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Adrien ama las flores.
Su olor.
Lo bellas que son.
Lo delicadas que lucen cuando las sostiene entre sus manos.
Y lo fácil que se desmoronan al presionarlas entre sus dedos.
Lo fácil que puedes romper sus pétalos uno por uno sin hacer demasiada fuerza.
Las ama porque ellas no sienten dolor, y porque no se quejan, o gritan, o lloran... Como la mujer que ahora tiene debajo de él.
Las ama porque no le ensucian el cuerpo de sangre, saliva, vómito y lágrimas.
Las ama porque siempre están quietas, sin molestar nada ni a nadie.
Las ama porque al estrujarlas no se aferran inútilmente a la vida, suplicándole piedad con la mirada y arañándole los brazos con sus largas uñas postizas.
Adrien ama las flores.
Y llevará un montón de ellas al lugar donde entierre a la chica que acaba de asesinar.
Se limpia las heridas con una toalla blanca, y toma un cortauñas para eliminar cualquier rastro de ADN que haya quedado en el cuerpo de la chica, cuyo nombre ahora ni recuerda.
La arrastra hasta su baño y la arroja en la tina para lavar su cuerpo. Está cubierta en vómito y orina gracias a la reciente asfixia intensa, su rostro inflamado y con una mueca que refleja cualquier cosa menos paz.
No es bella como las flores que decoran toda la casa de Adrien.
Cuando ha terminado deja ir el agua y la saca de la tina, dejándola sin cuidado sobre una toalla que ha extendido en el piso.
Enciende la ducha y se limpia la sangre de los brazos, además desinfecta las heridas que la chica le hizo pensando que aquello sería suficiente para detener su muerte. Lava los guantes que ha usado. Con una toalla colocada alrededor de su cintura inspecciona por tercera vez el cadáver de la muchacha, asegurándose que no haya rastro en su cuerpo que revele que él ha sido el culpable.
Le ha parecido repugnante.
La deja en el piso y camina a la cocina para tomar su diario.
"En medallones", hay una cheque ahí.
"Al vapor" hay una cruz ahí.
"Al horno", lo piensa un rato y frunce los labios, la experiencia de ser llenado de vómito y orina lo es todo menos bonita, pero le ha parecido placentera la sensación de ella arañándole la piel y arrancando grandes trozos de esta, llevándose consigo rastros de su tatuaje, también le ha gustado lo fácil que había sido limpiar todo.
Coloca un cheque.
El diario donde escribe reza "formas de cocinar pescado" y en este, claro, hay distintas recetas para cocinar pescado y una lista de todas las formas que deben probarse. Adrien lo usa para llevar un registro de sus asesinatos y poder decidir cuál utilizará para asesinar al chico lindo de la floristería.
"En sopa". Observó esa.
El cuadro estaba vacío.
No había ahogado a nadie hasta ese momento, no se había dado cuenta. Debía intentarlo.
"Al horno" había sido divertido, pero no le gustó que acabara tan rápido.
"Al vapor" era demasiado caótico, y la gente gritaba como puercos en matadero al ser quemados.
"En medallones" era demasiado común, se había aburrido hace rato de usar su cuchillo.
"A fuego lento".
No había pensado en una forma de asesinar a alguien "a fuego lento". Tortura, claro. Pero todos los tipos de asesinatos que había probado eran tortuosos.
Observó la hora en el reloj de su pared.
Caminó al baño y observó el cuerpo de la chica, como para asegurarse que seguía ahí.
No tenía planeado tener visitas ese día, podía dejarla ahí sin preocuparse.
No es que un policía fuera a plantarse frente a su casa para interrogarlo mientras le decía lo raro que era tener a un muchacho de su edad viviendo solo tan alejado de la civilización.
Su casa estaba en medio del bosque, a unos kilómetros de la urbanización más cercana, a horas de la estación de policías más cercana, a horas del hospital más cercano. Detrás de su casa, a media hora de camino o algo así, había un lago. Un lago profundo, donde la gente solía desaparecer si iban sin cuidado; por culpa de ese lago había tenido que pasar por largos interrogatorios y papeleos, pero también gracias a ese lago se había salvado varias veces de ser descubierto, era ciertamente efectivo al momento de deshacerse de cuerpo.
La civilización más cercana estaba tan alejada que, incluso si se gritase hasta desgarrar su garganta, nadie le oiría.
Observó a la chica aun en el baño y sonrió.
Ella lo había intentado.
Oh, la muy tonta.
Salió de su poco humilde morada y se metió a su auto. Condujo hasta la urbanización y estacionó su auto en paralelo justo frente al local que ya conocía de memoria. Un lugar pintado de colores chillantes, con flores en una estantería exterior y un gran letrero que anunciaba el nombre de la floristería, adornado de mariposas y cosas cursis.
La mayoría esperaría entrar y ser recibido por una dulce chica, joven y entusiasta. Pero realmente lo que espera detrás del mostrador es un chico de rasgos asiáticos y cabello teñido de naranja, ondulado, desordenado, de facciones finas, delicadas, con un delantal cubriéndole la parte delantera del cuerpo, desde el torso hasta las rodillas, unos vaqueros oscuros y una camiseta normalmente sin diseño de cualquier color opaco, blanca la mayoría de veces, además tenis.
—¿Puedo ayudarle en algo? —inquiere el hombre, sonriendo ampliamente y saliendo del mostrador para acercarse al recién llegado. El pin en su camiseta dice "Isamu".
Abrió la boca, pero de pronto no pudo responder.
Su corazón se aceleró por mil, su rostro le ardió.
Recordó a la chica que había asfixiado, y pensó que Isamu, el florista, se vería lindo cubierto de su propio vómito y lágrimas.
Iba a hacerlo muchas veces con otras personas para aprender a hacerlo adecuadamente.
Para saber si era posible verlos vomitarse más de una vez...
Había leído que los hombres incluso tenían eyaculaciones al hacerlo.
Solo de pensar en tener a Isamu hecho un desastre debajo de él lo ponía caliente.
Caliente y lo suficientemente idiota como para bajarle su coeficiente intelectual a tres.
Intentó entrar en razón cuando sintió lo incómoda que se había vuelto la situación.
—Flores... —articuló torpemente, sacudiendo su cabeza de lado a lado, como para intentar alejar todo pensamiento impuro— Yo... hice un encargo de flores anoche.
Adrien amaba las flores.
Pero amaba más a Isamu.
。。。
✨ADVERTENCIA✨
esta nota debería estar al principio del capítulo pero no quería arruinar la sorpresa, perdón.
Esta historia presenta contenido violento no apto para todo público: violación, feminicidio, femicidio, "slut-shaming", términos ofensivos hacia minorías, misoginia, acoso de todo tipo, dependencia emocional, violencia de género, violencia intrafamiliar, problemas mentales e incluso desórdenes alimenticios. Todo esto ligado a los personajes y su desarrollo.
Si eres sensible a alguno(s) tema(s) anteriormente mencionados, por el bien de tu sanidad mental, aléjate de esta historia.
me importas 💕
Ninguna de las formas de pensar mencionadas en esta obra refleja mi pensamiento como individuo.
Los que están bien con lo anteriormente dicho y se van a quedar acá porque son unos fetichistas como yo, sigan adelante. Este es un espacio donde no los van a juzgar y pueden dejar sus comentarios impropios, vulgares, fuera de lugar o subido de tono siempre que no ofendan a nadie (uwu)
Esta historia está inspirada en el manhwa de Killing Stalking. En ningún momento busco copiar su trama, la personalidad o apariencia de sus personajes y mucho menos el plot-twist.
Ninguno de los hechos presentados son basados en la vida real. Los personajes son ficitcios y cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia.
Si encuentran algún error en la ortografía o la incoherencia en la narración no duden decírmelo para corregirlo lo más pronto posible.
Espero disfruten.
Bais uwu.
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