El vuelo transcurrió en silencio. Silencio entre ellos, claro. No volvieron a encontrarse a Emile y su esposa, y nadie en sus cercanías parecía interesado en entablar una conversación ellos.

"Ustedes dos son unos idiotas." Fyodor empezó a hablar, aun no le daban el control del cuerpo, y no se lo darían en un largo tiempo. "¡Molestar a Isamu a ese punto...!"

"Cállate, lo estoy tratando tal como trato a mis hermanos." Se defendió Dri de inmediato, sujetándose el rostro con una mano. "¿No me digas que aun quieres ser su novio sabiendo que es nuestro hermano, puto enfermo?"

"Medio hermano..."

"Fyodor, estás enfermo." Adrien se metió por fin. "¡Y mira quién te lo dice, eh! Yo que soy un asesino. Que fui yo quien secuestro al imbécil al lado nuestro, yo te lo digo."

"No te metas, Adrien."

"¡Claro que me voy a meter, Fyodor! Ya detente. Es suficiente. ¿No ves que nos estás haciendo daño, idiota? No solo mental, sino psicológicamente."

"Claro, y asesinar es una terapia relajante para nosotros..."

"No lo es, pero yo admito mi culpa. Dri ya no tiene que pasar por todo esto, ya no tiene que sufrir. Vinimos aquí para... protegerlo. Y lo hemos jodido más que nadie."

"Vaya, tienes sentimientos." Dri esbozó una pequeña sonrisa.

"Eso parece, eh..."

Cansado suspiró con pesar. Se acomodó en su asiento y apoyó su cabeza en el hombro de Isamu, quien se estremeció un poco al sentir aquella maraña de cabello marrón oscuro entrar en contacto con su cuello.

—Démosle un cierre a esto, Isamu.

—¿Un cierre?

—Un cierre. Hablemos de esto, nosotros, sin gritar, sin insultarnos, solo... diciendo la verdad.

—Nos van a escuchar los demás, Dri.

—Por eso vamos a hablar bajito.

—¿Estás seguro?

—Tengo el control, no te preocupes.

—¿Quieres que empiece?

—¿Quieres empezar?

—No... no realmente.

—Entonces empezaré yo. La persona que se enamoró de ti, y la persona de la que te enamoraste, fue Fyodor... también Adrien, claro. Pero Adrien no es gay.

—¿Quién era el del sótano?

—Eran Adrien y Fyodor, claro... La mayor parte del tiempo fue Adrien...

—Bueno, a mí me pareció bastante gay...

El menor rió bajito.

—Se lo dije... Pero, ya sabes, Adrien no escucha a nadie que no sea su gordo ego y orgullo.

"Hey."

—¿A qué quieres llegar con esto?

—De verdad creo que deberías alejarte de nosotros... Alejarte lo más que puedas, lo más pronto que puedas. Mejoraré, no te preocupes. Tienes que aprender a poner tu propio bien sobre el de los demás —"justo lo que nosotros no sabemos hacer"—.  Pasaré solo dos semanas más en España y luego me devolveré a Inglaterra. Te dejaré la casa si eso quieres.

—¿Por qué dos semanas?

—Te ayudaré a conseguir trabajo o algo así. Sé que no le pedirás dinero a mi papá... Aunque te deje la casa aun tendrías que pagar un montón de cosas, luz, agua, gas, cable... No puedes vivir de flores y buenas intenciones.

—Gracias... supongo.

—Haría eso por cualquier hermano...

Oh.

Claro

Eran hermanos.

—Tu padre me llamó Eriko.

—No es difícil confundirse si eres tan idiota como ella —gruñó Adrien. Dri sacudió la cabeza de lado a lado—. No. Ignóralo. Mi papá está tan mal de la cabeza como yo, no le tomes importancia. Ya no volverás a verlo.

—Quiere que vaya a la boda de Adriana.

—¿Y tú quieres?

—Ella me cae bien...

—Casi te rompe la nariz, Isa.

—Al menos me pidió disculpas. Nadie más ha hecho eso. Me cae bien.

—Bueno, haz lo que quieras. Entonces volverás a verlo, solo una vez más.

—También quiero que me inviten al bautizo —comentó con burla, sonriendo un poco—. De verdad quiero ver la cara de desagrado en Urie si Adriana tiene un hijo albino o de ojos rojos o morados...

Adrien rió también.

—Seamos buenos hermanos, ¿vale? —se sentía cansado. Necesitaba dormir—. Le daré el control a Adrien, no le hagas caso si quiere molestarte.

—Ok.

Sacudió la cabeza de lado.

A continuación Adrien se apartó de Isamu y se sujetó el rostro con una sola mano.

El resto del vuelo fue en silencio.

No porque Adrien no tuviera nada que decir, sino porque iba peleando internamente para no darle el control a Fyodor mientras Dri dormía.

Al llegar al aeropuerto tomaron sus maletas y se fueron en taxi a casa.

Su hogar.

Abrieron la puerta y ambos fruncieron los labios al ver algunas flores marchitas y otras claramente tristes. Al menos no se habían echado todas a perder, pero sí las más bonitas. Luego iría donde su tía Anzu a comprar más.

—A partir de hoy vas a usar el cuarto de invitados —sentenció, tomando sus maletas y subiendo las escaleras.

—Vale —no iba a pelear con él, quería dormir también—. Gracias.

—Solo estaremos dos semanas aquí, y luego el lugar será todo tuyo.

—Sí, entiendo.

—Más te vale que lo cuides, Isamu. Esta casa vale más que tu puta vida.

—Lo haré.

Ugh. No era divertido si no ponía resistencia.

Observó por la ventana de su habitación hacia el bosque.

¿Habrían encontrado los cadáveres?

Bajó corriendo las escaleras, de dos en dos. Saltó las últimas cuatro y corrió hacia el lago.

Habían dos cuerpos flotando.

Era curioso.

Él había dejado solo uno.

Lo recordaba.

Podía jurarlo.

—Fue solo uno, ¿no? —masculló, apretando sus manos en puños. Observó sus pies intentando hacer memoria—. Sí, solo una, a la otra la colgué... ¿Por qué hay dos en el lago? Fyodor...

"Jódete."

—¡Fyodor!

—Sí, fue solo uno —gruñó el otro—. También lo recuerdo. No te alteres tanto, Dios.

—¿Sabes lo que quiere decir esto?

—Hay otro loco en el lugar...

—Parece ser que tenemos competencia, eh.