Cuando la gente conocía a Marion, le costaba trabajo deducir que "tipo de gay" era.

No era afeminado ni excesivamente masculino. Le gustaba el rosa como cualquier otro color, así como los calendarios de bomberos y policías. No tenías sentido de la moda, pero tampoco era un desastre. Se preocupaba por su apariencia lo justo y necesario. Cuando era niño, su madre le enseñó a hornear galletas, pasteles y dulces varios, luego de su muerte él aprendió también a cocinar. Era muy bueno en las labores del hogar, así como en los estudios, pero eso no quitaba que fuese el campeón en atletismo de su escuela, le gustaban los hombres, pero le prefería la compañía de las mujeres. Él también tenía un montón de créditos extra por el club de debates.

Sin embargo, aún seguían preguntándole "que tipo de gay" era, incordiándolo por sus gustos en la cama. Porque era gay, por supuesto que había tenido sexo al menos un millón de veces. Y claro, se la pasaba viendo a sus compañeros de clase todo el tiempo, le encantaba verlos, sin importar que clase de esperpentos fueran, o si parecía que tenían pulgas, él era gay así que debía ser una especie de devora hombre libidinoso.

Marion puso los ojos en blanco, sacándose la camisa para la clase de gimnasia, mientras la mayoría de los chicos del salón presumían sus "esplendorosos cuerpos" esperando que les ayudara con los próximos exámenes.

—Chicos —dijo en voz alta, colocándose la camisa de deportes—. El examen de filosofía va a ser oral.

Un quejido colectivo se dejó escuchar en los vestidores, mientras sus compañeros dejaban las absurdas poses y comenzaban a ponerse los uniformes. Marion sonrió un poco, continuando con lo suyo y apresurándose a salir del vestidor. La clase de gimnasia no era obligatoria para él, debido a su participación en las carreras de la escuela y los trofeos de deportes que había ganado a lo largo del año, la escuela estaba conforme con exentarlo, pero prefería estar ahí a tener una hora entera sin hacer nada.

Marion siempre estaba deseoso de trabajar.

En menos de cinco minutos terminó de cambiarse y estaba por dirigirse a las canchas, cuando alguien le tomó del brazo, arrastrándole dentro de uno de los salones cercanos. Enfadado, se fijó en quien le había importunado y se encontró con la sorpresa de que se trataba de uno de sus compañeros del club de debates.

—¿Drew? —preguntó frunciendo el ceño. El muchacho le sonrió, mostrándole su chaqueta roja, cubierta con pines de grupos de rock.

—Si jefe, soy yo —dijo con una sonrisa enorme. Marion ya se había acostumbrado a que le llamaran de ese modo, así que no se fijó mucho en el detalle.

—¿Qué diablos? —preguntó confundido. Drew era un amigo cercano, pero el tiempo que pasaba con él, siempre era saliendo de la escuela. Debido a sus horarios, era difícil encontrarse entre clases.

—Tengo algo para ti —el muchacho hizo una mueca—. Bueno, no algo para ti, es algo para tu hermano, salvaría mi vida si se lo entregaras.

Frunciendo el ceño, Marion ladeo la cabeza.

—¿Para Dano? ¿Qué cosa? —Desde siempre, él había estado acostumbrado a que la gente le pidiera favores, pero Drew, en especial, era alguien que no se andaba con rodeos, así que el verle actuar con tanto misticismo le estaba confundiendo.

—Bueno —dijo mirando a todos lados, como esperando que alguien le saltara encima de un momento a otro—. Si sabes que mi hermano es gay ¿Cierto? —le cuestionó mirándole directo a los ojos. Aquello iba en serio.

—Sí, no paras de recordarme a mi padre cuando dices que vas a matar a cualquier tipo que se le acerque —espetó encogiéndose de hombros. El padre de Marion siempre actuaba como un perro rabioso alrededor de los chicos que estaba cerca de él, quizás por eso nunca había tenido un novio.

—Que bien que lo recuerdes —comentó con una sonrisa orgullosa y acomodándose la chaqueta, sin embargo, de inmediato recuperó su pose de nerviosismo—. Bueno, pues mi hermano a entrado en su fase de rebeldía, no quiere hacerle caso a su gran e inteligente hermano mayor —Drew se inclinó mirándole con incredulidad—. Piensa que soy sobreprotector ¿Puedes creerlo?

—¿Quién podría decir eso de ti? —ironizó Marion, suprimiendo una sonrisa.

—¿Verdad? —completó haciendo una mueca, para después continuar con el tema que le interesaba—. Pues para demostrarle que no soy como él dice, acepté enviar esto —En un movimiento rápido, se sacó un sobre azul de la chaqueta, cubierto con stickers de cursis corazones y caritas felices que a Marion le parecieron lindos detalles—. Es una carta de amor para el chico que le gusta.

—Oh —Marion sabía para donde iba aquello, no era difícil de adivinar, teniendo en cuenta el brillo en los ojos de Drew y la información que le había dado.

—Pues resulta, que ese chico es tu hermano —gruñó señalándole con el dedo, para después imitar una pose serena—. Y como es una putada llegar hasta él, pensé que tú podrías dárselo, ya sabes jefe, porque somos buenos amigos y eso.

Mario levantó una ceja.

—¿Algo más? —preguntó en tono de fastidio.

—Pensé que podrías concertarles una cita, ya que mi hermano quiere saber si en serio entregué la carta —agregó poniendo cara de súplica.

—Sabes que no vivimos juntos, nos llevamos bien, pero no me gusta meterme en su vida amorosa —respondió con reticencia, sin embargo, una de las cosas que caracterizaban a Drew, era que no se rendía fácil.

—¡Oh vamos! ¡Sabes que no puedo hablar con él! ¡Siempre está rodeado de gente! Además, él estudia aquí ¿Puedes hacerme el favor? ¿Sí? Será más fácil que te escuche cuando se trata de ti —aseguró poniendo una gran sonrisa. Marion le giró el rostro cruzándose de brazos— ¿Sí? —Preguntó otra vez—. ¿Por favor? —suplicó, juntando las manos mientras sostenía la carta, se puso de rodillas. Era obvio que no iba a rendirse.

Marion soltó un gruñido, arrancándole la carta de las manos y mirándole con fingido desprecio.

—Voy a entregar la carta, pero será su decisión si quiere tener una cita con tu hermano o no —Le aseguró con un gruñido—. Ahora, déjame ir a mis clases, que es la última que tendremos antes de graduarnos y necesito estar en primera fila.

Drew sonrió, soltando una exclamación de alegría, al tiempo que saltaba sobre él, envolviéndolo en un abrazo.

—¡Eres el mejor jefe! ¡El mejor! —y depositando un montón de besos en su cara, consiguiendo que Marion le empujara lejos para después salir corriendo.

La gente se preocupaba mucho por el "tipo de gay" que era porque no terminaban de esclarecer ese asunto. Sin embargo, todos sabían el "tipo de persona" que era y siempre terminaban recurriendo a él cuando tenían algún problema.

Marion era alguien que no se podía negar a las suplicas de quien lo necesitaba.

¡Hola a todos! ¿Como están? Yo acabo de hacerme un huequito para poder publicar el primer capítulo de esta historia *-* antes de que comiencen a hacer preguntas, quiero decirles que ahora sí voy a necesitar de su paciencia, ya que, al menos los primeros seis capítulos serán bastante introductorios ¿Porqué? Porque Marion es un personaje que a excepción de mi, nadie más conoce, así que me dedicaré a contarles un poco de él, a ponerlos en contexto y explicar algunas cosas antes de iniciar formalmente con la trama que se plantea en la sinopsis.

Les aviso que esta historia se ubica casi dos años después de Romeo y Julian. Ya lo puse en la sinopsis, pero para que se hagan a la idea (?).

En fin, eso es todo, espero que me tengan paciencia y que disfruten mucho esta historia. *_*