Capítulo 13: Actuar como aquellos que ya no están
Aún la lluvia no se detiene, sigue cayendo con fuerza. No siento frío, de seguro es por la situación tan tensa en la que me encuentro. Detrás de mí está Garu, no parece que vaya a moverse. No puedo verlo, tengo que mantener mi vista al frente, el ataque de la mujer es muy rápido y potente, un descuido me va a salir caro.
Según por donde vi salir su látigo y el sonido de su voz, tengo una idea bastante clara de dónde se esconde. Pero que sepa donde se encuentra, no significa que pueda llegar a ella. Los oponentes con mucho rango suelen ser muy imponentes. Aun así, tienen una debilidad muy marcada, si llego a su lado, ganare.
De medio de la oscuridad, un brillo azulado aparece y de manera instintiva, ruedo hacia un costado para evitar el ataque. Trato de ponerme de pie lo más rápido posible, pero, de todas formas, el siguiente golpe ya viene por mí.
Estoy intentando usar los árboles para cubrirme y ganar algo de tiempo e igual no funciona. En el momento que veo venir esa luz azulada, por su látigo cubierto de magia, mi cuerpo me "grita" que lo esquive.
Al estar tirándome al suelo, estoy cubierta de barro. Es algo molesto y una señal de que lo único que hice es ensuciarme.
Si sigo de esta forma, no voy a conseguir nada más que cansarme. Sé lo que tengo que hacer, pero... en el instante que ese látigo se me acerca, no me atrevo a ir hacia adelante. De solo imaginarme de que me golpee con ese ataque, se me eriza la piel.
Logre esquivar un par más, aun así, no me quito de la cabeza que solo estoy alargando esto. Tengo que actuar y acortar distancias, no sirve seguir "juntando barro" del suelo.
Peitrol me enseño la mejor forma de enfrentar a un oponente con mayor fuerza. No tengo que recibir por completo su golpe, debo desviarlo.
Recordar los consejos de mi amigo me dio ese empujón de valentía que necesito. Cuando vi venir hacia mí el latigazo, cubrí mi espada con magia y golpeé de lado el arma de mi rival, consiguiendo desviarla.
La forma en que moví mi torso, hombros, brazos, cintura y la posición de mis pies, son las que practiqué con Peitrol sin descanso. Día tras día, hasta llegar a un buen nivel. No tengo que tener miedo, debo usar lo que sé.
Empecé a avanzar hacia la dirección de donde provienen los ataques. De a poco, ya que mientras más me acerco, más rápido viene el latigazo.
Al desviar un último ataque de ella, supe que es mi momento de atacar, aún no la veo y no creo poder seguir, por lo que me decidí a lanzar la única habilidad a distancia que tengo:
—¡Corte Preciso! —Mí espada se torno de color blanco y al agitarla en el aire salió disparada mi magia. Corto sin problemas los dos árboles que están delante y pude ver una sombra saltar para un costado, tratando de esconderse de nuevo.
En el momento que escuche el sonido donde cayó la mujer, gracia al césped mojado, me lance a esa dirección a toda velocidad. No debo darle tiempo a que se acomode.
—¡Control! —gritó la mujer.
No se que hace su habilidad, pero como me enseñó Tadeo, "sí no soy lo suficiente rápida para evitar que el oponente conjure, debo ponerme en modo defensivo al escuchar su habilidad y esperar a conocer de qué se trata antes de ir de cabeza".
Como durante los entrenamientos siempre me lanzaba con todo, me repetían lo que debía hacer. Aunque en su momento no los escuchaba, ahora que mi vida corre peligro me queda bastante claro lo que debo hacer.
Vi al látigo venir en mi dirección, más lento de lo normal, supongo que me estoy adaptando a su velocidad. Me prepare para desviarlo, de la misma forma en que lo vengo haciendo, pero justo antes de lanzar mi ataque, el látigo se movió de manera extraña, como si se tratara de una serpiente zigzagueando.
Por poco, logré poner mi espada en medio para cubrirme, pero salí disparada hacia atrás por el golpe que me dio.
—¡Niña! —escuche la voz de Garu preocupado.
A pesar del dolor que tengo en el abdomen, lugar donde casi me golpea de lleno, me puse de pie. Cada segundo cuenta y bien hice en no bajar la guardia, ya viene el siguiente golpe.
Intenté desviarlo, pero no me posicione bien y no cubrí mi arma con la suficiente magia para resistir el impacto, por lo que su látigo paso a través de mi guardia y conecto en mi pecho.
Por poco no soporto el instinto de mi cuerpo por retorcerme en el suelo del dolor, es como si me estuviesen quemando la piel y el ardor no se quitase. Además, el "chasquido del látigo" retumbó tanto que me hizo doler los oídos.
Y eso que minimice el daño al intentar detenerlo con mi arma, aun así, me lastimo demasiado.
Levante la mirada para asegurarme de que no me tome con la guardia abajo y pude ver como viene el siguiente ataque. Apreté con fuerza mi espada y... me acobarde, rodando hacia un costado.
«¡No es momento para tener miedo!», me dije a mi misma, si no actuó decidida, no podre vencerla..., tal como el tonto de Airón dijo. No puedo darle la razón, no solo por él, mi vida está en juego aquí y... la de Garu.
El siguiente ataque salió de la oscuridad, respire hondo, sujete con fuerza mi espada y deje el miedo de lado.
—¡Tajo Perfecto! —grite decidida.
Mi espada se cubrió de magia y gracias al efecto secundario de mi habilidad, el cual, me permite ver el punto débil de mi oponente, o en este caso, de su arma, supe a donde debo atacar. Su látigo al estirarse toda la magia que lo rodea se concentra en la punta, dejando más débil las zonas próximas al mango. Con lo largo que es, supongo que es obvio que tenga que dejar descuidado algunas zonas. Esta información me sirve para mi siguiente movimiento, ahora lo único que pude hacer, es desviar su ataque con el mío.
Empecé a correr en su dirección, no voy a pensarlo mucho, de lo contrario mi cuerpo duda. Esquive un ataque más de manera precisa, moviéndome hacia a un lado, y sin detenerme. El que vino después, lo desvié con mi arma y al estar a solo unos pocos metros de distancia, lancé de nuevo mi habilidad a distancia Corte Preciso. El destello blanquecino que salió de mi espada al agitarla fue directo hacia donde se esconde la mujer, pero de igual modo que antes, ella saltó para esquivarlo.
Sin perder tiempo, fui tras la mujer. Por primera vez desde que estamos peleando, logré ver completa su silueta. Está bastante oscuro como para distinguir más, pero la tengo cerca.
—¡Control! —gritó ella de nuevo y al lanzar su látigo, este empezó a moverse hacia mí en zigzag.
Pierde velocidad, por lo que puedo seguirlo y esta vez, no me va a tomar por sorpresa. Conjure mi habilidad Tajo Perfecto y anticipe la forma en que se movió el látigo, para así desviarlo. Luego, activé mi otra habilidad, Corte Preciso y lo lancé hacía ella lo más rápido que pude.
La mujer retrocedió para esquivar el ataque, pero no le he apuntado a ella, la magia va directo a la parte más débil de su látigo, la que está próxima al mango.
Una gran sonrisa apareció en mi rostro cuando vi cómo logré cortarlo. Pero aún no debo festejar, la pelea no termina.
—Supongo que me confié... —dijo de mala gana la mujer y empezó a caminar hacia donde estoy, deteniéndose a un metro de distancia.
Tiene el pelo todo de color rubio, tiene un pañuelo gris para evitar que el cabello le moleste, es tez morena y me cuesta un poco distinguir sus rasgos faciales. Está bastante oscuro aquí. A pesar de que ha parado un poco de llover y la luna nos da algo de iluminación, tengo que estar más cerca para lograr distinguir sus expresiones.
La mujer desenvainó una espada corta y delgada, un poco más grande que una daga, y la apuntó en mi dirección, como para desafiarme. Luego, se agacho demasiado, preparándose para atacar.
Murmuró algo, no logré escucharla, pero por un segundo su cuerpo se cubrió de magia, por lo que estoy segura que conjuro algún potenciador.
Se lanzó hacia mí a toda velocidad, atacando con una fuerte estocada.
Pude bloquearla, pero antes de hacer algo más, ella dio un pequeño salto con un giro y me pateó en mi hombro izquierdo, haciendo que retroceda y casi me vaya al suelo. Sin darme un respiro, volvió a atacar a gran velocidad.
Su estocada es bastante potente, aprovecha bien la embestida para darle mayor fuerza y hacerla más difícil de evitar. Por poco, pude bloquearla, y antes de intentar hacer algo, la mujer se agachó y trató de apuñalarme uno de mis muslos.
Retrocedí antes de que concrete el golpe y esta vez si alcance a contraatacar, pero sin éxito. Ella giró en el suelo de manera extraña y se levantó dando algunas volteretas. Se mueve demasiado, lo que me dificulta bastante saber de dónde va a venir su siguiente golpe.
Sus giros y movimientos extravagantes les dan cierta fuerza a sus estocadas, no puedo hacer otra cosa que retroceder. Además de que, al ser de noche es difícil ver..
