Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

42


Marion se agachó para atarle los cordones, era un gesto extraño que hacía de vez en cuando para él, cómo su naturaleza era rígida le molestaba ver los cordones desatados en los zapatos de la gente. Giordano, por el contrario, era un completo desastre y casi siempre traía al menos uno de los cordones volando a sus anchas, así que, cuando no lo resistía más, Marion terminaba arreglando el asunto.

Giordano tragó duro antes de echarse un paso hacia atrás y después agacharse para detenerlo.

—Para con eso, no quiero que lo vuelvas a hacer —protestó, concentrándose en sus pies, para no mirar a Marion, quien se encontraba a un palmo suyo. El chico no le hizo mucho caso, sus dedos hicieron un nudo con rapidez, para luego reforzar el amarre con fuerza.

—Está bien, no tengo problema con ello —aseguró con una mueca divertida mientras recargaba los brazos sobre su rodilla derecha. Desde aquella posición podía observar bien las acciones de Giordano.

—Me haces sonar cómo un inútil —espetó, mirándolo a los ojos, había un brillo de burla en ellos que consiguieron que tuviese que aclararse la garganta. De inmediato se incorporó, cruzándose de brazos—. Ya todos se están yendo hacia el salón —comentó, observando al chico, quien aún seguía en cuclillas frente a él.

—Hay que apresurarnos entonces, tienes trabajo pendiente —respondió, poniéndose de pie, utilizando la cintura de Giordano para impulsarse. Este vio al chico moverse prácticamente en cámara lenta. Una vez que estuvo de pie, sus rostros quedaron en la posición perfecta para un beso, sin embargo, al darse cuenta de esto, Marion se avergonzó y se hizo a un lado.

Todo ese momento no hizo más que calentar a Giordano. Él era un hombre joven y vigoroso después de todo, así que, al ver a Marion prácticamente de rodillas, sosteniéndolo de la cintura, hizo que su mente volara a mil por horas. Tenía ganas de empujarlo por ahí y darle un par de besos de los que nunca se olvidaría, quizás algo más, pero tenía trabajo que hacer, así que se obligó a sí mismo a controlarse. Además, no le parecía correcto actuar cómo un total degenerado con Marion, el chico era capaz de reventarle la cabeza si lo veía demasiado insistente, o peor, seguirle el juego y terminar enviciado con algún fetiche extraño.

No, por ahora no.

—Ya sé, ya me apuro —dijo, caminando detrás de él, notando que sus padres los esperaban unos metros adelante. Qué bueno que no había hecho nada raro, tenía aún pendiente hablar con su madre—. Tu papá ya sabe lo de nosotros —dijo apretando los labios, antes de llegar a donde estaba la pareja.

Marion se detuvo de golpe, mirando a Giordano con los ojos muy abiertos, sintiendo que los latidos de su corazón se detenían.

—¿Cómo? —preguntó, deteniéndose de golpe. Gio lo tomó del brazo en un agarre ligero, casi cómo una manera de confort. Marion parecía a punto de un ataque de pánico.

—Lo que escuchaste, ayer tu papá me dio una charla buena entre amenaza y bendición, reaccionó mejor de lo que esperaba, pero creo que hoy va a hablar contigo, así que estate preparado —comentó, besando su mejilla antes de apresurarse hacia donde estaban sus padres.

Marion suspiró, frunciendo el ceño, él también tenía que hablar con Sandra, lo cual le aterraba aún más. No esperaba que ella se opusiera a su relación, pero tampoco se imaginaba cómo reaccionaría cuando lo supiera.

No, lo más probable era que ya tuviera conocimiento de ello, pero, aun así, necesitaba tener una charla con la mujer.

Se sentía cómo si un día problemático estuviera avecinándose.

Sus lugares estaban cerca del escenario. Había mucha gente hablando, los novios estaban en una gran mesa y se miraban cómo si no hubiese nada más en el mundo aparte de ellos. Había un par de caras largas en el panorama, sin embargo, eran tan pocos que apenas se notaban.

Marion no tenía idea de porqué aquella gente se resistía a la unión y, sobre todo, porqué asistían a la fiesta sólo para actuar como si estuviesen en un funeral, pero no había nada que hacer aparte de ignorarlos.

Negando con la cabeza se concentró en el escenario, donde se estaban instalando algunos equipos de sonido todavía. Parecía que iban a necesitar más de lo que se esperaba inicialmente para poder dar un buen espectáculo.

Marion vio de reojo cómo su padre se levantaba de su lugar para dirigirse a los baños, sonaba cómo una excusa, pero no estaba seguro.

A lo lejos, desde su mesa, Nina y Joseph le saludaron con la mano, Marina también lo hizo, estaba seguro de que en algún punto iba a terminar yendo a hablar con ellos, pero mientras tanto se quedó en su lugar para poder ver todo de cerca.

—Marion —La voz de Sandra llamó su atención, ella estaba mirando al escenario con una expresión complicada en el rostro. De inmediato el corazón de Marion saltó.

—¿Qué ocurre? —preguntó, acercándose a ella para poder escucharla sin gritar. Una simpática música de fondo había ayudado a que tuviesen un poco de privacidad.

—Ustedes dos ya están saliendo ¿Cierto? —preguntó, utilizando el estilo directo de su familia. Se notaba de donde lo había sacado Giordano, también se parecía un poco a su propio padre.

Marion la miró con los ojos bien abiertos, avergonzado, sin saber que decir. Tragó duro antes se bajar la cabeza y mirar el mantel como si fuese la cosa más interesante del mundo.

—Ya veo —ella pareció pensar en sus palabras durante un momento antes de tomar una decisión—. Mira, yo sé que no es el momento ni el lugar, pero si sigo buscando el instante perfecto creo que vamos a terminar posponiéndolo hasta el fin de los tiempos.

—Tienes razón —convino Marion, soltando un suspiro.

—No quiero ponerme cómo suegra de pesadilla —aclaró antes de comenzar cómo tal su plática—. Pero por favor, cuida a mi niño —la expresión se Sandra era tan sincera que golpeó su corazón—. Yo sé que puede llegar a ser irreflexivo, quizás demasiado inquieto, pero sabes que es un buen chico, él te quiere, lo sé —explicó, tratando de defender a su hijo.

Las mejillas de Marion se calentaron, él no era un chico tímido, pero le avergonzaba hablar del tema con Sandra, porque, bueno ¡Era Sandra! Ella fue lo más parecido a una mamá que tuvo cuando la suya murió, Sandra iba mucho a su casa cuando el funeral estuvo reciente, ayudó a su papá los primeros meses de autocompasión y se hizo a un lado cuando Maximilian se levantó por sí mismo y comenzó a rehacer su vida, ella también cuidó de Marion cuando estaba enfermo, cuando pensaron que quizás estaban por comenzar otra carrera corriendo de un hospital a otro antes del inevitable final. Era una buena mujer a la que quería mucho, así que también estaban en una situación complicada.

—Yo... —dudó un momento antes de hablar—. Lo conozco desde siempre, se cómo es, por eso me gusta —aquel simple comentario pareció calmar a Sandra un poco, pero ella aún tenía cosas que decir.

—Él es un poco inseguro, aunque no lo parezca, cuídalo mucho, no lo hagas llorar —eso último pareció difícil de decir para ella y de hecho lo fue, porque conocía a Marion desde pequeño y no quería tratarlo como si fuese el malo del cuento. Con sólo echar un vistazo él supo que las cosas eran de ese modo.

—Lo haré —aseguró, sin embargo, su expresión dudó un segundo—. Trataré de hacerlo —se corrigió, sintiéndose pequeño en su sitio.

Los dos se sumieron en un silencio incómodo, parecía que rogaban porque Maximilian llegara pronto, sin embargo, fue Giordano quien apareció sin previo aviso en el escenario. El chico había cambiado su peinado por uno mucho más interesante, desordenado y retro que le hacía ver muy guapo. También había cambiado su traje por uno rojo, con solapas brillantes, un pañuelo y corbata azul rey, la camisa blanca y zapatos negros. Aquella combinación se le veía de muerte en él.

Sandra soltó una risita, ahora más tranquila.

—Está guapísimo ¿Cierto? —preguntó, mientras Giordano se presentaba a su audiencia y hacía algún chiste estúpido que hizo reír a todo el mundo.

Marion lo observó durante un momento, descubriendo la manera en que Giordano podía dejarlo sin aliento en menos de cinco segundos. Mientras el chico hablaba, dando algunas palabras de introducción a la pareja, sus miradas se cruzaron y Marion sintió que podría morir en ese instante sin ningún tipo de remordimiento.

—Lo está —aseguró, apretando los puños que descansaban sobre su regazo, al tiempo que se perdía en las palabras del chico.

—Romeo y Julian no me dejarán mentir cuando digo que me tocó vivir con ellos la peor parte de su relación, no sé cómo le hice para sobrevivir a eso, pero ya que tuve la oportunidad de dirigir la boda de sus hermanos mayores, creo que se dieron cuenta de que soy su estrella de la buena suerte —comentó Giordano con un tono descarado y divertido. La gente se reía al escucharlo, mientras los hermanos de los novios dieron su aprobación con aplausos y muecas divertidas.

Julian cruzó sus brazos, formando una "x" con ellos mientras negaba con la cabeza.

—¡No le hagan caso! ¡No es cierto! —gritó desde su lugar. Ahora las carcajadas de levantaron por encima del volumen normal, llenando el salón de algarabía. Marion también se río.

—Está más guapo cada día.     


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro