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34


Sus padres se fueron unas horas más tarde a la cabaña que les apartó el tío de Giordano y ellos ya no pudieron conciliar el sueño a pesar del cansancio. Después de todo faltaba sólo un día para la boda y eso quería decir que Giordano tendría que cantar frente a un mundo de personas, todos artistas profesionales y él no había practicado nada.

Cómo siempre, estaba dejando todo a lo último.

Marion se había recostado en uno de los sillones individuales, subiendo las piernas al reposa brazos izquierdo y dejando caer la espalda en el derecho. Tenía los ojos cerrados porque estaba cansado y se había puesto un catálogo en la cara para que no le molestara la luz mientras disfrutaba la música.

Por su parte, Giordano se había sentado en el sillón de enfrente, tocando una simpática balada para calentar antes de ensayar su número. Falsetes, graves y altos se peleaban por ver quien sonaba mejor, mientras Marion movía los pies de un lado a otro con el ritmo de la música. Al él siempre le gustó escuchar a Giordano tocar y cantar, quien desde pequeño estuvo interesado en el tema. Él chico nunca fue tímido al respecto, así que tuvo la suerte de observarlo cuando era peor que una gallina cacareando y ver su crecimiento hasta este punto.

Ahora era un placer ser parte de su público.

—¿Cuándo llegarán los novios? —preguntó Marion una vez que Giordano dejó de cantar. El muchacho levantó el rostro, mirándolo con la expresión en blanco.

—Ahora que lo mencionas —dijo ladeando el rostro—. No tengo idea.

Marion soltó un resoplido, volviendo a su posición original, descansando los ojos. Giordano lo observó un segundo antes de sonreír y ponerse en pie. Continuo su concierto privado mientras caminaba lentamente alrededor del sillón, rodeando al chico al tiempo que intentaba mantenerse afinado. Este sonrió al darse cuenta de lo que estaba pasando.

—¿Qué haces? —Le preguntó, sin obtener más respuesta que él sonido de la guitarra y una cursi melodía. Marion no insistió, simplemente intentó que su cara no se pusiera roja mientras la escondía detrás del catálogo. 

La música se detuvo después de un rato.

—Una serenata —explicó finalmente dijo el muchacho, tomándole desprevenido—. Mañana voy a cantar para los novios y no quiero que te pongas celoso —agregó con una obvia nota de broma en su tono.

Marion soltó una carcajada, estaba a punto de hacer un comentario al respecto, cuando un grito rompió su momento.

—¡Giordano! ¡Marion! ¡Salgan de ahí! —una ruidosa voz que los dos conocían muy bien sonó afuera de la cabaña, acompañada de golpes en la puerta y con un timbre tan agudo que si hubiese subido una octava más habría destrozado las ventanas.

Una mueca de desagrado apareció en el rostro de Giordano, quien no tardó demasiado en llevarse las manos a los oídos antes de soltar un suspiro y dejar caer los hombros.

—¿Qué demonios? —gruñó, frunciendo el ceño, el normalmente habría estado muy feliz de recibir visitas y juguetear un poco, pero comenzaba a entender por qué Julian se ponía de tan mal humor cuando alguien se metía entre él y Romeo, era un tostón tratar con terceros cuando lo único que quería era un momento a solas al lado de Marion.

—Creo que mis peores miedos se están haciendo realidad —comentó el muchacho mientras se dirigía a la puerta y atendía a aquel inesperado visitante.

—Rezaré por haberme equivocado —agregó Gio apretando los labios, sin embargo, al ver al otro lado de la puerta el rostro sonriente de Rainbow, su prima ex favorita, soltó un suspiro de cansancio—. Parece que dios no escuchó mis suplicas.

—¡Ey! Pero que grosero —espetó la chica, cruzándose de brazos y mirándolo con expresión de disgusto—. ¿No quieres que te interrumpan en tu nidito de amor? —una sonrisa traviesa y maliciosa se le escapó de los labios mientras pronunciaba aquellas palabras. Ella estaba vestida con lo que la mayoría podría definir como "ropa de celebridades". Era la típica chica que compraba todo lo que su cantante favorito usaba o recomendaba. 

Esto no tenía nada de malo según Marion, porque era fan de bandas de K-pop, así que siempre se veía genial.

—Yo no lo llamaría "nido de amor" —respondió Giordano, formando comillas con los dedos—. Ahora es algo así como un gallinero y tú eres la reina cacareadora —bromeo, haciéndose a un lado para dejarla pasar, afuera hacía un frio terrible.

—Vaya ¿Has comprado tus chistes en rebaja? —Rainbow ladeo el rostro, colocando el dedo índice sobre sus labios mientras adoptaba una mueca pensativa, sin embargo, antes de comenzar a poner a prueba la paciencia de Giordano levantó la bolsa que llevaba cargando en la mano izquierda—. Traje pastel, con su permiso.

Giordano levantó una ceja y Marion se encogió de hombros, soltando un largo suspiro antes de seguirla hasta la cocina. Mientras la observan era obvio que ella está acostumbrada a la estructura de las casas, porque caminó sin mirar dos veces el lugar y encontró su sitio en el comedor sin siquiera parpadear. Con una sonrisa ella los invitó a sentarse cómo si fuese la dueña del lugar.

"De alguna manera lo es" pensó Marion, recordando que su padre era el dueño de todos los Villa Rueda que había en el país.

Un total de cinco hasta ese momento y ella había estado en cada uno de aquellos complejos vacacionales al menos una docena de veces.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Giordano sentándose frente a ella, mientras Marion se dirigía directamente a tomar algunos platos y cucharas para servir el pastel, él chico había visto la caja, era una marca que le gustaba, también era bastante cara.

—Estoy de supervisión con papá —dijo tomando el cuchillo de plástico que venía con el pastel, para después abrir la caja del mismo e intentar decidir de qué lado cortar—. Nina y Joseph también vienen, estarán aquí en un rato —aseguró sin mirarlos, escogiendo por fin donde encajar el cuchillo.

—¿Nina y Joseph? —preguntó Marion acomodándose entre los dos, al tiempo que le pasaba los platos a Rainbow—. ¿A que vienen ellos? —agregó, recargando el rostro en su mano derecha.

—Están aquí para la boda —aseguró, con una sonrisa divertida—. ¿No es pequeño el mundo? Resulta que ellos también tenían invitaciones —Raini se encogió de hombros, comenzando a colocar el pastel en los platos.

—¿Cómo diablos es eso posible? —preguntó Giordano, frunciendo el ceño con extrañeza.

—El abuelo de Joseph es buen amigo de uno de ellos y los papás de Nina son cercanos al otro —ella movió la mano, restándole importancia al asunto—. La verdad es que no sé cómo ha pasado eso, pero, así están las cosas —ella repartió los platos y sin preocuparse en lo más mínimo por decir otra cosa comenzó a comer.

Marion y Giordano se miraron por un segundo, hasta que el primero asintió, recordando la historia familiar de aquellos dos.

—Bueno, eso tiene sentido —agregó Marion, soltando una pequeña sonrisa. Giordano ladeo el rostro, sintiéndose fuera de lugar. Por lo general él no se preocupaba por saber quiénes eran los padres de quien, tenía una vaga idea de que los de Joseph eran gente importante, pero cuando Julian habló al respecto en su llamada telefónica no le pareció que los conociera en persona.

—¿Conoces a los padres de Joseph? —preguntó frunciendo el ceño. Ahí estaba de nuevo, un extraño sentimiento de posesividad sobre Marion que no podía evitar.

A Giordano le hubiese gustado que estuvieran solos más tiempo, que la relación fuera tan nueva lo hacía ponerse inseguro, porque sí, ninguno dijo nada directamente, pero podría decirse que estaba saliendo ¿Cierto? De repente una extraña urgencia se apoderó de su pecho, estaba pensado demasiado las cosas, eso no era bueno.

—Claro, durante el festival escolar ¿Te acuerdas? Las festividades de primavera, la graduación, tuvimos muchas reuniones en casa de Joseph el último año, su familia es muy amable —agregó, recordando a los extravagantes hermanos del chico, al abuelo y los padres. Eran buena gente, aunque un poco raros.

—Oh, por el comité de estudiantes —comentó, recordando cómo se había apartado en su mayoría de aquellas cosas porque las consideraba un tostón. Él sólo se involucró cuando le pareció divertido, lo cual no fue ni la mitad del tiempo.

Ahora se arrepentía profundamente.

—Si, también tuvimos algunas en casa de Nina, sus papás son graciosos —aseguró frunciendo el ceño—. Aunque tú fuiste a un par de esas ¿Cierto? Recuerdo que el señor Moreno se sacó la pierna ortopédica para asustarnos la primera vez —Marion miró a Rainbow, tratando de no sonreír, ella estaba tan peleada con la chica en ese entonces que todos estaban pendientes de sus interacciones. Había sido una gran fiesta de incomodidades y cuchicheos.

—Si, ahí estuve —Giordano recordó con incomodidad cómo había coqueteado sin parar en aquella reunión y Marion amenazó con sacarlo de ahí. Un silencio incómodo se apoderó de la habitación hasta que la puerta volvió a sonar.

Giordano se paró de un salto.

—¡Yo voy! —dijo, casi corriendo lejos del lugar.

Cuando llegó a la puerta y vio a Nina y a Joseph discutiendo acaloradamente sobre una cuestión que no alcanzaba a entender, se arrepintió de inmediato.

—Creo que podemos recomendar a Tarasova, su madre le enseñó desde pequeña, su técnica es buena, es talentosa, muy pulcra —aseguraba Joseph, muy convencido de sus propias palabras.

—Todos los demás recomendaran a Tarasova, ella es la opción lógica, pero ¿Qué hay de Terada? Ella es buena, divertida, tiene técnica, pero ninguno de los viejos la escogerá, no es lo suficientemente clásica para eso —Nina parecía preocupada mientras hablaba. Joseph se quedó pensativo, los dos ignoraban a Giordano.

—Tienes razón, Terada tuvo la más memorable presentación, pero la empresa prefiere la técnica al carisma, últimamente se ha vuelto menos arriesgada en sus contrataciones, desde que papá dejó de dedicar todo su tiempo al teatro las cosas se han puesto locas y sólo han pasado dos años de eso —él negó con la cabeza, pareciendo el responsable chico que era—. ¿Sabes? Ellos esperan que recomendamos a Goldsmith.

La pareja se miró, compartiendo un mensaje tácito que crispo los nervios de Giordano.

—Eso no va a pasar —dijeron al mismo tiempo antes de soltar una carcajada.

—¿Saben que estoy aquí chicos? —preguntó sintiéndose un poco malhumorado. Ver a una pareja teniendo esa clase de intimidad y confianza le ponía verde, porque ellos estaban interrumpiendo su caminó con Marion mientras actuaban cómo una divertida joven pareja.

Sabía que sonaba egoísta, pero no pensaba que hubiese mucho que hacer al respecto. Después de todo, él era así ¿Cierto?

—¡Gio! —Nina saltó sobre él para darle un abrazo.

Bien, ellos ya estaban ahí, no había nada que hacer al respecto. 


¿Saben? Esta semana estuve viendo películas de terror y entre esas vi ParaNorman y me dio mucha risa (y ternura) porque Neil es igualito que como me imagino a Giordano de niño xD.

Bueno, técnicamente nunca lo imaginé como un niñito con sobrepeso, pero siendo Giordano, podría haberlo sido fácilmente, así que ahora ese es mi headcanon (?). De todas formas la personalidad de Neil me recuerda mucho a la del Giordano chiquito LOL. Adjunto pruebas gráficas (?).

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