La mujer siguió atacando sin descanso, empiezo a sentir como me cuesta seguirle el ritmo, estoy llegando a mi límite. Ni siquiera puedo conjurar algo, tengo que estar totalmente concentrada en ella.
Desesperada, cuando vi una pequeña brecha, lancé un corte desde arriba con mi espada. Por desgracia, la mujer aprovechó su flexibilidad para esquivarlo y antes de que pueda levantar mis brazos, me hizo una llave en uno de estos.
No sé bien cómo me agarró, pero por poco y no alcanzo a esquivar su espada. Desde abajo lanzó un corte hacia mi cara. Tuve que soltar mi arma para librarme de su agarre y salte para atrás, evitando que me matara en ese momento. Solo logró hacerme un corte en la mejilla.
La herida no me duele, no es tan profunda. Siento como cae la sangre, pero ese no es el mayor de los problemas, estoy desarmada...
—Pobre... las cosas no están saliendo como esperabas, ¿eh? —dijo la mujer de manera burlona, apoyando su arma sobre uno de sus hombros.
No debo seguirle el juego, tengo que... pensar algo para salir de esta situación. Aún no se acaba la pelea.
Di un vistazo rápido a mi alrededor, tratando de encontrar algo útil, pero no hay nada. Solo árboles y a Garu en un costado. Está a mi izquierda a un par de metros, puedo verlo por el rabillo de mi ojo.
—¿Estás pensando en pedirle ayuda al grandulón? —preguntó ella, desviando su atención hacia Garu.
—No... no lo necesito —respondí, tratando de hablar un poco para ganar algo de tiempo y recuperar el aliento.
—Ah, ya veo... "no lo necesitas". —Avanzó un par de pasos de manera lenta y se detuvo, parece que está pensando en algo—. ¿Lo conoces?
—No, nunca lo había visto —conteste de inmediato, no es del todo una mentira. Solo... lo cruce por el pueblo una vez.
—¿¡En serio!? —reaccionó con sorpresa—. ¿Saltaste a ayudar a alguien que no conoces? —Comenzó a reírse de manera exagerada—. Supongo que tienes un complejo de "héroe", ¿no?
No llevo mi uniforme, por lo que no sabe que soy un guardián. Pero, de todas formas, es lo más normal ayudar a alguien que está en problemas. Lo haría de todas formas, aun si no fuera un guardián.
—¿Pensaste que te verías "genial" o que conseguirías el reconocimiento de alguien por tal "hazaña"? Es gracioso... Solo eres una niña tonta que no sabe dónde se metió...
—No necesito conocerlo, vi como lo estás obligando a hacer algo que no quiere... Ayudaría a cualquiera que esté en problemas y mucho más, si es alguien detestable como tú el que lo causa.
—Escuchaste, grandulón... La señorita vino a darte una mano. ¿Por qué no le dices un poco más sobre ti? ¡Que sepa la basura que está intentando salvar!
Me giré para ver a Garu, ya que se está refiriendo a él... y lo único que pude ver es a un hombre con la cabeza agachada, al igual que en el pueblo. No distingo del todo sus expresiones, pero tengo la certeza que se ve triste... Parece alguien que carga con mucha pena.
—Estás ayudando a un mercenario que ha matado cientos de personas inocentes... ¡Estás arriesgando tú vida por alguien que es un asesino! —gritó de manera burlona.
Garu se mantiene en silencio. Lo único que se escucha en el lugar es la risa de la mujer que se superponen a las gotas de agua cayendo. Esta situación es... tan molesta.
—¿Y? —pregunte de manera firme y seria.
—¿Y? —reaccionó confundida—. Vas a morir por esta basura... ¿Te parece bien eso?
A decir verdad... lo que realmente me molesta es mi actitud. Siento que no puedo proteger a nadie, que soy una debilucha. Durante mi tiempo en la academia, rebosaba de confianza, siempre me mantuve orgullosa y segura de lo que podía hacer... y si se complicaba, me esforzaba hasta lograr superar ese problema.
Ahora... solo tengo dudas y miedo, siento que... no puedo hacerlo. Perdí a personas que quiero mucho y me duele tratar de seguir actuando como si nada. Es tan frustrante...
Recordar a Peitrol y Tadeo me hizo darme cuenta de lo lejos que estoy de ser como ellos. Siempre conté conque estarían para apoyarme y al no estar, veo lo inútil que soy por mí misma.
No tengo la fuerza y el talento de Tadeo, ni mucho menos su optimismo y deseo por ser de los más fuertes. Ni su alma de héroe y esa capacidad para transmitir seguridad...
Pero... si tengo todo el tiempo que pase con ellos. Los conozco demasiado y sé cómo actuarían en esta situación. Si yo no puedo hacerlo... entonces actuaré como ellos lo harían.
—¡No me importa lo que hizo antes... o quien es... Solo sé que es alguien que necesita ayuda! —grite con seguridad, tratando de parecerme a Tadeo.
Miré hacia Garu y sonreí para transmitirle aquella sensación de que todo estará bien.
Por un momento sentí como si Tadeo estuviera a mi lado. Es tan reconfortante y agradable. Tengo ganas de llorar por lo mucho que extrañe este sentimiento. Ojalá hubiese hecho esto antes, el contar con él, a pesar de que ya no está aquí. Puede que no físicamente, pero eso nunca fue un impedimento para sentirlo a mi lado...
—¡Que ternura! Incluso parece que sabes lo que haces... Es tan... inocente de tu parte. —dijo lo último en un tono más serio, poniéndose en posición para atacar—. Te mostraré que con palabras bonitas no puedes salvar a nadie y que el mundo es mucho más cruel de lo que imaginas...
Me puse en guardia para estar preparada, tengo que estar atenta, todo se define aquí.
¿Su ataque vendrá de arriba?, ¿de abajo?, ¿por los costados?, ¿hará esas volteretas raras? Hay tantas opciones que, me siento algo abrumada. Mi respiración se acelera, empiezo a sentirme nerviosa.
Estos pequeños instantes previos a su ataque son tan inquietantes. Si me equivoco me va a matar, no es un juego o una práctica. «¡Concéntrate!», me dije a mí misma... Estoy dejándome llevar por el ambiente.
En ese momento, alguien salió de entre los árboles y con un salto se acercó a la mujer, quien reaccionó subiendo la guardia.
—¡Airón! —exclamé emocionada por verlo.
—¿Aún hay más de ustedes? —preguntó molesta la mujer.
—¡Airón, ten cuidado! La mujer es bas...
—No me interesa —interrumpió él y me miró con firmeza.
Él está cerca del enemigo, pero no le preocupa. ¿Qué está pasando?
—Sí intentas huir, te acabaré aquí mismo —amenazó con seriedad Airón, enfocándose de nuevo en la mujer—. Pero si vas por mi compañera, no me voy a meter...
—¿Q-que estás diciendo, Airón? —pregunte confundida.
—¿Eh? ¿Piensas que soy tan tonta para darte la espalda e ir por ella? —cuestionó la mujer sin bajar su guardia.
—La Lucy que conozco se molestaría si interrumpo una de sus peleas —me respondió, volviendo a mirarme—. Estuve viendo tu combate y... no te ves como alguien que necesite ayuda... ¿O me equivoco?
La forma en que habla, es tal cual como lo hacía en la academia. Él no cambió en ningún momento, sigue firme, sigue siendo el Airón de siempre. Y... su tono al hablar es un tanto desafiante, pero sus palabras se sienten cálidas.
—Solo dime que te rindes y te "salvaré" —agregó él con su típica sonrisa arrogante.
Y en ese instante, me volví a sentir como antes, cuando discutía con él todo el tiempo y deseaba a toda costa mostrarle que soy mejor. Una agradable sensación de querer darlo todo y de superarme me cubrió en este instante, que ya ni recuerdo cuándo fue la última vez que me pasó esto.
—¡Claro que no! Esta pelea... es mía —respondí de manera desafiante y con una gran sonrisa.
No estoy sola y nunca voy a estarlo. Debo dejar de pensar de esa forma y seguir adelante, aprovechar todos los años que pasé con mis compañeros y en señal de respeto por Peitrol y Tadeo, tengo que vivir dándolo todo en cada momento. Y así... dejar de cargar con sus muertes y cargar con todo lo que vivimos...
De esta forma, voy a sentirlos cerca. Ellos siguen aquí, conmigo.
Airón empezó a rodear a la mujer, hasta quedar del lado contrario a mí. Ella quedó en el medio. Es una forma de evitar que huya y si quiere alejarse, tiene que enfrentarme.
—Como te dije, solo voy a intervenir si es que intentas escapar... has de cuenta que no estoy —le repitió Airón a la mujer.
No parece que ella esté muy convencida, pero no le queda de otra. La mejor opción es lanzarse contra mí, ya que estoy desarmada. Y es exactamente lo que quiero, «¡Ven y acabemos de una vez con esto!», pensé.
Escuchar a Airón me trajo de vuelta, es hora de empezar a comportarme como un guardián y seguir adelante...
La mujer se encorvó para prepararse y se lanzó hacia mí a toda velocidad...
Fin del capítulo 13
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