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62

Quería cerrar los ojos y que al abrirlos descubriera que todo lo sucedido no había sido más que un sueño y que Adrien realmente era solo un muchacho muy agresivo.

Eso no pasaría.

Lo sabía.

Estaba acostado en cama, boca-arriba, viendo al techo. A su lado estaba acostada Adriana, y a su otro lado estaba acostado Adrián, frente a ellos Urie se encontraba sentado en la silla del escritorio, revisando los papeles que había olvidado haber guardado en esa habitación. Seguramente Edeltrudis los había metido ahí al no saber dónde más podrían ser metidos. Debería llevárselos.

—¿No hubiera sido más fácil buscar a alguien parecido a usted? —masculle Isamu, tomando un fuerte respiro y cerrando los ojos.

—Yo no veo mucha gente parecida a mí todos los días —canturreó—. Y tampoco veo mucha gente parecida a Eriko, simplemente tuviste mala suerte.

—Quizás si tuvieras un color diferente de cabello al de ella, las cosas no hubieran resultado así —sugirió Adriana, viéndolo de reojo, e Isamu piensa que quizás de no ser por el color de su cabello estaría bastante muerto—. Podría teñírtelo de otro color, cortarlo.

—¿Adrien asesinó a Eriko? —inquiere de pronto.

—Sí —Urie respondió sin titubear.

Le consternaba que ese hombre pudiera dar respuestas tan concretas en tan poco tiempo.

—Estuvo internado por dos años luego de eso —habla Adrián, sacándose las gafas y dejándolas en la mesa de noche, masajeándose el rostro con las manos—. Y en tratamiento permanente luego de eso...

—¿Entonces por qué estaba viviendo solo?

—Porque tenerlo en casa era un dolor en el culo —masculló Adriana, arrugando la nariz.

—No fue por eso —regañó Urie—. La convivencia en casa estaba bien; su doctora sugirió dejarle tener casa propia porque era mayor de edad e independiente y debíamos dejarle libertad y esas cosas...

"Una pésima idea" pensó, recordando a las dos chicas asesinadas. Seguramente había muchas más.

—Ahora que lo pienso, quizás fue una mala idea —suspiró, cambiando la página—. El Adrien agresivo al parecer tomó control total de la situación luego de eso...

—¿De dónde viene ese odio hacia las preguntas?

—Mamá solía hacernos un montón de preguntas sin respuesta. Como empezó a... detestarla, también empezó a detestar las preguntas, porque le recordaban a ella.

—Eriko... —suspiró, manteniendo los ojos cerrados.

—Es una situación lamentable —suspira Adriana, levantando los brazos y colocando sus manos detrás de su cabeza—. Solía ser bueno, ¿sabes? Era un nerd... ¡Es un nerd! En secundaria llevaba frenillos y lentes cuadrados, y tenía asma... ¡todavía tiene asma! ¡Todavía usa gafas! El otro Adrien siempre intenta mantener el control del cuerpo porque detesta ser visto como débil.

—Sí... Él siempre dice que detesta ser visto como un nerd —suspira, volviendo a cerrar los ojos—. Detesta ser visto de menos.

—¿Seguro que no quieres irte de este lugar? —masculle Urie, cambiando nuevamente la página—. No bromeo cuando te digo que te pagaré un hotel... uno bueno.

—No... estoy bien...

—¿Eres masoquista o algo así? —gruñó Adrián.

"Uno de los peores."

—No quiero dejar solo a Adrien...

—Oh, no está solo —masculle Adriana.

—Complejo de Edipo, personalidad múltiple —suspira, haciendo un pequeño puchero con los labios y cubriéndose el rostro con las manos—. Maldita sea.

—Seh, nosotros también nos sentimos así cuando lo descubrimos.

Entonces la cabeza de Isamu parece hacer un poco de trabajado duro.

—¡Ah! —eureka— ¡Adrien no recuerda el rostro de Eriko!

—¿Ah? —murmuró Adriana.

—¡Es verdad! —exclamó Adrián.

—¿Lo es? —volvió a cuestionar la hermana mayor, los otros dos asintieron— ¿Cómo lo saben?

—Él... lo dijo hace unos días. Dijo que cada vez que intenta recordar el rostro de su madre solo puede imaginar en el lado izquierdo del rostro siendo comido por gusanos.

A los hermanos le recorrieron escalofríos por la espalda. Ellos también recordaban esa escena. No era agradable.

—Y... y también tiene horribles lagunas mentales... A veces ni siquiera recuerda lo que sucedió hace unas horas...

—¿A qué quieres llegar con todo esto? —suspiró Urie, pasando una mano por su cabello.

—Solo... no quiero pensar que me quiere porque le recuerdo a Eriko.. —masculló, frunciendo los labios y desviando levemente la mirada—, o que me lastima por la misma razón.

—No lo hace —asegura Adriana—. Nuestro Adrien no lo hace...

Tomó un fuerte respiro y se sentó en la cama, los otros dos hicieron lo mismo. Se apartó el cabello del rostro, como si eso fuera a ayudarlo a pensar con más claridad.

Era un manojo de ideas y emociones.

Había viajado con el Adrien "original", había sido secuestrado por el Adrien agresivo, y a saber cuantas veces se había relacionado con el tranquilo. Había estado viviendo con tres personas diferentes y ni siquiera se había dado cuenta. ¡Con cinco si contaba las personalidades de los hermanos! ¿Adrien era consciente de su situación?

"El Adrien que te hace esas cosas malas no soy yo."

Sí. Definitivamente lo sabía.

¿Por qué no le había dicho antes? Ahora no podía alejarse de él. No tenía lugar al que ir. Si intentaba irse acabaría en la calle. No tenía ni un amigo que pudiera ayudarlo, unos pocos ahorros que no le alcanzaban ni para pagarse un hotel por más de una semana, quizás podía intentar regresar a Japón. Prostituirse le parecía una opción viable.

Pero una parte de él no quería alejarse de Adrien. Le suplicaba quedarse a su lado. Le aseguraba que las cosas podrían funcionar, que todo mejoraría si lo intentaba. Todo estaría bien, solo no debía alejarse de él. Y vaya que era una parte con tremendo poder persuasivo.

Su lado racional y su lado masoquista debatían como animales.

Alejarse era mala idea, pero quedarse también, y no sabía cuál de las dos era la peor opción.

Matarse no sonaba tan mal.

Pastillas de cianuro.

Sí.

Se iba a tomar una de esas e iba a morir rápidamente y de forma indolora, era de las mejores opciones ahora mismo. O Adriana o Adrián podrían enamorarse de él y sacarlo de tal martirio.

Aunque no creía que se enamoraran de alguien tan parecido a su madre.

—¿De verdad puedes teñirme y cortarme el cabello? —inquiere a la hermana mayor.

—Como una profesional.

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