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Capítulo 15

CHARLES:

Al levantarme me di cuenta que me había quedado dormido abrazando la sudadera de Elizabeth e inmediatamente me puse rojo y puse a lavar la sudadera para entregársela limpia.

Al ir al comedor estaba Carlos concentrado mirando a su celular comiendo un plato de cereal.

-Buenos días.- Le digo mientras me siento al frente de él, comiendo un tazón de fruta.

-Hey, ¿cómo dormiste? ¿Ya te sientes mejor?-

-Sí, ya todo está bien.-

Él asiente y seguimos conversando sobre negocios cuando luego él me dice que no podrá acompañarme a darle a Elizabeth su sudadera ya que tenía que revisar algo con el banco.

Mierda. Ahora todo depende de mí, qué nervios.

Al alistarme y ponerme un traje, ya que luego tenía que pasar por la empresa.

Lastimosamente.

Coloqué la sudadera de ella en una bolsa y salí de mi casa hacia el carro para dirigirme a la cafetería. Al llegar entré y me quedé parado en la puerta, pasando mi mirada por todo el lugar, buscándola.

¿Dónde está? No la veo por ningún lado, fruncí el ceño, dándole otro vistazo al lugar cuando una mano en el hombro me hace voltear, encontrándome con una chica rubia, quien tenía una gorra con el emblema de la cafetería.

-Hola, ¿desea una mesa?-

-No, yo estoy buscando a alguien, a Elizabeth, ella trabaja aquí, ¿no?-

-Bueno, hoy no la encontrarás aquí, es su día de descanso. ¿Para qué la necesitas? Seguro y yo puedo ayudarte.- Dice mientras pone una mano en mi brazo.

Rápidamente me alejo de ella. -No, yo la necesitaba a ella, gracias.- Murmuro antes de salir de ahí y subirme a mi carro, manejando hacia la empresa.

Eso no era lo que había planeado. Se suponía que ella estaría ahí y me sonreiría y agradecería, pero ella no estaba.

Mientras estaba en mi oficina, firmando papeles y demás pensaba en una forma de ver a Elizabeth.

Sí, ya lo acepté, me atrae y quiero conocerla.

Me di cuenta de que Carlos sabía su dirección y yo podría ir y entregarle su sudadera.

Eres un genio, Charles.

Al salir del trabajo, Carlos me envió la dirección, no sin antes enviarme un emoji con una ceja alzada y obligarme a contarle todo lo que pasaba.

Con nervios iba caminando hacia su departamento cuando vi un puesto de flores y decidí comprar un ramo de tulipanes naranjas, ¿Por qué? Solo porque sí y además el ramo es bonito.

El problema llegó cuando el portero no me dejó pasar y no quería que él llamara al departamento de ella y arruinara mis planes de sorprenderla. Pero la solución llegó cuando Vane salió y me vió ahí.

-¿Buscabas a Elizabeth?- Me pregunta sonriendo.

-Eh, sí..- Murmuro lentamente.

-Pasa, es en el 10 piso, apartamento 113.- Me dice, dejándome pasar antes de salir, con el portero mirándome sin interés.

Subí por el ascensor, moviendo mi pie con nervios, ¿Y si dejo la sudadera, toco el timbre y salgo corriendo? No, Charles, quedarías como un cobarde o un raro y seguro no te querría volver a ver.

Al estar frente a la puerta 113, me doy cuenta de que estaba sonando música, me quedé mirando el timbre por un momento antes de presionar el botón y mirar mis zapatos, suspirando nerviosamente.

Esto es aterrador.

Cuando la puerta se abre alzo la mirada  y me encuentro con los ojos cafés de Elizabeth, mirándome con atención.

Te miro, me miras
Y el mundo no gira
Todo parece mentira

Qué bonita se ve.

-Hola, lamento llegar de la nada, esto es para ti.- Tartamudeo un poco y le extiendo la bolsa donde está su sudadera y el ramo de tulipanes.

-Vaya, Charles, aunque no era necesario lo de las flores, muchas gracias.- Dice sonriendo dulcemente y tomando ambas cosas en sus brazos. -¿Quieres pasar un rato?-

-¿No es molestia?-

-Claro que no, pasa.- Me sonríe y me deja pasar.

El lugar era lindo, en las paredes había varias fotos de dos chicas, algunas de ellas bebés y otras ya grandes.

-¿Quieres tomar algo?- Me pregunta, apagando la música.

-Estoy bien así, gracias.-

-Perdón por el desorden pero no esperábamos visitas.-

-Tranquila, no me importa, mi casa está aún más desordenada, la verdad.- Respondo haciéndola soltar una risa mientras ponía las flores en un jarrón.

-Me acabo de acordar, yo también tengo tu camisa, espérame aquí.- Asiento y me voy a sentar en el sillón cuando veo algo sentado ahí y me detengo por un momento.

Es un gato naranja.

Me siento lentamente a su lado y observo como sigue cada uno de mis movimientos, mirándome fijamente.

-Hola pequeño, ¿cómo te llamas?- Pregunto y voy a intentar acariciarlo cuando me gruñó, mostrándome sus dientes afilados.

Alejo la mano y me quedo mirando toda la sala cuando siento que se acerca y me empieza a oler.

Uy, quieto Charles.

El gato naranja dejá de olerme y se monta en mis piernas, sentándose ahí y empezando a mover sus patas delanteras en el brazo del sillón hacia adelante y hacia atrás, dejando unos diminutos hoyos por sus garras.

Pobre sillón.

Elizabeth vuelve con una bolsa en sus manos y se queda mirándonos.

-Oh, ella es Mandarina.- Dice dejando la bolsa en la mesa y tomando a la gata en sus brazos.

-Es un lindo nombre.- Murmuro, observando como ella dejaba a la gata en el piso y se iba con pasos elegantes, moviendo su cola y mirándome por última vez antes de desaparecer de mi vista.

-Toma.- Ella me dice entregándome mi camisa.

-Gracias.- Respondo y cuando estoy por salir me volteo y la miro. -¿Puedo decirte  algo?-

-Claro, dime.- Ella responde, sonriendo amablemente.

-Elizabeth, la verdad me pareces una persona muy linda y no solamente por el exterior, sino también por tu interior, eres agradable, amable y muchas cosas más que no puedo describir en este momento porque estoy muy nervioso, y simplemente quiero pedirte que me dejes conocerte, conocer cada faceta de ti, lo malo y lo bueno, quiero conocer todo de ti y confirmar que me gusta todo de ti y que me gustas tú. ¿Qué dices? ¿Me dejarías conocerte, Elizabeth?- Le digo nerviosamente, sin alejar mis ojos de los de ella.

Ella se me queda mirando sorprendida y noto como su cara se pone roja, no puede ser, me siento demasiado nervioso, me sudan las manos y solamente espero su respuesta.

-Charles… Me encantaría que nos conocieramos… Y te diría más cosas porque lo que me dijiste es muy hermoso pero no soy muy buena con las palabras, la verdad.- Ella dice lentamente sonriéndome.

Volví a respirar apenas me dijo eso.

-Entonces, nos veremos pronto, señorita Elizabeth.- Le digo tomando su mano y dejando un beso en el dorso.

Noto como ella abre la boca y tartamudea un poco mientras yo camino de espaldas hacia el ascensor, observando como se queda parada en la puerta sorprendida y antes de que se cierren las puertas del ascensor le guiñó un ojo, poniendo su cara aún más roja.

Cuando se cierran las puertas casi salto de la emoción, debo contarle todo a Carlos, no se lo va a creer.

Se van a conocer formalmente!

Que opinan del capítulo?

Quejas? Opiniones?

Nos vemos en el próximo capítulo.

Besitos.

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