Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

10

A la mañana siguiente despertó una vez más en el sótano. Nuevamente tenía las manos atadas a la espalda, y solo estaba en ropa interior, el piso era frío, pero al menos tenía una almohada... Las piernas las tenía vendadas e inmovilizadas por la tablilla, le dolían un poco, pero menos que ayer.

Hizo memoria casi dolorosamente de todos los sucesos del día anterior. Se sentía bien, casi maravillado y encantado, pero se daba asco al pensar que estaba mal sentirse tan bien en su situación. Debería estar llorando del miedo, rezando por salir de ahí, pero en su lugar lo estaba hasta disfrutando...

Recordó que Adrien le había dicho que ese día llegarían sus hermanos. Los había visto ya en fotos y cuando habían salido al barrio al mall y esas cosas, y podía dar fé que eran casi idénticos. Solo que Adrián tenía una notoria cicatriz atravesando por su ojo derecho, y Adriana era chica, claro. ¿De verdad iba a pasar el día entero en el sótano, haciendo nada más que aburrirse?

—¡Hey, ya llegamos! —avisó una voz femenina, abriendo la puerta justo sobre él— ¡Adrien! ¿Estás en casa?

—¡Voy!

—Hey, hay más flores que antes —habló una segunda voz masculina, con cierta burla en su tono. Era parecida a la voz de Adrien, pero quizás un poco más... ¿delicada? No sabía cómo ponerlo.

—De verdad, Adrien, tienes un problema con estas cosas —gruñe la chica.

—Yo creo que le dan un aire interesante a la casa —habla el chico.

—Un aire aterrador, creo.

Hubo silencio unos momentos. Pudo escuchar pasos bajar por las escaleras, seguramente los de Adrien.

—¿Quieren hacer algo en especial hoy?

—Nah, sentémonos en la sala y veamos documentales de asesinos seriales.

—¿Por qué asesinos? —gruñe Adrián. Puede diferenciar claramente su voz de la de Adrien, lo que le parece sorprendente— ¿Te quejas de Adrien por tener una obsesión con las flores y tú tienes una por los asesinos?

—Tú tienes una obsesión por tener una verga en el culo así que cállate.

Oh, sí, él también se llevaba así con sus hermanos. No había nada sorprendente en tal contestación, definitivamente es algo que él le diría a sus hermanos y que sus hermanos le dirían a él.

—Hey, creo que nos acabamos las palomitas el último maratón de asesinos seriales.

—Oh, mierda, los maratones de asesinos seriales sin palomitas que tirarle a Adrián cada vez que algo le da asco no es un buen maratón.

—Puedo ir a comprarlas mientras ustedes-

—No te vas a librar de ver escenas brutalmente sangrientas a nuestro lado, hermano. No irás tú por esas palomitas.

—Mierda...

Quizás podía entretenerse un poco únicamente escuchando las conversaciones de los hermanos, a lo mejor eran entretenidas... ¿Qué tan delgadas eran las paredes del sótano? Podía oírlos claramente, ¿o acaso los hermanos hablaban muy fuerte?

—¡Bien! ¡Gané! Serás tú el que vaya por las palomitas —sentenció Adriana, quien al parecer había ganado algo, librándose de ser ella quien salga a comprar.

—Ah, mierda —gruñó Adrien—. Bien, pero no se pongan a ver nada sin mí, ¿ok?

—A la orden, Capitán.

Escuchó unos cuantos murmullos más, y seguidamente como la puerta se abría y cerraba.

Ahora... estaban solos...

Adrien no estaba...

Escuchó el auto encenderse.

Nadie iba a detenerlos...

Podría suplicar por ayuda y aquellos dos seguramente se la darían. Si Adrien le advirtió que no hiciera ruido alguno seguramente era porque ellos no sabían sobre lo torcido que era su hermano.

Pero...

¿Qué tal si ellos no querían ayudarlo?

Era su hermano de quién hablaban, él tampoco quisiera que ninguno de sus hermanos fuera a la cárcel.

Escuchó pesados pasos sobre él.

—Hey, veamos el sótano de Adrien —habló Adrián, cerca de las escaleras.

Su cuerpo se estremeció ante la sugerencia.

—Ni pienses que voy a bajar a ese lugar, debe apestar a humedad. O debe tener un montón de flores ahí, lo que es casi igual de malo.

—Vamos, solo una miradita.

—¿Y qué si ahí hay una chica secuestrada, golpeada, acuchillada? ¿Algun cadáver putrefacto? No quisiera ver eso...

Con cierta dificultad se puso de pie. No aguantaba las piernas, pero podía hacerlo sin caerse, podía llegar a las escaleras y anunciar sobre su presencia, pedir ayuda. Adrien no estaba, podría escapar...

¿Realmente quería escapar?

—La última vez vimos un cuerpo cubierto en gusanos, y Adrien nunca cambia sus hábitos de botarlos hasta que el olor es vomitivo.

Un escalofrío le obligó a alejarse.

—Vamos, si es así le reventaré la cabeza para ver como los gusanos salen.

Sus piernas de pronto no podían con su propio peso.

Cayó torpemente de espaldas, golpeándose con la mesa, la cual se movió un poco, provocando ruido.

Y entonces hubo silencio.

—Hay alguien vivo ahí dentro, Adriana. ¿No prefieres los vivos? Cuando le mates yo destrozaré su cabeza, será más divertido.

Ahora sí estaba en problemas.

¿Los tres estaban locos?

¿Cómo era eso posible?

Observó sus probabilidades de escape. Debajo de la mesa le verían, detrás de la silla le verían, detrás de las escaleras le verían. Ningún lugar era bueno, lo verían de inmediato al intentarlo, ya lo habían escuchado, ahora era solo cuestión de tiempo.

—Creo que Adrien guarda las llaves en la cocina. Iré por ellas.

Cuestión de poco tiempo.

¿Qué podría hacer? Sus hermanos no sonaban como sadistas, sino directamente como asesinos. Hablaron de destrozarle la cabeza, ni de broma saldría vivo de esa. Además, a ellos no les gustaba, Adrien por lo menos tenía una forma torcida de quererlo...

Observó las plantas en la pared unos momentos.

Era una gran cortina de musgo español, una planta aérea densa, espesa, como el musgo común pero menos húmedo y además no necesitaba superficie a la que adherirse. Debían estar en macetas, cerca pero no adheridas a la pared. Recordó a Adrien metiéndose ahí para tomar el tubo de metal con el que le lastimó las piernas.

Esa era su oportunidad, solo debía esperar que hubiera espacio suficiente para él. La cortina cubría hasta el piso, y además delante ellas habían otras plantas, todo puesto como para esconderse. Seguramente el dios que no evitó que se le lastimaran los pies ahora le estaba teniendo piedad y le daba una oportunidad más de vida.

Con cierta dificultad, apoyándose torpemente en la pared, se puso de pie una vez más. Apartó la espesa cortina de plantas con el pie para verificar que detrás no hubiera nada que lo lastimara. Estaba limpio. Por lo que se adentró cuidadosamente, apegó su espalda a la pared lo más que podía, frente a sus ojos no podía ver nada, por lo que esperaba que nada pudiera verlo.

—¡Hey! Las encontré.

Ahora solo podría rezar y esperar que los dioses lo escucharan a tiempo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro