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—Ugh, disculpa eso —masculló, frunciendo el ceño y observando el celular entre sus manos—. Mi abuelo... a mi abuelo no le agrada la idea de verme con... con otros pacientes. Ya sabes.

—Ya... ¿Deben irse? —murmuró, frunciendo los labios.

Observó unos momentos más su celular.

—Sí. Pero no me iré solo. Vienes conmigo.

—¿Qué?

—Sí. Sí, sí. Hoy es mi cumpleaños, y mis hermanos están planeando algo. No conozco a nadie de los que seguramente estarán en casa, así que amaría que vengas conmigo a celebrar.

—Pero... pero... a ti... a ti no te gusta que... seamos "personas diferentes". Lo sé bien... pero... yo no puedo controlarlo. Ahora Kat y Kathy no quieren el control, pero... pero si de pronto lo quieren a media fiesta yo... yo no creo poder controlarlo.

—Cat, no te estoy pidiendo que lo controles, solo quiero que vengas conmigo y la pasemos bien. Además, por fin te mostraré el cajón de las flores, ¿no suena maravilloso?

La chica frunció los labios antes de esbozar una pequeña sonrisa.

—Bueno, si me lo pides así no puedo negarme. Vayamos a esa fiesta.

—Maravilloso. Vamos al auto y partamos.

—Partamos.

Y partieron.

El camino a casa fue bullicioso, con música. Adrien puso una canción de esas indies que tanto le encantaban y gracias a la casualidad era una que Catherina conocía, por lo que cantaron juntos gran parte del trayecto.

"Oh, definitivamente voy a besarla."

"¡Adrien, no!"

"Adrien, sí. ¿Y sabes qué más? Voy a besarla en el cajón de las flores."

"¡Adrien!"

"Y va a ser frente a Isamu."

"¿Quién te crees que eres?"

"La personalidad más fuerte, claro."

"Es verdad..."

"¡Dri! ¡No lo apoyes!"

"No lo apoyo, pero... no puedo ir en su contra."

"Dri sabe lo que le conviene, deberías resignarte como él."

"Sí, deberías hacerlo."

"¡Ustedes dos son insufribles!"

La casa finalmente se encontró frente a ellos. Adrien bajó del auto y corrió a la puerta del copiloto para abrirle a Catherina y dejarla salir.

—Gracias, Dri—sonrió ampliamente, entrecerrando sus grandes ojos claro, arrugando un poco la nariz.

Oh, Dios, que mujer tan perfecta, tan linda. Como quería besarla. Aunque no fuera frente a Isamu para hacerlo sentir mal, no, solo quería besar a Catherina. Sí. Vaya que sí.

—Ok... escúchame... A mi abuelo no le agradan... no le agradan el resto de pacientes mentales— masculló, frunciendo los labios mientras caminaban a la puerta principal—. Es decir, no es que no le agraden, sino que cree que no es buena idea que me relacione con ellos. Porque él dice que no soy como "ellos", él dice que somos "normales"... A lo que quiero llegar es... ya sabes, por favor no te ofendas, y no te molestes.

—Está bien, ya me acostumbré a esa clase de cosas. Lo que me quiera decir tu abuelo no va a lastimarme. ¡Tengo un corazón de piedra! Soy inmutable.

Ah, de verdad. Esa chica no era para nada como Isamu o como las otras chicas. No tenían nada que ver. No. Era decidida, era divertida, no temía levantar la voz estando cerca de él, no comentaba nada sobre su apariencia, apenas hacía preguntas. Era perfecta. Definitivamente.

—Bien, entonces hagamos esto.

Tomó un fuerte respiro mientras abría poco a poco la puerta, asomando un poco el rostro. En el recibidor estaban sus hermanos, su padre, su abuelo e Isamu.

—Hey...— murmuró con cierta inseguridad, esbozando una pequeña sonrisa.

—Volviste— recibió Adriana con una media sonrisa—. Hey, llevamos rato esperándote. Teníamos toda la tarde planeada y si llegabas una hora tarde nos ibas a joder todo. ¿Estás listo para pasar un excelente cumpleaños 22?

—Sí... sobre eso... Yo... yo ya tenía planes para pasar mi cumpleaños—murmuró, desviando la mirada y viendo de reojo a Catherina, quien le sujetaba la camiseta y mantenía los labios fruncidos.

—Sea lo que sea que hayas planeado con Isamu ya lo agregamos en la agenda —aseguró Adrián, poniéndose de pie y sacudiendo su ropa.

—No... es que no planeaba pasar mi cumpleaños con Isamu.

—¿Qué? —murmuró Urie, por fin mostrando interés en la conversación.

—No me digas que planeabas pasarlo solo —gruñó Adriá, entrecerrando sus grandes ojos verdes—. Que planeaban pasarlo solos.

—No, no, no —sacudió su cabeza de lado a lado, negando. Extendió su mano hacia atrás para que Cat sujetara esta, y con delicadeza tiró un poco de ella al tiempo que abría la puerta—. Esta es Catherina, una amiga. Hoy salió del hospital y planeaba pasar la tarde con ella.

—Oh —esta vez lo que había sido una mueca de confusión en el rostro de Urie se volvió una sonrisa levemente burlona—. Una chica... —observó de reojo a Isamu, quien no se enteraba mucho de lo que pasaba pues toda la conversación se daba en inglés—. Eso es... nuevo. Y del psiquiátrico, eh.

—Es encantador ver que Adrien tiene una amiga —se apresura a hablar Adriana, poniéndose de pie y caminando a estrechar la mano de la muchacha—. Seguro ya sabes de nosotros, ¿no? Yo soy su hermana mayor Adriana, y ese de ahí es el su hermano mayor Adrián. El mastodonte europeo es nuestro abuelo Adriá y el otro es Urie nuestro padre. Y el asiático sentado es Isamu, es... —vio de reojo a su hermano, quien casi suplicaba con la vista que no dijera lo que planeaba decir— nuestro primo. Isamu, nuestro primo. No habla inglés, así que ni te molestes.

Adrien suspiró casi con alivio, Fyodor apretó sus manos en puños en señal de molestia.

—Estoy encantada de conocerlos a todos —aseguró Catherina, estrechando la mano que era ofrecida—. Mi nombre es Catherina, pero mis alter egos se dirigen a sí mismas como Katherine y Kathy.

—Hey, también tenés personalidad múltiple, eh —sonríe Adrián, poniéndose también de pie y colocándose al lado de su hermana—. ¿Se llevan bien con las de Adrien?

—Somos todos mejores amigos —afirmó, sonriendo también—. ¿Verdad que sí, Dri? Él intentó enseñarnos a comportarnos como una sola, pero somos tontas y no aprendimos nada, la verdad. Aun con esas siempre nos llevamos muy bien.

—¡Es tan genial saber que Adrien puede tener amigos! —aseguró el varón, arrugando la nariz— ¿Sabes? De verdad nos afligía creer que era un inadaptado, ¡así que gracias por cuidarlo!

—Oh, no, no se confundan —murmuró, negando con la cabeza—. La verdad es que es un inadaptado, pero yo también lo soy, y nuestros problemas mentales encajan perfectamente.

Urie rió bajito mientras llevaba su copa de vino a sus labios, Adriá frunció los labios.

—¿Qué es lo que está pasando? —inquirió Isamu, dirigiéndose a Urie, pues Adriá lucía bastante concentrado en la charla.

—Oh, cierto, no entiendes inglés —rió, entrecerrando sus grandes ojos verdes y alejando un poco la copa de vino—. Parece que Adrien se consiguió una novia.

—¿Qué?

Era broma, ¿no?

—Te lo había dicho, ¿no, Isamu? Mi hijo aun prefiere los cuellos lisos en lugar de las prominentes manzanas de Adán.

No podía ser cierto.

Debía ser broma.

Pero la expresión en el rostro de Adriá le sugería que no era así.

Y la sonrisa en el rostro de Adrien le hacía dudar que no era así. 

Adrien nunca sonreía así.

Mucho menos al lado de una chica.

。。。

hoy maratón porque ni yo me aguanto la ansiedad por ver qué pasa.

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