mascaras
Siete largos y sofocantes días transcurrieron con lentitud; tanto como si el tiempo tuviera pereza de hacer su trabajo.
Sabia que no era necesario que estuviera enclaustrado en su templo, pero aun así no quería salir de ahí, su ansiedad le torturaba poco a poco, sin dejar de hacerle sentir terrible por el castigo de Ángelo, como por las docenas de voces que murmuraban a su espalda que había sido su culpa, todo por ser un omega.
-pero así fue, todo fue mi culpa…
Se dijo, aceptando los murmullos en su cabeza, observando con detenimiento el templo de cáncer, esperando ver a su guardián salir de ahí, saber que estaba bien, sin embargo pasaron los minutos y esto nunca paso, solo podía ver a Shura en aquel lugar, entra y saliendo como si fuera su propio templo.
-maldición, los odio, los odio a todos.
Se repetía con ira, torturándose así mismo con el recuerdo de Ángelo siendo azotado una y otra y otra vez, desesperándose de no tener siquiera el valor de verlo.
-soy un imbécil… un desastre.
Aun miraba rumbo a aquel templo, sintiendo su corazón detenerse al ver lo que tanto habia esperado.
-Ángelo..
Susurro lleno de alegría al divisarlo a lo lejos, sentándose en sus escaleras para tomar el sol, sintiéndose extraño al ver que incluso para eso Shura estaba a su lado, aun que aun mas extraño al sentirse deseoso de que volteara a verlo.
- afrodita, ¿podemos hablar?
Aquella voz a su espalda era la del chico castaño que siempre estaba con saga, quien decía ser un alfa, mas su olor no parecía al de uno, mas ignorando todo lo anterior solo se movió de donde se encontraba, sin notar que Ángelo le buscaba de lejos con la mirada.
-¿en que puedo ayudarte?
Su voz fue seca y cortante al contestar, pasando de lado por Aioros, recargándose cruzado de brazos en un pilar.
-¿podemos hablar en tus instalaciones privadas?
-¡no!
Contesto rápidamente, con una sonrisa burlona.
-eres –continuo- un alfa y no me gusta que el único lugar que tengo para mi se impregne con el olor a alfa… es asqueroso.
El mayor, solo rio con gracia ante el comportamiento de afrodita, aceptando la hostilidad que se sentía en el ambiente.
-¡ja!, dime niño, cuando tu mascara caiga, ¿Qué será lo que muestres?
Respondió con una sonrisa aun mas hipócrita que la del menor, el cual solo analizaba aquellas palabras, guardando silencio total.
-mira afrodita, somos compañeros y nos debemos respeto y honestidad, si he venido aquí no es para pelear, es para hablar, se podrá o ¿no?
El menor aun guardo silencio, mofando con molestia haciendo un ademan con la mano esperando que Aioros le siguiera ha sus instalaciones privadas.
-di lo que tengas que decir y vete.
Nuevamente Aioros sonrió ante tal hostilidad, comenzando a sentirse molesto ante aquella falta de respeto, mas intentado comprenderlo.
-lo que paso con Ángelo no fue mi culpa, nosotros solo seguimos órdenes.
-entonces ¿el único mal nacido es el patriarca?
Quiso reprimirlo por aquel insulto, castigarlo por sus palabras mas aun luchaba por controlarse, si hacia eso perdería toda forma que afrodita le dejara acercársele.
-son las reglas, todo líder tiene que seguirlas, mismas que han estado aquí desde siempre, sin ellas el caos reinaría, afrodita tienes que entenderlo, el santuario es un buen lugar, mas eso es lo que un líder tiene que hacer, el patriarca es responsable de todos nosotros, es como nuestro padre y tiene que cuidarnos y reprendernos en algunas ocasiones, pero eso no significa que no sufra con eso.- detuvo sus palabras un instante al ver que el menor fingía no escucharlo- ¿me estas escuchando?
Le menor ladeo la cabeza, mirando al techo mostrando su aburrimiento.
- si… si… , te escucho, todo es muy bonito, todo se eso se escucha hermoso, pura paz, amor, comprensión, ternura, 70 latigazos y un encarcelado por hacer lo que se debe de hacer… sin contar la fuerte opresión que permiten en los omegas a los cuales inconscientemente parece querer reafirmas que solo somos objetos sexuales a y muchos dulces.. el santuario es un lugar perfecto, ¿terminaste?, tengo cosas que hacer…
Sentía que su paciencia comenzaba a acabarse mientras mas lo escuchaba hablar
-afrodita, yo también soy un omega, tengo un alfa como su mordida , la tuve desde mi primer celo, por eso soy “invisible” a los ojos de los demás como un omega, pero en lo personal me importa muy poco el ser o no ser un omega, primero que nada soy un caballero dorado y mi orgullo radica en eso y el estar aquí no me ha hecho creer que solo sirvo para eso… ¿tu si lo crees para ti?
Respondió comenzando a mostrar su enojo, continuando al solo recibir el silencio del peli celeste como su mirada fija en el.
-el mundo no es solo blanco y negro afrodita, existen otros colores, estoy aquí porque quiero que seamos amigos, quiero que sepas que todo estará bien, el patriarca no es una mala persona, el sufre al igual que todos pero tiene que ser fuerte por que tiene orden que poner… por favor entiéndelo.
Nuevamente no hubo respuesta de parte de afrodita, quien simplemente continuaba viendo a Aioros cruzado de brazos.
-¿Qué opinas sobre lo que te dijo?
Por fin tuvo reacción, suspirando con pesadez, masajeando su cuello.
-escuche que tu y saga son los candidatos a patriarca y sinceramente espero que saga sea quien tenga le puesto, no importa si es un alfa será mejor que tu…por que creo que eres inservible para el puesto, si tu crees que el daño que recibió Ángelo esta bien y lo justificas eres la misma porquería, además eres un hipócrita, todos piensan que eres alfa y no vas y desmientes sus palabras, ¿sientes vergüenza?¿o es por comodidad? , escucha si no tienes el valor de salir al mundo y decir lo que eres, no vengas a aconsejarme como un gran hermano mayor, creo que ya tienes un hermano ¿no?, hazte cargo de el, mira yo seré un estúpido, un niño o como quieras llamarme, pero nunca negare lo que soy, tal vez me odie por ello, pero no puedo cambiarlo y no me ocultare, es por eso para mi no vales nada, no me importa tu amistad o tus palabras.
Sentencio dando media vuelta, dejando al mayor con la palabra el la boca, mismo que simplemente no le siguió, solo negó con la cabeza, comenzando a caminar hasta su propio templo, sintiéndose decepcionado por la actitud de su compañero.
Azoto la puerta de su habitación al apenas entrar, recostándose algunos minutos en su cama, levantándose solamente para caminar en círculos en su habitación, sintiéndose frutado, lleno de ira ya no solo contra el patriarca, si no también contra aquel hipócrita a su parecer.
-maldito sea el patriarca, maldita sea ese estúpido mojigato, por mi todos pueden irse al infierno… en especial tu, que no te he dado permiso de entrar a mi templo, ¿será que Aioros ya fue a contarte lo sucedido por su “amistad” tan cercana?
Escupió aquellas palabras al sentir la presencia de saga en su habitación, mismo que entraba como si nada, recostándose en su cama, viéndolo igual como un león a su presa.
-el santuario se ha ido de picada, pero eso cambiara si me eligen a mi patriarca, afrodita, si yo logro ser patriarca, puedo jurarte que todo cambiara, yo se que Aioros y el patriarca están equivocados, esas estúpidas reglas, solo causan dolor, Ángelo no merecía ese castigo, el solo te estaba ayudando, el es una buena persona y tu lo sabes, tu y solo tu mi pequeño que ha sufrido tanto sabe que el es distinto y el no merecía eso.. pues quien en verdad merecen un castigo no lo tienen, como ese soldado que solo fue expulsado.. eso es tonto el en verdad era quien merecía los azotes, no tu mi niño, ni el pobre Ángelo.
La forma en que saga le hablaba era un tanto tierna, podía escuchar un poco de preocupación por el, mas algo le molestaba, tal vez era por ser un alfa, quiso suponer.
-esto tiene que acabar afrodita y yo puedo hacer que cambie, solo que hay un problema..
-¿cual? -respondió mostrando todo su interés.
-que el patriarca no quiere que yo sea el nuevo patriarca, lo escuche hablar con el anciano maestro, el cree que yo no debería ser el patriarca y solo por decir que los omegas, como los caballeros femeninos deberían tener mas libertad, ya sabes deshacerse de las máscaras y poder tener una vida digna, el es el verdadero malvado aquí y yo se que tu lo entiendes… por que ¿lo haces verdad? Pero sobre todo –guardo silencio un par a de segundos formando una pequeña sonrisa- ¿sabes a que van mis palabras?
El menor asintió con la cabeza.
-entiendo a que va todo esto, tranquilo saga y si tus palabras son ciertas.. te ayudare en todo lo que me pidas, mi lealtad es contigo, te lo debo.
Los ojos del mayor tenían su color natural pero en el veía maldad, una que le aterraba y que sabia de antemano que era peligrosa, entendiendo que saga era mejor tenerlo como aliado.
- siempre soy bueno con aquellos que me dan su lealtad mi pequeño y se que la tuya la tengo desde el dia que te encontré, asi que tienes que estar atento cuando te necesite, solo faltan días para lo que tenga que pasar suceda… ¡cuento contigo!
El menor asintió recordando aquel dia, el como había sido bueno con el, siendo así el primer alfa que le había tratado con respeto, preocupación, felicitándole por haberse defendido de aquella manera, haciéndolo sentir bien hasta cierto punto, solo por eso había decidido seguirle, había decidido pelear por la armadura, pues también saga, el mismo saga que tenia frente a el con esa mirada aterradora, le había prometido venganza para los que se le habían escapado.
--claro.
Contesto sintiendo como se acercaba a su lado, acariciando su mejilla con delicadeza, acción que no podía rechazar, había algo malo en saga, algo diferente a esos alfas del pasado, solo que esto como en el pasado no quería averiguarlo.
-por cierto, se de ante mano que no has ido ha ver a Ángelo, deberías ir, se que el espera tu visita y claro no lo culpo.
Movió ligeramente su mano por el hombro de afrodita, sonriendo con amabilidad, tocando por un segundo la piel de su cuello, haciéndole sobresaltar, mas obligándose a si mismo a guardar compostura.
-confió en ti afrodita, se que no me decepcionaras, eres muy inteligente para hacerlo… pero por el momento, ve a ver aquel muchacho, no olvides que ahora tu le debes bastante y tienes que saber pagar tus deudas, no es normal que alguien haga tanto por otra persona y lo sabes.
Le soltó por completo marchándose del lugar, dejándole confundido, ya no solo por haber jurado lealtad ante aquella posible rebelión que le dio entender, eso como si hubiera sido planeado había quedado en segundo término ahora solo pensaba en las últimas palabras de saga, que consciente o inconsciente habían llegado hasta lo más profundo de su cabeza, tenía razón, ahora le debía algo a Ángelo, a ese alfa que aun que mostraba ser buena persona no lo conocía por completo, no sabia su verdaderas intenciones.
Las horas seguían pasando, llegando a dos días mas, no había salido de su templo para nada, tenia miedo de ver a Ángelo, no quería ver a nadie y no lo obligarían a salir de ahí.
-nadie puede ser tan bueno, nadie puede serlo, se que el no lo es.
Se repetía y se repetía hasta el cansancio, intentándose creer aquellas palabras, mas cada que lo hacia el sabor dulce de aquella comida, el tono de su voz al decirle que lo cuidaría, que todo estaría bien tanto como el recuerdo de las cosas que hiso por el le hacían sentir aun mas confundido, tanto que ya no le importaba lo que saga le había dicho días atrás sobre la rebelión, necesitaba pagarle aquel favor a Ángelo y poder seguir sin mas.
-maldición, si no es ahora no será nunca, tengo que acabar con este tema ya.
Se dijo decidido, tomando una rápida ducha, perfumando su cuerpo, caminado con rapidez hasta el templo de cáncer, tomando su sudadera como pretexto por su visita.
- - - - - - - - - - - - - - - - - -
-por favor Shura, estoy bien deja de cuidarme tanto, ya no soy un niño, además necesito ir a ver a afrodita, me es extraño que no haya venido a verme, se que se siente culpable por todo, lo se y quiero que no piense eso, así que déjame salir de mi templo, ya ni siquiera me duele.
El peli negro solo bajo la mirada, terminando de limpiar las heridas de la espalda de Ángelo, eran profundas, pese que Aioros había intentado no lastimarlo, sus heridas eran seberas.
-Ángelo, si el no ha venido es por que no le importas, solo déjalo ya, el no merece tu preocupación.
Respondió con cierto enojo y celo en su voz.
-Shura, ya no voy a hablar de eso, tu no estuviste con el estos días, tal vez no hablamos mucho, pero el no es lo que crees, además…
Guardo silencio un instante, pensando si decir o no las palabras que callaban de su bocas, mas con una sonrisa se decidió ha hacerlo.
-yo… no lo se, Shura, voy a confesarte algo, que me da vergüenza pero espero eso te haga entender muchas cosas, mira cuando estoy cerca de el algo en mi cambia, me siento feliz, me siento tan bien, es como si me hubiera enamorado de el al apenas verlo, se que es raro, lo se, pero asi es, es por eso que quiero ayudarlo, no se si mis palabras suenen mal pero por el amor que sentí en ese momento, quiero ayudarlo, aun que no me corresponda por sus miedos e inseguridades, pero lo intentare, hare hasta lo imposible para hacer que esos miedos desaparezcan que vea que existe un alfa que puede amarlo como merece...o al menos para que vea que no todo es tan malo.
-y si,–respondió con dificultad- el te rechaza, si no logras hacer que sus miedos se vayan ¿que harás?
El albino solo se encogió de hombros, sonriéndole al peli negro
-si eso pasara, le dejare ir, a pesar de mis sentimientos, el nunca me pertenecerá y si el no quiere estar a mi lado no lo obligare, pero al menos quiero luchar por eso..
El peli negro bajo la mirada, suspirando con tristeza, asintiendo con la cabeza.
-¿crees que el es tu destinado?
Susurro tan bajo que su compañero no pudo oírlo por suerte, pues abría notado el dolor en sus palabras.
-solo –limpio su garganta, retomando su tomo normal- por hoy duerme, ya es tarde mañana ve con el, ¿está bien?
El albino asintió de mala gana con la cabeza, despidiéndose de Shura, viéndolo marchar.
--------
Sentía su corazón destrozarse tras cada segundo que daba un paso alejándose del templo de cáncer, sintiéndose aun peor al ver como bajaba por las escaleras quien se había ganado el corazón del hombre que lo cautivo.
-¿no crees que ya es muy tarde para estar fuera de tu casa.?
Le detuvo al verlo pasar a su lado, percibiendo así el olor de su perfume, uno muy similar alas rosas.
-tengo que ver a Ángelo, quiero regresarle esto que me ha prestado, se que el sol acaba de ocultarse pero da igual, tampoco tenemos toque de queda para estar en nuestros templos, así que con permiso.
-afrodita,- nuevamente lo detuvo al verlo intentar marchar- el no es una mala persona, cuida bien de el.
Continuo su camino al concluir sus palabras, sorprendiendo a afrodita , confundiéndolo aun mas, sin embargo siguió caminando siendo recibido por Ángelo.
-¡viniste!, por fin viniste….
Sus ojos brillaban con fuerza y su sonrisa crecía cada vez mas, al verlo acercarse.
-quería entregarte esto, muchas gracias.
La tomo sin mas, colocándosela, sintiendo el aroma de afrodita en ella, sonriendo aun mas con eso.
-no agradezcas, como sigue la herida en tu muñeca, ¿ya mejor? ¿No te has vuelto a lastimar verdad?
negó con la cabeza, sonriendo inconscientemente ante la atención y el comportamiento de su compañero.
-Me alegra tanto, estaba muy preocupado por ti, el no saber de ti me puso muy nervioso, tenia miedo que hicieras alguna locura y yo no poder estar a tu lado.
Las palabras no salían de su boca, todo el tiempo que haba estado encerrado en su templo se había intentado convencer que el alfa que ahora tenia frente suyo era un demonio, que sus intenciones era otras, pero ahora ya no sabia que pensar.
-¿ya comiste?
Nuevamente negó con la cabeza.
-ven conmigo, cocine la cena, espero te guste.
Sin mas camino a su lado, siguiendo cada uno de sus movimientos con la mirada, sorprendiéndose al ver la comida que Ángelo colocaba frente suyo en la mesa.
-te lo dije una vez, no soy buen cocinero pero espero te guste.. aun que si no puedo hacerte otra cosa.
No dijo nada, probando un bocado de aquella comida, disfrutándola con gran delicia.
-¿que es?
-lasaña, tal vez suene muy cliché por ser italiano pero me encanta, espero a ti también.
La comida en su boca sabia deliciosa tanto que no pudo evitar sonreír, comiendo con alegría y un poco de rapidez.
-eres magnifico, en verdad esto es delicioso, ¿como aprendiste a cocinar tan bien?
su sonrisa disminuyo un poco, más aun se encontraba en todo su resplandor mientras miraba su comida con nostalgia.
-mi omega nos dejó cuando tenia un año de edad, era un omega sin mordida y se fue con quien dice mi alfa era su destino y a mi como a el nos dejo atrás, así que el fue mi padre quien me enseño antes de morir hace medio año…pero yo no soy ni la mitad de buen cocinero como el.
dejo de comer, admirando como a pesar de la nostalgia en su voz aun sonreía sin problema, sorprendiéndose al ver que aun contando la nostalgia no había tristeza en su mirada.
-¿de qué murió?
pregunto sintiéndose verdaderamente intrigado por la vida de Ángelo.
-tuvo un accidente, pero ya no importa, no quiero amargarte la comida con eso… ¿te esta gustando?
-es delicioso.
Mordió un poco su labio inferior al probar otro bocado, continuando con su comida en silencio, sintiéndose extraño al notar que aquel chico albino le miraba por segundos mientras comía, sonriendo al hacerlo, haciéndole sentir extrañamente feliz, más esto en vez de tomarlo como algo bueno en el fondo le asustaba, confundiéndolo aun más, haciéndole debatir en su mente si aun seguía con su plan o no.
-yo - le dijo al terminar de comer- no se si… no se.. yo..
balbuceaba nervioso, sin poder tomar alguna decisión, sintiendo los ojos rojos de Ángelo mirándolo, esperando ansioso por sus palabras.
-yo.. -suspiro con algo de miedo, comenzando a sentir gran ansiedad-
-¿estas bien?
pregunto al ver sus manos temblar, preocupándose al verlo luchar por controlar esa inestabilidad repentina, pues apenas hace algunos minutos estaba totalmente tranquilo.
-yo….
se sentía mareado, su respiración aumentaba, como su ritmo cardiaco sintiendo de nuevo aquel hormigueo comenzar en sus manos.
-afrodita, no se que quieras decirme pero cálmate primero, tranquilo… me estas preocupando ¿por que no pasas aquí la noche?
sus ojos se abrieron por completo, asintiendo con la cabeza, tomando por fin una decisión, siguiendo a Ángelo hasta la habitación.
-esta vez puedes tomar tu la cama, yo dormiré en el sofá, no te preocupes por nada.
trago saliva pensando que responder.
-quédate conmigo, por favor.
Suspiro intentando mostrarse con total neutralidad, escondiendo su preocupación por lo radical que eran los cambios de emociones de su compañero, asintiendo que se quedaría a su lado.
-claro que me quedare aquí contigo, solo que en el sofá.
Negó con la cabeza, mirando al suelo, acercándose al albino para tomar la manga de su camisa blanca.
-duerme conmigo… en la misma cama, por favor.
Guardo silencio al escuchar aquellas palabras, sin saber que responder, había algo raro, lo sabía, pero no lograba comprender que, aun asi acepto, creyendo que no era buena idea dejar al peli celeste solo aquella noche.
-buenas noches, descansa.
Le dijo con una sonrisa después de cambiar su ropa, recostándose en el filo de la cama, alejándose lo mas que pudiera de afrodita, esperando una repuesta que nunca llego
-necesito pasara a tu sanitario.
Se levanto de la cama con rapidez, comenzando a caminar, llegando hasta aquel cuarto de baño, mirándose al espejo un segundo, odiando como siempre lo que veía reflejado en este, mas aun así intento arreglar cualquier detalle de su rostro, lucir sumamente hermoso para Ángelo.
-bueno acabemos con esta mierda ya.
Finalmente comenzó a quitarse la ropa, quedando solamente con una camisa que Ángelo le había dado para dormir, una de pijama lo suficientemente grande para el, como para cubrir un poco mas debajo de su propio sexo.
Trago saliva sin mas, sintiendo sus manos temblar al abrir la puerta, viendo a Ángelo recostado en la cama, mirando al techo esperando su regreso.
-¿todo bien?
Le pregunto al sentir que no llegaba a la cama, mas bien se acercaba a su lado, haciéndole moverse mas al centro dela cama para dejarlo sentarse en su lugar, notándolo nervioso.
-¿afrodita?
Intento levantarse, mas no lo logro, quedando en shock al ver como su compañero subía a la cama, acercándose con lentitud y sensualidad, subiéndose encima suyo, rosando ligeramente su cuello con las yemas de sus dedos, mostrando su camisa sin ningún botón en su lugar dejando apreciar que aquella era su única prenda.
-tómame.
Su suave voz entro por sus odios de manera lenta y sensual, logrando estremecerlo por completo, viendo como afrodita, acariciaba lentamente su propio cuerpo, como si con aquella acción le dijera donde quisiera ser tocado, comenzando desde su cuello, bajando por su pecho y sus piernas, llegando hasta su entre pierna, bajando aun mas, acariciando sobre el pantalón de la pijama su propio sexo, aumentando sus escalofríos, sintiéndose extraño ante el momento, mas haciéndolo reaccionar.
-bájate.
Sus palabras fueron molestas, se escuchaba ofendido, mas esperaba que solo estas bastaran para que afrodita se detuviera, acción que realizo sorprendido, un tanto nervioso como temeroso.
-te gusta de otra forma, puedo hacer lo que tu quieras.
-cállate.
le interrumpió siendo el quien se levantaba de la cama, caminado hasta el cuarto de baño buscando la ropa de afrodita dejándosela a un lado en la cama.
-vístete.
Sentencio fingiendo suma molestia, como intentando mostrarse recto ante los ojos llenos de sentimientos que no podía entender de parte de afrodita, no sabía que era lo que este pensaba, sin embargo le preocupaba demasiado su reacción.
-¿Por qué haces esto?
Le pregunto por fin cuando termino de vestirse, interponiéndose en la puerta para que el de cabellos celestes no huyera de ahí.
-te lastimaron por mi culpa, eres demasiado bueno conmigo, yo, un omega con una pésima reputación…y aun así tu has sido tan lindo.. y yo solo quería pagarte el favor.
-¿con tu cuerpo?
-no tengo mas que dar, - bajo la mirada, sintiendo un nudo en su garganta- a excepción por ser un caballero dorado no se hacer nada mas…soy un inútil por completo…
-tu amistad, podrías darme eso, no pido mas…
-eres un alfa –susurro con vergüenza, desviando aun mas su rostro lleno de vergüenza-
-no digas estupideces, el que lo sea no me convierte en un monstro, en un animal… ¿Qué o quien. demonios te hiso creer eso? ¿Qué los alfas solo pensamos en poseer a los omegas sin importarnos nada? Por que no todos los alfas somos una porquería.
Fue por fin que alzo la mirada, sintiendo su sangre arder por aquellas palabras, siendo acompañada por tímidas lagrimas que por fin salían.
- no seas hipócrita –alzo la voz molesto limpiando sus lagrimas- me preguntas quien o que, te responderé, todos los malditos alfas que han estado en mi vida, ellos me lo enseñaron, mi padre al matar a mi padre omega exactamente al yo nacer y todo por que yo solo fui creación de una violación cuando el estaba en celo, después de eso me voto en el primer burdel que encontró para deshacerse de mi… ¿Quién mas? Bueno todos esos malditos que tocaron mi cuerpo aun que suplicaba una otra vez que no, que me dolia, que parara…. Fueron aquellos, que sin mas mataron a mi hermano mayor solo por que intentaba escapar conmigo, intentaba ayudarme…. Todos ellos que lo único que me enseñaron fue mi valor y un deseo enorme de no haber nacido nunca, por que ahora su tortura hacia mi es peor, pues ahora están el lo mas profundo de mis sueños…
Quiso continuar hablando, mas el dolor de su corazón se lo impidió por algunos segundos, sintiendo también como las lagrimas por mas que las limpiara no dejaban de brotar.. aun así logro continuar..
-y ahora tu vienes, intentando que crea que no eres como los demás, pero yo se que eso es una mentira, todo esto es una mentira, nadie puede ser tan bueno como tu te muestras, nadie, todos son basura, todos son escoria.. solo les interesa su propio bienestar, sus propios intereses, el mundo es frio y vacío y solo lo suertes pueden sobrevivir de una forma o de otra…
-¿y tu eres fuerte?
Le cuestiono dudando si acercársele o no, queriendo abrazarle, mas prefirió no hacerlo por el momento.
-sobreviví ¿no?... mate a todos esos alfas que me dañaron, no solo eso si no a los niños que avisaron que mi hermano y yo habíamos escapado para así tener una recompensa… los mate a todos ellos… así que puede que solo sea un desastre, pero tampoco sigo siendo aquel niño que no podía defenderse, logre tener una armadura dorada, ¿eso responde tu pregunta?…
Quería marcharse de ahí, olvidar toda aquella humillación, pero sabía que angeló no se lo permitiría, que no dejaría que simplemente se fuera y ya no quería llamar más la atención en aquel lugar…
-repito ¿eres fuerte?
Esta vez no supo que contestar, solo bajo la mirada, suspirando con fuerza, limpiando una vez mas aquellas lagrimas traicioneras que tanto odiaba.
-déjame ir por favor, en verdad lamento lo ocurrido.
Quiso pasar de largo, mas Ángelo no se lo permitió.
-por favor, si no querrás tomarme esta noche, solo déjame ir….
Trago saliva en un intento de limpiar su garganta para si poder conservar aun que sea un poco su orgullo destrozado.
-te dije que todo estaría bien, que nadie iba a lastimarte y pienso cumplir mi promesa, afrodita, tu no eres lo que tu cabeza dice que eres y no todos los alfas son como tu crees, por favor déjame demostrártelo… déjame ayudarte a olvidar aquel dolor, a ser feliz.
-lo –le interrumpió- único que puede hacerme feliz es la venganza, saber que quien me han lastimado están sufriendo el peor de los tormentos, nada mas…
Respondió sin pensarlo, esperando que eso bastara para asustarlo y que le dejara marchar..
-¿seguro que eso es lo que quieres?.. ¿lo que necesitas para confiar en mi y entender que yo no soy como lo demás, que tu verdaderamente me importas?
Soltó una sonora burla cruzándose de brazos, mirando a Ángelo con detenimiento.
-¿puedes dármelo?
Compartió su mirada con la del peli celeste, sintiéndose fatal por lo que es estaba a punto de hacer, mas termino asintiendo con la mirada.
-yo…si puedo, hace unos días aprendí algo nuevo… ven.. te mostrare que puedo hacerlo.
Esta vez era el quien dudaba, mas no se retractaría, sabia que esto podía pasar, se lo habían advertido ya, así que lo haría solamente para poder tener un poco de la confianza de afrodita, mismo que lo siguió a una de las habitaciones de aquel templo…
-cierra tus ojos.
Le pidió y este obedeció curioso, sintiendo que las lagrimas de hace un momento dejaban de brotar, dejándole solo con un malestar.
-las almas de los humanos que son muertos de manera violenta por nuestra propia mano suelen perseguirnos y a ti varias almas te persiguen lo note desde que te conocí, pero ellas no son las culpables de tus pesadillas, ellas solo están atadas a ti porque tu fuste quien las asesino… pero si lo que aun quieres es ver como sufren yo te daré eso…
No entendía de lo que Ángelo hablaba, aun así le dejo continuar, viendo como la luz de aquel cuarto parecía volverse nula por completo, solo la oscuridad les rodeaba, haciendo el ambiente mas y mas tenso, aumentando su malestar, su miedo, sintiendo como si estuviera rodeado de almas en aquel momento…
-¿Qué esta pasando?
Comenzaba a escuchar miles de voces hablando al mismo tiempo, incluso escuchaba llantos de niños, sintiendo su miedo aumentar, el cual solo logro ser calmado al Ángelo acercarse a su lado, tomando sus manos en aquella oscuridad.
- tranquilo y solo confía en mi… tendrás lo que quieres y te pido por favor que después de esto, confíes un poco en mi, yo no soy como ellos, soy distinto y en verdad quisiera que me des la oportunidad de estar a tu lado.
Sintió gran calma al sentir el contacto de las manos de Ángelo sobre las suyas, notando así que en aquella oscuridad solo los ojos rojos de Ángelo parecían resaltar, luciendo como un animal salvaje escondido para atacar, aunque esto no le causaba miedo, por primera vez y gracias a esa mirada se sentía protegido por completo ante tal ferocidad, tanto que olvido los gritos de dolor que se habían convertido aquellas voces.
-cierra tus ojos, e ignora el ruido.
Sin mas obedeció sintiendo calma, deseando inconscientemente que Ángelo no lo soltara, más lo hiso solamente para abrazarlo con ternura, acción que por primera vez en su vida no rechazó.
-eras un niño, no merecías nada de lo que te paso… ellos eran unos monstruos y sufrirán por lo que te hicieron, de eso me encargare yo.
Sintió como la luz entraba nuevamente en la habitación, la cual se sentía con el como de Ángelo por doquier, como su aroma de alfa.
-nadie volverá a lastimarte, lo juro.
Abrió con lentitud sus ojos, sorprendiéndose por lo que veía alrededor.
-ellos son…
No pudo terminar sus palabras a causa de la sorpresa que sentía.
-la técnica se llama, “las mascaras de la muerte” sirve para condenar y aumentar el sufrimiento de aquellos que fueron malvados, es una técnica prohibida para los caballeros de cáncer, pero no me importa… tu mereces tu venganza.
-gracias…
No hubo mas respuesta a cambio, mas se conformo al ver a afrodita sentarse en el piso, mirando con detenimiento los rostros que lo rodeaban, pasando así el tiempo, logrando que por fin lograra conciliar un sueño pacifico, en el cual incluso podía verse una pequeña sonrisa.
-veo que has usado la técnica que te enseñe.
No eran mas de las 5 de la madrugada cuando aquel intruso le llamo con su cosmos para que acudiera hasta la entrada del templo de cáncer, acción que obedeció sintiendo como las secuelas de usar aquella técnica estaban aun en su cuerpo, por lo que no podía dormir, sintiéndose físicamente desgastado, asustado, con gran malestar.
- vaya que lo conoces saga, bien me dijiste que esto era lo que el quería… gracias por ayudarme a acercarme a el, pero tengo que admitir que el malestar de mantener la técnica es horrible ¿Cuánto tiempo durara?
El mayor simplemente le sonrió acercándose a su lado comportándose sumamente preocupado por el.
-durara unos días, pero depende de ti, tienes que lograr controlar el cosmos maligno que ahora estará en tu cuerpo como castigo por tomar el papel de juez…. Pero tranquilo yo estaré para ayudarte por cualquier cosa, así que solo relájate y lucha por el, por que esto lo hará feliz.. créeme se lo que te digo.
Asintió con la cabeza alas palabras de saga, volteando atrás para ver dentro de su templo, sintiendo calma al saber que afrodita dormía feliz.
-esta bien, lo hare por el, solo hasta que vea que no todos los alfas somos iguales… aun que me preocupa el patriarca.
-tranquilo, el es muy viejo para notar lo que ha pasado, de igual manera yo te ayudare en esto, el no será ninguna molestia…
Sin mas asintió, despidiéndose de saga para volver de lado de afrodita, recostándose a su lado, sonriendo al verlo tan tranquilo, como también notando que se acercaba a su cuerpo al apenas sentir su calor cerca.
-se que lo que hago no esta bien, pero no daño a nadie que no se lo merezca, solo quiero que así veas lo que soy capaz de hacer por ti afrodita…
Le susurro, antes de cerrar sus ojos y caer finalmente dormido.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro