Damnatio memoriae... Andras despertó agitado, había tenido una pesadilla, aunque habían pasado seis años desde aquel juicio en que lo apartaron de su amado, el hecho de que lo dejara solo por un par de días, lo había hecho soñar con un pasado que quería olvidar por completo.

-¡Papá! ¡Aron no me deja dormir!- Una pequeña de ojos azules entró corriendo a la habitación, mientras se escuchaban pasos desde el tercer piso de la cabaña.

-¡Es mentira! ¡Anya es quien no me deja dormir!- Otro niño con rasgos muy parecidos pero ojos dorados corrió al otro lado de la cama, mientras ambos movían los brazos de Andras.

-¿Quieren dormir conmigo mientras papá Drago regresa?- Ambos afirmaron con la cabeza mientras subían a la cama para dormir en el nido que Andras había construido con la ropa del dragón.

A la mañana siguiente, mientras los pequeños corrían alrededor de la mesa y la quimera terminaba de preparar el desayuno, el sonido del aleteo del dragón de fuego hizo que los tres caminaran hacia la puerta de la casa. Unos minutos después, a lo lejos vieron a Drago con un par de bolsas en la mano, los pequeños corrieron a su encuentro.

Mientras el dragón alzaba en brazos a sus mellizos, su mirada anhelaba el contacto de su amado que lo esperaba en la puerta. Para su suerte, era hora de que los pequeños fueran a la escuela a estudiar, así que los llevó con su maestra, les dio un fuerte abrazo y regresó a casa a toda velocidad.

-Drago... Espera...- En el momento en que estuvieron solos, el dragón se lanzó sobre su presa. Andras fue lanzado contra la cama y su ropa fue arrancada- Ellos pueden llegar en cualquier momento...

No me importa, te extrañaba, Andras le quitó la ropa al dragón y se apoderó de su boca, también te extrañe, también necesito una dosis de ti, tomó las manos de Drago y las colocó en sus nalgas mientras se frotaba contra el cuerpo del dragón, las feromonas de ambos llenaron la habitación.

Perdidos en el deseo, buscaron conectar sus cuerpos lo antes posible y aunque Andras estaba preparado para recibir al dragón, no pudo evitar gritar al sentirlo dentro de sí. De rodillas, sobre el regazo de su amado, la quimera se empezó a mover lentamente, Drago apretó la pequeña cintura para ayudarlo, mientras que Andras se apoyó en sus hombros para aumentar el ritmo.

Cuando las lágrimas y los gemidos se mezclaron, unieron sus bocas para obtener más placer. Justo cuando ambos alcanzaron el clímax un aleteo los interrumpió. Te lo dije, Andras se separó para buscar su ropa, mientras que Drago maldijo antes de seguirlo. Salieron de la cabaña para ver a lo lejos un enorme dragón azul, trayendo en su espalda al rey de Villagio.

-Su majestad- Drago y Andras hicieron una reverencia cuando el minotauro bajó del lomo del dragón en su forma humana.

El dragón también se transformó, a pesar de llevar años en el mundo terrestre, mostrar su desnudez frente a otros, en especial frente al minotauro, era algo que le apenaba, así que les dio la espalda. Taurus tomó la ropa del dragón de agua y se acercó para cubrirlo, cuando terminó, se acercó a Drago.

-Rey dragón- Ryūjin se acercó para presentar sus respetos a Drago.

Así que ya lo dejas montarte, Drago hizo sonrojar al dragón de agua y Andras no pudo evitar reírse. Es la forma más práctica de viajar con mi rey, Ryūjin trató de defenderse, pero solo logró hacer sonreír al dragón de fuego. Taurus los miraba extrañado. Entra a casa con TU rey, Drago aprovechaba cada ocasión para molestar al que ahora era como su hermano.

-Su majestad, gracias por venir, entremos a casa- Andras cortó el momento incómodo invitándolos a seguir.

En estos años, ambos dragones se habían encontrado en varias ocasiones, ser los últimos de su especie creó en ellos un vínculo que les permitió continuar con los rituales y tradiciones que daban vida tanto en tierra como en el mar.

-Realmente les agradecemos cuidar a los pequeños, regresaremos mañana temprano- Andras era quien había pedido la ayuda de ambos en esta ocasión, debía regresar a la aldea de las quimeras y no quería hacerlo solo- Por favor, no olviden que Anya está aprendiendo a controlar el fuego y Aron no puede comer avellanas, está la comida lista para cuando regresen de clases...

-No es la primera vez que los cuidamos- Taurus trató de calmar a la quimera- Protejo todo un reino, dos pequeños no es nada.

-Por eso confío en que estarán bien cuando regresemos- Mientras que Drago tenía sangre real, Taurus había llegado al trono con ayuda de él, aunque se respetaban mutuamente, en ocasiones el ambiente entre ambos era tenso.

Andras subió al lomo de Drago, recordando la primera vez que el dragón de fuego se hincó hacia él, en aquel entonces llevaban semanas escapando, mientras la quimera fue quien confesó sus sentimientos primero, persiguiendo a la bestia de la cual se había enamorado, fue este el gesto que le demostró que tenía una oportunidad de ganar su corazón.

Les tomó medio día llegar a la cascada donde Drago se transformó de nuevo en humano, al mirar a su amado, vio que se encontraba nervioso y entendía la razón, había escapado en dos ocasiones de este lugar, pero ahora una nueva líder quimera se alzaba y quería mantener la paz con Villagio ofreciendo restaurar el lugar de Andras entre los suyos.

La ceremonia fue corta, Drago se mantuvo en modo sobreprotector, en especial frente a la líder, quien fue demasiado amable con Andras. Solo debían esperar al anochecer para un rugido a la luna y que Andras pudiera mostrar su forma de fuego. Ambos lo hacían porque las tradiciones fortalecían a cada individuo de su especie y si algún día sus hijos necesitaban algo, tener a la líder de las quimeras de su lado era necesario.

Ver a Andras en medio de aquella piedra, rugiendo, completamente transformado, fue algo que encendió todos los deseos del dragón, realmente le gustaban todas las facetas de su quimera, así que cuando lo vio, le suplicó porque se quedaran a pasar la noche juntos en la aldea. Aunque Andras lo deseaba, era mayor su preocupación por sus hijos. Drago lo entendió y aceptó regresar.

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Hola...

La última partecita de esta historia está dividida en dos partes y termina 💜

Un abrazo...