18
Lo había golpeado. Con una fuerza que antes nunca le había mostrado. Un golpe fuerte en la mejilla izquierda. Le había reventado el labio, otra vez, el impacto había bastado para romperle algunos vasos de la nariz, provocando que esta sangrara.
—¡Creí que habías escapado! —exclamó el chico, con un tono de voz que podía ser de aflicción o de furia. Una parte de él le decía que era de aflicción, de aflicción por que huyera de su lado.
—No... Yo... nunca haría eso... —aseguró, sujetándose la sangre con las manos—. Solo... quería darte una sorpresa.
—¿Una sorpresa?
—Uhm... la sangre del baño se iba a secar, y como tienes las manos lastimadas pensé que sería más difícil para ti limpiarla... Así que, como estabas dormido me levanté para ayudarte. Me tardé más de lo que esperaba, entonces... como ya estaba saliendo el sol pensé también prepararte el desayuno.
—Ah...
Aflicción. Ese rostro definitivamente era de aflicción. Lo sabía porque conocía perfectamente las miradas de furia o decepción, su madre se los había enseñado bien, y el rostro de Adrien no reflejaba ninguna de esas dos emociones.
—Mierda, me habías preocupado tanto —suspira finalmente, dejándose caer frente a él, sujetándose el rostro con las manos. Sí, estaba afligido. Afligido por él. Adrien estaba afligido por él, por que se alejara de él. Adrien no quería tenerlo lejos.
¿Quería eso decir que Adrien lo amaba?
Adrien lo amaba.
Eso se sentía bien. Lo suficientemente bien para hacer que sus mejillas se enrojecieran un poco.
Se arrastró un poco en el suelo para acercarse al menor. Extendió sus brazos para sujetarle el cuello y abrazarlo.
—No me iré a ningún lado —aseguró, frunciendo los labios. No mentía. No tenía ningún lugar al que ir. O quizás sí, pero ningún lugar sería tan bueno como estar al lado de Adrien.
—Ah... de verdad estás enfermo.
No era esa la respuesta que esperaba, pero tampoco podía decir que se equivocaba al proclamar tal cosa. De verdad estaba enfermo.
Adrien lo levantó entre sus brazos y volvió a sentarlo en la silla, observando el tocino que se cocinaba en la sartén.
—Iré a darme una ducha.
Y simplemente se retiró de la cocina.
Isamu seguía ahí.
Y no iba a irse.
O al menos eso le dijo.
¿Qué estaba mal con ese hombre?
Si él estuviera en una situación parecida hubiera hecho hasta lo imposible para escapar.
Pero Isamu ni siquiera le suplicaba por dejarle vivir.
Solo...
Estaba ahí.
No debería, pero no se quejaba.
Como las flores.
Ah, no había regado sus plantas.
Se encargaría de ellas luego de ducharse.
Se sacó la ropa y dejó su celular en el lavamanos, sobre la pequeña montaña de prendas.
Puso música.
Recordaba que su madre le ponía música para ayudarle a calmarse.
Había una canción que le recordaba a su madre.
Habían un montón de canciones que le recordaban a su madre, pero en esos meses una destacaba de los demás.
Le dio play antes de meterse a la ducha y encender la regadera.
El instrumental era agradable.
Pensé encontrar una manera.
Pensé encontrar una manera de salir.
Pero nunca te vas lejos.
Así que supongo que debo quedarme ahora.
Su madre no era una zorra.
No odiaba a su padre. Aunque este estuviera celoso de él por dormir con ella casi cada noche.
Tampoco a sus hermanos. Aunque fueran unos inconcientes por asustarlo hasta hacerle llorar.
Pero todo se sentía falso.
Fingido.
Como si él estuviera muerto y ellos no.
Como si ellos supieran que era así.
Como si hubiera muerto al lado de su madre y él no fuera más que una cabeza siendo devorada por gusanos
Y luego el cajón de flores.
Seguro a su madre le hubiera gustado ser enterrada en un ataud abarrotado de flores.
No que llenaran su tumba con ellas, sino que estas abrazaran su cuerpo para acompañarla a las puertas del Cielo.
Ah.
¿No es encantador, totalmente solo?
Corazón de vidrio, mente de piedra.
Hazme pedazos. De la piel al hueso.
Hola.
Bienvenido a casa.
Debía recordar que debía ir a dejarle flores a su madre.
Isamu, por su lado, oía la canción sin identificarla. Juraría que ya la había escuchado en otro lado, pero no sabría decir dónde.
Lo que si podía decir es que era deprimente. De esas canciones que se ponen en loop infinito para sentirte mal. De esas canciones que podían ponerse para llorar toda la noche, para llorar por cualquier cosa.
Pero sé que algún día saldré de aquí,
incluso si toma toda la noche o cien años.
Necesito un lugar dónde esconderme, pero no hay uno cerca.
Quiero sentirme vivo, afuera no puedo luchar contra el miedo.
Ah.
Deprimente.
—Isn't lovely, all alone? —esa era la voz de Adrien que se acercaba a la cocina—. Hearth made of glass, mind of stone. Tear me to pieces —esas eran las manos de Adrien que le sujetaban los hombros—. Skin to bone —esa era la boca de Adrien que cantaba al lado de su oreja—. Hello. Welcome home.
Y esa era su piel reaccionando a su ronca voz, erizando cada pequeño vello en su nuca, sus brazos y sus piernas, dándole piel de gallina como un reflejo natural ante la corriente eléctrica que le recorría el cuerpo entero.
Oh, que voz más hermosa.
Ser tan perfecto casi debía ser un delito. Tenía un rostro hermoso, como tallado por dioses, un cuerpo tan bien trabajado que podía compararse al de guerreros antiguos, una complexión tan bien trabajada que parecía diseñado a computadora, una voz profunda que podría oír todo el día, y además cantaba maravillosamente. ¿Qué más le faltaba? Lo tenía todo. El combo perfecto de alumno de secundaria perfecto, capitán del equipo de football, novio de la capitana de porristas, el muchacho que le hacía bullying a los tipos como él. El canon de belleza andando.
Y lo tenía todo para él.
O algo así.
—Ah, quizás te saque más de ese feo sótano para que me cocines —luego de servir la comida en dos platos.
Al menos lo había tenido todo para él.
Pero ahora solo se preguntaba cuánto tardaría el veneno en hacer efecto.
¿Por qué Adrien tendría cápsulas de cianuro en el baño? Ya no le importaba. Solo esperaba haber puestos las suficientes para asesinarle rápidamente y salir de ahí de una vez por todas.
Sí, quizás lo amaba. Pero su vida valía más que cualquier amor, su sentido racional le dijo eso.
—Venga, abre la boca y prueba un poco.
¿Ah?
。。。
killing stalking tiene su killing me softly nosotros tenemos nuestro lovely, déjenme soñar <3
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