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Las primeras horas del evento habían pasado con tranquilidad. Adrien hablaba con la familia de su madre, sus hermanos hablando con la familia de su padre. Su padre con su respectiva familia, y su abuelo intentando entablar una conversación con la familia de Eriko de vez en cuando.

Bien. Todo bien.

Nadie había oído a Isamu dirigirse a Anzu como "mamá" o a Yuna como "abuela" ni a las tías como sus tías ni a los tíos como sus tíos y así con todo. Habían hablado exclusivamente en japonés y en inglés -y en ruso de vez en cuando.

Y todo iba bien.

"Va demasiado bien, eh."

"No te quejes de eso ahora, por favor. ¡Las cosas nunca nos han ido tan bien! Deberías estar encantado, ¡deberías estar agradecido! Maldita sea."

"Oh, el señor tranquilo se puede descontrolar. Esto es nuevo. ¿Eres nuevo por aquí? ¿Eres el mismo Fyodor al que debo soportar todos los días?"

"Ah, lo que pasa es que me pones los nervios de punta. Deberías estar agradeciendo que todo esté tan bien, no diciéndolo como si te diera asco."

"Bueno, no puedes culparme. Las cosas NUNCA nos van tan bien. La última vez en la que todo nos fue tan bien acabamos encerrados en el cajón de flores con un cadáver"

Silencio.

"Es verdad."

"Esta vez vamos a acabar con el cadáver de-"

Se clavó el cuchillo una vez más en el dorso de la mano, cerca del lugar donde lo había clavado la primera vez.

"Ah, mira, que torpe soy con este maldito cuchillo. Encárgate de eso, ¿quieres?"

"Oh, no vas a detenerme por más veces que apuñales nuestra mano. Deja que Dri me oiga, ¡vamos a acabar con encerrados con el cadáver de-!"

Otra vez el cuchillo en su mano.

"¡Mierda! No vas a detenerme. Venga, déjale saberlo: ¡si las cosas siguen tan bien vamos a-!"

Una más.

"¡Acabaremos encerrados en el ca-!"

Una más.

"¡Que lo oiga! ¡Deja de me oiga! ¡No lo sobreprotejas tanto!"

Otra.

"¡Justo porque lo has sobreprotegido es porque estamos aquí ahora!"

Otra.

Otra, otra, otra, otra.

Repetidas veces. 

"¡Bloqueas sus memorias, le quitas el control cada vez que hay una situación que le incomoda, te tomas las pastillas cuando no son necesarias y-!"

Hasta que la sangre empezó a manchar la mesa.

"¡Ya basta, mierda!"

Con fuerza lanzó el cuchillo al piso, sujetándose su sangrante mano.

—Joder, duele —masculló, viendo la sangre fluir y manchar el piso—. Maldita sea.

—¡Adrien, tu mano! —exclamó Urie al ingresar a la cocina, dejando su vaso de agua a un lado para correr hacia él y sujetarle el brazo— ¿Qué te pasó?

—El cuchillo cobró vida y me apuñaló—gruñó el menor, apartando su mano de él—. No. Me auto-apuñalé, eso pasó. 

—Adrien —suspiró resignado, yendo a la alacena para tomar el botiquín y tomar las vendas. Dejó la caja en cualquier lugar y tiró levemente de su brazo para acercarlo al lavamanos y enjuagar su lastimada extremidad—. ¿De verdad vas a hacer esto en el aniversario de muerte de tu madre?

—¿De verdad...? —repitió molesto, frunciendo el ceño— ¿De verdad qué?—gruñó, apartando su brazo de su agarre— ¿Crees que lo he hecho a propósito? ¿Crees que te quiero joder la tarde entera? No me jodas.

—Deja que cubra eso por ti, Adrien.

—¡No! ¡Jódete, papá! 

—No levantes la voz, te oirán allá afuera.

—¡Me da igual que me oigan! ¡Que oigan que eres tú el...!

Y se mordió la lengua.

Al punto de sangrársela a montones.

—Serás pedazo de mierda —masculló, escupiendo la sangre en el lavabo.

"¡Ja!"

"¡Esa ha sido de gratis, hijo de puta!"

"¡A ver si te callas de una puta vez!"

"¡Me callaría si el hombre frente a nosotros no fuera un-!"

"¡Es nuestro padre, grandísimo imbécil! ¡Así que mejor cállate de una jodida vez!"

Frunció los labios mientras Urie le vendaba su mano.

Ya tuvo suficiente de peleas con él mismo.

Luego iba a discutir bien.

Los iba a encerrar en el cajón de flores a los tres -¡a los cinco!- y se iba a asegurar que discutieran apropiadamente al respecto. No podían pasar toda la vida huyendo de sus problemas.

—Ya está —suspiró su padre, una vez el vendaje había acabado—. ¿Oíste lo que dije?

Tomó un fuerte respiro y cerró los ojos.

—No —respondió con sinceridad, intentando mantenerse tranquilo.

—¿Qué te pasó?

—Tú sabes lo que pasó, ni siquiera preguntes.

—Te lo pregunto porque me preocupo por ti. Me preocupo por ustedes.

—Pura mierda.

—Adrien...

—Pura mierda.

—Escúchame.

—Eres un asesino —masculló, apretando sus manos en puños, asegurándose de mantener su voz lo suficientemente baja para que las personas en la sala no le oyeran y Fyodor no le hiciera lastimarse otra vez—. Eres un puto asesino, Urie. Asesinaste a Eriko y nos echaste la culpa. Y esa no es la peor parte. No. Además tienes el valor de salir allá y dar la cara para causarle pena a todas esas personas y que te digan lo buen marido que eras y lo buen viudo que eres por molestarte en hacer un puto evento en su memoria.

Urie frunció los labios.

—¿No te da lástima ver a la abuela al borde del llanto? ¿No te da lástima ver a la tía Anzu lamentándose por no hacer nada para salvar a mamá? ¿No-te-da-lástima? Siquiera vergüenza.

—Yo no asesiné a Eriko, Adrien.

—¿Qué está mal contigo?

—Yo no asesiné a Eriko.

—¿Qué mierda está mal contigo?

—¡Yo no hice nada!

—¡¿Qué mierda está mal contigo?!

Y el cuchillo se clavó con fuerza en la madera, rozando peligrosamente la mano de Urie, quien ahora veía horrorizado como sus dedos estuvieron a punto de ser brutalmente amputados.

—Yo no le hice nada a Eriko —repitió, viéndolo fijamente, intentando mantener su semblante firme a pesar del miedo que ahora recorría su cuerpo.

—La golpeabas hasta reventarle los labios y sangrarle la nariz —continuó, alejando su mano del cuchillo y sujetándola contra su pecho.

—Ella se lo merecía.

—La obligabas a usar mangas largas  y cuello de tortugas.

—Se lo buscaba.

—No te importaba que yo escuchara todo.

—Eriko era una perra, Adrien.

—¿Qué mierda está mal contigo?

El hombre esbozó una pequeña sonrisa, sin apartar su mirada de la de su hijo.

—Exactamente lo mismo que está mal contigo, hijo.

Oh.

Golpe bajo.

—¿No le haces tú lo mismo a Isamu?

—No es lo mismo.

—¿Acaso no lo haces tú también llevar mangas largas y cuellos de tortuga?

—No es así...

—Lo mismo que me recriminas ahora mismo es de lo mismo que eres culpable. ¿Entiendes?

—Cállate.

—¿Qué está mal contigo, Adrien?

Oh. Le iba a dar un puñetazo en el rostro.

—¿Qué mierda está mal contigo?

Adrien sujetó el cuchillo. No iba a dudar.

Entonces Fyodor clavó el filo en su ya lastimada mano.

。。。

eeeeeeeh, feliz San Valentían ctm ojalá la estén pasando bonito con sus compis o su parejita ahí toh bonitos uwu

y si la están pasando solitos pUES NO SE AFLIJAN porque hoy sale maratón hasta el cap 95. Que seguramente no les ayuda en nada, pero la intención es lo que cuenta.

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