Capítulo 17
ELIZABETH:
Y lo hizo, él cumplió.
Dijo que me esperaría hasta que saliera y me esperó.
¿Es normal que me haga sonreír cada vez que pienso en eso?
Estuvo recibiendo llamadas, escribiendo en su teléfono y dedicándome miradas furtivas sonriendo de forma traviesa o guiñándome un ojo haciéndome sonrojar de forma inmediata.
Eso me hizo darme cuenta de que al cerrar un ojo para guiñar, cierra un poco también el otro, que ternura.
Finalmente se acabó mi turno de trabajo y salió detrás mío con una sonrisa antes de tomar mi bolso y llevarlo en las manos.
-Bien, señorita Elizabeth, sígame.- Dice hablando con la voz más grave a propósito para hacerme reír lo cual logró con éxito y lo iba a seguir cuando otra voz me llamó.
-¡Liz!- Ese era Alexander y su interrupción hizo que tanto Charles y yo lo volteáramos a verlo.
-Oh, hola Alex.- Murmuro con una pequeña sonrisa cuando él se puso a mi lado.
-Hola Liz, ¿quieres que te lleve a casa?- Dice ignorando por completo como había alguien más a nuestro lado.
Eso es grosero, y ya ha pasado dos veces, la primera con Vane y ahora con Charles.
Iba a responder cuando sentí a Charles posarse a mi lado y su mano izquierda colándose por mi espalda, dejándola en la parte baja de esta mientras extendía la otra mano hacia Alexander.
-Disculpa por entrometerme aunque tú lo hiciste primero al interrumpirnos a Elizabeth y a mi, aunque lo dejaré pasar por ahora, en fin, estaba a punto de decirte que la señorita ya tiene quien la lleve a su casa, por mucho tiempo si se me permite decirlo. Creo que no me he presentado, Charles Cooper, un gusto.- Dice manteniendo su mano en mi espalda y el contacto visual con Alex.
¿Por mucho tiempo? ¿Eso qué significa? ¿Qué me seguirá llevando a casa todos los días?
-Alexander Davies.- Responde con una mueca de ¿desagrado? mientras le estrechaba la mano a Charles, quien lo miraba con una sonrisa sarcástica.
¿Se están comunicando por medio de señas en idioma de hombre o qué?
-Así qué, ¿él te llevará Elizabeth?- Alexander me pregunta sin apartar la mirada de Charles.
-Sí, así es.- Respondo lentamente, intercalando mi mirada entre los dos.
-Y es hora de que nos vayamos, no quiero que se te haga tan tarde Elizabeth.- Charles dice, apartando su mirada de Alexander para mirarme con una suave sonrisa.
-Claro, nos vemos otro día Alex.- Me despido de él mientras Charles me lleva hacia su carro, con su mano aún en mi espalda baja y en la otra mi bolso.
¿Es normal sentirse nerviosa?
Él me abre la puerta y espera que yo entre para después cerrarla con delicadeza y darle la vuelta a su auto para sentarse en el asiento del piloto quedando sentado a mi lado antes de empezar a conducir.
Yo mantenía mi vista en las calles cuando él habló.
-¿Te puedo contar un chiste?- Él dice con la vista dirigida hacia la carretera.
-Claro, cuéntamelo.- Digo sonriendo emocionada, esperando el chiste.
-Había una vez tres hermanos llamados nadie, ninguno y tonto. Ellos iban caminando por la calle y uno de ellos se cae y el otro lo ayuda mientras el tercero va en busca de ayuda, "Señor policía, ayúdeme, nadie se cayó en un pozo y ninguno lo está ayudando y el policía le dice "¿Usted es tonto?" y el niño dice "Sí, mucho gusto."- Termina el chiste, aprovechando que paramos en un semáforo para mirarme.
Yo me le quedo mirando por un momento, analizando el chiste antes de entenderlo y empezar a reírme a carcajadas. -Es tan malo que da risa, sin ofender.- Digo lo último rápidamente.
Él, en cambio, me mira tranquilo y con una sonrisa. -Tranquila, sé que son malos, pero eres la primera qué se ríe.-
-Oh, entonces cuéntame todos los chistes malos que te sepas, tenemos hasta que lleguemos a mi apartamento.- Digo con una sonrisa, acomodándome lo que puedo de lado para mirarlo mejor.
Él me mira sorprendido pero rápidamente vuelve a sonreír. -Bien, entonces, ¿Sabes cuál es el árbol más valiente?-
-No, ¿Cuál es?-
-La palmera, porque duerme con el coco.- Responde con una sonrisa orgullosa.
Yo lo miro confundida, de nuevo, hasta que por fin entiendo el chiste y me empiezo a reír.
Disculpen mi tardanza en entender los chistes, a veces soy un poco lenta.
Y de esa manera continuamos el camino, él contándome sus chistes malos y yo riéndome de ellos cada vez que lo entiendo.
Tengo el humor roto, lo sé.
Finalmente llegamos a mi apartamento, yo con las mejillas de un tono carmesí de tanto reírme.
Charles sale de su asiento antes de mí y sin darme oportunidad, me abre la puerta y me ayuda a salir.
-¿Me podrías regalar tu número?- Me pregunta mientras noto como sus orejas se vuelven rojas.
-Claro, Charles.- Respondo sonriendo y guardando mi número en su teléfono. -Listo, nos vemos luego.- Digo antes de darle un pequeño beso en la mejilla y dejarlo ahí plasmado mientras entro por portería, escuchando un suave adiós de su parte.
Iba por el ascensor revisando mi teléfono cuando me llegó un mensaje de un número desconocido.
Número desconocido:
Un placer haber conversado contigo,
Elizabeth.
Te veo mañana en la cafetería.
Que descanses y sueñes con los
angelitos, es decir, conmigo.
Sonrío inconscientemente y entro al apartamento con una sonrisa tonta y escuchando a Mandarina maullar y restregarse contra mi pierna y al pasar por el cuarto de Vane, la escuche hablando por teléfono.
Entro a mi cuarto y me cambio la ropa, quedándome en un pijama de ositos y me envuelvo en las sábanas, justo al lado de Mandarina, quedándonos ambas dormidas mientras yo le acariciaba sus orejas.
Holaa
Cómo están?
Qué les pareció el capítulo?
No olviden dejar sus votos y comentarios.
Nos vemos en el próximo capítulo.
Besitos.
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