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26


—¿Por qué nunca me haces caso? ¡Llevo días escribiéndote! —unos pocos segundos después de que Marion le preguntara por la merienda, Giordano recibió una llamada de su prima, quien sonaba realmente molesta.

—Acabo de contestarte Raini —ironizó, entornando la mirada.

—No me refiero a eso ¿Viste mis mensajes en instagram? —Casi podía escucharla taconear al otro lado de la línea, se notaba que su paciencia estaba llegando al límite. Giordano no se preocupó demasiado por eso, en general ella era así todo el tiempo, le gustaban las cosas rápido y bien hechas.

—Eeeeh, no —respondió, soltando una risita divertida. Por culpa de todo aquel jaleo de la boda le había resultado muy cansado eso de ponerse a revisar a consciencia sus cuentas, así que no había entrado ni a facebook en lo que llevaba del viaje.

Dios, aún no se había tomado ni una sola foto con Marion.

—¿Sabes Gio? Cuando yo te pido algo, es porque es importante, anda a mandar la llamada a segundo plano y checa tu instagram, voy a etiquetarte una vez más en lo que tienes que ver —espetó, levantando la voz.

—Vale, vale, ya voy —murmuró. Rainbow siempre había tenido una personalidad demandante. Ella era un poco diva a veces, pero había algo en su tono ese día que le obligó a obedecer de inmediato.

Una vez que encontró la notificación de Raini, supo por fin cual era el escándalo que había saturado su cuenta de notificaciones. Giordano no tenía una puta idea de quien había sido, pero alguien le había tomado una foto a él y a Marion la estación de autobuses, mientras esperaban su salida. Él no iba a mentir, la imagen era buena, ellos estaban muy juntos y parecía que estaban posando. En aquella publicación había otra foto adjunta, en la primera Marion miraba hacia el techo, con aire distraído mientras Giordano descansaba sobre su hombro y la segunda era casi idéntica, solo que Marion ahora estaba observando a la cámara y sonreía.

Dios, tenía una sonrisa tan bonita. Giordano miró a todos lados antes de sacar una captura de pantalla para tener la imagen en su celular. Después de eso se concentró en analizar todo lo demás.

"The angel and his lover" esa era la descripción principal de la foto, pero después había un largo párrafo sobre los tipos de amor según los griegos. Giordano le leyó todo y después pasó a revisar los comentarios, donde había mucha gente hablando de la linda pareja que formaban. A Gio se le revolvió el estómago, regresó a su cuenta y se encontró con que todas sus fotos con Marion tenían comentarios de extraños que gente que "Los apoyaban" y alguno que otro energúmeno desagradable que se había colado en su cuenta.

—¿Ya lo viste? —preguntó Raini, su voz sonaba ansiosa.

—Pues sí —carraspeo—. Me ha tomado por sorpresa, pero no es algo tan grave ¿O sí? —él no entendía porque su prima estaba siendo tan alarmista.

—Acabo de etiquetarte en otra foto —respondió cortante—. Ve a verla.

Giordano no dijo nada, se limitó a obedecer encontrándose con una extraña y desconcertante foto la cual —para variar— no recordaba que le hubiesen tomado. Esta había sido publicada unas horas antes, en ella se encontraba Giordano sentado en la mesa, con una expresión intensa en su rostro, mientras Marcello se inclinaba, recargando la mano derecha en la mesa, mirándole con una expresión entre maliciosa y cómplice. Parecía el diablo tentando aun pobre incauto.

En serio ¿Cuándo diablos le habían tomado aquella foto? Giordano soltó un gruñido, observando la descripción de la imagen.

"The devil and The lover"

Dios ¿Quién rayos había escogido aquel pie de imagen? Seguro que había sido Marcello, de inmediato pensó que sólo a un viejo se le ocurriría algo así.

—Joder —murmuró, quedándose sin habla.

—Si, joder —repitió la chica—. Los chicos no lo han mencionado por acá porque no piensan que sea importante, pero yo creo que lo es, te puedes meter en un gran problema si de repente todo el mundo sabe quién eres por culpa de unas estúpidas fotos —Ella suspiró—. ¿No crees que deberías considerar eso de poner tu cuenta en privado? —La voz de Raini sonaba ansiosa, estaba seguro de que ella casi quería quitarle el teléfono de la mano y hacerlo ella para asegurarse de que todo estuviera en orden.

—Bueno, creo que podría hacer eso —espetó. Ver aquellas fotos llenas de cometarios y los mensajes de gente que quería contactarse con él lo habían conmocionado, pero él seguía pensando que no era la gran cosa, es decir, ¿Qué gran problema podría atraer aquello? Las cosas en la red se pasaban rápido, dentro de una semana él no tendría ya a nadie que se acordara de aquellas fotos, pero supuso que podía seguir el consejo de su prima y cambiar la privacidad de sus cuentas—Ya está —anunció cuando todo estuvo listo—. Sólo mis amigos pueden ver mis fotos.

—Bien —ella suspiró—. Y ese hombre, el cantante, dice mi papá que te alejes de él, que eres muy joven para enredarte con gente de esa reputación ¿Entiendes? —Le regañó, en tono de mamá mandona.

Giordano soltó una risita, su tío, cómo siempre, era muy severo.

—Si, dile que no hay problema, no volveré a hablar con él —"Al menos hasta que este asunto de la boda quede finalizado" pensó.

—Bien —Raini volvió a suspirar—. Saluda a Marion de mi parte, papá me ha dicho que se están quedando en una cabaña de pareja, asegúrate de aprovechar esa lujosa cama con tu dulce de melocotón y que su padre no se entere porque te quema vivo —Giordano pudo escuchar su característica risita traviesa antes de que le colgara la llamada.

¡Maldita Rainbow! Mirando su teléfono se puso a pensar en las muchas maneras en las que quería ahorcar a su prima.

Ahora tenía en a la mente la imagen de la cama en que los dos durmieron la noche anterior, en unas horas, cuando tuvieran que ir a dormirse se iba a volver loco. Y luego, vino a su mente la expresión que pondría Maximilian si se enteraba de que estaba pretendiendo a su hijo.

Decir que lo quemaría vivo era poco sabiendo lo mucho que el hombre protegía a Marion.

¡Dios! ¡Lo iba a matar! ¡Estaba seguro de que terminaría tres metros bajo tierra después de todo aquel desastre!

Giordano comenzó a sacudirse como si se estuviera quitando un montón de telarañas de encima. Tenía que sacarse toda la cobardía de encima si quería besar a Marion antes de que su padre lo matara.

Una vez que se calmó, caminó decidido a la cocina, donde Marion se encontraba parado frente a la mesa, con el delantal puesto y revisaba algo en su teléfono. Estaba frunciendo el ceño, parecía muy metido en lo que sea que estuviera mirando y se mordía de manera ligera el labio inferior.

Sí, Gio estaba dispuesto a tomar toda esa impulsividad que le caracterizaba y plantarle un beso a Marion, sin embargo, mientras caminaba decidido hacia el chico algo se metió en su camino. La pantalla de un celular.

—¿Has visto esto? —preguntó Marion con el ceño fruncido.

Él tuvo que retroceder tres pasos para saber de lo que le estaban hablando.

—¡Dios! —exclamó—. ¿Qué cosa? —Un poco mosqueado se concentró en la imagen en la pantalla.

—Ay, esa chica —murmuró Marion, soltando un suspiro. Llevaba ya un rato mirando la maldita foto que le había tomado la chica de la estación. Él recordaba que estaba un poco deprimido y no le importó darle una pequeña imagen a quien se lo pidió, ahora estaba un poco arrepentido.

—¿Esa chica? —preguntó Giordano, levantando una ceja. Tenía la sensación de que se estaba perdiendo algo.

—Cuando transbordamos había una chica tomando fotografías, tú estabas dormido y ella me pidió una así que la dejé —Marion le enseñó la pantalla del celular, apuntando su propio rostro en una de las imágenes—. ¿Vez? Estoy mirando a la cámara —él hizo una mueca de arrepentimiento que a Giordano le pareció lindísima.

—Oh, ya veo —su mirada se quedó clavada en el rostro del muchacho sin poder evitarlo y al darse cuenta, de inmediato se sintió incómodo.

—No debí haberlo hecho, lo siento —Marion juntó sus manos, levantando el rostro y encogiéndose un poco en su lugar. Era lindo, Giordano no podía evitar pensarlo, así que lo tomó de las mejillas y lo jalo para tratar de plantarle un beso en los labios.

Mala idea.

La reacción de Marion fue inmediata, con la mano derecha le propinó un golpe tan fuerte que le hizo retroceder dos pasos antes se afirmarse en su lugar.

—¿Estas borracho Dano? —Su voz no fue un grito, tampoco sonó alarmada, en su lugar lo miró con una mueca de fastidio infinito antes de volver a su lugar y soltar un suspiro—. De verdad a veces no entiendo que pasa por tu cabeza —masculló antes de concentrarse en su plato con waffles.

Giordano se quedó en blanco, le observó hacer un berrinche y de inmediato se sintió ofendido por el rechazo.

—Oye ¿Qué te pasa? ¿Por qué te enojas? —gruñó, frunciendo el ceño—. No soy tan feo cómo para que me empujes lejos con tanta fuerza —Se quejó, cruzándose de brazos.

— ¿En serio me estás preguntando eso? —se quejó Marion, tratando de ocultar la timidez en su voz.

—Yo... —Giordano se pensó bien las cosas y tuvo la decencia de mostrarse avergonzado por sus acciones—. No, lo siento —de inmediato se acomodó a su lado, recibiendo a cambio una mala mirada.

—Quieto ahí, acosador —espetó, utilizando su mano para marcar el límite entre los dos.

—¿Si te pido permiso puedo besarte? —preguntó con seriedad. Marion soltó un jadeo, cómo si no supiera exactamente qué decir, sin embargo, se controló enseguida y le miró con una curiosidad seria y mortal, al tiempo que recargaba el mentón en su mano derecha.

—¿Qué tienes Dano? ¿Es otra de tus bromas? —Frunciendo el ceño le lanzó una mirada analítica, ocultando a la perfección los locos latidos de su traicionero corazón ¿Cómo podía mantenerse calmado si Giordano acababa de intentar besarlo? Aquello era algo que no podía imaginar ni en sus más locos sueños, sin embargo, logró controlarse lo suficiente para parecer sereno y crítico.

—Sólo quería besarte —se quejó Giordano, tratando de no sonar como un estúpido y que la voz le fallara. No lo logró por completo, sin embargo, la confesión tuvo un efecto inmediato en Marion.

—¿Que? —preguntó frunciendo el ceño y negando con la cabeza.

Giordano tomó aire, rogando a los cielos que los consejos de Marcello funcionaran cómo era debido y juntó todo su valor antes de poder hablar.

—Quiero besarte porque me gustas Marion. 


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