Regrese a casa a buscar el resto del dinero y la música para la presentación, solo quedan cuatro horas para presentarme.

Voy a la tienda que venden los juguetes o bueno así es como les decimos, una vez con ellos emprendo camino al circo.

- Oye Mauricio espéranos. - Detrás mio vienen Salvador y Cristian.

- ¿Que hacen aquí? ¿no tenían una presentación?

- Si, pero ya acabamos, solo queremos acompañarte a tu audición. - Le dice alegre.

Un poco de compañía nunca esta demás.

- Oye Mauro ¿Por que estas tan seguro de que quedaras? - Pregunta Salvador mientras caminamos.

- Es lógico, llevo preparándome desde que era pequeño, no hay nada que me pueda detener.

Cristian se nos une a la conversación. - Pero no eres el único, existen muchos mas que también entrenan, incluso mucho antes que tu, deberías esperar un poco mas antes de audicionar.

Entiendo a lo que quieren ir ellos, pero me molesta que piensen así, pareciera que no tienen esperanzas en mi, no puedo decir que no le afecta, ya que lo que han dicho es cierto, no soy el único audicionando, de seguro muchos mas lo van a intentar.

Cristian se coloca delante mio. - Que tal si mejor te quedas en la escuela con nosotros y postulas en unos años mas.

Salvador hace lo mismo. - Así es nosotros y Anton te podemos preparar mucho mejor con mas tiempo.

Me detengo ante los dos totalmente molesto. - No voy a detenerme ante idea de que exista gente mejor que yo o el hecho de que podría ir cuando sea mas experimentado ya que posiblemente no me acepten por mi falta de experiencia. Al fin y al cabo, esa clase de pensamiento jamas me ayudara a progresar, siempre habrá razones para no hacer las cosas, de modo que en vez de buscar excusas para no ir por mi sueño, prefiero pensar que si no lo intento jamas podre conseguir algo, en cambio si lo intento aun existe la posibilidad de que falle, pero ademas existe una posibilidad de lograrlo. - Les señalo la carpa a la que voy. - De modo que nada de lo que digan, me impedirá tomar esta oportunidad.

Al adelantarlos uno de ellos me agarra del brazo. - Lamento esto, pero te estamos protegiendo.

Nuevamente siento una navaja en mi cuello. - ¿Que haces Cristian?

- Te lo dije, estamos protegiendo tu carrera. 

Un auto llega, manejado por alguien con un pasamontañas, me quitan mis cosas y se suben, Salvador saca su cabeza por la ventana. - Vete a casa, no estas preparado para hacer esto.

Los veo irse, respiro hondo para no perder la calma, sigo caminando hacia la carpa. - Esto tampoco me detendrá.

Al llegar, un hombre barbudo me observa. - ¿Que buscas niño? - Dice mientras mastica tabaco.

- Vengo a presentarme... quiero decir audicionar, me envió...

- Anton. - Responde antes y escupe su tabaco. - Acompáñame, los otros te están esperando.

No entramos en la carpa, mas bien le dimos un rodeo, detrás de ella se encuentra literalmente una arena, tiene tribunas a su alrededor en las cuales los miembros del circo están sentados esperándome. Lamentablemente no tengo los materiales para presentarme.

Me coloco al centro, dándole la cara a todos. - Yo...

- Olvidaste tus juguetes muchacho. - Anton me arroja tres clavas, al tomarlas veo que tienen un grabado "Gato". - Entonces niño. - Se sienta en medio de todos, tras ello una de las mujeres le entrega su sombrero, acomodándolo en su rodilla de modo que veo el tatuaje de sus falanges que dice "Circo". - La función tiene que continuar.