aunque ya se encuentra bien, aun no puede caminar. El mayor de los hermanos mira a Bofur y a Dori —Váyanse... es lo mejor que pueden hacer... ¡déjennos aquí!
—No! ¡Nos iremos juntos! —contesta Bofur, Tauriel mira la escena sin decir nada.
—Crees que estén muertos? —pregunta Bardo a la elfa, ella niega con la cabeza.
Un gran retumbo hizo estremecer la tierra, provocando en la elfa correr hacia afuera nuevamente para observar lo que pasaba; en el cielo nubloso, se encontraba una especie de reptil enorme que ascendía con agilidad mientras fragmentos de oro caían como gotas de agua de las escamas de ese gigantesco animal.
Tauriel se sorprende que el animal haya salido de la montaña, asustándose.
—Hay que sacar ya a Kili de aquí! —exclama mientras ayudaba a Tilda con alguna ropa y comida. Bardo por su parte, de un pilar arrancó una hebra negra hecha de una especie de hierro, Fili al verla se sorprendió.
—Como es posible que tengas una flecha negra? —pregunta, pero Bardo no le contesta.
—Les pido por favor, que lleven a mis hijos a un lugar seguro... —dice Bardo, Tauriel asiente y junto con los enanos sale del lugar embarcándose para así poder salir lo mas rápido posible.
Aûstryth corre hacia afuera de la Montaña seguida por Balin, Dwalin y los demás exceptuando a Thorin.
—No puede ser!! —exclama con terror la enana al ver que el dragón ataca al pueblo sin piedad ninguna.
—¿¡Que hemos hecho!? —exclama Ori sin saber qué hacer.
—Dónde está Thorin? —pregunta Bilbo al percatarse que el líder no se encuentra con ellos, Balin mira sospechosamente a su hermano sin decir ninguna palabra.
Thorin, camina por los pasadizos de la gran montaña; su hogar, observando cada punto del lugar recordando todo como era antes de que esto sucediera. Sin darse cuenta, llegó a su habitación, donde se encontraba algo ahumada pero todavía seguían las cosas en su posición. Entre sus cosas, encontró una corona, la cual fue hecha de Mithril y piedras preciosas, fue un regalo de Eurielle cuando ella aprendía a hacer ese tipo de objetos, al sostenerla y mirarla nostálgicamente, una sonrisa se plantó en sus labios.
Unos gritos de triunfo se escucharon desde afuera, llamando la atención del enano.
—Ha caído!! —grita Bombur— Ha caído el dragón!!
—El dragón ha muerto!! —celebra Aûstryth junto a Bilbo —. ¿Dónde está Thorin? —Bilbo la mira sin saber cómo decirle todo lo que sabe sobre el oro de Erebor y la posible enfermedad que ahora se encuentra en él. La enana mira hacia la montaña buscándolo, encontrando a Thorin vistiendo ropas y corona de un rey, la enana lo mira extrañada para luego mirar a su amigo que cabizbajamente mira la escena.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro