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Afrodita





bueno mis linduras, este es un nuevo fic que me nació de mi cabecita loca después de investigar mucho sobre el trastorno límite de la personalidad (TLP), después de notar que varias personas que conozco tiene síntomas, e incluso según mi psicólogo yo la padezco.. (NO ES BUENO AUTO DIAGNOSTICARSE SÓLO UN PSICÓLOGO PUEDE DECIR SI SE PADECE O NO), ( si no saben que es mándenme un mensaje en inbox y les paso un video, relativamente bien explicado del tema) en resumen es cuando tienes tus emociones al límite, cuando nada se vuelve todo y es difícil controlar y tener estable tus ,emociones. eso se podría decir en un resumen muy simple.... las cosas son más complejas, el punto es que me surgió el interés de escribir sobre esto, sinceramente es un tema muy interesante, el cómo las personas actuamos y arruinamos nuestras propias vidas y las de los demás al hacerlo, la toma de malas o buenas decisiones, es algo que lejos de todo me resulta interesante.... y si es verdad que esta historia es muy similar a muchas mías solo que bueno, nació y ya y lo mejor en forma de omegaverse.. oshi oshi :3 .. jeje... espero les guste y no les resulte muy loca.

otra cosa que tengo que aclarar, es que como todos sabemos los dorados obtuvieron su armadura a temprana edad, pero aquí la tendrán a los 14/15..

fuera de eso.. sería todo... de antemano gracias por leer.

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-afrodita, corre, corre y pase lo que pase no te detengas.

le decía un joven rubio de ojos azules y una mirada sin un poco de brillo, llena de tristeza, su edad no era superior de 16 años, aun así le abrazó con ternura, de manera casi maternal, había caído de rodillas en medio de aquella cacería, su cuerpo parecía que lo comenzaba a traicionar junto con su mente.

-¿por qué dices eso?, ¡levántate!, vámonos, por favor, levántate ¿que te pasa?

le grito lleno de desespero, escuchando que quienes lo perseguían se acercaban más y más, incluso podía el ladrido de perros acompañándolos.

-hermano, por favor, levántate, vámonos... por favor..

no entendía qué le pasaba a quien el llamaba hermano, no compartían sangre, más el sentimiento que compartían era de verdaderos hermanos, el le había cuidado desde que llego a ese infierno donde vivían, soñando con una libertad que cada día parecía más y más lejana.

-entre en un mal momento en celo hermanito, ahora solo soy peso muerto, ellos podrán encontrarnos donde sea que vayamos, no puedo cuidarte más, en especial por que tu eres un omega muy lindo y ellos te harán sufrir mucho peor que antes lo hacían, todo por escapar, así que huye, corre y no te detengas, afrodita....

le vio llorar mientras lo apartaba de su lado, acariciando su mejilla una última vez antes de volverle a suplicar que corriera, escuchando las voces de sus captores mucho más cerca.

-no me dejes solo, no con tantos alfas por aquí... ellos me van a lastimar de nuevo, levántate, por favor, hermano...te necesito, por favor....no quiero estar solo, no de nuevo...

intentó persuadirlo una última vez, pero ya era imposible, el celo le tenía en el piso haciéndole revolcarse por el dolor de no tener a un alfa a su lado...

-te quiero hermanito, gracias por dejarme conocerte, gracias por acompañarme en este maldito lugar.

fue lo último que escuchó, antes que el visualizar a un hombre a pocos metros de ellos, le hiciera correr por inercia, viendo como uno de los perros de caza saltaba sobre quien le había cuidado todo ese tiempo, escuchando un fuerte grito de dolor.

se despertó en aquel momento, estaba sudando y su cuerpo temblaba, sus ojos llenos de lágrimas no tardaron mucho en enfocar donde se encontraba, en ver cuanto tiempo había pasado desde aquel recuerdo que ahora era parte de una de sus tantas pesadillas había sucedido.

sin más se sentó sobre su cama, abrazando sus piernas, volviendo a llorar por su sentir, ya no soportaba aquellas pesadillas, cada vez eran más y más frecuentes, al grado que ya solo solía dormir pocas horas de noche.

-ahora, está bien todo, ya soy un caballero dorado, nadie podrá lastimarme, nadie....

se repetía intentando creerlo, abrazándose más a sus piernas, dejando que su llanto pudiera calmarlo un poco aunque sea.

no eran más haya de las 3 am, más sabia que no podría volver a dormir en toda la noche, le aterraba la idea de volver a tener otra pesadilla, otro recuerdo.

enjugó sus lágrimas levantándose de su cama, caminando hasta el cuarto de baño, no reconocía aquel lugar, no tenía muchos días desde que había ganado la armadura de piscis y muchos menos días desde que había comenzado a usar aquel templo, todo le parecía totalmente nuevo, pero al menos había un espejo ahí, en el cual observó su rostro algunos segundos, pese a no dormir mucho aun lucia hermoso, las ojeras apenas eran notables, su piel aun lucia suave, llena de vida.

-te odio.

le dijo a su reflejo con total desprecio, odia verse tan bien, ser tan "precioso" como le decían en aquel infierno, odiaba que esto combinado a ser un omega le hubiera traído tanto sufrimiento ya, odiaba ese sentir casi tanto como odiaba a los alfas, esos malditos animales que sucumbían a sus bajos instintos, sin importarles nada en absoluto.

salió del cuarto de baño después de lavar su cara, pensando si lo mejor era regresar a la cama, más no lo hizo, caminó fuera de su templo, todo era total silencio, solo dos casa aparte de las suyas estaban ocupadas, las demás casa esperaban para que de los próximos practicantes a caballeros surgiera alguien digno de ocupar la armadura.

-¿digno? ¿yo soy digno?

se pregunto sin entender como había llegado hasta ese momento, intentando no recordar lo sucedido hasta que saga le encontró en el piso, su ropa desgarrada y su cuerpo lleno de sangre de algunos alfas, miles de rosas rojas y negras estaban a su alrededor y una rosa blanca estaba en su mano deseosa de ser lanzada a quien intentara volver a acercarse.

quiso no tomarle más importancia a ese tema, comenzando a caminar por las escaleras, salir de ahí para distraerse.

saludo con la cabeza al ver al caballero que ocupaba la casa de capricornio, quien cuidaba de su casa mientras miraba el cielo nocturno, no hablo con el, camino lo más rápido que le fuera posible, sabía que Shura era un alfa, lo sentía en el aroma que desprendía y lo último que quería era tratar con uno de ellos.

continuó caminando hasta llegar a cáncer, sintiendo calma al notar que tampoco el peli negro estaba interesado en hablar con el, esperando que de estar despierto el caballero de la casa de cáncer pasara lo mismo.

aún no lo conocía, ni siquiera sabía su nombre, ni lo había visto de frente, más sabia por el patriarca que el era un alfa al igual que Shura y eso le bastaba para evitarlo todo lo que le fuera posible.

sintió gran alivio al pasar por ahí y no ver a nadie, comenzando a alejarse lo más que pudiera, adentrándose en el bosque dentro del santuario, llegando a un pequeño barranco, uno cuya vista era hermosa, pues a lo lejos subiendo a un árbol podía verse las luces de la ciudad de Atenas, aquellas luces que parecían tener vida propia, parpadeaban pese a la hora, haciéndole sonreír un poco, admirándolas algunos minutos en total silencio y soledad.

-que hermoso lugar has encontrado.. pero dime ¿tampoco puedes dormir?

escucho aquella voz no muy lejos de el, volteando al árbol de alado, viendo la silueta de alguien parado sobre la rama, más la luz de luna del lugar no le permitía ver su rostro con claridad.

-¿quien eres?

respondió con tono defensivo bajando del árbol, reconociendo el aroma de aquella persona como la de un alfa.

-tranquilo, mi nombre es Ángelo, soy caballero de cáncer, ¿tú eres afrodita no? pasaste por mi casa.

-¿por qué me seguiste?

respondió en seco, pensando como se alejaría de ese alfa lo antes posible.

-tranquilo, ¿por que estas alterado? eres mi compañero y ¿por qué te seguí?. no lo sé, solo sentí la necesidad de hacerlo, no conozco a nadie aquí, bueno aparte de Shura, pero supuse que tu tampoco no, solo quise venir a hablar con un colega un rato, eso es todo.

intento divisar más a quien le había dicho su nombre era Ángelo, logrando notar su cabello blanco y su mirada color roja como la sangre, los cuales combinados parecían encajar perfectamente en medio de aquella oscuridad, luciendo como un gran animal que estaba a punto de atacar, más había algo diferente en aquel chico, pese al notar que era un alfa y del brillo escalofriante de su mirada, no le tuvo miedo, más no confiaría en nadie solo por eso.

-yo no quiero hablar con nadie, gracias pero no estoy interesado, lo mejor será que regrese a mi templo, con permiso.

intento pasar de lado, ignorarlo por completo, resbalando torpemente al intentar acelerar el paso, siendo sostenido por aquel albino.

-no me toques.

le ordeno en un grito, separándose de él con brusquedad, terminando de caer al piso.

-no quiero que ningún alfa me vuelva a tocar, nunca...

se levantó con rapidez, viendo el rostro lleno de sorpresa de Ángelo, quien en silencio dio un paso atrás aceptando aquellas palabras.

-lo siento, no quería ser grosero, solo por favor no vuelvas a tocarme, no quiero que nadie lo haga.

sentenció dando media vuelta, llegando con demasiada rapidez hasta su templo, encerrándose en su habitación, cubriéndose con las cobijas, pasando toda la noche intentando no pensar en lo ocurrido, en lo débil que se mostro ante aquel alfa.

el sol salió como si tuviera prisa, tenia una hora sentado frente un pequeño escritorio en su habitación, mirando el amanecer por su ventana, sus piernas temblaban ante la ansiedad que sentía, no había logrado dormir nada y ahora no quería salir de su habitación para no encontrarse con aquel chico en entrenamiento, más tenía que hacerlo, no quería parecer débil ante él, era ahora un caballero dorado.

suspiro con fuerza levantándose para caminar a la cocina, mirando algunas frutas colorida y de apariencia fresco, la cual tomo una algunos segundos, dejándola de nuevo en su lugar, no tenia apetito, tenia bastantes días así, la comida por deliciosa que luciera no le sabia absolutamente a nada, así que simplemente siguió su camino bajando hasta el campo de entrenamiento, era la primera vez que estaba ahí desde que llego, aun así llamo la atención de todos al momento, en especial de los alfas mayores quien si no fuera por su rango de caballero dorado se hubieran acercado a el para hablarle cautivados por su belleza.

intento ignorar el sentir de ser observado por todos, sentándose en las gradas del coliseo, viendo a lo lejos a aquel chico albino practicando con Shura

-seguramente cree que soy débil, maldición.

se dijo a si mismo sintiendo un poco de nervios, obligándose a si mismo a enterrar ligeramente sus uñas en su brazo en un intento de evitar a toda costa que sus piernas comenzaran temblar.

-o tal vez ni siquiera le importo.

se dijo al notar la mirada del albino cruzarse con la suyo, sintiendo calma al esta rápidamente evitarlo, mostrándose sumamente neutral.

-eso es bueno supongo.

respiro onda, sintiendo todas esas miradas dirigidas a su persona, pensando que lo mejor era levantarse y entrenar con los demás, en un intento de demostrar su fuerza y eso hiso caminando en el centro de todos, comenzado a calentar, buscando discretamente a quien le pediría entrenar.

-pues yo no entiendo como un omega puede tener un rango tan alto, seguramente gano la armadura de "mala" manera, además ¿sabes todo lo que se dice de el? Bueno, además de que cuando lo encontraron estaba bañado en sangre ajena, rodeado de cuerpos.

-no, claro que no ¿que se dice?

-que salió de un burdel, que prácticamente nació ahí... ¿enserio quieren que yo respete a alguien así, a esa prostituta ? que estupidez, que asco y que vergüenza para la armadura dorada de piscis, ya sabes que su portador sólo sea un asqueroso omega.

escucho decir no muy lejos de el, volteando a ver muy cerca de donde Ángelo y Shura se encontraban como uno de los practicantes le señalaba, sonriéndole al notar que había sido descubierto, saludándolo sin vergüenza o miedo de haber ofendido a un superior.

lo miro por completo algunos segundos, sintiendo su sangre comenzar a arder, por el coraje de sus palabras, sintiendo como sus piernas se movían sin el quererlo, comenzando a caminar rumbo su dirección, llamando la atención de todos los que habían escuchado aquel insulto, algunos sonreían atentos esperando ver que era lo que pasaba, otros más que platicaban con aquel soldado simplemente se marcharon, esperando no terminar pagando alguna consecuencia.

-¿puedo ayudarte en algo bonito ome...?

ni siquiera pudo terminar sus palabras, pues el peli celeste le tomo por el cuello, estrellándole contra el piso con violencia causándole un daño severo.

-repite lo que dijiste.

le dijo más el soldado simplemente pudo escupir poco de sangre.

-que lo repitas demonios..

no hubo respuesta, haciéndole sentir su sangre arder, comenzando a golpear una y otra vez a aquel soldado, viendo en su mente pequeños flashback de el mismo de niño y de los cuerpos que anteriormente aquel soldado comento, al igual que docenas de rosas clavadas en ellos, mismas que de sus pétalos pequeñas gotas de sangre brotaban.

escuchaba a lo lejos como le pedían que lo soltara, como incluso algunos otros guerreros intentaban quitárselo siendo inútil, regresando en si solamente cuando Shura, ayudado de aquel albino lograron apartarlo

-soy un caballero dorado gracias a mi fuerza no a si soy un omega o si me acosté con alguien, si alguien vuelve ha hablar calumnias de mi a mis espaldas, juro que voy a asesinarlo de la forma más violenta que puedan imaginarse.

dijo mirando como todos los presentes le veían atónitos su rostro lleno de sangre ajena, soltándose bruscamente de sus compañeros.

- y eso lo juro.

comenzó a caminar lejos de ahí, limpiando la sangre de su rostro, embarrándola más solamente, sintiendo la mirada llena de miedo de todo aquel que le observaba, aun así intentando llegar lo antes posible a su templo, entrando al cuarto de baño, dispuesto a lavar la sangre de aquel soldado de su rostro, deteniéndose al mirar su reflejo, sintiendo nuevamente ese odio, odio que no estaba enfocado a aquel soldado, si no más bien a si mismo.

-pero si me defendí ¿por que me siento así?

un nudo parecía querer formarse en su garganta, en especial al sentir la presencia de unas pequeñas gotas saladas querer salir de sus ojos.

-maldición.

grito limpiando aquellas lagrimas, saliendo del cuarto de baño buscando algo que pudiera tranquilizarlo, un cigarrillo que tenia guardado en el cajón de su cama, el cual saco sin más prendiéndolo para expulsando el humo después de una gran bocanada, mirando fijamente por la ventana.

-creo que lo que hiciste estuvo bien.

dio un pequeño brinco mirando inmediatamente ala puerta, viendo a aquel chico albino en esta, asiendo esto que su malestar aumentara un poco por no haberlo notado antes.

-escuche -continuo- todo lo que el dijo, así que creo que de estar en tu lugar hubiera hecho lo mismo, lastima que no lo mataste eso hubiera sido lo mejor.

-demonios ¿otra vez?¿que acaso te gusta asustar a la gente distraída? ¿entrar en cuartos ajenos? ¿que demonios haces aquí? para iniciar.

le respondió sin más, fumando un poco más, sin importarle si pensaba si sus acciones fueran correctas o no, no buscaba su aprobación, ni tampoco la necesitaba, se defendió y ya.

-no, no me gusta asustar a gente distraída, aun que soy bueno asiéndolo, es como un don y sobre lo que hago aquí, el patriarca quiere verte.

dio un gran suspiro lleno de hastió al escuchar esas palabras, nunca había considerado que sus acciones le trajeran consecuencias y menos con el patriarca.

-con demonio lo que me faltaba, gracias iré enseguida.

intento pasarle de lado, sintiéndose tranquilo cuando Ángelo no intento acercársele, más bien abrió paso entre el y la puerta para dejarle pasar y apartarse.

-se que igual no te importa lo que yo diga, pero creo que deberías de limpiarte la sangre primero, ya sabes antes de que el patriarca te vea así y tirar tu cigarrillo.

le aconsejo sin moverse, viendo como sin palabras su compañero asentía tirando aquel cigarrillo al suelo para aplastarlo al tiempo que caminaba al cuarto de baño, mirándose una ultima vez al espejo, más esta vez sin mostrar emoción alguna, simplemente limpiando todo rastro de sangre para caminar rumbo al patriarca, siendo seguido en todo momento de aquel chico, mismo quien evitaba mirarlo o tan siquiera hablarle, asiéndole sentir extraño por eso.

-¿puedes decirme que sucedió?

se encontraba arrodillado frente a un hombre alto, de cabellos verdes, lucia viejo, no sabia cuanto pero parecía ya muy viejo, cansado, más aun así su porte era elegante, firme y autoritario, a su lado estaba saga y un chico castaño que no conocía muy bien.

-una disculpa, actué sin pensar.

aquel hombre se acerco a su lado, estirándole la mano para que pudiera levantarse y mirarlo a los ojos, demostrándole un poco de ternura.

-actuar sin pensar es otra cosa, tu prácticamente estuviste a punto de matar a un compañero, afrodita eres un caballero dorado tu tienes que ser un ejemplo aquí.

se sintió molesto por lo que escuchaba, como seria un ejemplo con basura como esa.

-pero ese maldito..

se altero de pronto frunciendo el ceño, sintiéndose amenazado.

-tranquilo, dime que fue lo que paso.

la ira le invadió por completo al tan siquiera recordar, pensando si decir el verdadero motivo o no, no dejaba de pensar que tal vez sus acciones fueron apresuradas, que no era para tanto y por ende, eso le haría ver más débil aun.

-es algo ya sin importancia, da igual.

tanto el patriarca como aquel chico albino se sorprendieron por la respuesta siendo el segundo que hablo.

-que tonto eres ¿por que no dices la verdad? mi señor,-camino arrodillándose frente al patriarca, alzando la cabeza para verle- aquel soldado insulto a su superior, no solo eso, comenzó a difundir calumnias sobre el, sobre su origen e incluso intentaba hacer que los demás imitaran su acción, el dijo " como voy a respetar a una vil prostituta como el, no pueden obligarme ha hacerlo" "seguramente consiguió la armadura de mala manera" este es el mensaje que sus palabras quisieron dar a entender, afrodita solo limpio su nombre e impuso el respeto que se merece.

se levanto al terminar sus palabras, viendo como el mayor los observaba a ambos en silencio, suspirando con fuerza ante aquella información, tocando ligeramente el hombro de afrodita, encontrando preocupante que este le rechazara con sutileza.

-eres un omega es cierto, la cantidad de omegas en el santuario lamentablemente es mínima, tendrás que soportar eso y más, especialmente por como te encontró saga antes de traerte aquí, pero no puedes cambiar el pasado afrodita, tampoco lo que digan de ti, solo tienes que alzar la cabeza y seguir, no puedes simplemente arrebatarte de esa manera ante tus compañeros.

-¿quiere -le interrumpió alzando un poco la voz- que simplemente me quede callado y les permita insultarme?

Shion le miro unos segundos en silencio, colocándose totalmente recto ante afrodita, intimidándolo un poco ante su autoridad.

-quiero que seas un ejemplo de lo que hay que hacer en estos caso, un ejemplo para que tus compañero omegas se sientan fuertes, entiendan que la violencia no es el camino, que eso nos separara como compañeros en el santuario.

-¿quiere que les enseñe a bajar la cabeza?...¿que la violencia no arregla nada? ja! somos caballeros ¿no? para eso nos entrenaron para solucionar las cosas con violencia.

-no entre nosotros.

alzo más las voz, haciendo que guardara silencio, intentando controlarse ante la actitud de afrodita.

-perdóneme gran patriarca, pero para usted es fácil decirlo, es un alfa, usted no sabe como es que nosotros somos tratados día a día, o puede que lo sepa, pero dudo que lo haya sentido... así que discúlpeme pero no pienso enseñarles abajar la cabeza.

-tampoco te estoy diciendo que hagas eso, eres un caballero dorado, eres un ejemplo para ellos, demuéstrales lo que un omega puede ser capaz de ser, por eso no tiene que caer a la primera provocación, hay miles de maneras para callar la boca de alguien, para imponer respeto, no solo atreves de los golpes.

quiso burlarse de aquellas palabras, más detuvo su acción, desviando la mirada, controlando la ira que sentía por ser el único que estuviera siendo regañado por lo sucedido.

-¿donde está el otro soldado que me molesto? no lo veo aquí... ¿por qué solo yo?

no hubo respuesta inmediata, solo observo como Shion parecía molesto ante lo que sucedía, haciéndole sentirse un poco feliz sin entender por qué.

-esta en siendo atendido por el daño que recibió de tu parte, sin embargo tendrá su castigo, como una advertencia de lo que pasara si alguien más vuelve a ofender a un superior o a cualquiera en el santuario, no podemos ser enemigos, así que el será expulsado con deshonra de aquí.

una ligera sonrisa se marco en sus labios, satisfecho de lo que escuchaba.

-y tu.

sus ojos se posaron en el gran patriarca al escuchar sus palabras.

-tu serás encarcelado 3 semanas en la prisión del santuario, será Ángelo quien se encargara de ti.

sentencio, viendo como el albino solo asentía con la cabeza, acercándose a afrodita para llevarlo consigo, tomándolo de brazo, más siendo empujado hacia atrás cuando afrodita lleno de ira, alzo la voz.

-no es justo, yo solo me defendí, ¿por que tengo que ser castigado igual?

-basta.

alzo la voz más fuerte, haciendo una señal con la mano para impedir que sus dos soldados mayores hicieran algo al respecto de aquel comportamiento.

-no vuelvas ha alzarme la voz, soy el patriarca y la máxima autoridad, intente razonar contigo pero tu comportamiento es inaceptable, sobre todo creo que tu castigo es por mucho más suave de lo que es para el, cuantas veces tengo que repetirte que eres un ejemplo para los demás, si no quieres serlo puedes correr la misma suerte que aquel soldado.

no hubo palabras, solo sintió como su estomago le dolía a causa del coraje, más termino bajando la cabeza, arrodillándose frente al patriarca, sintiendo la mirada de saga fijamente en el.

-si ese es mi castigo lo recibiré sin problemas.

su tono se escucho sarcástico, sin más se levanto y camino hasta la puerta, siendo perseguido por aquel albino, quien en silencio le guio hasta la prisión del santuario.

-maldición.

le escucho hablar bajo, al estar frente los barrotes dela prisión, viendo como su piel lucia más pálida de lo era su color natural.

-ok, ok, ok, lo siento, lo siento mucho, regresemos con el patriarca y me disculpare, fui un idiota, pero por favor no quiero entrar ahí, no me gustan los barrotes...no quiero volver ahí.

no pensaba sus palabras, sus ojos fijos en la prisión demostraban su miedo, su sentimiento de terror ante la simple idea de estar ahí encerrado

-no puedo hacer nada, ordenes son ordenes y creo que le patriarca no querra volver a hablar contigo este dia.

trago saliva ante aquello, sintiendo sus manos temblar, antes de poner un solo pie dentro de aquel lugar.

-pero....

busco con dificultad los ojos del peli celeste, viendo el miedo en estos.

-si guardas silencio y me lo permites, puedo hacerme de la vista gorda, mientras te escondes en mi templo, no podrás salir de ahí y tendré que traerte en caso de ser necesario, es todo lo que puedo hacer por ti.

sin más asintió con la cabeza, sin pensar siquiera en las consecuencias, aceptando el trato, pidiéndole que le alejara de ahí lo antes posible.

-bueno como sabes este es mi templo, no podrás salir de mi habitación en estas tres semanas pero es mejor que estar tras los barrotes ¿no?

miro aquel lugar sintiéndose extraño, era la habitación de un alfa que apenas si conocía, sin embargo no le asustaba como había pensado, sintiendo inconscientemente agradable el aroma de aquel sujeto.

-gracias...

respondió bajando la cabeza, sentándose en la cama, mirando fijamente a angelo, bajando un poco la mirada antes de hablar.

-bueno todos sabemos que en este mundo nada es gratis, así que dime de una vez, ¿como tendré que pagarte este favor? ¿dinero?¿un sirviente?¿quieres acostarte conmigo? da igual... eso que te mencione es un pago mínimo, mientras este lejos de esos asquerosos barrotes... elige lo que gustes.

la expresión del albino fue de extrema sorpresa ante lo que escuchaba, logrando sentirse sumamente extraño, mal al escuchar que podría acostarse con el solamente para no estar tras los barrotes.

-no es necesario nada de eso, si no mal recuerdo me dijiste que no querías que ningún alfa te tocara, ¿por que propones algo así?

se encogió de hombros cabizbajo, suspirando con cansancio.

-eres un alfa ¿no?

Fueron sus simples palabras, recostándose en la cama, abrazándose de la almohada guardando silencio.

Quiso contestar sus palabras, mas prefirió no hacerlo, aquel omega había ya iniciado muy mal su día.

-deberías de descansar un poco, el día no tiene mucho que inicio y ya es un asco, yo estaré afuera.

le dijo sin recibir respuesta, quedándose unos segundos en la puerta, viendo al peli celeste recostado en la cama, fingiendo buscar dormir.

-si necesitas algo solo llámame.

Nuevamente no hubo respuesta, por lo que simplemente salió de por la puerta, sentándose en las escaleras de su templo, intentando entender que era lo que había pasado.

-no creo que esto sea una buena idea... en verdad no lo creo.

aquella voz fue la del el otro santo dorado que estaba en el santuario en aquel momento, el que había visto junto a el todo lo sucedió, quien se paro a su lado, llamando su atención.

-no lo voy a dejar solo shura, es nuestro compañero y claramente necesita ayuda...hay algo mal en el y no quiero dejarlo solo..

el pelinegro le miro algunos segundos, negando con la cabeza.

-yo no dire nada y te ayudare lo más que pueda, solo recuerda que estas desobedeciendo las ordenes del patriarca, asi que por favor ten cuidado eres muy bueno, e ingenuo, tanto que dudo que sepas cuanto te puede llegar a cambiar una sola persona... no dejes que tus buenas acciones te perjudiquen de una forma o de otra, tu mismo lo has dicho hay algo malo en el y muchas veces lo malo es contagioso, asi que ten cuidado.

sentencio sus palabras, marchándose del lugar, dejándolo completamente solo, mirando el cielo y de vez en vez dentro de su templo, pensando si afrodita ya estaba descansando. 

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