Capítulo 11: Calma tras la tormenta
En el campo de batalla se había formado un gran silencio, la armadura blanca parecía estar meditando sus opciones, mientras que el hombre pelirrojo solo la miraba serio
Al cabo de unos minutos, la armadura chasqueo la lengua y retrocedió, recogiendo a un inconsciente Kokabiel y marchándose del lugar
El hombre pelirrojo volteó a ver al joven draconiano que estaba siendo atendido por Zyra, y que sinceramente no se veía muy bien
Estaba completamente ensangrentado, su ropa consistía en puros harapos quemados y lo que antes era piel humana ahora no eran más que escamas rojizas, y desgastadas
Volteando su mirada, observó como Sona organizaba a su séquito y a los que quedaban conscientes del séquito de Rías para reparar los daños, su organización era rápida y eficaz, mucho mejor de lo que los informes que recibía de los ancianos del consejo decían.
"Desde luego, estamos podridos hasta la medula" pensó, había firmado infinitos papeles como para darse cuenta del problema de su sociedad actual, y lo peor es que no podía hacer absolutamente nada para evitarlo. Aunque Sirzechs odiaba admitirlo, estaba atado de pies y manos en lo que representaba a los viejos demonios
Tras despedir al joven dragón y a Zyra, el maou observó un poco más el trabajo de la joven demonio, y tras pensarlo un poco más, llegó a una conclusión
"Si el viejo árbol está podrido, que mejor que el viento joven para echarlo abajo" pensó, y tras eso, se acercó a la joven demonio, "Sona, te tengo una propuesta...."
.
.
.
En una casa a las afueras de Kuoh se encontraba una figura ya conocida, Issei se encontraba tumbado en la cama, su cuerpo cubierto de vendajes y una cara pensativa, parecía estar perdido en sus pensamientos
"Otra vez perdí el control..." pensaba Issei, sus pensamientos se movieron hacia sus primeros días al lado de Tiamat y Zyra, cuando se frustraba por no poder hacer nada y perdía el control de su cuerpo.
Tiamat ya le había dicho que era normal que las crías de dragón tiendan a ser caóticas, después de todo, a un dragón no es algo a lo que le puedas poner correa. Y sin embargo, tras largos meses de meditación y lecciones de autocontrol, cada vez que estaba en una situación de peligro, Issei perdía el control de su cuerpo
Es porque eres débil...
Los débiles solo merecen la muerte...
El débil solo puede ser dominado...
Aquellas palabras resonaban constantemente en su cabeza. Durante el tiempo que estuvo inconsciente, tuvo otro sueño donde Shin le volvía a transformar el brazo. Issei se despertó agitado y sudando, y eso nos lleva a la situación actual, donde los pensamientos negativos de Issei lo están carcomiendo poco a poco
"Si tan solo yo... Si tan solo fuera más fuerte" pensaba Issei con resignación
En ese momento, la puerta de la habitación se abrió repentinamente, de ella salió Zyra, con una bandeja de comida
"Al fin despertó el dormilón" dijo en tono de burla, "mira que me tenías preocupada, lanzándote así contra un cadre..." siguió hablando, pero observando a Issei vio que no se veía bien, "Hey, ¿Estás bien Issei?"
Issei solo asintió lentamente, sin mirarla directamente, Zyra dejó la bandeja de comida a un lado y se acercó a Issei
"Oye, me estás preocupando Issei, no te sientas mal por perder contra Kokabiel, él era un oponente muy por encima de tu nivel, pocos podrían haber aguantado como tú lo hiciste"
"...No es perder lo que me preocupa" confesó Issei tras un breve silencio, "Me siento completamente inútil, Tiamat creyó que yo estaba listo para vencerlo y casi muero, si algún día alguien así apareciera y tratara de hacerte daño a ti o a Tiamat, ¡ No podría hacer nada!" finalmente se rompió, ligeras lágrimas saliendo de sus ojos
El rostro de Zyra se adornó con asombró por unos instantes, solo para ser remplazado por una sonrisa, "No te preocupes por eso Issei, el día de mañana serás más fuerte que hoy, y si algún enemigo que no pudieras derrotar aparece, Tiamat y yo nos encargaremos de protegerte a ti"
Zyra había abrazado a Issei, poniendo su cabeza en su pecho, y pasando su mano por la espalda de Issei para consolarlo, Issei se desahogó en el pecho de Zyra, ambos se quedaron en la habitación, necesitando la compañía del otro
.
.
.
El día había llegado, las 3 facciones bíblicas se reunirían al fin para pactar una paz definitiva entre ellas, pero nos estamos adelantando, la reunión sería al anochecer y todavía faltaban varias horas, Sona estaba lidiando con más papeleo que de costumbre debido al mismo suceso de siempre, Rías había vuelto a descuidar su labor como guardiana de territorio
Mientras miraba uno de los papeles que supuestamente Rías debería firmar, se preguntó a si misma porqué había aceptado aquella propuesta años atrás
"Yo me encargaré de pelear por las dos, así que te encargo mi papeleo" La respuesta llegó a su mente en forma de recuerdo, ella había acordado con Rías que ella se encargaría de la diplomacia y el trato con nobles mientras que Rías se ocupaba de los asuntos más bélicos, Sona no tuvo más remedio que aceptar, sin más piezas que su reina Tsubaki no tenía poder ofensivo suficiente
Al principio el sistema funcionó bastante bien, sin embargo todo se fue torciendo a medida que pasaban los años y ambas fueron completando sus noblezas, aunque sería mejor decir que Sona la completaba mientras a Rías le ofrecían las piezas, no malentiendan, Sona no opinaba mal de su amiga, pero que la única pieza que Rías buscara activamente fuera Akeno y aun así sus padres intervinieran por ella dejaba bastante que pensar, el resto fueron todos regalos, regalos muy valiosos, su caballero Kiba Yuuto fue encontrado de casualidad al borde de la muerte, su torre Koneko Toujou, fue abandonada en la puerta de su hogar, su pieza más reciente tampoco se salvan, Shin Hyoudou la invocó por error antes de morir.
Sona apartó la mirada de la interminable pila de papeles que esperaban ser revisados, "Por Satán, ¿Cómo demonios se junta tanto papeleo?" pensaba con una mirada de cansancio
Divagando sobre diversos temas, una persona resaltó por el poco conocimiento que tenía de él, "Hyoudou Issei, desde luego eres todo una incógnita" pensó tras repasar la poca información que le habían proporcionado, y una ligera sonrisa traicionera salió de su rostro al recordar como Issei había mandado a volar a Rías a través de una pared, "jeje, aunque no debería, ese suceso pone una sonrisa en mi rostro"
Y cortando sus divagaciones, Sona volvió a su trabajo tras montañas de papeleo
¡CONTINUARÁ!
No me acabé Stone Ocean, Stone Ocean acabó conmigo
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro