- Hay que largarse ya! - dijo Drahu.

Le dolía mucho la pierna y cayó al suelo.

- Hay que tumbarlo en la cama - dijo Athic.

Los demás lo llevaron allí viendo como tenía la herida.

- Kimod y Rai se vendrán conmigo a Freylea - dijo Athic - tu y Thar os quedáis aquí!

- Qué? - dijo Drahu.

- Descansa - dijo Athic - únete con nosotros cuando estés bien!

- Coger la barca - dijo Will - ya sabréis el camino!

Athic, Kimod y Rai se montaron en la barca para dirigirse a su hogar. Llegaron a la orilla dejando la barca y subieron la colina hasta la cima.

- Tenemos que seguir! - dijo Athic - Vamos!

Por fin estaban delante de Freylea, su hogar.

- Hay que ir a la puerta trasera - dijo Kimod.

Rodearon su hogar y vieron la puerta.

- La encontramos! - dijo Athic sonriendo.

Kimod y Rai lo ayudaron a abrirla y pasaron.

- Athic! - dijo Kimod emocionado - por fin nuestro hogar!

En la pared había dibujada una espada de oro puro atravesando a un hipogrifo.

- Que es eso? - dijo Rai.

- La espada de oro puro, la única que puede matar al hipogrifo - dijo Toruk.

- Por ella estás tú aquí Rai! - dijo Athic.

Athic, Kimod y Toruk se lo quedaron mirando con esperanza a Rai.

En la casa de Will, Drahu gritaba de dolor mientras Thar cogió agua caliente en un cazo, mojó el trapo y se lo puso en la herida.

- No puedes hacer nada? - dijo Jack, el hijo de Will.

- Necesito hierbas! - dijo Thar - algo para bajarle la fiebre! Tienes madreselva?

- Madreselva? - dijo Will - aquí no pero sé dónde hay! Voy a por ella!

Mientras tanto Thar y Jack se quedaron cuidando a Drahu.

Kimod llevó por un pasadizo a Rai dejándolo delante de la cámara de las joyas. Era la antigua gran sala donde trabajaron con los diamantes, oro, gemas, todo tipo de riquezas transformadas en joyas de gran valor.

- Solo tienes que encontrar la espada para que podamos matar a la bestia - dijo Kimod.

- Está bien! - dijo Rai infundiendose valor.

- Eres valiente enano! - dijo Kimod dando unas palmaditas en la espalda - vé y suerte! Recuerda, si no te mueves la bestia no te verá!

Rai asintiendo bajó los tres escalones y giró a la derecha.

Muy, muy lejos de allí, en unas ruinas se encontraba Kane investigando el plan de los demonios.

- Llegas tarde mago! - dijo un demonio más grande que los demás.

Kane se giró al oírle.

- Está hecho! - dijo el demonio tirándolo al suelo.

- NO LO CONSEGUIREIS!!! - gritó Kane levantándose rápido.

- Somos una legión!

Kane miró hacia abajo y era cierto; muchísimos demonios.

- Se acabó! - dijo el demonio yendo a por él.

Kane dijo unas palabras y de su mano salió una luz que cegó al demonio dándole tiempo de escapar pero no llegó muy lejos, demonios con sus lobos lo acorralaron.

- E cambiado de idea, no te mataré! Serás testigo de como destruiré todo! - dijo el demonio - ENCERRADLE EN LA JAULA!!

Los demonios lo cogieron y en una jaula de pájaros pero mucho más grande lo encerraron. Vio partir a toda la legión, cerró los ojos concentrado y cuando los abrió una mariposa estaba enfrente de él.

- Encuentra a Sirenia! - susurró.

La mariposa se fue volando hacia su destinataria.

Rai andaba con mucho sigilo, no quería despertar al hipogrifo.

- Tranquilo, puedes hacerlo - se decía a sí mismo.

Bajó la vista y vio todas las riquezas que esas murallas guardaban durante tanto tiempo. Caminó entre ellas despacio, aunque era inevitable que hiciera un poco de ruido, observó las joyas toqueteando algunas por si pudiera estar la espada de oro debajo.

- Espadita - susurró mirando a su alrededor - donde estas espadita!

Era buscar una aguja en un pajar; cogió una gema para verla más de cerca y las que estaban arriba fueron cayendo dejando ver un ojo. Ahí supo que el hipogrifo estaba debajo de todas esas joyas, tan deprisa como pudo se escondió detrás de un pilar de la sala asustado. Después vio como el pico sobresalió, Rai en silencio movió el pie para ir hacia abajo pero vio a la bestia moverse cerca de él. Volvió a caminar para atrás sin dejar de mirar ese ojo cerrado y cuando se abrió se escondió detrás de un montón de joyas. El hipogrifo empezó a desperezarse, Rai bajó corriendo pisando las joyas, hizo tanto ruido que el hipogrifo fue tras él. Llegó a otro pilar más abajo quedándose totalmente quieto recordando lo que le había dicho Kimod.

- Si no me muevo no me verá! - pensaba Rai intentando tranquilizarse.

La bestia se recorrió la parte de arriba buscando, Rai miraba a su alrededor y la vio; era una espada de oro hasta la funda era de oro. El hipogrifo se estaba acercando donde él se había escondido; con la garra pisó unas joyas haciendo que la espada cayera más lejos. Rai se dió impulso para coger el arma cayendo y dando vueltas hasta que pudo ponerse de pie; la bestia rompió el pilar donde había estado Rai; hizo tal estruendo que lo sintieron Athic, Kimod y Toruk.

- Que a sido eso? - dijo Toruk.

- El hipogrifo! - dijo Athic.

Rai bajó corriendo las escaleras y tropezándose con las joyas seguía cayendo mientras el hipogrifo se acercaba; parecía que jugaba con él, como el gato con el ratón.

Fuera estaban Athic, Kimod y Toruk.

- Tarda mucho! - dijo Kimod preocupado.

- Le daremos más tiempo! - dijo Athic.

- Tiempo para qué! - dijo Toruk - para que lo maten?

- Tienes miedo? - dijo Athic.

- Claro que lo tengo - dijo Toruk - pero por tí, la demencia rodea esas riquezas; la misma que volvió loco a tu padre!

- Yo no soy como él! - dijo Athic serio.

- El Athic que yo conozco no habría vacilado en entrar para ayudar a un amigo - dijo Toruk enfrentándose a él.

- No arriesgaré la misión por la vida de un enano! - dijo Athic.

- Rai - dijo Toruk mirándolo decepcionado - se llama Rai!

Rai sorteaba al hipogrifo como podía, intentando que no lo cogiera con las garras, vio su oportunidad y saltando cogió la espada para salir corriendo de la cámara.

Mientras en la ciudad del Río sigilosos demonios subieron por los tejados sin que ningún humano se diera cuenta. Will buscaba la planta que curaría al mediano mientras los demonios se quedaron quietos en los tejados.

- Aquí está! - susurró Will cogiendo la madreselva.

Los demonios siguieron a Will hasta la casa.

- Padre? - dijo Jack al oír ruidos fuera.

Un demonio saltó asustando a Jack, intentó cerrar la puerta pero la espada se lo impidió. Otro se puso delante de Will haciéndolo caer al suelo; más de esos demonios empezaron a entrar a la casa y Thar cogió cacerolas dándolos en la cara. Uno quiso atacar a Jack, este se echó hacia atrás cayendo encima de la mesa y en ese momento Thar lo arreó con un tronco de la chimenea. Otro rompió el tejado cayendo dentro pero Jack con una patada a la silla hizo tropezar al demonio para después tirarle un plato a la cabeza. Más caían dentro; Will dió un puñetazo a uno y dándose impulso con la mesa le dió una patada en el pecho estampandolo contra la pared. Cuando el demonio subió su espada para matar a Jack, una flecha le atravesó cayendo muerto; en el momento que entraba otro apareció Marha clavando su cuchillo empujándolo al agua. Sacó su otro cuchillo poniéndose en posición de ataque viendo a todos los demonios que había; se puso entremedias de dos demonios clavando los cuchillos en sus espaldas. Por el hueco del tejado bajó Lewing con el arco empezando a disparar flechas; Sirenia entró por otro agujero y viendo que un demonio atacaba a un niño, cogió su daga y lanzándola le dió en la frente soltando a Jack.
Drahu gritó cuando le cogieron del pie y Marha les lanzó flechas haciendo caer al mediano de la cama. Sirenia vio que seguían entrando, se impulsó con la mano en la mesa y con las piernas empujó a uno consiguiendo que este empujara a los demás cayendo al agua. Lewing con dos cuchillos iba acabando con más de ellos; después otro lanzó su espada pero él se apartó a tiempo haciendo que Marha pudiera acabar con él.

- Vamos al suelo! - dijo Thar cogiendo a Jack.

Un demonio salió huyendo avisando a los demás que Athic se había ido y retrocedieron para irse; Lewing terminó con el último demonio que quedaba en la casa.

- Han muerto todos! - dijo Jack asombrado.

- Sirenia!! - dijo Thar sonriendo.

- Que hay! Me echabais de menos? - dijo sonriendo también.

- Hay más demonios! - dijo Lewing - Marha vamos!

Salió por la puerta a perseguir a esos demonios. Sirenia vio la lucha interna que tenía Marha; ir con Lewing o curar a Drahu. Se dió cuenta que aquella elfa que la había ayudado a escapar tenía sentimientos por Drahu.

- Tranquila Marha - dijo acercándose - yo iré con la alegría de la huerta, tú quédate y cura a Drahu!

- Gracias! - dijo Marha sonriendo por el apodo refiriéndose a Lewing.

Vieron como Sirenia salía en su busca.

- Aquí está la madreselva! - dijo Will.

- Servirá - dijo Marha - lo salvaremos!

Pusieron a Drahu encima de la mesa mientras Marha echó la hierba en un cuenco aplastandolas.

- Sujetarlo! - dijo Marha.

Empezó a recitar unas palabras en elfico mientras restregaba la hierba en la herida; todos tuvieron que sujetarlo más fuerte hasta que se desmayó. Cuando Drahu despertó, Marha le estaba vendando la pierna.

- Marha - dijo con la voz ronca.

- Necesitas descansar! - dijo Marha mirándolo.

- No puedes ser ella - susurró todavía adormilado - está lejos, muy lejos de mí; camina bajó las estrellas en otro mundo.

Marha lo escuchó fascinada.

- Solo has sido un sueño, un hermoso sueño - dijo Drahu moviendo los dedos rozando los de Marha - crees que podría haberme amado?

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Dedicado aLaChicaAnonima18

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