Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Pecado, culpa y condena

El firmamento enrojecido tronaba ante el envite de los relámpagos. Los espíritus encerrados en las entrañas de la tierra, en cavernas selladas por carceleros extintos, emergieron en columnas negras que recorrían el cielo en busca de desdichados para susurrarles al oído el modo en el que debían quitarle la vida a sus seres queridos, antes de acuchillarse el rostro hasta acabar con la suya.

El Invierno Eterno, imparable, traía al mundo el renacer de una edad de frío, tinieblas y sufrimiento. La huella de los primeros retornó para completar la obra que quedó a medias en el albor de los tiempos.

—Te has ganado el estar aquí —pronunció una figura ataviada con ropajes raídos y oscuros.

Margel giró un poco la cabeza y se atrevió a alzar la mirada para fijarla en el velo negro que cubría la cara de la figura.

—Gracias, señora —contestó en voz baja.

El último sacrificio, el que rompería los muros que impedían a los primeros pisar el mundo, ya casi había concluido. La mujer que yacía sobre el altar de piedra pulida portaba en su interior la semilla muerta fecundada por los murmullos roncos. Los lamentos y gemidos del parto satisfacían a los sacrílegos sirvientes encarnados en los cuerpos de hombres y mujeres desenterrados de tumbas.

Margel, recuperado en parte del frenesí oscuro, miró a la mujer y sintió pesar. Antes de que se iniciara el ritual, sin que lo vieran, vomitó detrás de unos árboles la carne arrebatada a los cadáveres calientes de sus hijos.

El parto, más que deleite, le producía tristeza, ya que le recordaba lo feliz que fue cuando su mujer dio a luz. Frustrado, incapaz de reaccionar, esperó a que acabara el macabro espectáculo.

Cuando la cabeza del bebé ennegrecido asomó, una luz invisible para la figura y para los sacrílegos llevó a Margel a dirigir la mirada hacia unos arbustos cubiertos de nieve.

—No es posible... —murmuró.

Su mujer, ataviada con un elegante vestido reluciente, tomó forma y sonrió. La emoción invadió a Margel, un par de lágrimas escaparon de sus ojos y le surcaron las mejillas; la visión lo llevó a recobrar la cordura.

—Cariño... —dijo para sí mismo.

La tristeza se apoderó del rostro de su esposa cuando miró a la mujer que daba a luz un bebé muerto. Margel dirigió la mirada hacia el altar y un escalofrío le recorrió la espalda ante la imagen de la densa niebla en la que translucían las siluetas de los primeros.

—¿Qué quieres que haga? —susurró.

Su mujer señaló el altar y le imploró con la mirada. Margel dudó, agachó la cabeza y suspiró. Apretó los dientes y empujó a la figura de ropajes roídos. Los sacrílegos no supieron reaccionar cuando cogió al bebé, avanzó con rapidez hacia la niebla y la traspasó para encerrarse junto con los primeros. La falsa imagen de su mujer, una alucinación de su remordimiento, condujo a Margel a dar esperanza a un mundo asolado y a sufrir una eternidad de dolor.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro