—Hey, ¿qué aprendiste el día de hoy, Isa? —inquirió Adrien, sonriendo ampliamente, rebalsando en burla.

—A no intentar envenenarte —susurró el asiático, viendo como sus manos eran atadas sin él poder hacer nada al respecto.

No era rápido, no era fuerte, y tenía las piernas lastimadas. De ninguna forma podría salir de ahí. Su única característica que podía ser considerada una ventaja era lo largas y fuertes que eran sus uñas, pero a no ser que atinara a la yugular de Adrien desde el primer intento no creía que ellas pudieran hacer la gran cosa por él.

Ese muchacho podía matarlo de un solo golpe, no tenía duda al respecto.

—Eso es, que buen chico eres —rió el menor, sujetándole el rostro y dándole un beso en la frente.

—Ella... ella no tenía dientes... ¿por qué? ¿Se los quitaste?

—¿A qué te refieres?

—El cadáver de la chica, en la planta de arriba, no tenía dientes... ¿por qué?

—¿No tenía dientes? Ah, que curioso. ¿Cómo sabes eso? ¿Acaso viste el interior de su boca?

¿Lo estaba jodiendo?

—Hey, dime, ¿cómo sabes que esa chica no tenía dientes?

Debía estarlo jodiendo.

—Porque me hizo una mamada...

Adrien rió con burla.

—Solo te estoy jodiendo —ah, que hijo de perra—. Dijiste que no te enojarías por eso, ¿recuerdas? Como sea, no tienen dientes porque se los saqué.

—¿Por qué?

—¿Ah? Hey, no soy ningún idiota. Esa chica, como otras, me mordió cuando me acosté con ellas, lo ven excitante o algo así. Mis rastros pueden quedar bien impregnados en sus dientes, y si encuentran su cadaver será lo primero que la policía busque: mis rastros. Según las películas duran hasta siglos, no voy a arriesgarme a algo así.

¿Se acuesta con todas las chicas a las que mata?

—¿Qué más les quitas?

—Estás muy interesado, ¿no? Bueno, antes de sacarles los dientes les lavo la boca y el cuerpo entero con salmoera. Les sacó los dientes a algunas y les corto las uñas a todas. A veces, si la búsqueda de la policía es demasiado intensa, quemo sus cuerpos con ácido y les destrozo el cráneo, de esa forma no pueden recurrir a los registros bucales. De cualquier forma tienen el ADN, pero los sucesos ocurren tan lejos de sus ciudades natales o de sus sitios recurrentes que pocas veces lo usan.

—¿Cómo no te han atrapado hasta ahora?

—No lo sé. Quiero imaginar que yo soy demasiado bueno en lo que hago y no que ellos son demasiado bobos. Aunque tampoco voy asesinando gente a lo loco, odio a las mujeres, pero no puedo tomar a la primera que se me cruce y simplemente asesinarla. A veces logro hacer parecer que ha sido un accidente, ¡es hasta divertido!

—¿Por qué aun tienes a esas dos ahí arriba?

—Ah, bueno... son muchachas olvidadas por el mundo. Una se había aislado y a la otra todos le habían dado la espalda, así que no empezarán una búsqueda por ellas hasta bien tarde, si es que la empiezan, es más peligroso deshacerme de los cuerpos porque sabrán que es un caso de asesinato y empezarán una búsqueda... Además, disfruto mucho el olor a putrefacto. Mientras más tiempo pueda mantener un cuerpo en casa, mejor es para mí.

—¿Cuánto es el mayor tiempo que has tenido un cadáver en casa?

Adrien guardó unos momentos de silencio mientras observaba las inmovilizadas manos de su secuestrado.

—¿Por qué me estás haciendo tantas preguntas?

—Es solo que... me pareces aterrador.

—Nah, hay peores personas. Pedófilos, violadores, pedófilos asesinos, violadores asesinos. Esa gente si es mala, ¿ves? No dejan una herida en el cuerpo, sino en el alma de sus víctimas... Me parecen asquerosos.

—Tú... ¿no las violas?

—Juego con que lo haré solo para asustarlas, pero al final son solo palabras. Me prenden mucho sus rostros de horror, pero, ¿tienes una idea de lo problemático que sería limpiarlas si las violara? Nah. Demasiado trabajo para mí.

—¿Por qué lo haces?

—Bien, el interrogatorio se acabó, Isamu —sentenció, empujándolo con la suficiente fuerza para hacerlo caer—. Todavía debo limpiar tu semén de la boca de esa chica y además quisiera dormir para despertarme a desayunar. No quiero dormir de mal humor.

El asiático frunció los labios y desvió levemente la mirada. Definitivamente había sido un poco impertinente en las preguntas, pero se sentía bien por saber que Adrien le había respondido sin poner queja, sin reclamar o gritarle. ¿Sería siempre así? En el desayuno tampoco le había gritado; le había levantado la voz a causa de la exaltación, pero no podía decir que esos eran gritos. Se lo merecía por intentar envenenar a alguien que solo lo había tratado bien...

Adrien era tan bueno con él...

Hasta el sótano pudo escuchar como una canción resonaba en la casa.

Creí encontrar una manera.

A Adrien de verdad le gustaba esa canción. ¿Por qué? Sí, era agradable, pero tenerla en loop infinito por tanto tiempo...

¿Qué estaría haciendo Adrien?

El pensado, mientras tanto, se metía a la cocina y se colocaba guantes de látex y una mascarilla. Se quitó la ropa para colocarse un camiseta sin mangas, quedándose solo en bóxers, y seguidamente se colocó un delantal de plástico. Con anterioridad se había quitado los lentes de contacto, por lo que ahora iba con sus gafas cuadradas; eran mas cómodas si debía trasnochar.

—Ah, que problemático —suspiró, abriendo el empaque de cepillos de dientes de cerda extra suave, mezclando sal y bicarbonato en un vaso desechable.

Problemático.

Isamu era problemático.

Como un cachorro recién comprado, quizás.

Pero también era encantador.

Bello.

Como todas sus flores.

Acomodó el cuerpo de la chica para sentarla, y se ajustó las gafas mientras tomaba el cepillo entre las manos.

Problemático.

¿Por qué Isamu quisiera estar a su lado luego de hacerle pasar por tantos malos ratos?

Ah.

Abuso.

Isamu debía ser un niño abusado.

De esos que mendigan amor en cualquier lado.

De esos que tienen facilidad para depender emocionalmente hasta de lápiz.

De esos que prefieren ser exprimidos antes que abandonados.

O quizás simplemente quería sobrevivir y fingía estar de acuerdo con todo.

Rió bajito mientras suturaba entre si los labios de la chica. A la que había ahorcado.

Las dos opciones eran divertidas.

Iba a deshacerse de su cuerpo primero...

O quizás podía intentar acabar con ambos a la vez.

Suspiró con sumo pesar mientras la cargaba entre sus hombros como si fuera un saco.

Con cuidado bajó las escaleras y salió de casa con una soga en manos.

Caminó hasta un poco más adentro del bosque.

Todo se encontraba sumamente oscuro.

No podía oír nada más que la tranquilidad del lago, búhos e insectos. Las hojas secas crujiendo debajo de sus pies.

El cuello de la chica romperse mientras era elevada por la soga.

Esperaba haber logrado que la cuerda encajara con las marcas de sus dedos.

En unos días, si no la habían encontrado, regresaría a bajarla del árbol solo para dejarla tirada en el piso, esperando convencer a los oficiales de que aquello solo había sido una profanación al cuerpo de una suicida...

Quizás si era demasiado bueno haciendo su trabajo.

。。。

La forma en la que Adrien elimina un cadáver lo debe ser todo menos efectiva así que no lo intenten en casa chiques.