Capítulo 30
ELIZABETH:
Finalmente es víspera de Navidad, lo que me trae mucha alegría ya que es la primera Navidad que voy a pasar con Charles y con mi familia reunida.
Empiezo a mirar si en la cocina tengo los ingredientes necesarios para hacerme un pequeño postre del cual he tenido ganas de hacer hace bastante tiempo y mientras mezclo en una taza todo, recibo una llamada de mi querido novio.
Me limpio las manos con una toalla y contesto con una sonrisa dándole cariños a Mandarina quien estaba sentada en el mesón. —Hola, mi amor.
—Ellie, hola, ¿estarás ocupada más tarde?
—Eh, sí, ¿por qué? ¿Está todo bien? —Digo extrañada sin dejar pasar el raro tono de voz de Charles.
—¿Nos podemos ver en unas horas? En un momento te paso la dirección.
—Claro…
—De acuerdo, hablamos luego.
—Sí, nos vemos, te amo.
Espero la respuesta de él pero me extraño aún más al notar que me colgó la llamada y ni siquiera se despidió bien y no me dijo “te amo” o alguno de sus apodos en francés.
Raro.
Decido ignorar un poco la extraña sensación que tenía en mi pecho y pensar en cosas positivas empezando a acomodar el postre que estaba haciendo, seguro no era nada importante, tal vez le fue mal en alguna reunión o tiene algo planeado, Charles siempre fue malo planeando sorpresas. Bueno, excepto en nuestro último aniversario, el cual fue el 4 de diciembre.
Recordando ese día sonrío mientras juego con el anillo de promesa que está en mi dedo, el cual fue el regalo de parte de Charles.
***
—Este lugar es hermoso, Charles. —Digo con una sonrisa mirando a mi alrededor el elegante restaurante y observando cada mínimo detalle de la decoración.
—Solo lo mejor para ti, mon amour. —Él responde con otra sonrisa.
Suelto una sonrisa y niego con la cabeza sintiendo mis mejillas calentándose por sus palabras.
—Tengo un regalo para ti. —Dice después de un cómodo silencio.
—¿Otro?
—Este es más especial.
Lo veo con curiosidad mientras saca algo de la chaqueta de su traje y contengo la respiración al ver como él abre la cajita dejando ver un anillo.
—Sé que aún es muy temprano como para pensar en matrimonio; este es un anillo de promesa, mon cher Ellie, y con esto, te prometo que en algún momento este anillo, será uno de compromiso.
—Charles… —Digo mirándolo, incrédula.
Él solo sonríe de forma encantadora y saca el anillo de la caja mientras me extiende la mano para que yo le de la mía, lo cuál hago sonriendo y él pone el anillo en mi dedo para luego llevar mi mano a su boca y darle un beso a mis nudillos.
—Eres un tonto. —Murmuro soltando una risa.
—Tonto por ti. —
Lo miro a los ojos y sonrío aún más.
—El anillo está hermoso. —Digo mirando el accesorio en mi dedo, era dorado y la piedra en el medio era de un color rosado suave en forma de un pequeño corazón.
—Intenté encontrar uno que lograra igualar tu belleza, fue difícil ya que tu belleza es única, pero este fue el que más se acercó.
—Me haces sentir indefensa… —Respondo en un susurro.
—¿Y eso es bueno o malo?
—No lo sé, eso es lo que me preocupa.
—... Te prometo, Elizabeth Evans, que mientras esté vivo, nunca permitiré que te sientas indefensa conmigo. —Dice apretando mi mano un poco sin lastimarme ni un poco.
—Te amo.
—Je t'aime encore plus, ma chère Ellie. (Yo te amo aún más, mi querida Ellie.)
***
Salgo de mis pensamientos al escuchar el timbre, me dirijo a la puerta y la abro, encontrándome a Alex quien tenía un ramo de flores en su mano.
—No son para ti, ya te superé. Además, no quiero ser el tercero en discordia o la “gata rompe hogares” como dice Vane. —Dice antes de que yo pueda siquiera abrir mi boca.
—¿De… acuerdo? —
—¿Me veo bien? No, ¿verdad? Mi cabello es un desastre y ya estoy empezando a sudar. — Habla rápidamente mientras entra por la puerta.
—¿Qué?
—Tengo una cita, ella es hermosa pero no sé si me veo bien y les vine a pedir un consejo, ¿dónde está rizitos? –Pregunta refiriéndose a Vane.
—Ella viene más tarde.
—¿Crees que a ella le gusten las flores? Ay no, Liz, siento que lo voy a arruinar todo.
—Oye, oye, cálmate. Todo va a salir bien, solo tienes que relajarte.
—¿Hoy es noche de películas, no?
—Exacto, podrás venir y contarnos los detalles.
—Bien, bien. —Dice asintiendo con su cabeza. —De acuerdo, deseame suerte.
—Suerte.
Chocamos los puños y luego lo veo irse por la puerta.
Ah sí, en estos últimos meses mi amistad con Alex ha mejorado e incluso Vane y él se llevan bien.
A veces.
Miro mi teléfono y noto el mensaje que me mandó Charles con la hora y el lugar en el que nos íbamos a reunir y me fijo que quiere que nos veamos en treinta minutos.
¿¡Treinta minutos?!
Miro lo que llevo puesto: un hoodie, un short y unas medias blancas con mis pantuflas de osito; mis lentes y mi cabello en dos trenzas desordenadas.
Corro hacia mi cuarto mientras Thor ladraba emocionado por alguna razón. Me cambio rápidamente de ropa poniéndome un jean y un suéter, me peiné el cabello y encima me puse un gorrito y mis botas. No estoy como para soportar el frío de Londres en estas épocas. Finalmente dejó el postre en el refrigerador y me despido de mis mascotas dándole un beso a cada una antes de ponerme mi bufanda, tomar mi teléfono e irme.
Camino por la acera viendo los copos caer y la nieve creando una capa blanca en el piso mientras me dirijo hacia el pequeño restaurante que me mandó Charles. Cuando entro, lo veo sentado en una de las mesas del fondo sentado algo encorvado y con la cabeza entre sus manos. Me acerco con una sonrisa y me siento frente a él.
—Hola amor.
Él levanta la vista y me ve. —Elizabeth, hola…
Lo miro extrañada por diferentes razones, por ejemplo, me llamó Elizabeth, él nunca me llama así ni siquiera cuando está enojada, también tiene los ojos rojos y unas grandes ojeras como si no hubiera dormido y se la hubiera pasado llorando.
—Charles, mi vida, ¿Qué pasó? —Digo preocupada intentando tomar su mano pero él la aleja. —¿Charles?
—Esto se debe terminar.
—... ¿Disculpa?
—Lo que escuchaste, debemos terminar.
—¿Debemos?
—Sí.
ILo miro sin entender mientras sentía mi nariz arder un poco y mis ojos empezando a cristalizarse.
—No te entiendo… —Digo en un hilo de voz.
—Perdóname, Elizabeth. Pero terminamos.
—... Pero… Pero ¿Por qué?... Al menos dame una razón válida…
—Ya no siento lo mismo, ¿De acuerdo? ¿Esa es una razón válida
para ti? —Dice sin verme a los ojos.
Auch…
—... ¿No podemos…?
—No, Elizabeth, no intentes nada, entiendelo. Además… me besé con Louise.
—¿Qué? —Digo mientras me limpio una lágrima.
—Sí, me di cuenta de que nunca la dejé de querer y volvimos.
No digo nada mientras me quedó mirando en blanco sintiendo mi pecho doler.
—Lamento decírtelo de esta forma, pero es la verdad. No te amo y nunca lo hice.
No te amo y nunca lo hice…
Claramente eso terminó de romper mi corazón.
No contesto y solo apreto los labios sin mirarlo.
Él suelta un suspiro. —Yo, eh, si quieres puedes quedarte con Thor o podemos…
Antes de que diga algo más, lo interrumpo. —Yo me lo quedo, él está amañado con Mandarina…
—De acuerdo… Yo… deseo que tengas una buena vida, Elizabeth.
—Lo mismo digo, Charles… —Respondo con un nudo en mi garganta mientras lo siento pararse de la mesa e irse.
Me quedo ahí sentada, en la mesa del restaurante, con la cabeza gacha y las lágrimas corriendo por mis mejillas.
Me siento indefensa...
Después de unos momentos me limpio las lágrimas y me levanto de la mesa antes de irme rápidamente caminando hacia mi casa sin ver a nadie.
Cuando subo por el ascensor y entro al pasillo en el que se encuentra mi apartamento, caminando hacia la puerta y abriéndola con manos temblorosas. Entro y me recuesto contra la puerta dejando salir los sollozos que llevaba conteniendo desde el restaurante. Inmediatamente mis mascotas se acercan a mí y las acaricio; Thor recuesta se cabeza en mis piernas y Mandarina me hace cariños con su cabeza haciéndome sonreír un poco entre el gran dolor que tenía en mi corazón mientras una sola pregunta rondaba por mi cabeza.
¿Qué hice mal?
Sé que no debería sentirme así, no se me murió algún familiar ni nada por el estilo… pero que me hubiera dicho que nunca me amó después de todos estos meses que pasamos juntos realmente me dolió.
Cargo a mi gata y me acuesto en el sofá haciéndole una seña a Thor para que se acueste con nosotras, haciéndose él entre mis piernas y ella en mi pecho mientras me dejó llevar por completo por mis lágrimas.
Tiempo después, la puerta se abre dejando ver a Vane y a un Alex con los ojos rojos.
Al verme en mi estado deplorable, mi cara manchada de las lágrimas y seguramente la nariz roja por llorar, ambos se acercan a mí.
—Oye, ¿Qué pasó? —Me pregunta mi amiga de rizos con suavidad.
—Charles… —Es lo único que sale de mi garganta mientras inevitablemente vuelvo a llorar.
El chico apreta los labios y me abraza mientras yo me arrodillo junto a ellos en en suelo y mi amiga acaricia mi cabello.
—Yo lo amo… de verdad que lo hago…
—A veces, para algunas personas eso no es suficiente, mi querida Ellie.
Escucho las palabras de Vane mientras me alejo del abrazo y miro a Álex.
—¿Y a ti cómo te fue?
—No mejor que a ti, la chica no llegó temprano y cuando llegó, minutos después apareció su novio a reclamarle.
—Oh…
Los tres nos quedamos en el suelo, cada uno perdido en sus propios pensamientos cuando la voz del castaño interrumpe el silencio.
—No nos deprimamos, hoy es noche de películas, ¿Recuerdan?
—Ajá… Y… y yo hice un postre… —Murmuro aún desanimada.
—Genial, entonces vamos a comer tu postre y ver películas para no ponernos tristes por una mujer y un hombre idiota que solo jugaron con nosotros.
—Eres un idiota, ten algo más de tacto. —Vane dice golpeándolo en la nuca.
—¡Auch! ¡Es la verdad! —Y antes de que mi amiga lo golpee otra vez, él se levanta y se dirige hacia la cocina.
—Ellie…
—No quiero hablar de eso, Vane, solo quiero distraerme un poco y no pensar más…
—De acuerdo, mi niña, sabes que puedes contar conmigo y con el idiota de allá para todo.
—¡Sí! Si quieres nos ponemos máscaras y lo golpeamos, o contratamos a alguien para que lo golpee. —Alex dice llegando con el postre y tres cucharas.
—No creo que eso sea necesario…
Después de la conversación me obligan a ver varias películas de Disney donde en cada cosa triste que pasaba, yo terminaba llorando por otra razón, con nombre y apellido, en el hombro de mi amiga mientras Alex me acariciaba la espalda para ayudarme a calmarme.
Holaaaa.
Opiniones?
Después de este capítulo, me vuelvo a desaparecer.
No se olviden de votar y comentar.
Besitos, Danna.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro