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Regreso al Olimpo.

La sala estaba inmersa en un gran silencio, nadie sabía qué decir, y aunque muchos quisieron hacerlo, las palabras no salían de la boca. Shisui simplemente se quedó con Zoe, mientras ésta se recargaba en su hombro, no había que decirlo, peor al menos, ya poseían una relación, asique era hora de esperar. Artemisa y Hestia estaban nerviosas, sobre cómo reaccionará el Olimpo, dado que si llegan en un momento turbio, las cosas pueden no salir muy bien.

Thalia: qué nervios

Percy: dilo por tí

Nico: tengo una duda, qué va a pasar

Bianca: no lo sé

Jason: por qué siento que el Olimpo no es como se espera

Reyna: no eres el único que piensa así

Hera: por favor, que ésto no termine en algo malo.

Atenea: interesante

Annabeth: esperemos que nada malo pase

Malcom: conociendo la suerte que las Moiras nos dan

Grover: vamos a tener muchos problemas, y ni un descanso......

Travis: acaso las Moiras solo ven nuestra vida como una novela?

Connor: lo más probable? es que así sea

Clarisse: a quién le importa, habrá pelea de seguro

Ross: no tienen el presentimiento de que algo malo nos va a pasar?

Todos los de Ares Cabin extrañamente asentirían a esas palabras, algo raro se sentía, y ellos sentían un lindo escalofrío con un leve dolor fantasma recorrer por su cuerpo.

Hestia: finalmente, la familia reunida -diría felíz

Apolo: ya lo creo tía

Hermes: así es

Hefesto: veamos como reacciona el consejo

Hades: apuesto que Zeus hará una escena

Poseidon: voy a Ares.

Ares: si es donde me poseyó el abuelo, apuesto a que haré una escena.

Antes de que todos dijeran algo al respecto, la pantalkla se encendió

Zeus: ya empieza

Hera: si

Dionisio: qué bien, ya me estaba aburriendo

En la Pantalla:

El trayecto hacia el Olimpo, cruzando los planos divinos desde las tierras del Panteón Shinto, fue un espectáculo que solo podía describirse como sublime. Artemisa lideraba al grupo con la serenidad que caracterizaba a la diosa de la caza, mientras que Hestia, su tía y protectora del hogar, ofrecía un aura de calidez que contrastaba con el esplendor imponente del camino.

El carro celestial, tirado por ciervos cuyas patas apenas tocaban el suelo, surcaba vastos paisajes que desafiaban la lógica mortal: un cielo crepuscular que parecía eterno, montañas translúcidas hechas de cristal que reflejaban colores que no existían en la Tierra, y lagos plateados donde criaturas mitológicas danzaban con movimientos gráciles. A cada paso, el grupo se adentraba más en lo desconocido, donde el aire mismo parecía cargado de magia divina.

Naruto, aunque fascinado por la magnificencia de su entorno, mantenía una mirada alerta. Sabía que este viaje no era simplemente un paseo por tierras celestiales; había un propósito, y también riesgos ocultos. Sakura, con Sai a su lado, miraba con asombro infantil los paisajes divinos, mientras Jiraiya intentaba ocultar su propia fascinación bajo un gesto de falsa seriedad. Menma, el más infantil del grupo de cierta forma, y Konohamaru, el más jóven del grupo, no podían ocultar su emoción, y cada tanto señalaban alguna maravilla nueva con una sonrisa de oreja a oreja.

Sakura: Es increíble pensar que estamos viendo algo quela mayoría de los humanos ni siquiera podría imaginar -murmuró la pelirrosa

Sai: Y algo que, probablemente, deberíamos tratar conmucho respeto -secundó la opinión de su melliza

Naruto sonrió levemente. La responsabilidad de liderar a su grupo hacia lo desconocido recaía sobre sus hombros, pero con cada paso se reafirmaba en su determinación de cumplir con la tarea encomendada por su madre, Artemisa, y su abuela, Hestia.

Finalmente, el carro cruzó un portal radiante, y el paisaje cambió drásticamente. El Monte Olimpo se alzaba ante ellos, majestuoso y lleno de vida. Torres de mármol blanco y oro ascendían hasta las nubes, rodeadas por jardines donde los aromas de flores eternas llenaban el aire. El gran templo, hogar de los dioses, dominaba la cima del monte, irradiando una energía tan poderosa que incluso Naruto sintió un ligero escalofrío al acercarse. Con numerosas hogueras dándole un toque iluminado y enfatizando el lugar.

Fuera de la Pantalla

Nadie pudo negar las expresiones de los viajantes, y aunque varios ya han estado en el Olimpo antes, no pudieron no evitar sorprenderse.

Hashirama: conque así se ve el viaje por tierra divina eh....

Hestia: algo así

Artemisa: aunque debo reconocerlo que el viaje de IZumo al Olimpo fue hermoso

Shisui: fiu, con ese lugar no espero ver que las cosas no sean tranquilas

Atenea: por qué lo dices? -diría seriamente

Shisui: no necesito conocerlos mucho, ya con lo que vi y tu reacción puedo ver que son un lugar no sólo interesante, sino movido, lo que me da a pensar de que si llego a ir, no me voy a aburrir.

Sherman: no puedo encontrar fallos en esa lógica

Katie: si

Amelia: sin dudas

James: esperemos que nada malo pase

Percy: debo recordarles que no sabemos cuando llega?

Cástor: por lo que puede ser durante la guerra Titán

Pólux: o el robo del rayo

Rebecca: la batalla del Laberinto

Arion: al menos no es durante el secuestro de Lady Artemisa

Leto: no recordaba que tiraras con ciervos eso

Artemisa: uno era Hipólito, el hijo de Teseo e Hipólita, dado que me prometió lealtad y castidad, y dado que cierta prostituta lo rechazó, tuve que salvarlo convirtiéndolo en eso

Afrodita: ese bastardo se lo merecía

Poseidon: al menos no lo asesinaste -diría aliviado por su nieto.

Quirón: Teseo cometió varios errores en su vida, e Hipólito, fue uno de ellos

Njord: sigo sin creerme cómo puedes creerle a tu amante y no a tu hijo, como pasó con él

Minato: me suena el nombre......... no es el niño que entrené mientras Atalanta se iba con el tipo que le ganó, tras que pasara lo del Vellocino? -diría sorprendido

Artemisa asentiría dado que tuvo un flash donde la información le llegó

En la Pantalla:

Artemisa: Hemos llegado -anunció con solemnidad y algo de nervios

Naruto: no recordaba que fuera tan grande.

Tras eso, el grupo procedió a ingresar al lugar.

Dentro del Olimpo, sala del Consejo:

El grupo no había avanzado mucho cuando el eco de una discusión llegó a sus oídos. Al entrar al gran salón del consejo de los dioses, la escena era tensa: Zeus y Poseidón estaban en el centro de una acalorada disputa.

Zeus: ¡No toleraré que mi rayo sea robado! —bramó, su voz retumbando como el trueno que gobernaba. —¡Esto es un insulto a mi autoridad, Poseidón!

Poseidon: ¿Y crees que acusar a mi hijo sin pruebasresolverá algo? —respondió con una calma peligrosa, como las profundidades del océano antes de una tormenta. —No he venido aquí para tolerar tus suposiciones.

A su alrededor, otros dioses permanecían en silencio, observando la confrontación con diferentes grados de interés y preocupación. Sin embargo, cuando el grupo liderado por Artemisa entró al salón, todas las miradas se desviaron hacia ellos. El silencio cayó como un manto, y la tensión en el aire se volvió aún más palpable. El pelirrojo sin importar o notar la tensión, simplemente sonrió con gracia y alegría, dado que por fin regresaba a Casa.

Atenea, siempre vigilante, fue la primera en reaccionar. Sus ojos grises se fijaron en Naruto con una intensidad casi abrasadora, analizando cada detalle de su apariencia, su postura y, sobre todo, la espada que colgaba de su cinturón: Tsumukari Muramasa. La diosa de la sabiduría no pudo evitar fruncir ligeramente el ceño, aunque rápidamente disimuló su expresión.

Atenea: Un arma como esa... —murmuró para sí misma, sus pensamientos girando en torno a las implicaciones de que un mortal, aunque hijo de Artemisa, portara algo tan peligroso. Decidió no actuar de inmediato, pero la semilla de la paranoia ya había sido plantada.

Mientras tanto, Zeus, al notar al pelirrojo entre el grupo, dejó de lado por un momento su disputa con Poseidón. Una sonrisa cálida se formó en el rostro del rey de los dioses.

Zeus: Nieto -diría en un tono su tono poderoso suavizándose al dirigirse a Naruto.

Naruto, al verlo, no pudo evitar que una sonrisa sincera apareciera en su rostro. Había conocido a Zeus de niño, y aunque sus encuentros habían sido breves, siempre recordaba la sensación de respeto y afecto que emanaba de su abuelo.

Naruto: Abuelo, es bueno verte de nuevo, —respondió con calidez genuina, inclinando la cabeza ligeramente en señal de respeto.

Fuera de la Pantalla:

Todos los dioses y el grupo de semidioses más viejo con Quirón abrieron los ojos, dado que llegó en un momento que podría llegar a alterar la historia que habían vivido hasta ahora.

Percy: increíble

Grover: llegó en la primer búsqueda de Percy

Annabeth: si

Poseidon: oh oh

Zeus: creo que se va a tomar las cosas bastante mal........

Hera: si lo explican con calma.....

Ares: me pregunto qué hará....

Afrodita:; si que está sexy -diría relamiéndose los labios

Thalia: Atenea siendo paranoica? dónde lo habré visto -diría sin pelos en la lengua

Zeus: bueno -diría tratando de defender a su hija- con esa espada, cualquiera lo dudaría no?

Artemisa: es infundado ese miedo

Apolo: el que la tenga no implica que la vaya a usar

Atenea: pero debes de pensar en el si la usaría -diría con sabiduría

Minato: eso es paranoia pura, no es nada de acto de prudencia o sabiduría, es simplemente miedo a que te roben el estatus

Atenea: insolente -diría haciendo aparecer al égida

Minato: cuñada, no me asustas -diría con ojos fríos haciendo que más de uno de los presentes se congelaran del miedo

Percy: increíblee..... -diría en murmullos con estrellitas en los ojos.

Artemisa: hermana, le tocas un pelo a mi esposo y verás lo que haré

Hestia: no querrás verme enojada sobrina -diría muy seria

Hermes: oh oh

Ares: 33-12 TENEMOS UN 33-12!!!!!

Dionisio: 33-12?

Apolo: Hestia enojada

Hades: no estabas cuando hicimos el plan

Poseidon: todo el mundo al Búnker!!!!

Zeus: las damas primero -diría disfrazado de mujer para huir

Antes de que el lugar se vaya al desmadre, Atenea se sentó molesta, pronto se iba a vengar, pero en este lugar no lo podría hacer, ya estaba siendo vista como la villana, lo cual ya la dejaba en la peor posición

Hera: al menos te reconoce Zeus

El mencionado sonrió, al menos su nieto lo respetaba

Hashirama: en serio son dioses -murmuró por lo bajo con una gota de sudor

Zoe: por poco no vivimos nuestra vida -diría aferrada en Shisui

Shisui: ya lo creo -diría con una gota de sudor, correspondiendo el abrazo

En la Pantalla:

El silencio se rompió de forma abrupta cuando Apolo, incapaz de contener su emoción, corrió hacia Naruto con los brazos abiertos.

Apolo: ¡Sobrino! —gritó el dios del sol, su voz llena de alegría infantil.

Naruto apenas tuvo tiempo de prepararse antes de ser envuelto en un abrazo entusiasta. Aunque incómodo al principio, devolvió el gesto con una sonrisa.

Naruto: Es bueno verte, tío  —dijo con afecto.

Después de Apolo, Hermes se acercó con una sonrisa traviesa. Al estrechar la mano de Naruto, deslizó su comentario habitual.

Hermes: Espero que hayas perfeccionado tus habilidades para las bromas, sobrino. Aunque creo que todavía necesitas practicar... tal vez empezando por recuperar este reloj que no sé cómo terminó en mi mano.

Naruto rió suavemente, recordando algunas de las travesuras que había compartido con su tío en el pasado.

Con Hefesto, Naruto sintió una conexión diferente. A diferencia de otros, el joven pelirrojo mostraba un respeto genuino por el dios herrero.

Naruto: Es un placer verte de nuevo, tío Hefesto, —dijo con una sonrisa sincera.

Hefesto, acostumbrado a ser menospreciado, se permitió una ligera sonrisa y asintió con la cabeza.

Hefesto: Tu espada... cuídala bien, —dijo simplemente, aunque su tono transmitía más de lo que las palabras expresaban.

Cuando llegó a Ares, algo cambió. El dios de la guerra lo saludó con arrogancia, un gesto que Naruto supo de inmediato que no era propio de él.

Ares: ¿Qué, no te sorprende verme aquí? —dijo con una sonrisa burlona.

Naruto lo miró fijamente, con el ceño ligeramente fruncido. Había pasado suficiente tiempo con el verdadero Ares como para notar que algo estaba mal. Decidió no decir nada en ese momento, pero una sensación de alerta se encendió en su interior.

Finalmente, Afrodita se acercó, con una sonrisa sugestiva y una mirada que parecía querer desnudarlo con los ojos.

Afrodita: Mi querido Naruto, —susurró con un tono meloso. —No pensé que los mortales pudieran ser tan... impresionantes.

Naruto, sin inmutarse, respondió con un tono neutral y cortés, que alivió un poco las ganas de que Artemisa salte a matar a Afrodita

Naruto: Es un placer verla, Afrodita. 

El tono desapasionado de Naruto desconcertó ligeramente a la diosa, pero no lo suficiente como para desanimarla. Sin embargo, su falta de reacción también generó murmullos entre los otros dioses, quienes observaban atentamente cada interacción.

El caos momentáneo que había traído la llegada de Naruto pareció calmar las tensiones en la sala. Zeus, aún observando a su nieto con orgullo, alzó la voz.

Zeus: Por ahora, dejaremos esta discusión. Tenemos invitados, y el consejo debe actuar con sabiduría, no con ira.

Aunque la disputa entre Zeus y Poseidón no había terminado, la llegada de Naruto había conseguido algo inesperado: una pausa en el conflicto, un respiro en medio de la tormenta.

Fuera de la Pantalla:

Apolo: mi sobrino me quiere!!!!

Hefesto: eso se ve -diría algo felíz

Hermes: oh qué buenas bromas podré repetir

Dionisio: esperen..... él con sólo saber cómo actuó Ares se dio cuenta

Deméter: eso debería ser difícil

Michael: por qué lo dice Lady Deméter?

Hades: el idiota siempre ha actuado así, que Naruto lo conozca por otra cara, nunca fue esperado por nadie

Robin: Sai es bello -diría viendo al pelirrosa.

Hera: al menos frenó el asunto del rayo

Sophie: allá, pero en el campamento?

Clarisse: debe de haber un desmadre

Leo: qué habrá pasado allá, dado que aún no llegué al campamento allí

Charles: no te perdiste de mucho, sólo varias cabañas al borde de matarse entre sí

Silena: si es verdad

Piper: tan grave fue?

Jordan: recuerdo que Ares cabin se desmadró todo, dado que incluso se peleaban entre ellos

Butch: hasta donde sé, eso siempre fue así.

Julia: si

Chris: es verdad

En la Pantalla:

El gran salón del Olimpo había cambiado su atmósfera. Donde antes reinaba la tensión entre Zeus y Poseidón, ahora se sentía una calma precaria, como si el peso de lo no dicho flotara sobre la sala. Los dioses estaban reunidos en torno a una mesa semicircular de mármol, con tronos y asientos de formas únicas para cada uno de ellos. Frente a los dioses estaban Naruto y su grupo, de pie, listos para recibir la información que tanto habían viajado para buscar.

Naruto dio un paso al frente, inclinando ligeramente la cabeza como señal de respeto. Su porte tranquilo y seguro llamó la atención de todos los presentes.

Naruto: Es un un gusto regresar aquí, —dijo con voz firme, aunque cálida. —Antes de que empecemos, permítanme presentar a quienes me acompañan.

Con un gesto hacia Menma, Naruto lo hizo avanzar, donde el chico tímidamente se acercó, ocultándose detrás de Naruto, aunque Artemisa simplemente le sonrió desde su trono, tras sentarse de regreso.

Naruto: Él es Menma Namikaze Uzumaki, mi hermano menor y sobrino de mi madre, Artemisa, ya que es hijo del hermano de mi padre. Es joven, pero valiente, y digno de estar entre nosotros, para no ser un semidiós como los demás, es mi primer alumno.

Menma inclinó la cabeza respetuosamente, aunque su mirada denotaba una chispa de felicidad al ser presentado por su hermano mayor.

Luego, Naruto señaló a los otros dos miembros de su grupo. El primero era un chico pelirrosa, ligeramente musculoso, lo que atrajo la atención de Afrodita, quién se relamió los labios, aunque la mirada de Artemisa la hizo callarse antes de dar su opinión. Seguido de una pelirrosa de la misma edad, con un poco de pechonalidad, dándo a entender que eran mellizos.

Naruto: Sai Haruno y Sakura Haruno, dos shinobis que han demostrado ser aliados leales y hábiles. Sai es un guerrero silencioso, pero su precisión es incomparable. Sakura, mi prima, tiene un corazón fuerte y una determinación que supera cualquier obstáculo. Junto con Menma son mi equipo Genin

Ambos se inclinaron en silencio, mostrando su respeto ante los dioses. Naruto sonrió ligeramente antes de volverse hacia Jiraiya y Konohamaru. 

Naruto: Este aquí es el Sabio Pervertido, Jiraiya. Aunque sus métodos son cuestionables, su sabiduría y fuerza no tienen igual.

Jiraiya rió nerviosamente, inclinándose de manera exagerada mientras algunos dioses alzaban una ceja ante el peculiar título.

Zeus: oh por caos -diría sacando un libro de tapa naranja- el autor de mi libro favorito

Jiraiya: vaya que tiene buenos gustos -diría con una risa orgullosa de si mismo

Apolo: tengo varias ideas Jiraiya-sama -diría con respeto y demostrando su librito.

Naruto: podemos dejar esto para después? -preguntó con una gota de sudor, mientras frenaba el creciente instinto asesino de las mujeres de la sala- Y este joven es Konohamaru Sarutobi, mi último aprendiz hasta el momento. Es joven, pero prometedor, y no tengo duda de que superará a su maestro algún día. El siguiente es Sabaku no Gaara, otro de los alumnos de mi celda genin.

Konohamaru se irguió con orgullo al escuchar las palabras de Naruto, mientras dirigía una mirada confiada a los presentes, a la par que revelaba un par de ropas nuevas, de su mundo, un regalo de Hestia antes de emprender el viaje de regreso.

Fuera de la Pantalla:

Los dioses asentirían sabiendo que venían las presentaciones, mientras Zeus se inclinaba con atención, sobre todo en Menma.

Laurel: la presentación

Holly: Menam se ve sexy

Olivia: si

Rachel: no estaré en desacuerdo con ustedes 

Paolo: aunque Sakura se ve hermosa -diría el brasileño medio hermano de Hinata y Hanabi.

Lou: Sai se ve sexy

Robin: demasiado sexy -diría sonrojado, dando a entender, que era pasivo.

Apolo: sí que te gusta hijo mío -diría sonriente, de todos los dioses, él era el que más apoyaba a sus hijos Gays después de todo era bisexual el propio dios.

Al ver a Jiraiya y la reacción de dos dioses, las mujeres no hicieron más que elevar su instinto asesino, y más al ver ese librito de tapa naranja

Zeus: el héroe verdadero ha llegado

Apolo: lo tendré autografiado auuuuuaaaahhhhh

Ares: interesante

Dinisio: idiotas

Hefesto: sin duda

Hermes: qué suerte tienen algunos, ellos pueden llerlo y yo no, necesito vacaciones

Julia: Konohamaru se ve hermoso

Lou: le queda el traje moderno

Hazel: es verdad, aunque me acabo de imaginar que tu lo llamas brother

Mark: de verdad? -diría nervioso

N/A: quieren que Mark (hijo de Marte) y Konohamaru se lleven como Todou e Itadori?

Stephanie: sin dudas, se ve sexy

Selena: y lindo

Thalia: sin desmerecer el chico mapache

En la Pantalla:

Hefesto, con su voz grave y pausada, fue el primero en hablar.

Hefesto: Naruto, lo que debes saber es que el equilibrio en el Olimpo está en peligro. El rayo maestro de Zeus ha sido robado, un acto que podría desencadenar una guerra entre nosotros.

Deméter continuó, su tono calmado pero lleno de preocupación.

Deméter: Zeus, en su ira, ha acusado al hijo actual de Poseidón, un joven que apenas lleva una semana de haber descubierto que es un semidiós. Las pruebas contra él son inexistentes, pero los rumores y el resentimiento antiguo entre Zeus y Poseidón alimentan estas acusaciones.

Hera, aunque más distante, asintió con un gesto elegante, no le agradaban los semidioses por temas con su dominio, Naruto era de los pocos que estaban bajo su buena vista después de todo, nació de un matrimonio.

Hera: No es solo una cuestión de quién tiene el rayo. Es el simbolismo del acto. Sin el rayo, la autoridad de Zeus como rey de los dioses se pone en duda. Y ésto haría que hayan tensiones con los demás panteones, dado que eres de los pocos que saben de ello, esto podría ser un preludio al caos.

Apolo, siempre más directo, se cruzó de brazos.

Apolo: Alguien está jugando con nosotros, Naruto. Esto no es solo un robo; es una provocación. Necesitamos descubrir al culpable antes de que se desate algo que no podamos controlar.

Naruto asintió lentamente, procesando toda la información. Entonces, dirigió su mirada hacia Zeus, cuyos ojos brillaban con una mezcla de rabia y frustración. El joven pelirrojo dio un paso adelante, con las manos relajadas pero la postura firme.

Naruto: Abuelo, —dijo con calma, pero su tono llevaba una seriedad que hizo que Zeus lo mirara directamente. —¿No ves que te estás dejando cegar por el pasado? Lo que ocurrió antes no significa que deba repetirse ahora. Nada ocurre dos veces de la misma forma.

Zeus frunció el ceño, pero las palabras de Naruto lo golpearon con fuerza. Por un momento, pareció encogerse en su trono, la furia en su rostro reemplazada por una reflexión silenciosa.

El silencio fue roto por una risa despectiva. Ares, recostado en su trono, miraba al grupo con una mezcla de arrogancia y desprecio.

Ares: ¿De verdad vinimos aquí para escuchar las palabras de un mortal? —dijo con un tono burlón. —Esto es una pérdida de tiempo.

La actitud de Ares hizo que Naruto levantara la mirada. Algo no estaba bien. Desde niño, había conocido al dios de la guerra como un guerrero directo, sí, pero nunca con esta clase de desdén vacío, y mucho menos hacia él.

Naruto: Ares, —dijo, su tono ahora era frío. —¿Qué está pasando contigo?

Ares se limitó a reír de nuevo, pero esa risa solo confirmó las sospechas de Naruto. Su mano se movió instintivamente hacia la empuñadura de Tsumukari Muramasa, y en un movimiento fluido, desenvainó la espada. El brillo de la hoja negra y roja llenó el salón, alertando a todos los presentes.

Los dioses se tensaron, sus miradas pasando de la espada a Naruto, y luego a Ares.

Fuera de la Pantalla:

Hashirama: lo colocarán a tono con todo

Minato: espero que el tío se salve

Hestia: no se por qué pero bueno

Tyson: qué va a pasar?

Sally: regañará a Zeus.....

Ares: JAJAJAJAJAJAJAJAj ahora sí lo he visto todo!!!!

Sherman: Zeus lo debe querer para sentirse así

Thalia: siente que lo decepcionó?

Zeus: oh oh

Atenea: Ares........

Malcom: hizo que sus sospechas se confirmaran

Hefesto: le acaba de alzar la espada 

Atenea: lo sabía

Minato: crees que puedes? claramente ves que Ares está poseído

Poseidon: si, eso se ve..... y con esa espada

Hera: sacará al viejo de allí

Artemisa: espero que ésto no pase a mayores

En la Pantalla:

Naruto: Dame respuestas, —exigió, apuntando la espada directamente al dios de la guerra. —¿Quién eres realmente? Porque tú no eres Ares.

La reacción de Ares fue inmediata, su expresión cambiando a una mueca de ira y... algo más. Por un instante, sus ojos brillaron con un tono extraño, una señal de que las sospechas de Naruto no estaban lejos de la verdad. El salón se llenó de murmullos. Artemisa dio un paso al frente, su arco apareciendo en sus manos, mientras Atenea observaba a Ares con renovada atención.

Zeus: ¿Qué significa esto? —demandó, su voz retumbando con autoridad, aunque todavía afectada por las palabras de Naruto.

Naruto no desvió la mirada, su espada aún firme en dirección a Ares.

Naruto: Lo que significa, —respondió con seriedad, —es que alguien está jugando con nosotros. Y creo que ya hemos encontrado a uno de los culpables.

El salón del Olimpo quedó en silencio tras las palabras de Naruto. Ares, con una expresión que oscilaba entre la burla y la irritación, dio un paso hacia adelante. Su voz resonó en el salón, cargada de arrogancia.

Ares: ¿Insinúas que no soy quien digo ser, mocoso? —dijo con una sonrisa socarrona. —Siempre has sido audaz, pero esta vez estás jugando con fuego.

Naruto no se inmutó. Sus ojos, serenos pero intensos, permanecieron fijos en el dios de la guerra. Antes de que pudiera responder, Apolo intervino, sus ojos dorados brillando con desconfianza.

Apolo: Ares, tu tono está fuera de lugar, —dijo, dando un paso adelante. —Esto no es propio de ti, y mucho menos frente a tu sobrino.

Hermes se unió al análisis, inclinándose ligeramente hacia adelante mientras su mirada analizaba cada detalle del comportamiento de Ares.

Hermes: Naruto tiene razón, —dijo el mensajero con un tono más serio de lo habitual. —Algo no encaja contigo. No eres tú mismo, hermano. Estás mintiendo.

Ares frunció el ceño, su máscara de arrogancia resquebrajándose. La presión combinada de Naruto, Apolo y Hermes comenzaba a desmoronar su fachada. Sin previo aviso, la furia en sus ojos se transformó en una chispa violenta, sus lentes de sol se derritieron en su cara, y en un movimiento rápido, desenvainó su espada y cargó contra Naruto.

Ares: ¡Silencio! —rugió, blandiendo su arma en un ataque directo.

Naruto reaccionó sin dudarlo. Con un giro fluido, desenvainó Tsumukari Muramasa, la hoja brillando con una ominosa mezcla de negro y rojo. En un movimiento preciso, Naruto dio un tajo horizontal, que impactó directamente en el hombro de Ares.

Un grito gutural resonó por el salón mientras Ares retrocedía, sujetándose el hombro. De la herida no brotó sangre, sino un denso humo negro que se retorció en el aire, como si tuviera vida propia. La voz que emergió del humo no era de Ares, sino un eco inhumano que vibraba con malicia.

Sombra: ¡Me las pagarás, mocoso! —rugió la entidad mientras el humo se desprendía completamente de Ares y salía disparado del salón, desapareciendo en dirección al templo de Zeus.

Ares cayó de rodillas, jadeando y sujetándose el hombro. Su expresión era de confusión y vergüenza mientras miraba a Naruto y luego a los demás dioses.

Ares: ¿Qué... qué fue eso? —preguntó, su voz más apagada y recuperando algo de su tono habitual.

Fuera de la Pantalla:

Todos miraron serios la escena, Atenea ya pensando que el hijo de la caza era una potencial amenaza, y los demás preocupados, dado que ésto ya presentaba giros que en su línea de tiempo no pasaron. 

Percy: quizá no enfrentemos a Ares

Grover: si

Annabeth: esperemos

Apolo: fiu..... eso debió doler

Hermes: ya lo creo

Ross: quién era quién controlaba a padre?

Sherman: ni idea

Isabella: esperemos que no sea el abuelo

Los 6 olímpicos originales miraron esto con seriedad, esto daba a entender muchas cosas.

En la Pantalla:

Hermes fue el primero en acercarse, inclinándose para observar a Ares más de cerca.

Hermes: Parece que has estado poseído, hermano, —dijo con un tono casi burlón, pero sus ojos mostraban preocupación. —Lo que sea que te controlaba, ya no está... aunque dejó su marca.

Naruto, aún con Tsumukari en la mano, la bajó lentamente, aunque sus ojos permanecieron vigilantes.

Naruto: No eras tú, tío Ares, —dijo con firmeza, aunque su tono tenía un matiz de desilusión— Pero no podemos ignorar lo que acaba de ocurrir. Ese humo... esa cosa aún está aquí.

Antes de que alguien pudiera responder, un rugido resonó desde las afueras del salón, seguido de un estruendo que hizo temblar las columnas del Olimpo. Los dioses se levantaron de sus tronos, sus miradas volviéndose hacia la entrada.

Hefesto, con su usual pragmatismo, se giró hacia Naruto y los demás.

Hefesto: Parece que la cosa que salió de Ares no fue muy lejos, —dijo, su voz grave. —Pero si mis oídos no me fallan... creo que encontró un anfitrión mucho más peligroso.

Cerca del templo de Zeus, un grupo de ninfas y mensajeros corría despavorido mientras una figura alta y musculosa emergía, blandiendo un enorme garrote. Su piel brillaba con el sudor del combate, y sus ojos, antes llenos de la fuerza inquebrantable de un hijo de Zeus, ahora ardían con un fuego oscuro e inhumano.

Apolo: Heracles... —murmuró con incredulidad. —No puede ser...

El semidiós convertido en leyenda, ahora poseído, dejó escapar un rugido que resonó por todo el Olimpo. Su garrote golpeó el suelo con fuerza, dejando una grieta que serpenteó hasta el templo.

Naruto, con Tsumukari aún en mano, dio un paso al frente. Sus ojos, antes serenos, ahora ardían con determinación. No le agradaba Herácles, en si, y con ésta bruma controlandolo, premio doble para partirle la madre.

Naruto: Esto no será fácil, —murmuró para sí mismo, girando la cabeza hacia su equipo. —Sai, Sakura, Konohamaru, quédense atrás. Esto es personal. 

Mientras los dioses comenzaban a rodear la escena, algunos con sus armas en la mano y otros con miradas de preocupación, Zeus se levantó de su trono, extendiendo una mano hacia Naruto.

Zeus: Nieto, ten cuidado, —dijo, su tono grave pero con una calidez que demostraba su preocupación. —Heracles no es un oponente cualquiera, incluso en sus mejores días. Poseído... será aún más peligroso.

Naruto asintió, una pequeña sonrisa cruzando su rostro.

Fuera de la Pantalla:

Hermes: qué acaso o has visto peliculas humanas que tratan temas de posesiones demoníacas -diría con burla mirando a Ares

Apolo: sí hermano, tenías al chamuco dentro

Ares: pueden dejar de molestar

Hera: oh genial, ahora ese bastardo poseído

Poseidon: oh oh 

Percy: por qué siento que debo correr por mi vida

Grover: esperemos que no

Annabeth: esperen, aún así, Naruto va a pelear?

Zoe: no le agrada, bueno, entiendo su razonamiento

Shisui: poseído o no, le sacará al chamuco 

Leo: si no es a padre nuestros, será a punta vergazos

Los inmaduros de la sala empezaron a reírse de eso, mientras Minato negaba con la cabeza con una sonrisa divertida, ojalá se haya quedado vivo para vivir con sus demás parientes.

En la Pantalla:

Naruto: No se preocupe, abuelo, —dijo con confianza. —He enfrentado cosas peores.

Con esas palabras, avanzó hacia el templo, la hoja de Tsumukari brillando con una intensidad que prometía resolver el caos que se había desatado en el Olimpo.

Naruto avanzó con paso firme hacia la figura colosal que emergía de entre las sombras del templo de Zeus. Heracles, el héroe más grande del panteón griego, estaba allí, pero algo era diferente. Su imponente presencia estaba ensombrecida por la oscura aura que lo rodeaba. Sus ojos, normalmente llenos de fuerza y determinación, brillaban con una malicia ajena.

Naruto detuvo su marcha a pocos metros de él, su mirada fija y su hoja, Tsumukari, lista en su mano. El aire parecía volverse pesado, y los murmullos de los dioses y alumnos que seguían detrás de Naruto se desvanecieron en el eco de un silencio inquietante.

Heracles dejó escapar una carcajada profunda y gutural, una risa que resonó por todo el Olimpo, haciendo estremecer a los presentes.

"Herácles": Así que tú eres el nieto del gran Zeus, —dijo el poseído, su voz reverberando con tonos que no eran completamente humanos. —Y vienes con esa espada... interesante.

Naruto no respondió de inmediato, su mirada permaneció fija, analizando cada movimiento del hombre frente a él.

Naruto: Déjalo ir, —dijo finalmente, su voz tranquila pero cargada de autoridad. —No es tuyo.

Heracles inclinó la cabeza, como si considerara las palabras de Naruto, pero su sonrisa torcida no desapareció.

"Herácles": Dejarlo ir... no tan rápido, pequeño guerrero. Todavía hay muchas cosas por hacer. Muchos hilos que cortar, —respondió, girando su rostro hacia Poseidón, que había avanzado hasta quedar junto a Naruto- Oh, gran dios de los mares, —continuó, su tono burlón. —Dile adiós a tu precioso hijo. Mis planes empiezan con él y sus pequeños amigos.

Poseidón dio un paso adelante, su rostro endurecido, pero sus ojos mostraban un destello de preocupación.

Poseidon: No te atrevas... —murmuró con los dientes apretados y apuntándole el tridente

"Heracles" se rió nuevamente, dando un paso atrás, y en un parpadeo, su cuerpo comenzó a desvanecerse en un torbellino de sombras.

"Herácles": Nos veremos en el mundo mortal, —dijo antes de desaparecer. —Espero que tus campeones estén listos... porque yo sí lo estoy.

Cuando la figura de Heracles se desvaneció, el Olimpo quedó en silencio, roto solo por el sonido de Poseidón cerrando el puño con furia.

Naruto giró levemente su cabeza hacia él, su expresión seria.

Naruto: ¿De qué habla? —preguntó, aunque su intuición ya le daba una respuesta inquietante.

Poseidón: Mi hijo, —dijo con un hilo de voz cargado de preocupación. —Percy Jackson. Él está en una misión... y ahora está en peligro.

Continuará....

Se Apaga la Pantalla:

Artoria: se parece al Berserker que recuerdo

Jeanne: pero nada más es un loco poseído

Hera: esperemos que algo pase

Zeus: no lo creo

Grover: oh vamos

Poseidon: demonios

Percy: gracias por preocuparte papá -diría sonriente, quizá su inicio haya sido tenso, pero le hizo sentirse bien saber que incluso ante eso su padre se preocupaba por él

Minato: espero que puedas vencerlo

Los semidioses miraban esto con tintes de preocupación, se sabía que no se llevaban muy bien con ese tipo, pero incluso estando poseído era alguien de temer.

Fin del Cap.

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