Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

56

Isamu se encontraba en la cocina, con un chocolate caliente entre las manos y los dos hermanos mayores sentados frente a él. Eran personas activas, alegres, quizás hasta hiperactivas. No se comparaban con los hermanos que bajaron por él al sótano, incluso sus voces parecían ser diferentes a las de ese día.

Se quiere convencer que es porque ese día estaba asustado y escuchó mal, pero internamente sabe que algo no está bien... Y no es que pudiera preguntar al respecto, no podía decir que había estado encerrado en el sótano de Adrien, mucho menos que técnicamente era su secuestrado. Ya no era un secuestrado, más bien era su cómplice.

Por la puerta que va a dar al patio se adentra el Rey de Roma y otro hombre. Un hombre poco más alto que él, de cabello marrón perfectamente peinado y rasgos toscos, pómulos afilados y nariz alargada pero respingada, barbilla amplia y mentón perfectamente definido, un cuello largo como el de sus hijos, y un cuerpo de una complexión parecida al que presentaban los mafiosos en las películas de hollywood: delgado, pero no lo suficiente como para no notar que su ropa escondía un cuerpo seguramente bien trabajado.

Aguantó la respiración cuando sus miradas se encontraron.

Esos ojos verdes daban miedo.

Los de Adriá eran intimidantes, pero los de Urie eran aterradores. Lo había paralizado sin decir palabra alguna.

—Papá, este es Isamu —presenta Adrien sonriendo ampliamente, acercándose al asiático y sujetándole los hombros—, mi novio y "persona especial".

Ya empezaba a acostumbrarse que toda la familia reaccionara como si hubiera visto un fantasma. La reacción de Urie no fue distinta a la de los hermanos o el abuelo, fue prácticamente la misma, quizás hasta más notoria, pues la sonrisa que tenía en su rostro se desvaneció y fue casi cambiada por completo por una mueca de horror.

Adrián le golpeó suavemente el abdomen mientras pasaba a su lado.

—Uhm... ah... Yo... Yo soy Urie, el padre de los trillizos —se presenta, recuperando su sonrisa y acercándose a él para estrechar su mano—. Cielos, perdona mi reacción, realmente esperaba ver una chica linda. Esta ha sido una sorpresa.

—No, no se disculpe, creo que todos lo esperaban —sonríe también, estrechando la mano que es ofrecida—. Es un gusto, Urie.

—El gusto es mío, Isamu. Conocer por fin a la persona que ha soportado a Adrien por tanto tiempo definitivamente es un gusto... 

—Debes entender que nuestro hermano nunca nos comentó nada respecto a que le gustaran los chicos —sonrió Adriana, apoyando sus codos en el desayunador y sujetándose el rostro con las manos—. ¡Ahora por esto papá y yo perdimos muchas libras ante Adrián!

—La verdad es que se siente bien haber ganado —admite Adrián, sonriendo ampliamente y dando un largo sorbo a su chocolate humeante.

—¿Cómo se conocieron ustedes dos? —inquiere Urie, acercándose al refrigerador y sacando una cerveza.

—En la florería —responde Isamu, dando otro trago a su chocolate caliente. Está buenísimo—. Traba... -jaba en una florería, y Adrien y yo nos conocimos cuando llegó a traer un encargo de flores.

—¿Y cuánto tiempo llevan juntos?

—Seis meses —ya lo había dicho tantas veces que simplemente salía de su boca como si nada.

—Eso es más tiempo del que esperaba —admite Adriana, haciendo un pequeño puchero—. ¿Cómo lo has aguantado tanto tiempo?

—Paciencia y comprensión —aunque, ahora que lo pensaba, si de verdad hubiera pasado seis meses al lado de Adrien ahora mismo estaría loco de atar.

Aunque quizás lo estaba ya antes de conocer a Adrien.

Seh.

Lo estaba desde antes.

Empezaba a resignarse ante esa idea.

Seh. Podía vivir resignado.

No podía ser tan malo.

—Todo este tiempo, Isamu ha sido realmente bueno conmigo —habla Adrien, entrelazando sus manos con Isamu, acariciándole los nudillos con la mano—. Por eso lo considero una persona especial y quería traerlo conmigo en un momento como este, tan importante para mí.

—Ah, tan dramático y sentimental —suspira Adrián, sujetándose el rostro—. Como siempre.

Urie le da un largo trago a su bebida alcohólica, sin tomar un solo respiro, acabándola como si se tratara de simplemente tomar agua, viendo de reojo con aquellas grandes esmeraldas las manos entrelazadas.

Y, como si fuera agua, saca otra cerveza y se la toma tal como antes.

Como si nada.

Así lucía un titán del alcohol.

Un verdadero titán del alcohol.

Apuesto que podía tomarse tres más como si nada. Cinco más. ¡Diez más! ¡Él solo podía acabarse la ronda de whisky! Ya quisiera él tener una resistencia así, si intentara tomar cerveza de esa forma acabaría vomitando antes de acabarse la mitad de la lata.

Pero lo hacía mientras los observaba sujetarse de la mano.

¿Tenía algún problema con eso? ¿Le molestaba que su hijo estuviera con otro hombre?

¡Oh!

¿Urie sería homofóbico?

¡Oh!

Observó su chocolate mientras pensaba en esa probabilidad. Quizás le disgustaba horriblemente que fuera su novio, pero se estaba conteniendo porque extrañaba a Adrien y no le importaba tener que soportar la situación si así podía tener a su hijo a su lado.

Sí, eso debía ser.

En el interior debía odiarlo con toda su alma.

Tenía sentido para él.

Seh.

Urie definitivamente lo odiaba.

Pero podía vivir con eso. Un poco de odio no era para nada comparado con vivir con Adrien; el ataque psicológico y el desprecio silencioso era mejor que recibir golpes que no merecía ni pedía...

Tomó un largo trago de chocolate mientras lo observaba desajustarse la corbata.

Oh, mierda, era guapo.

No tanto como Adrien, pero guapo.

Un empresario caliente.

Ah. Estaba enfermo.

—¿Quieres ir algún lugar por aquí, Isa? —interrumpió la voz de Adriana, captando su atención.

Se pregunta dónde había obtenido esa quemadura. Lucía como algo doloroso.

—Yo... realmente no sé —responde en voz baja, observando que ya casi se acababa el chocolate—. Digo... si ustedes quieren ir a cualquier lado yo estaré feliz de ir con ustedes... si quieren llevarme, claro.

—¡Ah! ¡Eres demasiado bueno para tu propio bien! —rió ella, entrecerrando sus grandes ojos.

Al igual que Adrien poseía heterocromia, el ojo derecho, el que estaba en el lado quemado del rostro, era marrón claro, y el izquierdo presentaba una intensa tonalidad verde como la de su padre y su abuelo.

—¡Podría decirte que te llevaríamos a una cámara de tortura y apuesto que aceptarías!

"Y con gusto."

—¿Te gustan los museos? Podríamos ir a alguno luego del almuerzo —sugiere Adrián, quien apoya su espalda en la puerta del refrigerador para evitar que su padre pueda acercarse y sacar otra cerveza—. El de ciencias es nuestro favorito.

—¡Somos unos nerds! —sonríe Adriana, arrugando la nariz.

"Adriana solía ser un bully, y Adrián el niño lindo de la clase."

Definitivamente había algo mal en todas esa situación.

—¿Gustan vino?

Pero no tenía tiempo de preguntarse qué era lo que estaba mal, pues Urie ya había encontrado otra forma de alcoholizarse. 

—Por favor.

Empezaba a creer que alcoholizado era la única forma en la que pasaría su estadía sin sufrimiento alguno. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro