44
Linea del tiempo
Cuando sirvieron la cena Julian parecía el rey del amor y la amistad, saludando a todo el mundo, preguntando si estaban a gusto o si les hacía falta algo. Giordano no pudo hablar con él en ningún momento, pero si tuvo que admitir lo buen anfitrión que era. Cada vez que algo se acababa él ponía manos a la obra y controlaba el asunto en un segundo. Julian estaba increíble ese día, lo cual dejó a Romeo lidiando con su familia. A pesar de que en un principio conseguir que los De La Vega aceptaran la unión fue una tarea titánica, al final eran los Cortez quienes aún parecían escépticos sobre el asunto.
"Se van a divorciar pronto"
"Le presentaré a un amigo a ver si se desencanta antes de tiempo"
"Más van a tardar en casarse que en mandarse al cuerno"
"O pintarse los cuernos"
Los Cortez tenían una posición muy cómoda con respecto a la boda, pues estuvieron jodiendo a Romeo a pesar de que la mayoría insistió en ser invitado al evento. Algunos parecieron captar durante la boda lo bien que parecían llevarse los novios, sospechaban que quizás podrían durar más de lo que parecía, pero en general la mayoría mantuvo su opinión y no dudaban en externarla.
Marina había rodado los ojos un par de veces mientras escuchaba sobre el asunto y Julio solo soltaba algunos resoplidos divertidos luego de escuchar los comentarios de los demás, mientras que Romero parecía estar siendo el objetivo principal de los que querían demostrar algo y se acercaban a putearlo con el asunto.
Mika estaba con Marina observando todo, ellos también hablaban de cualquier cosa, tratando de ignorar las miradas del padre de la chica. Mika conocía un poco a Giordano, hablaron un par de veces en el pasado, así que cuando ella se levantó a saludar, él la siguió sin dudarlo.
Giordano se encontraba saliendo del cuarto que le dieron para cambiarse, se acomodaba el moño, que, por suerte, compró ya hecho y sonrió cuando vio a Marina, Mika y además a Nina, Joseph y Rainbow acercarse. Antes de darse cuenta ya estaba rodeado.
—Bebé —Rainbow fue la primera en hablar, se adelantó a los demás, colocándose a un lado de él con una sonrisa en los labios—. Lo estuve pensando y creo que tienes que aprovechar la noche de bodas —dijo cruzándose de brazos, mientras Nina soltaba una risita divertida y Joseph negaba con la cabeza.
—¿Que? —preguntó frunciendo el ceño—. Quiero decir, gracias, me alegra que te haya gustado mi actuación, yo estoy bien, ya me pagaron la mitad por adelantado —ironizó entornando la mirada.
—Dame la mano —exigió la chica, ignorando el sarcasmo y extendiendo la palma. Giordano soltó un suspiro y le obedeció.
—Quiero decir que tienes que aprovechar la noche de bodas, porque después ya no vas a tener tan buenas oportunidades —reiteró colocando algo en su mano.
Giordano abrió la boca para decir algo, pero se atragantó cuando vio lo que su prima estaba dándole.
Era un condón.
—¡Rainbow! —exclamó, cerrando el puño para esconderlo. Si Maximilian lo veía, iba a caparlo.
—Es sólo mi opinión, puedes hacer lo que quieras con eso —aseguró, dándose media vuelta antes de volver a su lugar.
—Rainbow siempre tira a matar ¿Cierto? —preguntó Mika, quien era el que menos familiarizado estaba con el grupo.
—Ni que lo digas —respondieron Joseph y Giordano al mismo tiempo. La coincidencia hizo que se miraran durante un segundo antes de fingir que aquello no había pasado.
—Has estado genial allá arriba —opinó Nina, cambiando de tema—. Los Backstreet Boys nunca fallan —agregó, sacando su celular y mostrándole el vídeo que había sacado. Giordano se inclinó un poco para apreciar mejor la imagen y después abrió la boca formando una "o".
—Pásamelo —espetó, todo se veía más bonito en la cámara de Nina.
Tenía que comprarse un móvil nuevo.
—Deja te lo envío —dijo antes de concentrarse en su pantalla.
—Has mejorado tu canto —agregó Joseph, negándose a darle un cumplido de forma directa.
—Estuve asistiendo a clases vocales —comentó encogiéndose de hombros. Giordano tampoco podía agradecerle sin dar rodeos, así que dejó que su tono lo dijese todo.
—Ustedes son tan densos —opinó Marina, observando cómo Giordano se guardaba el condón en el bolsillo, muy poco consiente de lo que estaba haciendo. A veces pensaba que el chico se bañaba en aceite antes de salir se casa, porque las cosas se le resbalaban muy fácil. Un minuto atrás su prima le había avergonzado y ahora actuaba como si nada.
—La actuación ha estado cool, yo me habría hecho en los pantalones si hubiese tenido que salir a cantar después del tipazo ese de los ojos verdes —Mika fingió un escalofrío, que pareció contagiarse al resto. Giordano soltó una risita, por naturaleza no era de los que se acobardaban, pero sí que se había preocupado por el asunto.
—Marcello tiene una voz increíble —comentó Joseph, con cierto tono de familiaridad, para después señalar su mesa con un movimiento distraído—. A mi abuelo le gusta mucho, dice que no ha sido su mejor actuación en vivo —aquellas palabras parecieron confundir un poco al chico, quien se preguntaba si acaso eso era posible. Los demás lo miraron cómo si estuviera loco.
—¿Estás hablando en serio? —preguntó Giordano, abriendo los ojos de par en par.
—Sólo repito lo que dijo el abuelo —inquirió Joseph, zafándose del dilema de asentir o negar aquella aseveración.
Giordano se asomó por encima del hombro del muchacho. Marcello estaba sentado al lado del abuelo de Joseph, los dos hablaban animadamente, parecían estarse divirtiendo y estaban bastante relajados con su intercambio de palabras. Era extraño, parecía otra persona, como si de repente hubiese dejado atrás las poses y los ademanes forzados. Ese Marcello no parecía tan molesto como el que conocía.
Resoplando, Giordano dirigió la mirada a la mesa donde estaban Marion y su madre. Tomando valor se despidió de los chicos y regresó a su puesto como maestro de ceremonias. Iba a estar ocupado toda la maldita boda, cuando lo único que quería en ese momento era estar con Marion.
Tratando de ocultar su decepción se paró a un lado del escenario mientras los chicos se movían a una esquina y continuaban chismeando.
Giordano presentó a Romero, el hermano del novio y también el padrino de bodas, quien pareció aprovechar la oportunidad para desquitarse de todo lo que le había hecho su hermano en su vida durante el discurso con la línea del tiempo.
—¡Oh! ¡Esta foto! —él soltó una carcajada—. Se las tomó su profesora de primaria en detención, justo después de que Romeo le cortara el cabello a Julian con unas tijeras medio oxidadas ¡Le quedó un corte de muerte! —en definitiva, Romero debió pasársela bomba escogiendo las fotos de la pareja. Giordano debía admitir que había mucho por donde escoger y ellos no habían puesto de su parte para crear una dulce historia de amor.
—Tenemos que hacer una línea del tiempo —comentó Marion, quien se había acercado, aprovechando el momento de respiro que estaba teniendo.
Giordano saltó en su lugar, girándose para encontrarse al muchacho con una sonrisa en los labios.
—Sería un lindo detalle —comentó, sintiendo que las mejillas se le pintaban de rojo. Hablar de una línea del tiempo cuando estaban pasando las fotos de los novios era demasiado para su pobre corazón.
Marion pareció avergonzarse al darse cuenta de este hecho, así que se despidió de inmediato con una torpe excusa y se fue a su lugar. Aquel sitio estaba demasiado expuesto, para su gusto, fue a hablar con Giordano porque desde que lo vio cantar en el escenario estaba volviéndose loco por besarlo, pero ese no parecía el mejor momento, así que se echó para atrás enseguida.
Con la boca abierta, Gio lo observó marcharse, él tampoco quería avergonzarse en público, pero sí que sintió un fuerte impulso por correr detrás de él y robárselo de la fiesta. Estaban cerca del mar, sonaba lindo aquello de ver el amanecer juntos. Tal vez si sus padres no tuvieran un ojo en ellos podría escaparse con mayor facilidad, pero las cosas no eran tan sencillas y tenía obligaciones en ese momento.
Mala suerte.
—Una línea del tiempo —murmuró, soltando un suspiro, parecía buena idea, sonaba cómo algo que le gustaría hacer junto a Marion, quizás cuando volvieran podría pedirle que trabajaran en ella.
—Y esta es la foto en que los novios llevaron a un menor de edad a un bar mientras trataban de detener una boda —exclamó Romero, cruzándose de brazos y causando que todo el mundo soltara una exclamación de sorpresa, incluido el mismo Giordano, cuya madre le miraba con suspicacia desde su lugar—. Y esa boda, por cierto, era la mía —agregó, logrando que una carcajada colectiva sonara en el salón.
—¡Te mereces todo lo que te pase, cabrón! —gritó Romeo desde su sitio.
—Lo mismo digo —espetó con una expresión de suficiencia en el rostro—. Lo mismo digo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro