—De verdad fue irresponsable hacer algo así —seguía riendo Adrien en la tina, frotando con jabón el miembro del asiático hasta sacar espuma—. Ja, lo siento, solo te quería asustar, pero al final me emocioné al verte suplicarme no hacerlo, ¿cómo se siente?

—Asqueroso.

—¡Ja, ja! ¡Sí! Lo imagino. Pobrecito. De verdad lo siento. No te enojes mucho, ¿sí? Me aseguraré que no se te caiga el pene o algo así, entonces no te preocupes.

Isamu guardó silencio unos momentos y frunció los labios.

—Bien...

—¿Ah? ¿En serio "bien"? —rió bajito, abrazándolo y besándolo en el pecho— Eres tan bueno conmigo. Pero al final entiende que es el castigo que te mereces por querer asesinarme.

—¿Por qué... por qué tu hermana cambió el cianuro con vitamina B?

—Ah. Intenté suicidarme poco antes de mudarme acá. Pero era un idiota, y no sabía que debías masticarla y no solo tragarlas, porque el cianuro en si viene protegido por una capa de gel como la de las vitaminas, para evitar que si la tragas te mueras de inmediato. Al final lo único que logré fue que me metieran una manguera en la nariz para lavarme el estómago... Volví a intentarlo luego de salir del hospital, pero Adriana ya las había cambiado y esa vez solo acabé con mal sabor de boca. Las traje conmigo porque ahora, cada vez que pienso en matarme, solo muerdo una.

—¿Piensas en matarte?

Adrien guardó silencio una vez más mientras tomaba la regadera para limpiar el jabón.

—Nah.

—Pero, acabas de decir-

—Hey, ¿me dejarías chupártela?

—¡¿Ah?! —exclamó alarmado, dándose cuenta hasta ese momento el movimiento de arriba a abajo que hacía la mano de Adrien sobre su miembro. Sin quererlo, sus mejillas se pintaron de intenso rojo.

—Sí —sonrió el otro, entrecerrando sus grandes ojos—. Para compensar el mal rato que te hice pasar. Así, si se te cae el pene, a mí se me debería caer la boca. ¿No suena como un trato justo?

—¡N-No, claro que no! ¡No quiero que se te caiga la boca!

—Ah, no puedo creer que incluso luego de lo que te he hecho pasar no quieras que se me caiga la boca. Si alguien me hubiera hecho meter mi pene en la boca de una muerta le hubiera arrancado el rostro a mordidas... ¡Ah! Quizás me quieres arrancar el rostro a mordidas.

—¡No es así!

—Hey... ¿entonces no puedo chuparla? —gruñó con picardía haciendo un pequeño puchero, besando la parte baja de su abdomen.

—B-Bueno... es que no-

—Si me dejas hacerlo te dejaré correrte dentro de mi boca, ¿sí? Podrás hundir tus manos en mi cabello y presionar mi cabeza para que tu pene golpee la parte posterior de mi garganta. Esa clase de cosas.

Isamu frunció los labios. Sonaba tentador. De verdad que sí.

—Bueno... si eso te haría feliz...

—De verdad eres tan bueno conmigo —ríe el menor, continuando con los besos en la parte baja de su abdomen—. Te amo tanto, de verdad. Desde la primera vez que te vi en la florería. Lucías tan lindo ayudando a tu madre a mover las plantas. Tus labios tan rojos, tu mirada tan intensa, el color de tus ojos tan peculiar... todo en ti es simplemente bello.

Ah. De verdad lo amaba. Lo había castigado porque se había portado mal, porque lo había intentado asesinar. Cualquiera se molestaría si algo así le sucediera. ¿En qué estaba pensando? Sí, quizás era un poco severo, pero al final pasar el tiempo con Adrien definitivamente era mejor que pasarlo con su madre, incluso con su padre.

Gimió sonoramente al sentir aquella cálida y húmeda cavidad bucal alrededor de su pene, aferrándose a los bordes de la tina y apretando los dedos de sus pies. Oh. Se sentía realmente bien tener la lengua alrededor de su tronco, se sentía bien tenerlo haciendo énfasis en su punta.

¡Eh! ¿Cómo era tan bueno? Frunció el ceño al pensar que quizás lo había hecho con otros hombres, pero sacudió la cabeza de lado a lado mientras se decía que no podía cuestionarle algo así a Adrien.

¡Oh, esa lengua!

¿De verdad podría hundir sus manos en su cabello y presionarlo contra su pene para sentir como este golpeaba su garganta? Quería hacerlo. Pero no fue necesario. Adrien le sujetó los muslos para levantarle un poco la cadera. ¡Oh! Estaba consciente que no poseía un miembro precisamente titánico, pero saber que alguien podía introducirlo totalmente en su boca sin padecer arcadas le parecía algo de lo que estar admirado.

Ah, y ahora introducía dos dedos en él. Esos largos dedos que encontraban su próstata como si se tratara de encontrar un elefante en un elevador.

—Ah, Adrien —jadeó bien alto, aferrándose con una mano a la tina y con otra a la espalda del chico, hundiendo sus largas uñas en la piel casi sin querer.

El causante de sus gemidos sacó el miembro de su boca, no sin dejar de golpear su próstata desde atrás.

—Hey, de verdad lo estoy haciendo bien —se mofa, plantando un beso en la punta, seguidamente lamiendo el tronco—. ¿Sabes? Había visto estas cosas en puros mangas, no creí que de verdad fuera tan fácil...

—Entonces... ah... ¿no lo habías hecho antes?

—Bromeando con mis hermanos queríamos ver quién era el mejor haciendo mamadas, y le acabé haciendo una felación a un plátano, pero no fue la gran cosa.

Isamu rió imaginando a Adrien haciéndole una felación a un plátano. Pero sus risas fueron interrumpidas por jadeos y gemidos propios al ver su pene volver a la cavidad bucal del menor.

Ah, realmente se sentía bien.

Finalmente, levemente tímido, se atrevió a hundir sus manos en aquella espesa cabellera marrón, empujando su cabeza suavemente, casi como si no quisiera aquello.

¿De verdad había aprendido a hacer mamadas con mangas?

Ah, ahora tenía espasmos en el abdomen y las piernas. Adrien le dijo que podía correrse en su boca, ¿pero lo decía en serio?

—H-Hey, Adrien... Estoy cerca, a-así que...

—No, te dije que te podías correr en mi boca, ¿no?

—S-Sí, pero...

—Solo cállate y disfruta, Isa. No es que vaya a hacer esto por ti todos los días.

—V-Vale.

Y una vez más se introdujo todo el miembro en la boca, acariciándolo con la mano libre de arriba a abajo, succionando un poco en la punta. Isamu se aferró una vez más a su espalda, jadeando fuertemente y levantando la cabeza ante todo el calor y placer que padecía la parte baja de su cuerpo en ese momento.

Adrien sonrió victorioso al sentir aquel espeso líquido tocar su lengua.

Aunque la sonrisa no le duró mucho, pues su satisfacción ante el orgasmo de su pareja fue reemplazado por una mueca de disgusto ante el sabor.

No era el peor sabor del mundo, pero tampoco era el más agradable.

—Te dije que te apartaras —jadeó Isamu, esbozando una pequeña sonrisa ante la mueca de su secuestrador.

—Ugh —gruñó el menor, alejándose un poco.

—Deberías escupirlo.

—No, ni lo creas, te haré tragarlo.

Le sujetó de los hombros para atraerlo hacía él y besarlo, intercambiando la saliva y el semen.

Cuando se separaron arrugó la nariz.

Tampoco era el peor que había probado.

。。。

¿por qué nadie me recordó que ayer les prometí capítulo doble? >:^