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Capítulo 20: Primera parte del plan cumplido


Katarina está sentada al frente, es una mujer muy intimidante. Su mirada te deja en claro que es peligrosa. Casi que da miedo ver por mucho tiempo esos ojos color café.

No hay que confundirse, es alguien muy bella. Pero desprende una actitud muy dominante y, por ende, no cualquiera se siente cómodo estando cerca. Ni hablar si está enojada o va detrás de ti, pobre de sus objetivos.

—¿Y Zafael? —pregunté sabiendo la respuesta, es más que nada por educación.

—Afuera, dijo que no quiere pisar nada de este asqueroso lugar...

Por primera vez parece que pensamos igual. No me agrada admitirlo y no voy a decirlo en voz alta.

—¿Y Garu? —La miré con seriedad, dejando en claro mi actitud.

—No quiso venir.

Me quedé en silencio, viéndola de manera fija.

—Le ofrecimos ciertos incentivos para que reconsidere su respuesta, pero de todas formas se negó —agregó ella, para cortar el silencio.

—Por eso te mandé a ti, para que lo trajeras aún si no quería.

Ella apoyó un codo sobre la mesa y con su mano sostuvo su mentón, adoptando una pose despreocupada. Lo hizo a propósito, para mostrar que aún en el estado tan lamentable del mueble, ella puede hacerlo funcionar. Le gusta hacer ese tipo de "jugarretas" y comparaciones a la hora de explicarse.

—La orden fue: "Haz que Garu vuelva al combate", y lo hice —afirmó con seguridad—. Él está yendo rumbo a Belidas y cumplirá su misión...

—Confió en tu palabra, Katarina —dije volviendo a una actitud más amable—. No tengo de qué preocuparme entonces.

Ella cumple con todo lo que se le pide, si afirma que lo hizo, lo hizo. Me gustaría que Garu estuviera aquí, pero que vaya a Belidas está bien.

Me agaché y recogí un pequeño bolso que tengo a mi lado, de ahí saqué otras notas que he preparado.

—Quiero que vayas a Dexus y le entregues estas indicaciones a Karma y Boric. —Le acerque los papeles y una vez que los recibió, continue—. Ellos se encargarán de preparar a la facción política que manejamos ahí, dale un par de consejos según lo que creas conveniente, después de todo, no creo que haya nadie mejor que tú para saber lo que quieren los de tu nación.

—Oh, claro... —expresó de manera burlona—. Estoy segura de que muchos se "mueren" por verme de nuevo —respondió entre risas.

—Se discreta —le remarque.

—¿Es una orden?

—Es una... sugerencia —indique al instante—. Te quiero al 100% para el siguiente objetivo, solo iras de pasada a Dexus.

—Déjame adivinar, ¿quieres que siga buscando al hombre que usa máscaras de animales? —preguntó con una gran sonrisa y brillo en sus ojos.

—Sí.

—A verlo dicho antes. —Se preparó para levantarse, no sin antes mirarme con frialdad—. Si no fuese porque llevo mucho tiempo contigo, dudaría de la existencia de ese tipo... —comentó, esperando que le diga algo para reavivar ese interés que tiene.

—Cuando lo encuentres, porque sé que lo harás, recuerda que tienes totalmente prohibido enfrentarlo... Te necesito con vida.

Ella solo sonrió, de seguro esperaba otro tipo de respuesta, pero es mejor así. Katarina es curiosa y si se le da algo de libertad, puede llegar a complicar las cosas. Después de todo, somos humanos y cada uno tiene su propia manera de actuar y... de desenvolver los problemas con los que se encuentran.

—Como ordene, "jefecito" —dijo de mala gana y se levantó para irse.

—Todavía no te vayas, espera a que termine de hablar con Freddie.

Nuestro músico tomó su lugar y ella se fue a un lado, junto a Estefan.

—Estoy decepcionado, Freddie... —exprese con tristeza.

Él se sacó su sombrero y lo puso en su regazo. Luego, me miró con su típica expresión amigable. Ya que siempre anda con su sombrero, su pelo mantiene su peinado, tiene una clara línea al medio separando en dos lados su cabello, dejando que su flequillo llegue hasta sus ojos.

—Espero que tengas una buena explicación para tu falta —agregue.

—Sentí que... era mejor dejarlos vivos —contestó sonriéndome.

—¿Sentiste? —pregunte mostrando mi desagrado a su respuesta—. ¿No obedeciste porque lo sentiste?

—Así es. Creo que hay gente que puede llegar a ser úti...

—¿Quienes? —indague de inmediato, sin que termine su frase.

— Laydmon Tywi...

—Tendrías que haberlo matado —afirme con seriedad, el guardián Smile no va a cambiar nada—. ¿Quién más?

—Roldra Lettrid.

—No, no sirve —dije tajante, con molestia.

—Airón Casneth

Ese nombre me suena. Trato de recordarlo, pero no consigo nada. Pero si lo he escuchado, por lo que, algo de utilidad puede tener.

—¿Alguno más?

—Lucy Romnow.

Ella es la pareja de Tadeo Dermon. Sin duda, no cambia en nada el hecho de que esté viva o muerta.

—Tendrías que haber obedecido la orden, Freddie, me decepcionas —remarque mirándolo a los ojos—. No mataste a los guardianes que iban, no acabaste con la gente del pueblo de Itrel y no te encargaste de eliminar a la avanzada de Hain.

Fallo en todo sentido. Era un plan sencillo y para que no hubiese problema, lo mande a él. Tengo suerte de que esto es algo complementario, de lo contrario estaría furioso. Cada detalle cuenta y lo del pueblo de Itrel era solo una pequeña pieza que sumar a nuestro repertorio.

Verlo me deja en claro que no se arrepiente de su decisión, no va a disculparse.

—Puede que esto no nos afecte ahora, pero cada error o falta que tengamos se acumulara a la larga. ¡Tenemos todas las de perder y cada maldita decisión importa! —grité molesto, poniéndome de pie y golpeando la mesa, la cual se rompió en el acto.

Me detuve para relajarme, no debo exaltarme. Estoy muy estresado y terminé reaccionando mal. Me pasé las manos por la cara y el pelo para calmarme. Una vez lo hice, me senté de nuevo.

—No me falles de nuevo, Freddie. Necesito que entiendas que, para salvar a cientos de miles, hay que sacrificar a unos cuantos. —Me quedé en silencio por un momento para dar más énfasis en lo que dije—. Ya lo sabes, recuerda lo que hablamos y el por qué hacemos todo, antes de dejarte llevar por lo que "sientes".

Dejé escapar un largo suspiro, hace mucho que no "regaño" a alguien. Me he ablandado demasiado, hasta ahora, mi actual grupo no me había dado motivos para hacerlo. Supongo que siempre hay una primera vez y espero que sea la última.

De mi bolso saqué otras notas y se la di a Freddie. Su viaje debe continuar. Como él es del Norte, de la región de los países bajos, es perfecto para que vaya en búsqueda de nuestro siguiente "miembro".

Tan solo de pensar en él... me...

—¿Algo en particular que deba saber? —preguntó Freddie, salvándome de mi tormento.

—S-sí... Tienes prohibido enfrentarte a él, no hagas que te maten —La misma indicación que con Katarina, es necesario remarcarlo—. Solo mantente lejos y atento hasta que lleguemos todos.

—Entendido, Damián.

—Por último, Katarina —La mire antes de que salieran—. Lleva a Estefan a ver a su hermana, se lo merece...

La única vez que el niño sonríe, es cuando escucha esas palabras. Aunque solo es por un instante, luego, vuelve a mirarnos con odio. No lo culpo, cualquiera en su posición haría lo mismo. Pero no tiene opción, somos los únicos que podemos mantener con vida a la única que queda de su familia, o, mejor dicho, Zafael es el único que puede...

Los tres salieron y me dejaron solo, acompañado por la tenue luz de la vela. Sigo pensando que estoy mejor en las cuevas que en este desagradable lugar.

Tras el seudónimo de "El que ayuda", le avise a Noriver de la avanzada de Hain. Del mismo modo, motivó al gobernante de ese mediocre país, para que actuara rápido y ganará algunas tierras, aprovechando el caos en su reino vecino.

Freddie debía llegar y acabar con todos, para que así estallara una guerra. Hain culpará a Noriver por su avanzada, y Noriver a Hain por la destrucción de su pueblo y la muerte de sus guardianes.

Esto nos ayudaría a preparar todo un poco más rápido, pero ahora que todos saben que Noriver está en estado de emergencia, no querrán enfrentarlo.

Empecé a refregarme los ojos con mis dedos, estoy cansado. No debo pensar más en este asunto, no afecta en nada a los planes principales. Solo quise aprovechar una pequeña oportunidad y adelantar algo de tiempo.

Es hora de ir a nuestro siguiente objetivo, Baiffrel, el Reino del Este. Uno de los cinco grandes Reinos, específicamente, el quinto.

Tayler entrará en cualquier momento, está revisando la zona para asegurar de que no haya nadie que nos esté siguiendo.

Oh, me vendría bien que se relajara un poco y... que atendiéramos ciertas necesidades. Aunque no comparte los mismos gustos que yo, por lo que, solo es otro amor platónico. O lo era antes, cuando estaba lleno de vida. Era un hombre encantador, amigable y cariñoso...

El tiempo es duro con todos, no perdona a nadie. Incluso los héroes caen. El mañana debe ser una esperanza, jamás una promesa. Y aquellos que sepan su futuro, están condenados a sufrir el presente.

Cuando el dolor de la soledad comienza a golpearme, llegó mi "héroe" para rescatarme. Tayler abrió la puerta y sin perder tiempo, me informó que todo está libre.

No aguanto más estar en este lugar, nos iremos de inmediato. Dormiré en el carruaje, algo que detesto, pero no puedo actuar de manera quisquillosa, tengo que aprovechar cada momento.

Como debemos rodear mi amado reino Argaluz, tardaremos doce días en llegar a Baiffrel.

Por el momento, debemos evitar a toda costa relacionarnos con Argaluz, si vienen por nosotros, es casi una sentencia de muerte. No por nada es la nación más fuerte y segura de todas.

Puedo hablar cientos de maravillas de tan grandioso lugar, pero por desgracia, no puedo acercarme y no quiero pensar en ello, me duele recordar mi antigua vida.

Luego de un largo y tortuoso viaje, por fin llegamos. Odio este reino, pocas cosas son más desagradables que el frío. Está cerca de las montañas y el reino enano, es normal que siempre esté nevando.

Viajo casi sin equipaje, llevando lo esencial para así poder trasladarme de carruaje de manera sencilla. El único lujo que me di, es conseguirme ropa de abrigo de buena calidad. Es la única vez que me verán como alguien "gordo", de tanta ropa que llevo puesta.

No hay mucho que ver, nieve, árboles cubiertos de nieve, tierras cubiertas de nieve, animales esponjosos y llenos de nieve y como no, gente que es difícil de reconocer por tanta ropa y nieve encima...

Estamos a dos días de la capital, por primera vez en mucho tiempo, la cabaña donde me hospedo es de las buenas. Es muy acogedora. Como todavía no hice nada importante por este reino, nadie me está buscando.

Creo que podría disfrutarlo sino fuese por la maldita nieve... De todas formas, solo voy a estar un día aquí y me voy.

Mientras espero en la cabaña a mi invitado, me mantengo cerca de la chimenea, envuelto por las sábanas que estaban en la cama del lugar. Me prepare algo caliente para tomar, pero no quiero sacar las manos de donde las tengo, estoy bien envuelto.

Ya falta poco para que anochezca, deben de llegar en cualquier momento. Me arme de valor y salí de mi caparazón, preparé las bebidas y fui a la sala del lugar.

Casi al instante, golpearon la puerta. Tengo un buen instinto para estas cosas, es algo que me enorgullece.

Les indiqué que pasaran y entraron dos personas, cubiertas de abrigos y... nieve. Se quitaron un poco de ropa y con un leve gesto de mi mano, tomaron asiento delante mío.

El té y los vasos ya están sobre la mesa, solo falta que se sirvan.

Uno es con quien quiero hablar, Hurgo Nuill, un hombre de 47 años, bastante gordo y con una nariz algo grande, con la punta roja por el frío. Como casi todos en Biaffrel, tiene una gran barba con trenzas, supongo que son algo parecidos a los enanos en ese aspecto.

Quien está a su lado es su hijo, es bastante idéntico a su padre, pero más joven y con una mirada muy inocente. Debe ser que lo está preparando para "lidiar" con este tipo de charlas.

Luego de una conversación, sencilla, más que nada por educación, pasamos a lo serio.

—Dentro de poco Baiffrel se verá envuelta en algo parecido a lo de Noriver —indique con seriedad—. Como hasta ahora, te seguiré ayudando a que "consigas información de los criminales y de como atraparlos" para que te lleves el crédito y sigas ganando el apoyo de tu gente.

El hombre asintió con alegría, gracias a mí ha escalado mucho en su posición política. Ahora tiene un puesto bastante importante y no solo es un adinerado con muchas tierras, es alguien a quien escuchan. Aunque claro, es una farsa...

—Pero habrá un momento... en el que te llegará un mensaje en particular. —Lo mire directo a los ojos para que entienda bien la importancia de esto—. Lo único que tendrás que hacer es encargarte de haber seguido todos los pasos anteriores y haber mandado a todos los cazadores, soldados y gente del gremio, a diferentes misiones por los alrededores. Deben de estar ocupados y así, se verán obligados a mandar a su héroe, Jael el destello blanco, al sitio donde te indique.

Su cara se puso pálida y abrió los ojos como platos, no sabe a donde mirar, ni qué decir.

—P-p-pero, S-señor... ¿quiere matar a nuestro héroe? —preguntó aterrorizado.

—Su muerte es necesaria —dije de manera tajante.

—P-pero sin él, el ánimo de nuestra nación se vendrá abajo. —No puede dejar de gesticular con sus manos y mover su cabeza—. Aún no nos recuperamos de la caída del anterior héroe y-y... Jael es un buen hombre, excelente, no sé si pod...

—Sé que Jael es alguien increíble, pero eso no importa. Tú harás lo que se te ordene —Cambie el tono de mi voz y me mostré con firmeza—. Lo haces por las buenas o... todo lo que te ayudamos a hacer saldrá a la luz. No solo eso, me encargaré de que te maten a ti y a todos los que te importan —amenace mirando a su hijo—. Tú eliges...

Se llevó las manos a la cara, es la reacción de alguien que está "hasta el cuello". No quiere hacerlo, sin embargo, no le queda de otra. Tan solo fue usado y preparado para este momento, no es alguien valiente, ni mucho menos inteligente. No va a echarse atrás.

Al aceptar, empecé a darle todos los detalles de lo que quiero que haga. No voy a dejarle nada en papel, es un riesgo, debe memorizarlo. Es la única parte que me preocupa de este plan, pero supongo que hasta una marioneta como él puede hacerlo.

Una vez terminamos, se fueron. Tayler entró y al ver la hora en el reloj que hay en la pared, me di cuenta que ya es momento de irme.

—Te veré dentro de un mes, en las afueras de Galassia —me despedí de mi escolta, con cierta tristeza.

Él solo asintió.

Cerré los ojos y me puse cómodo. Solo debo esperar unos pocos minutos y saldré de este horrible lugar y su maldita nieve.

Cuando llegó la hora, una marca en mi mano se iluminó y fui teletransportado a la otra punta del continente.

—Señor Damian, es bueno verlo de nuevo —me saludo Garganel.

Es un hombre bajito, pelado, tiene 26 años, pero aparenta unos 40, en efecto, su salud no es muy buena. Tiene las cejas gruesas y una mirada temerosa. Anda siempre encorvado, con las manos en alto, a la altura de sus ojos.

Tiene una runa muy particular, de la categoría más rara, "S" y esta se llama Teletransporte. Con su mano izquierda marca todo lo que toca con más de un dedo. Y con su diestra, al tocar un lugar con más de un dedo, teletransporta el objeto o persona que señalo.

Solo puede marcar lo último que tocó con su mano izquierda. Y como toda runa de clase S, tiene su desventaja, en este caso, no puede liberarla, va a estar activa hasta que muera. No controla cuando usa su habilidad, la única forma que puede hacerlo es, evitando que sus manos entren en contacto con cualquier superficie.

Lo que hace que todo sea un trabajo: comer, dormir, vestirse...

Hay que ayudarlo con muchas de las cosas más simples, si es que queremos darle buen uso a su poder y lo haremos.

—También me alegra verte, Garganel —lo saluda con entusiasmo—. ¿Y mis cosas?

—Al final —señaló al interior de otra de mis queridas cuevas. Incluso ya le pusieron una cortina para darme algo de privacidad—. Dejamos todo como nos lo pidió...

Me quité todos los abrigos que tengo y me despedí de mi colega, quiero ir a acostarme cuanto antes. Al entrar en mi "cuarto" y cubrirme con la bolsa de dormir que me dejaron, me di cuenta al instante que mi mente no va a callarse.

Aún faltan tantas cosas por hacer...

Me levante y busque entre las cajas que hay un mapa de todo el continente, un pequeño repaso me va a servir para relajarme.

Por fin terminamos la primera parte de nuestro plan: hacer que Noriver entre en estado de emergencia y dejar a Razel y Garu que se encarguen del resto.

Mientras preparamos a Baiffrel, al mismo tiempo, movemos los hilos en Dexus, ellos se encargarán de matar a Jael y así, iniciar un conflicto entre dos viejos enemigos.

Y como todo eso ya está en marcha... es hora de nuestro siguiente objetivo: Galassia, el segundo reino más grande. Conocido mejor como "El reino mágico". Se encuentra al oeste de Noriver.

Pronto se celebrará el cumpleaños número dieciséis de la princesa y... será el momento para empezar a darle una mano...


Fin del capítulo 21

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