Para mi hermana. La estrella que guía a este pobre velero de cristal.

Para todas las personas que han despertado con lágrimas en los ojos y un fuerte dolor en el pecho, pensando en que hicieron mal y aferrándose a la fría realidad sobre el manto de la almohada. Con un sentimiento de tristeza, pero no una causada por un error ordinario. Simplemente no sabes pedir perdón por lo que desconoces, pero sabes que es tu culpa. Ellos lo saben.

¿Cómo te disculpas? ¿Cómo lo ignoras? Eso, mi querido lector, queda lejos de mi territorio, o bueno; estás pisando el mismo.

Bienvenido a este reino sin rey, ni ley. Sé libre de elegir con cual tragedia librar tu angustia. Sé libre de sentir. De llorar. Y de amar.

Tal y como lo hiciste en ese sueño.

07/10/23.