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Luego de ducharse, se tardó casi una hora escogiendo qué podía llevar a la mentada reunión de compañeros. A los quince minutos de sus primeros intentos, luego de decirse cientos de veces que un outfit era demasiado formal u otros demasiados llamativos, sintió que podía rendirse e ir solo con una camiseta blanca y un jeans.

Pero realmente quería que Adrien se sintiera orgulloso de él.

¿Cómo iría vestido él?

Había andado toda la tarde con pantalones negros y una camiseta blanca mal colocada dentro del pantalón, pero le había dicho que era un fashionista, así que seguramente al levantarse se pondría algo mil veces mejor. No muy llamativo y tampoco excesivamente formal.

Aunque era Adrien, podría ir en pijamas y de todas formas se vería bien.

Al final de todas formas se había rendido. Estaba frente al espejo viendo si sería mejor ir con una chaqueta, un chaleco oscuro o un chaleco de mezclilla.

El de mezclilla.

Dobló las mangas de este dos veces para darse un look más desinteresado, así mismo llevaba su pantalón con dos dobleces y la camiseta blanca de mangas 3/4 mal colocada a propósito.

Eso de la moda y los estilos definitivamente no eran lo suyo.

Pero era uno de los looks que Adrien había arreglado para él en el probador del centro comercial, así que seguramente lucía bien.

Quizás también debería hacer algo con su cabello.

Nunca había pensado que tenía un mal corte, era uno parecido al de todos los asiáticos, que a su parecer solo tenían dos estilos: flequillo que cubre una frente enorme, o peinado al centro con copetes. El suyo era el flequillo. No tenía precisamente una frente enorme, pero todas las mañanas le ahorraba los problemas de peinarse.

También estaban los no muy comunes "asiático-americano" y "japonés-anime". El primero era el cabello negro bien recortado y peinado hacia arriba como si fuera una escoba, y el segundo era el cabello teñido y peinado de distintas formas de modo que frente a sus rostros siempre hubieran mechones de cabello muy delgados y ridículamente tiesos.

Tenía el color para intentar un "japonés-anime", pero no creía tener la paciencia.

Quizás podía intentar acomodarlo hacia un solo lado, dejando descubierta solo una parte de su frente. O ponerse algo como una diadema para levantarlo un poco y no apartarlo del todo.

¿Adrien tendría algún producto que le ayudaría?

Recordaba que su madre guardaba sus productos de belleza detrás del espejo, quizás Adrien tendría algo ahí...

Ah.

Su madre.

Hacía rato no había pensado en ella.

¿Estaría preocupada?

Seguramente estaría feliz por que el inútil de su hijo por fin se haya ido de casa, aunque también estaría molesta por mentir respecto a su ubicación y dejar la florería sin avisar...

No tenía tiempo de pensar en ella, seguramente solo le quedaban unos minutos para despertar a Adrien y quería peinarse antes de eso.

Abrió el espejo con mucho cuidado, esperando que no hubiera algo que se cayera y causara ruido.

Detrás de este había un estuche para lentes de contacto, unas gafas de aro cuadrado, un protector bucal, hilo dental, gotas para los ojos -quizás-, un inhalador y cinco frascos de pastillas.

¡Cinco frascos de pastillas!

¡Un inhalador!

Adrien había mencionado que tenía asma, pero creía que se refería a que SOLÍA tener asma. También le había dicho que usaba frenillos, y se refería a que SOLÍA usarlos, así que no era de extrañarse que pensara así.

Además, era sorprendente que alguien con el cuerpo de Adrien tuviera asma. Él creía que los adultos asmáticos eran todos hombres obscenamente obesos o ridículamente delgados.

Las gafas podía entenderlas. Su hermana usaba lentes de contacto pero solía quitárselos porque usarlos demasiado tiempo podían irritar los ojos o algo así.

Y finalmente los cinco frascos de pastillas.

Clonazepam, alprazolam, diazepam, nortriptyline y amitriptilina.

¿De verdad debía tomarse todas esas?

Ahora le afligía el hecho de que no las tomara. Decía que le causaban problemas en las memorias y lagunas mentales bastante grandes, pero ¿no eran mejor que por lo que sea que estuviera pasando? No era gran sabedor de para qué servía cada una, pero recordaba a su madre tomando diazepam para dormir.

Ah.

Los frascos estaban mal tapados.

Las había tomado.

¿No las había dejado por la paz? Quizás estaba teniendo algún episodio fuerte y reflexionó en que las lagunas mentales no eran tan malas.

Quizás había tomado de más.

Quizás había pensado en matarse.

"Cuando pienso en matarme me muerdo una y acabo con mal sabor de boca". No parecía gran charla, pero había sido suficiente para confirmarle que quizás tenía tendencias suicidas o algo por el estilo.

¿Y si había tomado de más?

El frasco estaba lleno casi en su totalidad, así que quizás no era así.

Quizás se estaba preocupando demasiado por Adrien.

No era posible tomarse cinco pastillas sin agua, y en ningún momento lo había visto llevarse al baño un vaso, tampoco había escuchado correr el agua. Definitivamente estaba bien.

Sacudió la cabeza de lado a lado y se sacudió un poco la ropa.

No iba a dejar de pensar en eso.

Salió y sin importarle el dolor en sus piernas corrió a la habitación del menor.

Observó la puerta frente a él.

¿Qué haría si entraba y al intentar despertar a Adrien sus ojos no se abrían? ¿Qué haría si su cuerpo estaba frío y tieso? ¿Qué haría? ¿Qué haría?

Adrien lo golpearía si escuchara todas esas preguntas imposibles de responder.

Tomó un fuerte respiro mientras abría la puerta. Los escalofríos fueron inminentes cuando vio el cuerpo de la chica tirada en el suelo. El olor a putrefacto le perforó la nariz. ¿Cómo Adrien podía dormir tan tranquilamente con tal atrocidad prácticamente a su lado? ¿No sentía ganas de vomitar por el olor? Que asco.

Que asco, que asco, que asco.

Recordó que hace nada una muerta le hizo una felación.

Se tragó las ganas de vomitar y cerró sus ojos con fuerza para intentar relajarse.

Con las manos apretadas en puños pasó sobre la señorita hasta el otro lado de la habitación, quedando frente a la cama de Adrien. El muchacho dormía plácidamente, respirando profundamente.

Respiraba.

Su cuerpo no estaba helado como el de un muerto.

Se sentía hasta cálido.

Suspiró con fuerza mientras le sujetaba la mano.

Adrien se removió un poco al sentir el tacto.

Cálido, suave. Aquellas largas uñas le rozaban los nudillos.

Era como acariciar una nube.

Le acarició los brazos y las manos con mucho cuidado.

Conocía ese tacto.

—Déjame dormir, mamá. Estoy cansado.

—¿Mamá?

Ah.

Esa no era la voz de su madre.

Esas no eran las manos de su madre.

Su madre estaba muerta.

Los gusanos le habían devorado el rostro.

—Ah... —¿quién era?—. Isamu. ¿Qué sucede?

—Uhm... ya casi no iremos y... quería que me ayudaras a hacer algo con mi cabello...

—¿Algo con tu cabello? —rió bajito, frotándose los ojos y estirando un poco su cuerpo.

Detestaba como lo aturdían esas pastillas.

—Sí, como... peinarme, y eso.

—¿Me dejarás peinarte como un idol?

Isamu frunció los labios.

—Solo que no sea algo extravagante.

Adrien rió bajito mientras se sentaba en la cama.

Un escalofrío le recorrió el cuerpo al ver el cuerpo putrefacto de una chica en su habitación.

¿Qué hacía un cuerpo putrefacto en su habitación?

Ah.

No.

Él la había asesinado.

Que problemático. 

。。。

espero hayan pasado un beio año nuevo con mucha comida y esas cosas lendas. Besitos en la colita para todes.

Quiero dar gracias por el apoyo que le están dando a esta historia, es un proyecto grande y es además el plot twist más desarrollado que tengo, así que ver votos y comentarios siempre me hace feliz!

Disculpen la xenofobia al peinado de los chinos xd pero a las puebras me remito:

flequillo anti frente

peinado al centro, a veces con copete

asiático - americano

anime :0

les amo un montón chikes, bais

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