I
ƒαмσѕα нιѕтσяια ∂є υη αмσя тяágι¢σ, ѕυ¢є∂ι∂α єη υη ¢αℓℓєנóη єѕтяє¢нσ ∂є ℓα вєℓℓíѕιмα ¢ιυ∂α∂ ¢σℓσηιαℓ ∂є gυαηαנυαтσ
Don Valt Aoi era un apuesto joven de 22 años de hermosos y gentiles ojos castaños y cabello azul oscuro; de hermoso parecer y aspecto cálido y amable, quién estaba a cuidado de su nana Chiharu una mujer de carácter amable aunque también estricto de vez en vez, quién se hizo cargo de él desde que siendo un niñito su madre en un viaje a Galicia falleció.
Su padre no se habría vuelto a casar por lo que estaba siempre ocupado, además le había jurado amor eterno a la mujer que lo hizo feliz durante los años que estuvo a su lado y quién le dio el regalo más grande de todos: su pequeño Valt. Era un aristócrata de la sociedad colonial de Guanajuato razón por la que con sus compromisos y en especial sus negocios descuidaba a Valt quién desde pequeño mendigaba su amor. La ironía aquella que por darle lo mejor respecto a bienes materiales, buena educación y principios, a su hijo lo descuidaba en lo más importante: el amor y calor que solo una familia podría brindar.
Los años pasaban que no se dio cuenta en qué momento Valt dejo de ser un niño pequeño para convertirse en todo un apuesto joven, quién desbordaba gentileza y aunque tenía un aire seductor lo rodeaba una aura de inocencia infantil que jamás perdió con los años al crecer. Chiharu mantenía bien cuidado al jovencito en todo momento.
A Valt realmente nunca le faltó nada, era feliz con lo que tenía aunque siempre pensaba que un día su padre podría dedicarle un poco de tiempo, lo cual jamás sucedía, se pasaba el día con otras labores entreteniendose con ello, ya sea bordando y también ocupándose de cosas en el hogar pero en especial ayudando en lo que podía con obras de caridad.
El peliazúl y su nana Chiharu como buenos cristianos iban a misa diariamente. La catedral de esta ciudad lucía siempre majestuosa con sus diseños barrocos tardíos y sus melodiosas campanas.
Una mañana de Domingo primaveral, a mitad del sermón Valt empezó a sentir cierta desazón.
– ¿Sucede algo?
Chiharu se había dado cuenta debido a que Valt estaba por demás inquieto con la mirada que parecía no poner mucha atención al sermón.
– N-no...
Suspiro el menor pero volteo hacia un lado para luego seguir con la vista al frente.
– ¿De verdad?
– Es solo que, sentí que alguien me veía....
Era verdad ya que Valt podía sentir sobre si la mirada insistente de alguien pero no daba con esta por ningún sitio. Chiharu se alistó el rebozo de manera que discretamente volteaba para ver de quién se trataba pero sin resultado alguno.
Los dos simplemente se rindieron.
Pero eso aconteció los siguientes días cuando iban a tomar la misa a la misma hora. Valt sentía que lo estaban observando pero sin resultado lograba divisar quién era, lo más probable es que, quién quiera que fuera se ocultará detrás de algún adorno de la catedral.
Hasta que finalmente...
Ese día después de la misa, tanto Valt como Chiharu se dirigían a la puerta para salir, pero el peliazúl como es su costumbre antes de retirarse se acercaba a la pila de agua bendita para tomar la bendición.
Fue ahí cuando noto que, había un apuesto joven de 24 años de edad, vestido de negro con corbata roja, de pie a lado de la pila del agua a la que Valt se dirigía, Valt iba a tomar la bendición y el joven de cabellos blancos y ojos rubíes con el mayor de los atrevimientos le ofreció con su mano el agua bendita, Valt sonrojado tímidamente le sonrió, pero aceptó. Dejando caer las gotas de agua de las manos del albino sobre las suyas.
Varios días sucedió lo mismo y Chiharu se hacia la desentendida y los jóvenes intercambiaban miradas amorosas.
– ¿Cuál es tu nombre?
Valt sonrió con timidez cuando después de la misa de aquella mañana, ambos jóvenes estaban despidiéndose a la entrada de la catedral con Chiharu que los veía varios metros a lo lejos.
– Soy Shu Kurenai.
El albino le beso la mano con ternura lo que provocó un sonrojo en el menor.
Aquel joven enamorado era hijo de una de las familias más prominentes de Guanajuato, y por varios meses los dos asistieron juntos a la misa de las ocho de la mañana, después de ello daban pequeños paseos por la plaza y el lugar, haciendo que floreciera el romance, todo claro bajo la atenta mirada de Chiharu quien con su vigilancia aprobó este amor puro y sincero entre los jóvenes.
– Valt.
– ¿Si?
– Estoy enamorado de ti...
Eso provocó un sonrojo en el peliazúl quién para ocultar su timidez escondió parte de su rostro detrás del abanico pero Shu sujeto su mano para apartarle este y tomar con la mano contraria la mejilla del menor. Las rosadas mejillas de Valt enseguida se teñieron de un tenue color carmín pero cerro los ojos para corresponder el beso que le dieron.
– También estoy enamorado de ti, Shu.
A partir de ahora nada ni nadie podría opacar su felicidad.
Cσɳƚιɳυαɾα
Muchas gracias por leer cualquier comentario será muy bien recibido.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro